domingo, 4 de septiembre de 2011

4577.- MARIANO LEBRÓN SAVIÑÓN


MARIANO LEBRÓN SAVIÑÓN
Nace en Santo Domingo (República Dominicana), el 3 de agosto de 1922. Su nombre está ligado a La Poesía Sorprendida desde los comienzos de este movimiento, apareciendo como uno de sus co-directores. Ya habla dejado constancia de sus inquietudes en Los Triálogos, disquisiciones estéticas a tres voces con Alberto Baeza Flores y Domingo Moreno Jimenes, publicadas en tres folletos. Es en el primero de dichos folletos donde aparece como pie de imprenta, el nombre de La Poesía Sorprendida. Este calificativo, iluminador de una condición poética renovadora y que estaba llamado a perpetuarse en las letras nacionales, es feliz hallazgo de Mariano Lebrón Saviñón. Los Triálogos, a pesar de aquella circunstancia, constituyen una manifestación independiente y aislada de sus autores.
Lebrón Saviñón publica en 1944 su único cuaderno poético en las ediciones de La Poesía Sorprendida, Sonámbulo sin sueño, donde se revela apegado a las fórmulas tradicionales dentro de una gran libertad imaginativa. Como ensayista, autor de extensos trabajos de literatura hispánica y arábiga que ha publicado fragmentariamente en revistas, se nos presenta agudo y acucioso. Su Historia de la cultura dominicana, amplio panorama en 5 volúmenes, es un trabajo que le ha dado prestigio como uno de los escritores de mayor sensibilidad y cultura de nuestro país. Es en 1982 cuando recoge toda su poesía dispersa bajo el título de Tiempo en la tierra, con prólogo de Manuel Rueda. Ha escrito teatro.
Es doctor en Medicina, cuya profesión ejerce, profesor de la Universidad Nacional «Pedro Henríquez Ureña» y Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua durante largos años. En 1993 le fue concedido en México el Premio José Vasconcelos.

OBRAS PUBLICADAS:
Triálogos (1943), Sonámbulo sin sueño (1944), (Ediciones de La Poesía Sorprendida), Luces del trópico (1949), Historia de la cultura dominicana, 5 volúmenes (1981-1982), reimpresa en 3 volúmenes en 1995), Tiempo en la tierra (1982).




DULCE TEMBLOR

¿Qué hay después del rocío que te toca?
¿Qué hay después de esa nube que se escapa?
¿Qué hay detrás de esa roca
y después de esa ruta supraestelar de mapa?

y detrás de tu sombra, ¡oh, Dios! ¿Cuál es tu canto?
¿Cuál es tu melodía de místicas estrellas?
Te busco por la torre quebrada de mi llanto
y en el hueco más triste de mis huellas.

En el confín de tu orbe donde llega
con su gesto olvidado la vieja caravana,
el torrente sin ruido donde el amor se anega
y donde cae dormida la luz de tu mañana.

Yo voy buscando, cielo, los soles que tú nombras
¡oh Dios!, y tu pupila eterna en tu desvelos.
Para mi fe le bastan tus infinitas sombras,
para mi amor tan sólo tu follaje de cielo.

Yo seguiré tu nombre de amor sobre los mares,
sobre tu flor eterna como una mariposa,
hasta que te estremezcas sintiendo mis cantares
y bajes a mirarlos dormidos con tu rosa.






FUEGO EN EL RÍO

La sangre está corriendo por tus montes;
la sangre se estremece en tu pradera;
mancha, cubre, se inclina en tu horizonte
con un silencio vivo de pantera.
Sube la sangre, gime, el río crece,
se va al cielo, lo roba, lo transforma.
Invade el caimital y lo estremece.
Va al flamboyán para encontrar su forma.
Chisporrotea en tu árbol, va a la vena,
corre por las heridas de la arena,
el fuego va a la sangre, corre al río,
el hombre muere, surge, grita: salta
la sangre, el fuego corre vivo, asalta.
Sangre, fuego de amor, trópico mío.







GRILLO

Gala del ruiseñor, mínimo hermano
que en soledad y amor hablas, te exhibes.

Va subiendo tu voz, plata y pantano,
por el torso del sol, el sol te inscribe.

Pequeño torcedor que en la amargura
al viento y al solaz vibras tu cuerda.

Hablas en soledad que te recuerda.
Gala del matorral, grillo en tu altura.









ARREBATADA MUERTE

«Tengo una parte aquí de tus cabellos»
(GARCILASO DE LA VEGA)

Rosa en botón en llama de la aurora,
todo vino de ti: el mar, la risa,
la caricia del sol que se acalora.
La tempestad, enfado de la brisa,
y el mejor ruiseñor de mis cantares.

Tú, mi rosa mejor, mi alba sonrisa.
El más alto llorar de mis llorares,
mi purísima luz enceguecida,
los náufragos encantos por mis mares.

Se fueron por tus márgenes dormidas.
Rosa en mi soledad, recuerdo mío,
ola del hondo mar que no se olvida.

Mi mejor soledad, muerta de frío.
Olvidarme en tu fe, llorar tu viento
mi soledad de luz, tu inquieto hastío.

Fue malherir mi ardido pensamiento,
dejarme como ciervo en el olvido
desesperado en tu dolor mi acento;
Fue como nube en el dolor dormido,
como locas campanas derramadas,
como libres claveles desprendidos,
tú, mi rosa mejor, mi camarada,
el único habitante de mi hastío,
que al hacerte ademán de la alborada,
al llegar a mi mundo muerto y frío
tu aletear de palomas en arrullo,
te llamé soledad, recuerdo mío.
Hoy se mira mi amor en tu murmullo.







ROSA MEJOR

y cayó un ruiseñor y otra campana,
y otro rosa mejor y otra mañana,
y otro ademán de amor y otro sentido
y otro elevado acento del olvido.

Tierno sólo en mi fe, toma su escudo.
Libre sólo al amor, toma sus alas:
nadie podrá lo que mi amor no pudo.





http://www.obsidianapress.com/mariano_lebron_savinon.htm

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