jueves, 25 de noviembre de 2010

MIMI KHALVATI [2.109] Poeta de Irán


Mimi Khalvati



Nacida en la Teherán (Irán) en 1944, Mimi Khalvati creció en la Isla de Wigth, Gran Bretaña, se educó en un colegio interno desde los seis años y estudió en el London Drama Centre. Trabajó como actriz y directora escénica en Inglaterra e Irán. Una de las muchas iniciativas en las que se vio implicada fue la de fundar una compañía teatral de mujeres.

Su poesía comenzó a surgir en los primeros años de vida familiar, combinando maternidad, nostalgias, y un decidido gusto por las formas clásicas, principalmente árabes. Gacelas y rubiayats impregnarán su obra lírica, estableciéndose como poeta originalísima e indispensable en las letras británicas.

Ese decidido interés por la forma poética se desarrolla ya en su primer poemario importante, White Ink (Tinta blanca), esa «buena leche materna» como tinta blanca. Declara Mimi no estar tan interesada en el objeto de la obra, como en la forma que le llevará hasta él. Paradójicamente, los asuntos poéticos ganan en profundidad, su universo poético se mueve por descripciones físicas de objetos y lugares, retratos de infancias, amor, familia, vínculos que se deshacen o nostalgias que florecen, toques sutiles de inmanencia, verdades escondidas que algunas pocas veces se abren como piedras de Rosetta de su entramado poético.

En su segundo poemario, Mirror Work (Trabajo de espejos), utiliza los mosaicos de espejos tan característicos de la artesanía árabe, para especular en verso libre acerca de casi todo: asuntos domésticos, naturaleza, vida o memoria, etc.

En Entries of Light (Entradas de Luz) se ejercita en meditaciones sobre la luz; una nueva manera de liberar su poesía, acelerar el proceso de escritura y acabar considerándola «right in the centre» («justo en el centro») de todo. 

Mimi viajó a Teherán a los 19 años, sólo entonces aprendió a hablar el Farsi, la poeta no se puede considerar a sí misma como Persa, de hecho nunca dejó de hablar el Farsi con acento inglés. No obstante, resulta indudable que el lirismo de Khalvati bebe de las profundas corrientes de la poesía árabe, antigua y moderna, de sus místicos, de sus tradiciones. Al mismo tiempo su poesía está concebida en el seno de la vanguardia anglosajona, y es deudora de los clásicos de nuestra cultura europea. Khalvati es intimista y sorprendente, su obra aporta una visión franca y contemporánea del lirismo persa, y una cierta nostalgia occidental por sus luces, sus tempos o sus milagros.

The Meanest Flower ( La más humilde Flor), William Wordsworth, (Inglaterra 1770-1850) escribió: «Para mí, la más humilde flor que se abre puede ofrecer / Pensamientos que a menudo yacen demasiado profundos para las lágrimas». Es un fluir de naturalezas y cotidianeidades narradas con embriagadora calma, un acercamiento a la melancolía mediterránea, un regusto lorquiano por los tonos indefinidos «Middle Tone», (donde ella expresamente cita al poeta granadino). Como un extraño susurro de verano a través de gacelas, sonetos, versos libres... Seis de las gacelas y un largo poema en versos libres fueron escritos en Almàssera, Alicante. En ellos revela una España luminosa, lenta y antigua, una ensoñación de paisajes y gentes que parecen a punto de extinguirse, perviviendo sólo por algún antojo de los dioses.

Las traducciones que aquí se presentan constituyen las primeras publicadas de esta autora en castellano. Para llevarlas a cabo he intentado mantener las estrofas clásicas persas con su ritmo y rima en la medida de lo posible, compatibilizándolas con las peculiaridades de la autora y de nuestro idioma español, más cercano, quizás, que el inglés, en tradición y fonética a la lírica árabe.

Publicaciones 

• The Meanest Flower (Carcanet, 2007)
• The Chine (Carcanet, 2002)
• Selected Poems (Carcanet, 2000)
• Entries of Light (Carcanet, 1997)
• Mirrorwork (Carcanet, 1995)
• In White Ink (Carcanet. 1991)
• Pamphlets: Come fanno le ombre (Sciacia editore, 2006)



Del poemario
White Ink
[Tinta blanca]
(1991)



RUBAIYAT



A Telejune 

Más allá de esa visión de esquinas de aliento rodeadas
se veía su cama, la antigua rosa que su muerte tapaba
suavizando y aquietando, sus dedos inertes,
sus limas de uñas a un lado en su estuche guardadas.

Acabó el trabajo matutino, su tarea postrera
fue machacar el azúcar justo a la espera
de la siesta, sentada en la alfombra, sus piernas cruzadas,
las zapatillas junto a la puerta bien dispuestas.

La imagen tras el cristal de su alcoba,
aunque se pierda como en el camino tortuoso que se dobla,
y devuelve su visión en cada recta, como signos
que trazamos en el vidrio, que se olvidan y recobran. 

Yo heredé sus herramientas: heredé su yunque,
su hacha su alfombrilla vieja, su destreza nunca pude;
¿Quién querrá desmenuzar bloques de azúcar
cuando al lado de la caja hay pilas de terrones dulces?

El aroma de las lilas del camino me recuerda
el jardín que yo tengo, a la orilla de la cerca
crece un árbol vecinal. De noche lucen sus piñas
como lámparas de luna, fantasmales, blancas perla. 

No importa que yo no tenga la raíz de esa lila,
tengo sus ramas sus flores. Cuando su tallo se inclina
hacia mi suelo y lo abona con estrellas
moribundas: polizones cual jazmín en mis manos recogidas.

Mi abuela se levantaría y de mi brazo agarrada,
repasando los pétalos en su abierta palma
depositaría el más blanco de todos en la mía:
«Salaam, dokhtare-mahe-man, salaam!»
«¡Salaam, mi hija-adorada-como-la-luna!»
¡Ojala el mundo me viese, Telejuna,
con tus ojos! Ojala yo pudiese ver un mundo
que ama tanto ofrecer lo que tan pronto se esfuma.

* Rubaiyat es una forma poética árabe, literalmente significa colección de cuartetos y frecuentemente utiliza la rima AABA.




Del poemario
Mirrorwork


[Bordado de espejos]
(1995)



GACELA 

Si yo soy la hierba y tú eres la brisa, sopla entre mí.
Si yo soy la rosa y tú eres el ave cortéjame a mí. 

Si tú eres la rima y yo el estribillo, no sigas colgando
en mis labios, ven y yo iré, inspírame a mí. 

Si eres dueño de un puño de acero en el guante de seda


cuando vuelen las flechas, mi corazón está hendido, tatúame a mí



Si mía es la lengua que envenena, la cola de serpiente,


es la que encanta, usa su encanto, agita su hechizo domíname a mí.



Si yo soy la hoja del laurel en tu corona, tú eres
los brazos que rodean mi tronco, brazos que nunca me conocieron a mí.



¡Oh si fuera corteza del árbol! Tan vieja y con hojas.
Y tú cayendo en mi umbría, sé rocío para rociarme a mí. 



¿Qué forma he de tomar por maridar la tuya, tú
-halcón de mi sombra, polilla de mi llama- me has perseguido a mí? 



Si yo me alzo en el Este y tú mueres al Oeste,
muere por mí, mi amor, cada noche renovándome a mí.



Si, cuando esto termine, somos buenos amigos, sé mi Amigo,


mi musa, mi amante y mi guía, sé la Shamsuddin de mi propio Rumí. 



Sé cielo sé tierra por mí y yo seré el doble del mí
que yo soy, si solo la mitad del mundo fueses tú para mí.



* Gacela: estrofa poética originada en el siglo VII en Arabia, encabezada por un pareado cuya rima se repite en todos sus versos impares, a menudo con una palabra final repetida en esos veros.





Del poemario
Selected Poems
[Poemas escogidos]
(2000)







COMA 

¿Sr. Khalvati? Fue más grande que la vida;
demasiado grande para morir, le tuvieron que atar a un
[lecho.
Pequeño como un alma al borde de la montaña. 

Párpados finos, como de un bebé. Mira a su niebla
a su no niebla conoce por el nombre. ¿Me puedes oír,
Sr. Khalvati? Era más grande que la vida

y la muerte que él muere es grande como las manos
[que un día
ahogaron las mías y la sal de su risa en la ola.
Pequeño como un alma al borde de la montaña.

¿Puedes apretar mi mano? (¡Ah! ¿Dónde están las manos
que yo agarré con la mía para impulsarme de vuelta al
[ juego?)
¿Sr. Khalvati? Era más grande que la vida.

Con aquellas manos extendidas exprimiendo el exprimido
aire tan fino. Atado está, cansado está y allí,
pequeño como un alma al borde de la montaña.

No le echan a codazos del nido. Nadie le ayuda
a caer o a volar, no hay vuelta al juego.
¿Sr. Khalvati? Era más grande que la vida.
Pequeño como un alma al borde de la montaña.




Del poemario
The Chine
[El desfiladero]
(2002)





MAHOUT

Confiamos cada uno en nuestro propio elefante
hasta que nuestro propio elefante nos mata. 
Los asistentes sostienen sus sombrillas de seda,

el que agita el abanico 
de plumas de pavo real, el hombre 
con el matamoscas de cola de yak.

No puedes escamotear la cantidad de aceite
vertido en la lámpara, porque un elefante
siempre honrará la cadencia del rito. 

El amor del elefante no estará menos manifiesto.
Introducirá su trompa, como una mano, 
dentro de tu vestido y acariciará tus pechos.

Seguirá, después, con su compañera,
las modulaciones en Si menor de Ifigenia en Tauride,
o, sobre un solo de fagot, Oh my Tender Musette,

Y la hembra le acariciará con su largo
y flexible miembro antes de atraerlo
de nuevo hacia sí misma, poniendo el dedo 

primero en su boca, después en la oreja de él
En sus transportes, silbando fuego,
la armonía de dos voces humanas 

cae como lluvia de verano.
Carne que camina como una montaña
entre flores gigantes, ente ortigas enormes y lobelia.

Niño, no te asustes.
El círculo de nueve piedras preciosas
nunca se ausenta de su frente.






Del poemario
The meanest flower 
[La flor más humilde]
(2007)







GACELA


Al modo de Hafiz 

Por grande que sea el jardín de la tierra, el mío es bastante.
Una rosa y la sombra en la vid son bastante.

No pretendo más riquezas no requiero más escombros.
La uva ya tiene flores y esas brillan bastante. 

¿Por qué indagar por la luna? Está la luna en tu taza,
un mendigo, un vagabundo, para quien vino es bastante.

Cómo se aparta, mirad, el arroyo serpenteante de la vista.
Un destello, un solo vistazo a su desfiladero es bastante.

Como el sol en los Bazares, arroyándolos con flechas,
un punto de fuga en ese grandioso diseño es bastante.

¿Si estás aquí, mi amor, qué más puedo querer?
Mencionar tan sólo amor, en una línea, es bastante.

El cielo esperará. Que haber encontrado, lo sabe el cielo,
una cama y un techo tan divino es bastante.

Yo no tengo razón para la queja. Como dijo Hafiz.
¿No es acaso una gacela que él nos firmara bastante?

*Hafiz, el gran poeta persa del siglo XIV, es quizá quien alcanzó mayor maestría en la composición de Gacelas.




ROSAS MARCHITAS

Ella levantó una, la giraba en su mano
quizá para enseñarme cómo comenzó y acabó 
el mundo en su perfecta armonía. Yo estaba aturdida.
¿Cómo pudo levantar tan abatida rosa,
si ni la seda puede jamás mantenerse firme? ¿Y cómo 
[pudo una niña
tan en el resto de sus gustos convencida de los gustos
[de su madre,
saber lo que tuvo que pensar? Está marchita, sonrió.
Amo las rosas cuando sus mejores tiempos ya pasaron.

«Rosas marchitas», las palabras volaban en mi mente,
iban cobrando sentido cuando vi de pronto renovada
esa rosa, la rosa de ahí delante: donde un pétalo 
cuelga de su último aliento; donde la carne de mi madre
y la mía, yendo en esa misma dirección, pueden aún
verse tan hermosas, si esas palabras se pronuncian.

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Sobre el traductor, Miguel Ferrando

Miguel Ferrando nació en Valencia, estudió derecho en su universidad, y música en el Conservatorio Superior, trasladándose posteriormente a Londres, donde se licenció en el Trinity College of Music. Tomó parte en numerosos recitales y representaciones escénicas en Gran Bretaña, España, Francia o Grecia, y realizó colaboraciones en revistas artísticas. Hoy en día reside en Madrid, donde desempeña su actividad musical en la enseñanza y en la interpretación vocal para los más importantes teatros de España, a la vez que desarrolla una importante labor de divulgación poética y liederística. Ha escrito varios poemarios como Las soledades del Monstruo o Iliria, libros de relatos como Cuentos para niños decostruidos, y la novela Arrebato y Triunfo de Paco Pomares.

http://www.ediciones-encuentro.es/

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