miércoles, 1 de septiembre de 2010

IGOR BARRETO [805]


Igor Barreto 



Poeta venezolano. Nació en San Fernando de Apure, en 1952, y residió varios años en Rumania; a su regreso se incorporó al taller Calicanto. Luego cofundó, tras su ruptura, el conocido Grupo Tráfico. Realizó estudios de cine y dramaturgia, y ha escrito libros como Tiempo de ausencia (1971), Y si el amor no llega? (1983), Soy el muchacho más hermoso de esta ciudad (1987, Premio Municipal de Literatura), Crónicas llanas (1989) y Tierra negra (1994, Premio Universidad Central de Venezuela), entre otros. Destacado escritor de nuestro país, Igor Barreto ha desarrollado una importante carrera durante la cual ha sido editor de catálogos de arte para diversos museos de Venezuela, colaborador como articulista de prestigiosos diarios y revistas literarias nacionales e internacionales; Es profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, y ha representado al país en diferentes encuentros internacionales en Rumania, España, Estados Unidos, Colombia, Cuba y Argentina. Sus poemas son incluidos en las antologías de poesía venezolana contemporánea y algunos de ellos traducidos al inglés y al francés.




Oí hablar a Ungaretti...

Oí hablar a Ungaretti
de su Alejandría
cerrar los ojos azules y decir
que otros lugares de Oriente
podrán tener las mil y una noches
pero Alejandría tiene un desierto.
Nosotros, también tenemos:
la amnesia y el desierto del presente.


MEDITANDO EN LA PESCADERÍA

Adherido al vidrio
de la nevera,
hay vapor
y escamas.
El dependiente
no conoce los mares de Terranova,
ni la sed,
ni el hambre de pescadores bretones
entre las aguas
congeladas.
Es un hombre
de exactas obligaciones familiares,
un Dios
de bata blanca
que mete sus manos en esta tarde
y saca
el cadáver
de un atún.

En la balanza
los trozos de pescado
tienen
un peso exacto.

Me he engañado
toda la vida:
los mares guardan
también su lecho
de lodo
contenido

trombas
de polvo negro

y mientras pienso

saboreo

la imposible promesa.


PASTORAL

Pastor Caeiro
a la poesía lírica
no la mates.
Tu piensas
en el poema
y nos dejas
en el yermo
con el quejido
de unas ovejas
amnésicas
que sólo balan
simbólicamente.
Si vieras
qué fue de la vida
de Titiro y Salicio:
del jardín latino
a la covacha
de tres tablas,
en el borde
donde la ciudad
se espesa.
Les he hablado:
¡Allí donde existió
el verde
no pueden pintar
con verde!
Mas ellos
no hacen caso:
Si sopla viento
es porque el aire
se lamenta,
y al cerrar el grifo
escuchan el ruido
de una voz...

Pero no es su culpa.

Nuestro mal está en el alma

-dijo Horacio-



VZLA.
Defendiendo a una madre intrigante
llamada: Plata,
combaten dos hijos de Tebas
y dan término a una raza perversa.

(de El llano ciego, 2006)

PARAÍSO PERDIDO
Milton ha dicho
en El paraíso perdido:
«La tierra tan pequeña,
comparada con el cielo,
y faltándole la luz»:
Entonces, una tierra
en esencia oscura.
Pobres y engañados Trópicos
que creen que la luz les pertenece.
La palmera de penacho brillante
perdió su orgullo
y está enferma:
es sólo
una reliquia
de la sombra.

(de El llano ciego, 2006)


ENSAYO

René Guénon
dice que el lenguaje rimado
de los pájaros
es «lengua angélica».
Por mi parte, sé que los gallos
cantan una frase musical
bien compuesta
cuyos cuatro acentos
son un llamado
y un mensaje
para alguien
que está ausente.

(de El llano ciego, 2006)


LADRÓN DE GALLOS

Mi vecino floricultor
me ha robado un ave muy preciada.
Se trata de un gallo color tabaco
que pastaba en una jaula
al fondo del segundo patio de la casa.
No hice ningún reclamo,
simplemente no me atreví.
Cada madrugada caminé furtivo
por la carretera de tierra
que bordea nuestras casas
y acercándome a la suya
escuché de nuevo cantar mi gallo.
Es un ave que canta como el Ángel Gabriel
espantando las sombras,
con cuatro inflexiones musicales bien marcadas.
Este modesto ritual
se prolongó por tres noches.
Tres veces aguardé el amanecer
anhelando escucharlo.
Mi vista y mi oído
se aguzaron de tal manera
en aquel último gesto
de pertenencia sobre el ave,
que sentí,
que la deuda estaba saldada.

(de Soul of Apure, 2006)



ANILLO PERFECTO DE PUREZA

Tan duro fue este invierno
que las garzas anidaron en los molinos.
Como una abeja a la puerta de su celda:
solo, solo, solo,
canto todo el día.
El silencio es mi anillo perfecto de pureza:
el círculo que una gota deja
en su breve caída.

(de Tierranegra, 1993)

PRESENCIA

¿Dónde estás?

Reviso mis botas al despertar
y de eso estoy seguro.

Sobre la dura mesa de la sabana
dos pájaros vuelan

el agua del Naure
corre bajo la sombra de las chigas.

Allí me siento
lavo mis manos y mis pies

y de eso estoy seguro.

Pero toda la noche vigilo en mi interior,
toda la noche

permanezco inmóvil
y retirada al alma.

(de Tierranegra, 1993)

EL ÁRBOL DE MANGO
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada

San Juan de la Cruz

El árbol de mango
es inmortal
y no necesita de lo humano.
Forma umbríos claros
en lo denso del monte
y ahí perdura.
La palma
podrá sostener al mundo,
pero el mango
ha aceptado
la oscura llamada del bien.
Porque no quería tener
algo en nada
se ha ido:
más allá de las dunas azules,
entre madroños y píritus
de negra espina,
allí
donde dos ríos se unen
como semblantes de soledad.

(de Tierranegra, 1993)

LECCIÓN DE ORTOGRAFÍA

Aquí yace, como la coma anticuada

Wiesława Szymborska

Si no soy buen poeta
es por culpa de las comas.

Dibujarlas entre palabras
fue imposible:

su respiración,
la transparencia.

Estar con los otros
es arte de comas.

Las manos se aproximan
con decoro

cuando la coma
da una suave distancia

el corazón palpita
y la luna es Nueva y Menguante.

Por el trazo infantil
de una coma

existen nombres que siguen
a otros nombres:

la astronomía,
la historia

la ornitología,
la oceanografía

y todas la enumeraciones
que el cosmos

hace brillar
en el adoquinado de la noche.

(inedito, 2009)

Nocturno

Tomo la miel y duermo
y el pesado párpado en llamas
no cesa de mirar el mundo.
Qué decir de la ciudad,
sus espacios baldíos.
Las luces carburantes de los anuncios
rozan las nubes,
el sabor crispado de unas tardes de muladar,
el círculo enrejillado
de una plaza gris.
Mientras duermo:
el incierto amor
y el demonio que en la soledad me acecha,
han trillado el olor de una casa en ruinas.
Ese era el mapa que me había hecho
de esmaltadas claridades.
Estoy frente al laberinto
del gran desconsuelo
y un peso de enorme frío
me abraza.


Regreso

A San Fernando quiero ir en el vapor Delta.
Desde las escalerillas ver cómo el barco separa
las cargas de troncos de los aserraderos
y los lomos florecidos de los caimanes.
Llegar a su puerto de tablones
donde el río entrega las aguas de cien barrancas
y el recuerdo de algún pueblo orillero.
Cuando la lluvia descuelga sobre mi cabeza
angostas calles enhebran la cifra de tu nombre.
El río crecido roza la capilla del anima salvadora
donde iré a dejar unas cuantas monedas
por los amigos que enfermaron de distancia.
Al pasado quiero ir en el vapor Delta,
a los burdeles, a las galleras del traspatio,
donde Dios habita la plenitud de su tristeza.
Que todos los sabanales reblandezcan con su brillo.
Yo me voy por esta senda donde el rayo se enmantilla.
Amo las noches lenguarases de sus muelles,
el sucio butacón de las nubes en los días de invierno
con marineros apoyados a sus palancas de anoncillo.
El lirio viejo de sus bosques.
A San Fernando quiero ir,
quiero volver,
ahora que el paisaje ha muerto de alabanza.





EL SILENCIO

EL silencio lo aprendí de un cordel blanco
a la orilla del río.
Mis ojos atentos
y las nubes pasando tardas
en el ir y venir de las estaciones.

Estoy sentado
sobre un montículo de arena,
donde estuvieron iguanas
y gavilanes
oteando la creciente,
los trozos de árboles
que irán al mar.

Mi cordel blanco,
mi conversación con los peces.

Nuestro lugar común:
ver pasar los días y las calamidades
y conservar
una misma temperatura.

Luego,
recojo el nylon
y regreso.
(No es nada,
mañana estaré de vuelta).


POR UN CAMINO

POR un camino
al pie de unos árboles de drago
encontré a un morrocoy.

¡Qué figura anciana
la de este animal!

Tenía pequeños
y renegridos ojos.

Como el morrocoy
me es imposible
volar:
sólo el vuelo
del corazón
en el interior
de mi cuerpo.

Me acerqué
al solitario compañero
y descubrí
que su coraza
es un mapa astral:

entre placas
negras,
unos rombos
amarillos
como estrellas
muy antiguas.

El amarillo añejado,
la luz guardada
que brota
de lo negro.

Al regresar
de noche
tuve
que atravesar potreros
de cielo abierto.

Apagué la linterna
para contemplar
ese otro caparazón
sideral.

Pero dónde están los ojos
que me enseñaron
la verdadera luz
aquella que nace
de la pureza
del color negro.


ARS   UTÓPICA

a Armando Rojas Guardia

LOS carpinteros tienen sus propias palabras
y deberían tener
su propia Academia de la Lengua,
sus poetas y ensayistas.

Los guardabosques
aún conservan el habla de la Ciudad Perdida.

La sintaxis se invierte
y sus verbos
son amable bisagras
o pesadas llaves.

De Cervantes, nadie habla con tanta propiedad
como un guardabosques.

En las cárceles
florece
otra flor primitiva:
la Lengua de los que tienen más de once años
en la espera.

A mí un ladrón me dijo:
Acompáñame
que junto a mí
nadie te ve.

Éstas son sus palabras de sigilo.

En mi país
hay poetas que lo envidiarían:
los hay parlanchines,
los hay pobres
mas el ladrón
dice siempre lo justo.

También pensé en los albañiles
y constructores.

Un poema de Obra Limpia
siempre quise escribir.

Ser el poeta de pequeños grupos
de veinte o treinta personas.
Pesa tanto este deseo
como el techo de una casa altísima,
este sueño
de escribir un libro
que reúna
como grupos de diversas aves
a estos
distintos lenguajes.

Prefiero entonces:
el andamio, la vereda
y la celda.


EL  POETA

EL poeta
es un erizo
de egoísmo.

Contabiliza
con exactitud
el pasado
de los que se le acercan.

Interroga
cuando los otros
interrogan,
interroga
cuando los otros
afirman.

Hay un amigo
que ha descubierto
este mecanismo
y huye
y me odia
porque piensa
que acelero
su muerte.

Renunció
incluso
a todo recuerdo:
su viaje
a las ruinas
de la Ciudad Perdida
donde la Acrópolis
estaba al norte
de cualquier calle
coronando
semáforos
y hoteles económicos
aquel Mercado de Carnes
al rojo vivo,
donde al salir
sintió vergüenza
y alegría
al mirar las uvas
y melocotones
que eran su almuerzo.
Todo con rigor anotado
(por suerte)





EN mis oídos están mis ojos.
En esta hora tercia la noche contiene los cantos de los gallos,
almas emplumadas de negror: el gallo lobo, el que se agacha
para cantar y lo hace con sentido de lejanía; el gallo que canta
con la determinación del Ángel Gabriel espantando las sombras
y el que entona como un clarín para ahuyentar el sueño.
Un perro ladra en versos pareados.






EL alma es un hecho musical y tiene afinación propia. Afinar
el alma, volver una y otra vez a revisar su armonía.
Cuánta ilusión al creer que hay una música similar a la nuestra.

Atentos escuchamos la música del otro.






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