JARED ANGIRA
Nació en Kenia el 21 de enero de 1947. Ha publicado siete libros de poemas, entre ellos: Jugos, 1970; Voces silenciosas, 1972; Suaves corales, 1973; Cascadas, 1979; Los años pasan, 1980; y Mareas de tiempo –poemas selectos-, 1996. Actualmente reside en Seattle, Washington. Fue director de la Asociación de Escritores de Kenia, hasta el 2005 que abandonó el país. “La mía ha sido una tentativa de hacer frente a las fuerzas de la destrucción de la mente, poesía que intenta encontrar significados en lo que es aparentemente mundano, significados en las situaciones que no pueden ser concretadas en prismas regulares. Son poemas que aceptan cambios constantes de paradigma pero que dan fuerza a un momento en el tiempo donde/cuando emergerá alegría, amor verdadero y esperanza desde la paciencia y humildad, honradez y sinceridad.”
AHORA NO IMPORTARÍA
Te vi crecer en mi corazón
Desde esa semillita de mostaza
Tierno brezo
Que siente el ramificarse de nuestras raíces
Cerrándose alrededor
De mis órganos de supervivencia
Las ramas desplegándose
Con el coraje del amanecer
Sombrilla para el sol calcinante
Paraguas para la lluvia que empapa
Aun cuando las hojas amarilleaban
Nunca advertí
Cuando las hojas se secaban
Supongo que nunca me importó
Porque no sabía
Pero incluso si me importara ahora
Las raíces son un tiempo lejano dentro de mí
Y ya nada cambiaría.
DONDE LAS TORTUGAS
NO SE ATREVEN A ANDAR
La aprieto
E igual que una mariposa
Se desvanece en cenizas, venenosas
Le doy espacio para respirar
Una bocanada de aire vespertino
Se va volando
Y allí, allí, se posa en la mierda
Aleteando
Excitación de un nuevo hallazgo
Un nuevo lugar donde posarse
Oh pobre polilla
Que muere en el brillo de la luz
Un río que evita la colina
Sólo para lanzarse en picada
Por las cascadas pavorosas
Una aguja que intentas esconder
Y te hinca profundamente
Una cepa que nunca retoña
Intentas amasarla a tu forma
Toma la forma propia
La púrpura flor del Jacinto
El triángulo de las Bermudas
Donde las tortugas no se atreven a andar.
HACE YA TANTO TIEMPO
Hace ya tanto tiempo
Desde que el último barco
Ancló en esta bahía
El canal obstruido
Los arrecifes enraizados
La última draga
Regresó a los Grandes Lagos
Hace ya tanto tiempo
Desde que el último tren
Silbó en esta estación
Las señales oxidadas
Y el rasgado caballo de agua
Se desplomaron en la espera
Hace ya tanto tiempo
Escuchando una imitación
De una voz tan familiar
Susurros desde los sauces
Los manantiales
Que han ido y venido
Sepultándose en las profundidades
Hace ya tanto tiempo
Desde que los espectáculos convergieron
En el cementerio junto a la colina
Donde los epitafios cuentan
Grandes historias en verso
Hace ya tanto tiempo
Cielos sobrecargados doradas nubes
Oficiales de aduana cerrando los ojos
A las violaciones fronterizas
Dilatados abismos
Que se tragaron a los valientes
Oh, hace ya tanto tiempo
Desde que la última risa
Rozó el sueño esquivo
Y perturbó
El sueño de medianoche.
Traducciones de Omar Pérez
JARED ANGIRA
The Kenyan poet Jared Angira was born in 1947 and studied commerce at the University of Nairobi where he was also the editor of the journal Busara. He has spent much of his working life in the Kenyan civil service, and published seven volumes of poetry, which include Juices (1970), Silent Voices (1972), Soft Corals (1973), Cascades (1979), The Years Go By (1980), and Tides of Time: Selected Poems (1996).
He was once hailed by Wole Soyinka and lauded by Ezenwa-Ohaeto as “one of the most exciting poets in Africa.” As with many of his contemporary African poets, he has not received the critical acclaim many think he deserves. Deeply meditative, Angira’s work is deceptively simple and his choice of words may occasionally seem at odds with the gravity of his subject. As a Marxist poet—he once proclaimed: “Karl Marx is my teacher; Pablo Neruda my class prefect (when I am in the classroom) and my captain (when I am on the battlefield)”—his poetry evinces a critical concern with social injustice in post-independence society. Like his fellow Kenyan, Ngugi wa Thiongo, he is very critical of political and social developments in Kenya.
I saw you grow in my heart
From that mustard seedling
The tender heather
Feeling the spread of our roots
Tightening the hold
Around my organs of survival
The branches spreading
With the courage of dawn
Umbrella shade to the scorching sun
Umbrella cover to the drenching rain
Even when the leaves turned yellow
I never noticed
When the leaves dried
I guess I never bothered
Because I did not know
But even if I bother now
The roots are long lost time in me
And it wouldn’t change a thing.
NO COFFIN, NO GRAVE
He was buried without a coffin
without a grave
the scavengers performed the post-mortem
in the open mortuary
without sterilized knives
in front of the night club
stuttering rifles put up
the gun salute of the day
that was a state burial anyway
the car knelt
the red plate wept, wrapped itself in blood its master’s
the diary revealed to the sea
the rain anchored there at last
isn’t our flag red, black, and white?
so he wrapped himself well
who could signal yellow
when we had to leave politics to the experts
and brood on books
brood on hunger
and schoolgirls
grumble under the black pot
sleep under torn mosquito net
and let lice lick our intestines
the lord of the bar, money speaks madam
woman magnet, money speaks madam
we only cover the stinking darkness
of the cave of our mouths
and ask our father who is in hell to judge him
the quick and the good
Well, his dairy, submarine of the Third World War
showed he wished
to be buried in a gold-laden coffin
like a VIP
under the jacaranda tree beside his palace
a shelter for his grave
and much beer for the funeral party
anyway one noisy pupil suggested we bring
tractors and plough the land.
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