lunes, 6 de diciembre de 2010

MIQUEL MARTÍ I POL [2.347]




MIQUEL MARTÍ I POL

Poeta y ensayista catalán nacido en Roda de Ter en 1929.


Falleció en noviembre de 2003 víctima de una esclerosis múltiple

que sufría desde 1970.


Desde los diecinueve años, -aquejado por una tuberculosis que lo obligó a recluirse en cama durante un año-, se convirtió en lector infatigable, iniciando una brillante carrera poética que lo consagró como el más leído poeta catalán.


Su primera publicación, "Palabras al viento" en 1954, fue seguida, entre otras, por "Quince poemas" en 1966, "El pueblo" en 1971, "La fábrica" en 1972, "La piel del violín" y "Amada Marta" en 1979, "Las claras palabras" en 1980 y "Un invierno plácido" en 1994.

Fue galardonado con el Premio de la Crítica, el Premio Ciutat de Barcelona (en Poesía y Traducción), el Premio de Honor de las Letras Catalanas en 1991, la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes 1992, la Cruz de Sant Jordi, el Premio Nacional de Literatura 1998 y la Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya en 1999. Fue miembro de la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana.




Ahora que todo vuelve

Ahora que todo vuelve: el silencio y la espera,
las palabras que hemos guardado en lugar seguro
todo este julio de viento y nostalgia.
Ahora que todo vuelve: la tibieza del cuerpo
aquietado y dócil bajo las manos amantes
y aquel perderse en las tardes tranquilas,
bosque adentro, por el tapiz crujiente de hojas de pino,
¿no es su valor este esfuerzo cálido y el quererse
con certeza a solas, la dura
voluntad de permanecer, presente ausente a la vez,
sin pensar que el tiempo es un vacío sin límites?

Mujer: nada me cuesta decir tu nombre,
aunque estés lejos. Lo escribo en las piedras y el agua,
en la sombra acogedora de los árboles a la vera del río
y en el comedor de casa. Sé que oirás
mis palabras, porque llevas en las manos
el signo de un tiempo nuevo, y has crecido en la esperanza
de que alguien lo aceptara sin hacerte preguntas.

De "He heredado la esperanza"
Versión de Adolfo García Ortega



Carta

Ahora que estoy muy solo y es de noche afuera
te escribo apenas para decirte que las cosas
nada han cambiado desde que nos dejamos,
que los árboles mueren lentamente, como siempre,
y el río sigue su curso de cada día.
Te escribo en el Pueblo y me crecen líquenes
en las manos, las palabras me resuenan
silencio adentro, entre libros y sueños.
Estoy tan solo que ni oso moverme.
El tiempo se me va entre el estorbo
que soy, si miro hacia atrás,
y el horizonte de ti que se me aleja.
Todo ahora es reposado, tal vez
porque el riesgo es mayor y me maravilla
saber que me lo juego a una palabra.
Siempre hay un gesto profundo que no se mide
ni con las manos ni con la voz, un gesto que nos deja
tan enfrente de nosotros que se diría
que hemos vuelto a nacer. Podría yo
llenar de presencias este silencio enorme
y, poco a poco, hacerlo el centro;
podría decirte cosas más concretas
para convertir en arena la soledad
y arraigarme en ella, pero entonces
un viento salado me heriría los labios
y amo más el ocio de hablarte.
He aquí pues: te escribo y es de noche afuera.
¿Qué más podría hacer por retenerte
si el tiempo nada puede ya contra la espera
que me he impuesto de ti, si no me llega
rumor alguno de la noche y estoy inmóvil
porque el silencio eres tú y temo perderte?
Cada palabra es una mano que se abre
para acoger a otra mano. Soy todo palabras
y me entrego entero porque crecer
no mancha ya mi piel ni me desconcierta.

Sé esto desde que cada cosa
se me hace presente, insólita y precisa,
al cerrar los ojos, desde que me golpea
la nostalgia como una pesadilla y vivo siempre
hacia mí mismo. Hay días -créeme-
en que me niego a pensar en ti. No quisiera
separarte del silencio ni someterte
a la medida del deseo, y en cambio
te me muestras tan clara que parece
que tengo la sangre llena de vidrios.

Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia.

De "Autobiografía"
Versión de Adolfo García Ortega



Cosas

Sólo quiero recordar de este verano
la mirada cómplice
de una vecina que tomaba el sol
desnuda y sonrió complacida
al darse cuenta de que la contemplaba,
y aquel instante fugaz, irrepetible,
de total quietud, en que el mundo quedó
desierto de sí mismo y era un cristal
transparente y de nuevo compacto.
El verano no será otra cosa,
este verano, quiero decir, y si alguien me habla
de aquellas mil bagatelas inefables
que componen los días y las noches,
diré tranquilamente: -No me acuerdo.

De "Cuaderno de vacaciones"
Versión de Adolfo García Ortega





De "Quince poemas"

5. Hay un remolino de agua donde las palabras se hacen dulces,
donde las palabras se hacen lentas y claras
como profundidades.

Hay un lugar en el espacio donde la voz os resuena,
donde la voz os rodea y seduce
como si gritárais en una cueva.

Si esto os digo es para sinceraros
con vosotros mismos .

No queráis descubrir qué fuerzas os mueven.

Hay la vida y la muerte, inmutables.

Lo demás son palabras.

Amaos, hermanos, por lo que os duele y os hechiza.

* * *

6. Aquellos a quienes no he amado,
aquellos a quienes ni siquiera he conocido,
conservarán la parte más pura de mí.

Vosotros, solitarios, que diréis mi nombre
y hallaréis la paz leyendo mis poemas.
Para vosotros escribo
con el afecto de un abrazo de hermano.

No me améis por el esfuerzo que entraña.
Escribir para vosotros
es como repetirse lentamente
los versos de un poema querido.

Cuando leáis mis libros
oiréis en ellos vuestra propia voz;
el vacío elemental de vuestra vida
que os llena las manos de viento.

No queráis penetrar su sentido.
Apartaos a jardines íntimos
o a cuartos silenciosos
y rogad con mis palabras -las vuestras-
maravillosamente vivas y actuales.

Yo, entonces, me haré visible en todas las cosas.

* * *

8. No os guardan del fuego
el espacio ni la nostalgia.
Normas sutiles hay
detrás de las palabras
y el temor al vacío
que os atrae y espanta.
En balde camináis
por la cresta del agua,
probáis frutos amargos
que las hojas amparan
y os enredáis al viento
hacia las rutas altas.
Tarde o temprano la noche
cortará las amarras
de este bajel que sois
y os lanzará por claras
sendas de soledad
al centro de las llamas.
En el fuego hallaréis
lo que os llenaba.

* * *

12. Sólo nos aislamos en las cosas pequeñas,
en la mínima y frágil libertad
de las cosas pequeñas
y nos cuesta en verdad dejarlas,
porque al abrigo de los inútiles objetos
inevitablemente cotidianos
existe todo un mundo no sabido de ternura.

Sólo nos aislamos,
sólo crecemos en las cosas pequeñas:
aquel pañuelo que llevamos siempre
doblado con tanto cuidado en el bolsillo,
la canción que recordamos de pronto,
un libro ya olvidado,
el gesto repetido tantas veces,
o la cosa más íntima
que nadie podría amar
como nosotros la amamos.
Se trata, bien mirado, de una constante
evasión hacia nosotros mismos,
hacia la más pura e íntima parte
de nosotros mismos,
convertida al fin y al cabo
-y nos sorprende siempre constatarlo-
en lo que más nos acerca al yo profundo
que vive adentro nuestro,
y sobre todo en lo que más intensamente
nos alienta a vivir.

* * *

15. ¿No sentirá cuando-huyas
la rama que te sostiene
un vacío de añoranza?

Cómo te diría que tu canto
me llena las manos de agua-luz,
y que soy tan puro como la voz de un niño
y tan grave y ligero como la tarde.

Si yo te tuviera, pájaro,
tendría el secreto de las cosas,
porque todo ahora es tu canto
y tu presencia,
frágil,
sobre la rama.

De "Quince poemas"
Versión de Adolfo García Ortega




Descansas, Marta, y cierro los ojos

Descansas, Marta, y cierro los ojos
para pensarte, para verte. Fuegos lejanos
y músicas y fiestas en tu cuerpo.
El alboroto extraño de los colores
de este verano y el viento que revuelve
los cabellos derramando su claridad.
Cueva y torrente al mismo tiempo, gritaré
tu certeza, la de estos instantes
compartidos, y escucharé el eco
de cada palabra al fondo de mí mismo;
cueva y torrente, repetiré tu nombre
y mis labios te proclamarán
deseo y presencia a la vez.
Tributo de hojas y arena, tiempo y juego
calman la sed del caminante.
Descansas, Marta, y yo descanso en ti,
y te pienso dulcemente, y te veo, y te tengo.

De "Amada Marta"
Versión de Adolfo García Ortega




Descubristeis que en sólo un instante

Descubristeis que en sólo un instante
puede amarse como en toda una vida.
Descubrísteis el gozo como una isla
desconocida que puede aparecer
ante la proa de la nave que os lleva,
una mañana ignorada,
por una ruta antigua.
Lanzáos ardientemente entonces
a la locura de amaros, ahora
que vuestro cuerpo es ágil, y haced trizas
el ánfora que conservaba el viejo perfume,
para aspirar de un solo golpe
toda su intensidad dominadora,
y quién sabe si morir después de la prueba.

De "Palabras al viento"
Versión de Adolfo García Ortega




El amor

Todo en el amor se llena de sentido.
La fuerza renovada de este corazón
tan maltratado por la vida, ¿de dónde sale
sino de su inmenso caudal de amor?

Es, pues, solo por el amor que nos crecen
rosas en los dedos y se nos revelan los misterios;
y es que en el amor todo es justo y necesario.

Cree en el cuerpo, por lo tanto, en él ensaya
el perdurar, y haz que en él todo perdure
dignificándolo siempre con amorosa
solicitud : así darás vida.



El año que viene ya nadie se fijará en nosotros

El año que viene ya nadie se fijará en nosotros.
Ahora somos recién llegados y nos miran con desprecio
hasta los que llevan aquí cuarenta años
y nada les altera.
Tenemos un aire aturdido y tenaz
que hace reír a las mujeres
y apenas si nos atrevemos a girar la cabeza
por temor a perder el equilibrio.

De aquí en un año, sin embargo, habremos mudado la piel,
llevaremos la ropa con más desenvoltura,
perseguiremos a las chicas
y tendremos que decir palabras duras
sin sentir que nos tiemblan las piernas.
Será entonces el momento de esperar a los otros,
a los recién llegados con turno de entrar en el juego
formando parte ya para siempre del bando que odiábamos
el momento de intentar formas nuevas
de ganarse el halago con una risotada
en estúpida complicidad,
o tal vez una ruidosa blasfemia de sorpresa.

Y envejeceremos deprisa,
porque nada cansa tanto como lograr
en un solo año todo lo que anhelábamos.

De "La Fábrica" 1959
Versión de Adolfo García Ortega



El paso del tiempo

Se hace, pues, inútil
retomar aquellos versos
que guardamos muchos años atrás
e intentar adaptarlos
al nuevo ritmo del tiempo.
Quiero decir que, en conciencia,
ya no puede decirse ahora caridad
ni amor ni libertad como entonces.
Envejecen los versos
y la voz se nos deforma
si no tratamos, tenaces, de entender
que ha cambiado el sentido
vital de las palabras.
Es una pendiente fácil
y resbaladiza, que no nos deja
crecer. Para los que luchan
siempre se hace corto el tiempo;
los otros se extasían
y protestan, airados,
contra cualquier viento que agite
el agua del pilón que los conserva.
Y se mojan entre sí,
displicentes, con las viejas
palabras. Porque el juego
consiste en sentirse
siempre húmedo, convencido, inefable.

De "Autobiografía"
Versión de Adolfo García Ortega




El pueblo

El pueblo es un viejo tozudo,
es una muchacha sin novio,
es un pequeño comerciante en descrédito,
es un pariente con quien reñirnos hace mucho tiempo.

El pueblo es una bochornosa tarde de verano,
es un castillo sobre la arena,
es la lluvia fina de noviembre.

El pueblo es cuarenta años de subirse a los andamios,
es la breve ansiedad del domingo por la tarde,
es la familia como base de la sociedad futura,
es el conjunto de sus habitantes, etc., etc.

El pueblo es mi esfuerzo y vuestro esfuerzo,
es mi voz y vuestra voz,
es mi pequeña muerte y vuestra pequeña muerte.
El pueblo es el conjunto de nuestro esfuerzo
y de nuestra voz
y de nuestra pequeña muerte.
El pueblo eres tú y tú y tú
y toda la gente que no conoces,
y tus secretos
y los secretos de los otros.
El pueblo es todos,
el pueblo es nadie,
El pueblo es todo:
el principio y el fin,
el amor y el odio,
la voz y el silencio,
la vida y la muerte.

De "El pueblo"
Versión de Adolfo García Ortega



Hablo del grito unánime

Hablo del grito unánime
de la sangre y me reprochan
deslustrados prejuicios.
-Antiguamente...-, me objetan,
a mí, que soy viejo de siglos.

¿En qué polvorientas riberas
ordenáis las palabras?

Compañeros: libremos a las barcas
de tanta cuerda inútil.

Hay grandes ríos esperándonos.

De "Palabras al viento"
Versión de Adolfo García Ortega




Hay un tiempo para sufrir y un tiempo para amar

Hay un tiempo para sufrir y un tiempo para amar
o, tal vez, sea todo uno y nos engañemos
jugando a la voz y al peligro.

Más allá de nosotros, ¿qué perdura?

¿La roca, el árbol, el viento y este silencio
no morirían si, de pronto, dejáramos
de repetirlos, dóciles, cada día?

De "El fugitivo"
Versión de Adolfo García Ortega




He amado mucho y mucho amo todavía

He amado mucho y mucho amo todavía.
Lo digo alegre y hasta un poco sorprendido
de un amor tal que todo clarifica.
He amado mucho y amaré mucho más
sin ninguna clase de miramiento ni trabas
que me escatimen el hondo placer
incomprensible para mucha gente.
Lo digo alegre: he amado mucho y mucho
he de amar. Quiero que todos lo sepan.
Desde la altura clara de este cuerpo
que me hace eco o me responde
cuando el deseo reclama plenitudes,
desde la intensidad de una mirada
o bien desde la espuma de un solo beso
yo proclamo mi amor: el legítimo.

De "Amada Marta"
Versión de Adolfo García Ortega




Hoy, mucho menos que antes

Hoy, mucho menos que antes,
no hay manos que inciten
al lloro ni al desencanto;
somos mucho más dóciles
y la gente ya no nos grita por la calle.
Todo se ha convertido de pronto en un gusto inédito
por la armonía.
Pero a menudo el pueblo ama
sin saber lo que es justo; y todos nosotros
somos de sangre y barro,
de sangre de pueblo y
barro de pueblo,
y nos aterra,
por mucho que lo callemos, la altivez
de los jóvenes y el gesto,
¡oh maravilla!
de los viejos tan dignos.
Todo retorna ya
a su fondo primigenio de ternura,
y pronto incluso seremos alabados,
no por lo que ahora hacemos
sino por la inefable
docilidad de antes
que nos dignifica.

De "El pueblo"
Versión de Adolfo García Ortega



Las claras palabras

Hay más polen en el aire que en las flores
esta tarde y cualquier certeza
depende del gesto con que la aceptemos.
Tan dulcemente como decirte algún secreto
al oído y sentir que la piel
se te enciende otra vez de deseo.
Cuando cese el viento, la noche, con lentos pasos,
nos devolverá el espacio de los sueños
casi perdido pero aún meciéndose
en los confines del cuarto.
Será entonces el momento de decir las claras
palabras tan sabidas, las mismas
palabras con que hemos compartido
por igual, quizá sin saberlo,
destinos oscuros y brillantes sorpresas.

De "Las claras palabras"
Versión de Adolfo García Ortega




Me declaro vencido

Me declaro vencido. Los años que me quedan
los malviviré en penumbra. Cada mañana
deshojaré una rosa -la misma-
y con tinta evanescente escribiré un verso
débil y nostálgico en cada pétalo.
Os lego mi sombra en testamento:
es lo más perdurable y sólido que tengo,
y los cuatro palmos de mundo tranquilo
que creo cada día con la mirada.
Cuando muera, cavad un profundo hoyo
y enterradme en él de pie, frente al mediodía,
que el sol. al salir, me ciegue el fondo de los ojos.
Así la gente que me vea exclamará:
-Mirad, un muerto con la mirada viva.

De "La piel del violín"
Versión de Adolfo García Ortega



Otra aurora para nosotros

¿Qué somos? ¿Centauros ágiles en la oscuridad
en busca de horizontes, en camino siempre,
o tal vez árboles plantados en la corteza
de otros árboles de ayer que expresan
la quietud de nuestro vivir estático?
Inútilmente nos buscaremos. Hay que perderse
en la noche infinita para conocer
qué somos y qué mano nos gobierna los actos,
y en vano será construir brillantes proyectos
y unir palabras atrevidas, buscándonos
en cada cosa, en cada término.
Somos seres
lanzados a un futuro sin límite,
y hemos de morir para que el olvido perfecto
nos haga nacer, de nuevo, sabiéndonos.

De "Palabras al viento"
Versión de Adolfo García Ortega




Por más vida

Dices la belleza y todo se ilumina.

Deja que el tiempo fluya lentamente
entre el paisaje y tú
y que el silencio ponga acentos
de leve melancolía en cada cosa.
La blanda quietud que te rodea poco a poco
acoge aquel misterio
que te une a todo y a todo te incita.

No pienses jamás que es tarde, ni hagas preguntas.
Ahógate de horizontes.
Agotado,
en cada gesto te sentirás renacer.

De "Las claras palabras"
Versión de Adolfo García Ortega




Solo tú

Debe de estar muy lejos el mar, o tal vez
ya no hay mar y la palabra es sólo una
argucia. Tantas palabras han perdido
su peso y su grosor, que no me atrevo a cerrar
los puños con la fuerza de antes, por miedo
a sentir todo un mundo que se desmenuza.
Debe de estar muy lejos el mar, y aquella casa
que siempre he imaginado bajo la lluvia
y la gente a la que no veo. Debe de estar muy lejos
la gente a la que nunca veo, o tal vez
han muerto y yo no lo sé y los pienso
inútilmente vivos. Deben de estar lejos
los árboles y los pájaros, el río, la espada
que corta el viento y el barro de las roderas.
y sólo tú estás próxima y te siento,
inmóvil y expectante, justo detrás
de tantas puertas que ningún pestillo cierra.

De "La piel del violín"
Versión de Adolfo García Ortega







Tarde

Todo es diferente ya cuando agitas la mano
para decirme alguna cosa y adiós
en el momento mismo en que el tren comienza a partir.
Entonces me doy cuenta de que estoy solo en el andén,
solo en medio de la gente que no se conmueve
al ver cómo te me alejas.
Y ahora pienso
que este adiós no es igual a los otros,
que no volverás nunca y, sin embargo,
no he dejado de amarte.
¿Ves?, es fácil
perderse, ocioso, por viejas avenidas
con arena de recuerdos, y cansarse
intentando caminar cuando queda la presencia áspera
de un tiempo al que un solo gesto ha hecho un estorbo.
Tan profunda, la clara quietud de tus ojos
no es más viva que esta
tarde que ahora reanudo
un tanto nostálgico porque tú te me alejas.

De "Autobiografía"
Versión de Adolfo García Ortega





Un día estaré muerto

Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en la paz de los caminos,
en los verdes sembrados,
en los pájaros y el aire
quietamente amigo,
y en el paso de esos hombres
que desconozco y que amo.
Un día estaré muerto
y aún quedará la tarde
en los ojos de la mujer
que se acerca y me besa,
en la música antigua
de cualquier tonada,
o aún en un objeto,
el más íntimo y claro,
o puede que en mis versos.
Decidme qué prodigio
hace a la tarde tan dulce
y tan intensa a la vez,
y a qué prado o a qué nube
he de atribuir mi gozo;
porque me sé perdurable
en cuanto me rodea,
y sé que alguien, en el tiempo,
conservará mi recuerdo.

De "Palabras al viento"
Versión de Adolfo García Ortega





He heredado la esperanza

(Este poema da nombre a un libro (1963-1967) y fue emblemático en un tiempo de lucha y pesadumbres para nuestro país).

He heredado la esperanza de los abuelos
y la paciencia de los padres.

Y de los dos, las palabras
de la cuales ahora me sirv
para hablaros

Me han dicho que el nacimiento me da derechos
inviolables.
Pero yo soy miedoso y siempre me siento
un poco alicorto y solitario.

Vivo en un pueblo pequeño,
en un país pequeño
y, sin embargo, quiero que quede bien claro
que esto que escribo lo escribo para todo el mundo,
y que para mí es como si el mundo entero
girase en torno al eje de mis poemas.

Deambulo a solas por las calles en silencio
y cada atardecer escucho el canto de las sirenas
desde la azotea de mi casa.




Tu soledad

En tanto puedas, pues, no malbarates
tu soledad dedicándola a una absurda
búsqueda de la nada ni te persigas
tozudamente por corredores oscuros,
atemorizado por la luz de los preceptos.
Sal a pleno sol y fíjate
en cosas duras. Piensa
que el juego desmesurado de las palabras
no te servirá de nada si no lo apoyas
sobre aquello que te envuelve. Hay las piedras
y los árboles y la gente y tantas cosas
que puedes tocar con las manos! Que no te des cuenta
algún día, con espanto, que los años te pasan
y te mueves sólo entorno de tu sombra.




Ahora te pienso

Ahora te pienso ―tan lejos!―
y te invento una pose
expectante para que me llenes
este vacío de la tarde.
Cada palabra es un mundo
con ríos y mares y pueblos,
o un cristal quebradizo,
o una habitación en silencio.
¡Que lento es el paso del tiempo!
Que pesada la vieja
soledad y que próximos
tus ojos, cuando te invento
una pose expectante
para que me llenes la tarde.




Si fueses tierra crecería en ti
y daría frutos de una rara dulzura,
sería fiel a los caminos que te surcan la piel
y a los ríos secretos que te atraviesan la entraña.
Si fueras mar pediría prestado el viento
para desvelarte remotísimos ecos.
Si fueras lluvia te recibiría todo desnudo.
Si fueras bosque amaría la sombra.

Solo te tengo a ti. Cobardemente
te invoco en plena noche con las mismas
palabras que tiempo ha. La luna es amarilla
y me chupa el tuétano de los huesos. Tú regresas
como un recuerdo de mi mismo y me caen
de los dedos a tierra, lentamente, los restos
del tiempo caduco que he vivido sin vivir.

Ahora es la hora encarnada de los guerreros.
Marca la cera nueva con dedos lentísimos.
Tiéndete en el suelo, acógeme.
Sin tu fuego ningún fuego me vivifica.
Retorno a tú y los pasos me resuenan
como si inventara caminos por dentro de un claustro.

Del libro Llibre sense títol (1970-1971).




Metamorfosis – I

De tanto en cuanto la muerte y yo somos uno,
comemos el pan de la misma rebanada,
bebemos el vino de la misma copa
y compartimos amigablemente las horas
sin decir nada, leyendo el mismo libro.

De tanto en cuanto la muerte, mi muerte,
se me hace presente cuando estoy solo en casa.
Entonces hablamos tranquilamente
de lo que pasa por el mundo y de las chicas
que ya no puedo haber. Tranquilamente
hablamos la muerte y yo de estas cosas.

De tanto en cuanto, sólo de tanto en cuanto,
es la muerte quien escribe mis poemas
y me los lee, mientras yo hago de muerto
y lo escucho en silencio, que es tal como
quiero que escuche la muerte cuando yo leo.

De tanto en cuanto la muerte y yo somos uno,
mi muerte y yo somos uno, y el tiempo
se deshoja lentamente y lo compartimos,
la muerte y yo, sin hacer ascos,
Dignamente, que diríamos para entendernos.

Después las cosas vuelven a su lugar
y cada cual reemprende su camino.

Del libro Quadern de vacances (1975).




Ahora es mañana

Ahora es mañana. No calienta el fuego de ayer
ni el fuego de hoy y tendremos que hacer fuego nuevo.
Del gran silencio para acá, todo lo que se mueve
se mueve con voluntad de devenir.

Y acaecerá. Las piedras y el camino
serán el pan y la mar, y el oscuro bullicio
de ahora mismo, el cántico que conmueve,
la ánfora nueva llena de buen vino.

Ahora es mañana. Que lluevan nuevas voces
para el anochecer turbio, que revengan fuentes
ansiosas de amarar lo seco.

Todo será poco, y la hiedra y la pared
proclamarán conjuntamente el derecho
de vulnerar la nueva plenitud.


Del sub-libro Capfoguer (Morillo, son los hierros que se ponían a ambos lados del fuego para aguantar los troncos) del poemario Estimada Marta (1977-1978), es este otro poema sin título pero con mucho contenido.



Mucho he amado y mucho amo aún.
Lo digo contento y hasta un poco sorprendido
de tanto amor que todo lo clarifica.
Mucho he amado y amaré mucho más.
sin ninguna ley de miramiento ni trabas
que me escatimen el hondo placer
que mucha gente dirá incomprensible.
Lo digo contento: mucho he amado y mucho
tengo que amar. Quiero que todo el mundo lo sepa.
Desde la altura clara de este cuerpo
que me hace de tornavoz o de respuesta
cuando el deseo reclama plenitudes,
desde la intensidad de una mirada
o bien desde la espuma de un solo beso,
proclamo mi amor, lo legitimo.


En este poema corto del libro L’àmbit de tots els àmbits (1980) habla, como en otros, de la belleza y del paso del tiempo.





La casa

Dejemos que la hierba crezca por los caminos
y borre el paso del viandante cansado.

Todo lo que es bello incita a la belleza.

No duele el olvido, que en cada gesto hay toda
la inmensidad del querer y del deseo
de hacerlo perdurable.

De nosotros depende que el paso del tiempo
no estropee las señales que hay escritas en las piedras
y que el huésped que los años anuncian no encuentre
la casa abandonada, y oscura, y triste.




Sobre decir poesía

La voz confirma y afirma el prodigio
con todo el peso de una existencia efímera.
De la una a la otra, la orilla del silencio,
qué puente, el gesto, para transitarlo en calma.
Qué río, los sonidos, para balancear esperanzas.
Todo converge en el espejo lentísimo
que el secreto del árbol o de la rosa
hace un espacio inmenso de luz y vida.
Todo converge en aquel ritmo exacto
que desde el fondo de cualquier mirada
impulsa a creer, al reencontrar cadencias,
que tal vez creíamos ya perdidas.
Crecer en las palabras es crecer en la belleza
y ensanchar con fuego los límites y los orígenes.
Vivir en las palabras es desvelar certezas,
porque la voz, austera, configura
el espacio concreto donde cualquier sueño
puede alcanzar densidades de esperanza.
Vivir en las palabras es comunicar vida,
porque con el peso de una existencia efímera
la voz confirma y afirma el prodigio
al conferir fervor de hombre al poema.

                  13-XI-1982.



Tiempo perdido

El tiempo no se pierde ni se gana,
transcurre y lo vivimos, con vientos propicios
a veces; otras veces, con angustia.

Todo es incierto, i a la vez necesario,
y nunca se sabe qué hay tras de las dunas
del gran esfuerzo de crecer y de comprender.

Transcurre el tiempo:
Nadie no lo pierde ni lo gana.
Transcurre el tiempo y transcurrimos nosotros.
                                                              
Del libro Per preservar la veu (1980-1984).




Ausencia

Es bueno tener siempre a punto el recurso
de una palabra que llene el vacío de ti, para hacer de ella
la pertinente coraza que me preserve
de la pesadilla de la añoranza y la tristeza.

Entonces te me haces presente en cada
verso que escribo, y cuando, solo, me lo repito
no hay distancia entre tu cuerpo y el mío,
unidos para siempre en el poema.




Paisaje encendido

Corta el aire de vidrio el diamante
de tu mirada.
Todo es breve
detrás de la cortina que me separa
de la tarde que muere en medio de un gran
silencio.
Cuando volvamos a vernos, toda
la quietud será paisaje encendido,
reducto de designios y esperanzas.




Todo es propicio

Todo es propicio en tus ojos que me abren
profundas vastedades, todo se me revela
denso como la tarde detrás de las cortinas.

No me quiero encontrar solo.
En el centro del silencio
que me envuelve estás tú, y el tacto cálido
de aquellas manos con que recoges la vida
que, esperanzado, a manos llenas te doy.

Del libro Els bells camins (1984-1985).





Pan con tomate

Dios nos dio de ser catalanes
para comer buen pà amb tomàquet
con un chorro de aceite discreto
y un pellizco de sal si hace falta;
pan de payés si puede ser,
que es mas sabroso que los otros,
y tomate bien maduro,
pero que no lo sea demasiado.

Dios nos de un trozo de jamón
o longaniza bien ancha
par que acompañen al pan
bien untadito con tomate;
jamón de buen masticar,
longaniza dela Plana*,
que los osonenses en esto
tenemos mucho renombre.

Dios nos de todo lo que he dicho
y buenos amigos en la mesa
para compartir lo que comemos
y fer petar la xerrada,
que conversar con los amigos
siempre suele despertar apetito
y el comer, si es compartido,
resulta más saludable.

Este es el último poema del Apèndix: Bon profit!, de la Obra Poética/3 1980-1990.



*La Planase refiera ala Plana(llano) de Vic, la comarca donde nació y vivió el poeta y donde crían muchos cerdos y hacen muchas longanizas y embutidos. Los osonenses son los habitantes de esta comarca, porque ya así se llamaban en la época romana y toda la comarca también de llama Osona.

No he traducido en el poema “Pà amb tomàquet”; ni la expresión “fer petar la xerrada” porque es muy típica y quiere decir hablar distendidamente, de hecho, quizá habría sido mejor no traducir el poema.



Tankas

Donde confluyen
las rayas y los designios,
el gran círculo
del deseo anuncia
puertos de extraña belleza.



Labios de mujer,
marea de prodigios,
ojos, senos, sexo;
todo el universo estalla
en un fuego de artificio.

Del libro Onze tankas (1990)




Silenciosa,
la piedra te interroga,
inexorable,
desde su lenta
perennidad inmóvil.



Lluvia y silencio
configuran un cálido,
discreto paisaje:
cierra los ojos para percibir de él
la música lejana.



En la armonía
de las palabras confluyen
voz y silencio.
Todo el universo se explica
por el gozo de la palabra.

Del libro El silenci (1992)


Versiones del poeta e historiador catalán Joan B. Fort i Olivella, nacido en el pueblo de Sant Miquel de Campmajor (el Pla de l’Estany, Girona) en 1958.





L'arrel i l'escorça



CANÇÓ

Voldria tenir un llagut
i una casa a la muntanya;
poder encendre un flam al vent
i un altre flam a la calma;
de dia estimar muller
i de nit les dones d'aigua.
Voldria ser tan divers,
tan lliure i divers com l'aire,
conèixer tots els camins
i jeure en totes les cales.
Voldria esbrinar els secrets
de les cambres de les dames
i estimar-les totes, fins
les que fossin maridades,
i morir, de mort suau,
un dimecres a la tarda.


-

L'hivern és just, restitueix la llum
al seu límit més pur,
mescla presència i oblit al cor de les donzelles
i ens incita quietament a la tendresa.
Tot l'estiu hem folgat
i ara els camins s'afuen i es precisen
i el lladruc dels gossos a la nit
és colpidorament pròxim.
Tornarem a la perduda intimitat
i als vells llibres de sempre,
com qui torna de nou a la casa del pare,
una mica menys purs
però qui sap si una mica més dòcils al missatge.


-

Nosaltres, ben mirat, no som més que paraules,
si voleu, ordenades amb aliva arquitectura
contra el vent i la llum,
contra els cataclismes,
en fi, contra els fenòmens externs
i les internes rutes angoixoses.
Ens nodrim de paraules
i, algunes vegades, habitem en elles,
així en els mots elementals de la infantesa,
o en les acurades oracions
dedicades a lloar l'eterna bellesa femenina,
o, encara, en les darreres frases
del discurs de la vida.
Tot, si ho mireu bé, convergeix en nosaltres
perquè ho anem assimilant,
perquè ho puguem convertir en paraules
i perduri en el temps,
el temps que no és res més
que un gran bosc de paraules.
I nosaltres som els pobladors d'aquest bosc.
I més d'un cop ens hem reconegut
en alguna antiquíssima soca,
com la reproducció estrafeta
d'una pintura antiga,
i hem restat indecisos
com aquell que desconeix la ciutat que visita.
Però la nostra missió és parlar.
Donar llum de paraula
a les coses inconcretes.
Elevar-les a la llum amb els braços de l'expressió viva
perquè triomfem en elles.
Tot això, és clar, sense viure massa prop de les coses.
Ningú no podrà negar que la tasca és feixuga.


-

Certament, teniu deures odiosos
i les mans avesades al desfici
d'horitzons verticals, massa visibles
per oblidar-los fàcilment, i encara
teniu els ulls i el cor de vidre fràgil.
Sou calafats, fusters o bé paletes
de noms obscurs, i teniu dones grises
i una llar de cartó i fusta vermella.
Però jo envejo el vostre noble ofici
perquè sou alts i forts i bruns de rostre,
i estimeu tendrament les vostres eines,
i provoqueu esclats al pit de dones
desconegudes que no us saben febles,
i a cada instant gasteu tota una vida
perquè no hi ha futur que no us pertanyi,
i us enfileu, segurs, per les escales,
i canteu, treballant, velles tonades.
Jo us envejo i voldria ser tan orfe
de mirallets com deveu ser vosaltres,
i reposar de nits amb un bleix rítmic,
i llevar-me de nou, i viure els dies
transcorregut completament per l'aire.


A CLAUS DE SORRA

A claus de sorra he penjat els ormeigs
i he desat tots els llibres a calaixos de boira.
Ara, amb les mans pintades de colors,
em posaré la roba de les festes
i esperaré les noies quan surtin del cinema.
Si plou duré un paraigua de color cridaner
i unes sabates grosses d'un verd agosarat.
Les noies passaran i diran: - Bones tardes
(potser totes, qui sap!, m'estimen en silenci),
i fugiran pels carrers tenebrosos
a perdre's dins els braços d'homes d'estirp incerta.
Quan sigui fosc tornaré cap a casa
repetint en veu baixa versos que encara estimo,
cansat i decebut; i em pesarà la roba
damunt el gest tristíssim de peresa.
Hi haurà a cada portal una parella
besant-se o qui sap què, mentre que jo,
sol i indefens, pensaré que la nit
és una noia verge que m'espera
i a crits estriparé l'embruix que me'n separa.

Llibre d'absències




LLETRA A DOLORS

Em costa imaginar-te absent per sempre.
Tants de records de tu se m'acumulen
que ni deixen espai a la tristesa
i et visc intensament sense tenir-te.
No vull parlar-te amb veu melangiosa,
la teva mort no em crema les entranyes,
ni m'angoixa, ni em lleva el goig de viure;
em dol saber que no podrem partir-nos
mai més el pa, ni fer-nos companyia;
però d'aquest dolor en trec la força
per escriure aquests mots i recordar-te.
Més tenaçment que mai, m'esforço a créixer
sabent que tu creixes amb mi: projectes,
il.lusions, desigs, prenen volada
per tu i amb tu, per molt distants que et siguin,
i amb tu i per tu somnio d'acomplir-los.
Te'm fas present en les petites coses
i és en elles que et penso i que t'evoco,
segur com mai que l'única esperança
de sobreviure és estimar amb prou força
per convertir tot el que fem en vida
i acréixer l'esperança i la bellesa.
Tu ja no hi ets i floriran les roses,
maduraran els blats i el vent tal volta
desvetllarà secretes melodies;
tu ja no hi ets i el temps ara em transcorre
entre el record de tu, que m'acompanyes,
i aquell esforç, que prou que coneixes,
de persistir quan res no ens és propici.
Des d'aquests mots molt tendrament et penso
mentre la tarda suaument declina.
Tots els colors proclamen vida nova
i jo la visc, i en tu se'm representa
sorprenentment vibrant i harmoniosa.
No tornaràs mai més, però perdures
en les coses i en mi de tal manera
que em costa imaginar-se absent per sempre.


EL TEMPS

No més incerta de tan vehement
la sorpresa amb què aculls la llum que esclata
rera el mirall opac i els cortinatges
angoixants i feixucs d'aquest llarg temps de prova.
És així com la vida expressa el seu
misteri i en referma la bellesa.
L'entreteixit del temps no mostra cap
fissura, flueix sempre, ineluctable.
Tot és perfecte i just dins el seu àmbit.

Estimada Marta



[I]

Mira'm els ulls que cap fosca no venç.
Vinc d'un estiu amb massa pluges,
però duc foc a l'arrel de les ungles
i no tinc cap sangtraït pels racons
de la pell del record.
Per l'abril farà anys del desgavell:
set anys, cosits amb una agulla d'or
a la sorra del temps,
platges enllà perquè la mar els renti
i el sol i el vent en facin diademes.
Mira'm els ulls i oblida el cos feixuc,
la cambra closa, els grans silencis;
de tot això só ric, i de més coses,
però no em tempta la fredor del vidre
i sobrevisc, aigües damunt del somni,
tenaç com sempre.
Mira'm els ulls. Hi pots llegir el retorn.


-
Debades plou en algun lloc remot.
Tot és suau, i aquests instants que passo
configurant records que no he viscut
són uns instants d'intimitat extrema
densament plens de tot allò que vull;
moments de vida il.limitada i clara.
Debades plou. També debades xisclen
els falciots ran de finestra, i s'omple
molt lentament el càntir de la tarda.


-
A voltes cau una cortina espessa
damunt de tot, i tot esdevé estèril.
No és el silenci i és més que el silenci.
Floten els mots en una mar immòbil,
tota la cambra és un parany i esclaten,
inútilment, angoixes i projectes.
Res no distreu d'aquests instants terribles
com tancar els ulls i imaginar una noia
de cos propici al joc, a la baralla.


-
Des de les hores mortes, talaiot,
m'omplo la pell de dibuixos obscens
i tu hi ets, Marta, en tots. Minuciós
et ressegueixo sines i malucs,
el ventre lleu i el sexe ardent i obscur
amb la punta dels dits extasiats.
Ets una sola i moltes. Complaent
i complaguda alhora rodolem
per un pendent insòlit. Cada gest
perfà l'extrema intimitat del joc
desmesurat i estricte. Marta, els mots
que ens diem sense dir-los no són pas
escuma sinó aigua, i el desig
és un vast horitzó. Si tanco els ulls
te'm fas present i esclaten els colors.
L'arbre de llum tan densa dels sentits
poblat de nou de fulles i d'ocells.

La pell del violí




UN DIA QUALSEVOL

Un dia qualsevol foradaré la terra
i em faré un clot profund,
perquè la mort m'arreplegui dempeus,
reptador, temerari.
Suportaré tossudament la pluja
i arrelaré en el fang de mi mateix.
Quiti de mots, em bastarà l'alè
per afirmar una presència
d'estricte vegetal.
L'ossada que em sustenta
s'endurirà fins a esdevenir roca
i clamaré, amb els ulls esbatanats,
contra els temps venidors
i llur insaciable corruptela.
Alliberat de tota turpitud,
sense seguici d'ombra,
no giraré mai més el cap
per mirar enrera.

Llibre de les solituds




COMPLIMENT A ANTONIO MACHADO

No t'he dut flors, Antonio, t'he portat
un silenci amorós, per no interrompre
el teu íntim diàleg amb la mort
que fa tants anys que dura. Compartir-te
ha estat deturar el temps, per retrobar-me
més ingenu que mai i amb un sanglot
a flor de pell, com una criatura.
No t'he dut res, Antonio, però estimo
més que abans aquest mar que m'ha vist créixer
i prop del qual confio de morir
d'ençà que he vist que tu m'hi acompanyaves.




Altres poemes



L'AMOR

Tot en l'amor s'emplena de sentit.
La força renovada d'aquest cor
tan malmenat per la vida, d'on surt
sinó del seu immens cabal d'amor ?
És, doncs, sols per l'amor que ens creixen
roses als dits i se'ns revelen els misteris;
i en l'amor tot és just i necessari.
Creu en el cos, per tant, i en ell assaja
de perdurar, i fes que tot perduri
dignificant-ho sempre amb amorosa
sol.licitud : així donaràs vida.


DESPRÉS

No serà falaguer, l'estiu, i la tardor
-saps prou com l'estimàvem-
serà potser en excés melangiosa.
Quan s'escurcin els dies te'm faràs més
present,
perquè el silenci fa més densos
els records, i més íntim el temps
que ens és donat per viure'ls.
A ulls clucs et veuré: tot serà tu
per la cambra, pels llibres, en la fosca.
Després passaran anys i esdevindràs
translúcida
i a través teu estimaré el futur
potser sense pensar-te ni sentir-te.
Arribaràs a ser una part tan íntima
de mi mateix, que al capdavall la mort
se t'endurà de nou quan se m'endugui.


DESERTA EL FOSC

Deserta el fosc, i que et sigui la pena
com un espai secret de tu mateix
des d'on tot és insòlitament digne.
No l'enyor que marceix, sinó el cabal
de serenor, la solitud entesa
com un estar en les coses per comprendre'n
les mudances, els ritmes, la bellesa.
Així el dolor no crema ni resseca
i en el silenci hi trobes l'harmonia
que semblava trencada ja per sempre.
Deserta el fosc, surt a la llum i viu.


L'ESPAI DE MI

Vetlla l'espai de mi que et configura
i així sabràs que mai no s'interposa
entre tu i jo cap llei de melangia.
No et recordo enyorós: t'estimo en una
dimensió de mi que no sabia
potser perquè el teu cos me l'ocultava.
Ara m'atardo amb tu sense tenir-te
pels blaus i verds lentíssims de la tarda
i pels ocres tendríssims del poema.







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