Carmen Boullosa
Carmen Boullosa (Ciudad de México, 4 de septiembre de 1954) es una poeta, novelista, guionista y dramaturga mexicana. Forma parte de la generación sin nombre que se agrupó alrededor del Taller Martín Pescador, a la que pertenecieron Roberto Bolaño, Verónica Volkow y otros.
Hija de Fernando Boullosa Cortina y Esther Velázquez de la Fuente. Descendiente en séptimo grado de Antonio Icaza y Caparroso. Hermana del poeta, escritor y conductor de televisión Pablo Boullosa y de la poeta, pintora y conductora de radio Mercedes Boullosa.
Quedó huérfana de madre a los quince años, vivencia traumática que se trasluce en varias de sus obras (por ejemplo en Mejor desaparece y Antes).
Después de cursar estudios en un colegio de monjas se inscribió como estudiante de Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1977 a 1979 trabajó como redactora del Diccionario del Español de México en el Colegio de México. En 1976 obtuvo la beca Salvador Novo, y en 1979 otra del FONAPAS del Instituto Nacional de Bellas Artes (Instituto Nacional de Bellas Artes). En 1980 fundó el Taller Tres Sirenas, imprenta privada que se dedica a la edición de libros de artista en tiradas pequeñas, cuando no ejemplares únicos. En el mismo año recibió una beca del Centro Mexicano de Escritores, donde escribió su primera novela, Mejor desaparece. De 1983 a 2000 fue copropietaria de un teatro-bar, El Cuervo, primero situado en la Plaza de la Conchita, que a partir de 1987 pasó a llamarse El Hijo del Cuervo, en la plaza Centenario de Coyoacán, lugares donde se dieron cita actividades culturales de todo tipo, como lecturas de escritores, conferencias, conciertos de música, etc. y para los que ella escribió más de media docena de obras de teatro.
Algunas de sus obras de teatro son llevadas a escena, y dos de éstas reciben premios de asociaciones de críticos teatrales. Publica su primer ciclo de novelas, que abordan con formas diferentes el tema de la infancia. En 1991 se le otorgó una beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Publica su segundo ciclo de novelas, "Son vacas, somos puercos", "Cielos de la Tierra" y "Duerme", históricas y parodias de otros géneros. En 1995 vive en Berlín con sus dos hijos Juan y María, invitada por el programa para artistas y escritores residentes de la DAAD (Deutscher Akademischer Austauschdienst). Continúa publicando novelas y recopilaciones de poesía. El 18 y 19 de noviembre de 1997, se celebra un simposio sobre su obra en el Instituto Iberoamericano (Ibero-Amerikanisches Institut Preußischer Kulturbesitz) de Berlín, con motivo del otorgamiento del Premio Anna Seghers, al que acuden académicos de América y Europa y a resultas del cual se publica el primer libro sobre su obra. Con el Parlamento de Escritores (del que formaron parte Salman Rushdie y Wole Soyinka) funda la Casa Citlaltépet para escritores perseguidos en la Ciudad de México.
Con su obra de teatro "Los totoles" (adaptación de un cuento de tradición popular, recopilado en náhuatl por Armando Martínez), dirigida por Alejandro Aura, fue un gran éxito, además del favor del público obtuvo dos premios de la crítica como la mejor obra en su género de 1985. Recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su novela "Antes", y el Liberatur de la ciudad de Fráncfort del Meno por la versión al alemán de su novela "La Milagrosa".
Actualmente (2007) vive en Nueva York y en Coyoacán, México, con su marido, el historiador y premio Pulitzer Mike Wallace, donde -con Eduardo Mitre, Sylvia Molloy, Naief Yehya, José Manuel Prieto y Eduardo Lago- funda Café Nueva York, para recordar la tradición literaria en español en esa ciudad. Participa en el programa de TV "Nueva York" de la televisión pública (CUNY-TV), en la que entrevista escritores y artistas. En esta ciudad ha escrito "La otra mano de Lepanto" -un juego literario que es recreación de personajes de Cervantes y narración de la Batalla de Lepanto y la guerra de las Alpujarras-, El Velázquez de París -que, como la anterior, aparece en la editorial Siruela-, y una tercera, "El violín y la virgen", formando una trilogía española, al tiempo que ha también escrito un ciclo brooklinés ("La novela perfecta", es la primera publicada de éste), y ha continuado escribiendo poemas ("Salto de mantarraya y otros dos", que apareció en el Fondo de Cultura Económica).
Enseñanza en Universidades
Distinguished Lecturer, Universidad Estatal de San Diego, EE. UU., 1990.
Visiting Professor, Universidad de Georgetown, 1998.
Cátedra Alfonso Reyes, Sorbona, París, 2001.
Cátedra Andrés Bello, Universidad de Nueva York, 2002-2003
Visiting Professor, Universidad de Columbia en Nueva York, 2003-2004.
Distinguished Lecturer, Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) 2004-2009.
Profesora invitada, Universidad Blaise Pascal, Clermont, Francia, 2014
Obra
En su primera obra con el tema de la infancia destacan los rasgos autobiográficos, sobre todo la muerte temprana de la madre que es elaborada bajo un fuerte signo de enajenación, incluso lingüística, del texto. Más tarde, Carmen Boullosa descubre su inclinación por los temas históricos de la Conquista y Colonia españolas en México, dedicando una novela entera, Llanto, a Moctezuma II, resucitado en su ficción en el México ultramoderno del siglo XX. Con Son vacas, somos puercos y su novela "gemela", El médico de los piratas, la autora hace el atrevido e insólito intento de sumergirse en un mundo exclusivamente masculino, el de los filibusteros en el Mar Caribe. Sus últimos textos van abandonando esta predilección por las escenas violentas y sanguinarias, mostrándose más amenos y en ocasiones hasta fantásticos, con un dejo de cuento de hadas. También se puede observar una mayor inclinación a temas internacionales, tales como Miguel de Cervantes o Cleopatra.
Novelas
Mejor desaparece, México, D.F.: Océano, 1987.
Antes, México, D.F.: Vuelta, 1989. Edición más reciente: México: Suma de Letras, 2001 (Punto de lectura, 195).
Son vacas, somos puercos: filibusteros del mar Caribe, México, D.F.: Era, 1991.
El médico de los piratas: bucaneros y filibusteros en el Caribe, Madrid: Ediciones Siruela, 1992.
Llanto: novelas imposibles. México, D.F.: Era, 1992.
La milagrosa. México, D.F.: Era, 1992.
Duerme. Madrid: Alfaguara, 1994.
Cielos de la tierra. México, D.F.: Alfaguara, 1997.
Prosa Rota. México, D.F.: Plaza Janés, 2000.
Treinta años. México, D.F.: Alfaguara, 1999. English: Leaving Tabasco. Trans. Geoff Hargraves. Nueva York: Grove Press, 2001.
De un salto descabalga la reina. Madrid: Debate, 2002.
La otra mano de Lepanto. Madrid: Siruela, 2005.
La novela perfecta. México, D.F.: Alfaguara, 2006.
El Velázquez de París. Madrid, Siruela, 2007.
La virgen y el violín. Madrid, Siruela, 2008.
El complot de los románticos. Madrid, Siruela, 2009.
Las paredes hablan. Madrid, Siruela, 2010.
Texas. México, D.F.: Alfaguara, 2013.
Ensayo
Coautoría con Mike Wallace: Narco History, How the United States and Mexico Jointly Created the "Mexican Drug War'". Or Books, New York, 2015.
Teatro
Cocinar hombres: obra de teatro íntimo. México, D.F.: Ediciones La Flor, 1985.
Teatro herético: Propusieron a María, Cocinar hombres, Aura y las once mil vírgenes. Puebla: Universidad Autónoma de Puebla, 1987.
Mi versión de los hechos. México, D.F.: Arte y Cultura Ediciones, 1997.
Los Totoles. México, D.F.: Alfaguara, 2000.
Poesía
El hilo olvida. México, D.F.: La Máquina de Escribir, 1979.
Ingobernable. México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 1979.
Lealtad. México, D.F.: Taller Martín Pescador, 1981.
Abierta. México, D.F.: Delegación Venustiano Carranza, 1983.
La salvaja. México, D.F.: Taller Martín Pescador, 1988.
Soledumbre. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, 1992.
Envenenada: antología personal. Caracas: Pequeña Venecia, 1993.
Niebla. Michoacán: Taller Martín Pescador, 1997.
La Delirios. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1998.
Jardín Elíseo, Elyssian Garden. Trans. Psiche Hugues. Monterrey, 1999.
Agua. Michoacán: Taller Martín Pescador, 2000.
La bebida, Fondo de Cultura Económica, México, 2002.
Salto de mantarraya. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2004.
"La patria insomne", Madrid, Hiperión, 2012.
"Corro a mirarme en ti", México, Publicaciones de Conaculta, 2012.
"Hamartia o Hacha", Hiperión (-UANL), 2015.
Varia invención
La Midas. Cuento de Carmen Boullosa, dibujos de Fabrizio Van Den Broek. México, D.F.: Editorial Limusa, 1986 (Serie La hormiga de oro). (literatura infantil)
Papeles irresponsables. México, D.F.: Universidad Autónoma Metropolitana, 1989.
El fantasma y el poeta. México, D.F.: Editorial Sexto Piso, 2007. (segunda edición: con prólogo de Masoliver Ródenas, Madrid, 2008).
Cuando me volví mortal. México, D.F.: Editorial Cal y Arena, 2010.
Azúcar Negra. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2013.
Audiolibro
Pesca de piratas. México, D.F.: Radio Educación, 1993.
Ser el esclavo que perdió su cuerpo", presentación de Sabine Coudassot-Ramírez y Raquel Serur. México, D.F.: Voz Viva de México, UNAM, 2001.
En voz de Carmen Boullosa: El fantasma y el poeta. México, D.F.: Descarga Cultura, UNAM, 2010.
Premios
1989 Premio Xavier Villaurrutia por su novela Antes.3
1991 Becaria Fundación Guggenheim
1995 Becaria Künstlerprogramm DAAD, Berlín
1996 LiBeraturpreis, Fráncfort del Meno
1997 Premio Anna Seghers, Berlín
1998 Becaria del Sistema Nacional de Creadores, FONCA, México
2001 Becaria Centro para escritores y Académicos de la Biblioteca Pública de Nueva York- hoy Cullman Center
2009 Premio de novela Café Gijón por "El complot de los románticos"- publicado por la editorial Siruela.
2009 El programa de televisión en que participa, Nueva York, que transmite el canal de televisión pública, CUNY-TV, recibe un NY-EMMY en la categoría Magazine. (a la fecha se han sumado otros cuatro, [1]]
2015 Typographical Era Translation Award por la novela TEXAS en versión al inglés de Samantha Schnee, Deep Vellum
2015 Finalista al PEN Prize para novela traducida -por TEXAS en versión al inglés de Samantha Schnee, Deep Vellum
ABIERTA
I- Filo de luz…
Filo de la luz
fruta abierta que a la noche
vuelves fuego
y que a la llama cambias en fresco sentido:
llego a buscar tu aliento:
más sedienta:
pozo de amor que me asombras,
cántaro de día.
II- Metal intacto…
Metal intacto en la noche sin sombras de la piedra,
tinta oscura vaciada en tierra,
sereno barro virgen…
Cosa tras cosa fuera del yerrro,
todo elemento intacto,
antes del sí, del no, de toda forma,
como un molde vacío
o como un río de plata del que nadie puede abrevar
y que no tiene donde escanciarse.
III- En ti el aire se hace noble…
En ti el aire se hace noble,
costa de arena fina la piel,
la carne el mar extenso
y el amor más dulce, la más armónica marea.
IV- Agua profunda…
Agua profunda,
corriente que, sin ver jamás el monte,
sin conocer la selva,
diriges a tierra el mar,
el ciego.
agua en que mil formas me encuentras
siempre más libre que la luz del sol.
V- Lago de dos superficies…
Lago de dos superficies,
mar suspenso:
todo en la palma de tu mano,
como grano de luz,
con una placidez incomprensible:
no hay tiempo, no hay premura alguna,
eres cuanto espacio es posible:
no hay distancia.
VI- Noches de velos ariscos, tus ojos…
Noches de velos ariscos, tus ojos:
mi carne, toda un lento eyacularse,
frente a ellos se muere,
se cierra más allá del tacto,
se niega toda puerta,
y como un misterio te encuentra,
dentro de sí,
oración milagrosa,
vedada alteración sin nombre
que me obliga a entregarme.
VII- Tu cuerpo pulsado por sí mismo…
Tu cuerpo pulsado por sí mismo
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido limpio del cobre y del aliento:
eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose sierva:
porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:
porque tú eres el viento
y eres también la roca virgen
que muchos metros ocultan.
VIII- Luz de luz te dice tu tronco extenso…
Luz de luz te dice tu tronco extenso
y tu perfume, tu olor a cándida hierba, a lilas,
a tu boca fresca,
te llama esquivamente por tu nombre.
IX- Claro pétalo que a la flor te asomas…
Claro pétalo que a la flor te asomas,
costa que hacia la densa selva miras,
filo de acero que sobre el acero pesas,
fiel raíz que al tallo imitas, a la flor,
a los aromas,
sobre ti te vuelves.
Eso, pero también el pétalo terso, gozo de color
y de perfumes,
la costa abierta como ninguna boca,
el acero afilado y tenso,
la raíz sólida, llena de poder y de lumbre,
dadivosa:
así eres tú, amor,
así tú y yo, dos entregas amantes y amorosas.
X- Un guaje es tu boca fresca…
Un guaje es tu boca fresca,
odre de almíbar,
trozo de amor fresco que a tu contagio
vuelve carne y amor
a la muerte y al engaño.
XI- No eres la pluma…
No eres la pluma
que al aire se inclina,
ni el cuello tibio del ganso,
ni la piel del tímido durazno:
eres el injerto de toda esa ternura
en la fuerza del monte,
en el salto de un felino acorralado.
XII- Abrazo de la tierra…
Abrazo de la tierra,
certeza de lo que el monte dice,
secreto hecho voz,
es el silencio tu aliento cuneiforme,
caligrafía de los dioses son tu olor
y tu cuerpo de amor sedientos.
XIII- Durazno…
Durazno
miel de la uva,
fibra del pérsimon:
me ofreces un glosario de carnes
en cada beso.
XIV- Horquilla del viento…
Horquilla del viento:
metálica te acercas al cedro,
como rayo de luz,
al tiempo que dejas dócil en la flor
el beso de tu pasión fecunda.
XV- Cimarrona fruta del campo y del día…
Cimarrona fruta del campo y del día,
tu deseo es el aspa indomable
que un día cualquiera talló en ese sitio
lo que llevo yo por cuerpo.
AGUA OSCURA
Es hablar de la llanura que se quiebra en la noche,
interminablemente oscura,
que se desborda al horizonte, silenciosa y sin límite
El círculo roto, el murmullo que desatendido se multiplica,
se convierte en un ejército con mil frentes,
sonido inacabable, incomprensión inacabable
(es tu olor la firmeza única,
la única sobrevivencia del sabor del día)
Tengo abiertas las manos para tocar la caída de agua oscura
que en múltiples texturas se desenmaraña
He abierto conscientemente las manos: nada me detiene, nada detengo.
En esta limpia fluidez tumultuosa perdí el modo de jugar la ronda:
En este movimiento he dejado el último resquicio virgen al movimiento,
el último e infinito resguardo.
Ya nada me distingue del mundo.
-Sí, tú eres la firmeza única, el momento cierto que me espera
a un lado de la noche para abordarme, pero eres el único eco capaz
de nombrar lo que ejerce la oscuridad sobre la llanura-
Ya nada me distingue del mundo porque nada detengo.
Pero (sopla lento el viento) cada partícula de polvo, cada gota de agua
que viene en el viento, un instante antes de entrar en mí se detiene.
Nada me distingue del mundo, es cierto, pero nada me traspasa.
Todo, justo un instante antes de perforarme, me señala, me sostiene, me demarca.
BEBIDA
Bebo la oscuridad del incrédulo
del vaso de tu boca. Tomo por hueso
el beso, que es desnudo y es del muerto
el habla, y es del vivo adorno, es rulo,
verdad, afeite, máscara y desnudo.
Recibo del abrazo el rasgón. Sueño
de tu ojo la afección por mí, luego
el consuelo y el amor. Tiemblo. Dudo.
Quiero beber, tomar, recibir. ¡Dame,
golpea tu espada en mí, abre, hiéreme,
riega lo que ningún líquido lave!
Márcame, rásgame con el filo de tu sable.
Quita matando que cobarde teme
la temerosa de mi nombre. Te digo: ¡dame!
CARTA AL LOBO
Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,
en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera
incluso de día o en el silencio
mar de resmas de hojas
que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo,
de yerbas entrelazadas,
de mareas de pájaros,
de oleadas de animales ocultos.
Llegue aquí cruzando el puente que une al mundo
temeroso con tu casa,
este lugar inhóspito,
inhóspito porque esta la mar de habitado,
habitado como el mar.
En todo hay traición porque todo esta vivo…
Por ejemplo, aquello, si desde aquí parece una sombra,
¿hacia donde caminara cuando despierte?
Como fiera atacara cuando pase junto a él,
cuando furioso conteste el sonido de mis pasos.
Así todo lo que veo.
En todo hay traición
…era el camino, lobo,
la ruta que me llevaba a ti…
Escucha mi delgada voz, tan cerca.
Ya estoy aquí.
Escoge de lo que traje lo que te plazca.
Casi no puedes mirarlo,
insignificante como es,
perdido en la espesura que habitas.
Estoy aquí para ofrecerte mi cuello,
mi frágil cuello de virgen,
un trozo pálido de carne con poco, muy poco que roerle,
tenlo, tenlo.
¡Apresura tu ataque!
¿Te deleitaras con el banquete?
(No puedo, no tengo hacia donde escapar
y no se si al clavarme los dientes
me miraras a los ojos).
Reconociéndome presa
y convencida de que no hay mayor grandeza que la del
cuello de virgen entregándose a ti,
ni mayor bondad que aquella inscrita en tu
doloroso,
lento
interminable
y cruel
amoroso ataque,
cierro esta carta.
Sinceramente tuya,
Carmen.
EL HILO OLVIDA
El hilo olvida,
pierde la memoria que le dicta la postura de sus hilazas y se descompone.
No sabe cómo curvarse para tener la forma del carrete.
El hilo se deshila y entra, indócil, como traspasando
el filo de un grueso cuchillo, en la sabana densa,
en las guías de las hojas del guayabo, en el tallo tranquilo
que se convierte en raíz sin subordinarse, silencioso
y tenaz hasta alcanzar la caña, hasta ser la húmeda tierra.
Pero no es de ti de quien debo hablar sino de la sorda persecución
que he proseguido hoy de mi oído a mi otro oído.
De oreja a oreja corro cuando llego más lejos.
La sorda persecución de la cólera.
Y tú duermes.
Descansas simulando agitar con tu respiración el viento.
De oreja a oreja corro;
nada puede detener mi marcha; nada la olvida.
Y no escucho la única palabra que podría detener este
silencio desflorado.
(Tú duermes.
Acaricias el borde de mi cuerpo,
simulando.)
De oreja a oreja.
Nada puede traspasar un silencio que de oreja a oreja
corre protegido por el pabellón vegetal de su sordera.
HIERBA
Allá va la hierba que creció sin tocar tierra.
Va la que no conoció el lodo ni el seco craquelar sin lluvia.
Pasa en flor,
sobre la ráfaga.
Pasa silbante.
Blandida o aventada como arma o herramienta.
No sabe pesar porque nunca ha pesado.
Al volar no duerme ni descansa.
Hierba sin nombre, hierba perra, hierba palabra del mono que en la noche grita
articulando sin gramática.
Hierba oliendo a carne,
nacida al roce de una piel insomne con otra que no sabía conciliar el sueño,
las de esos dos entrando donde rige la razón incuerda con los ojos abiertos,
ignorando el rito tajante del sueño que divide a lo real en dos trozos.
Un paso los traía o los llevaba a la locura, no los quemaba la frontera.
Perdían el piso sin saltar, distrayéndose volaban,
sus huesos desconocían el gravitar de la piedra.
Hierba que repudia al rocío, que no obedece al sol,
hierba sin rumbo,
nació crecida, arrancada; su flor lleva en trozos diminutos
el fúnebre color que en Cuaresma cubre el rostro y la llaga de Cristo, es luto destazado.
Va la hierba, como si no tuviera cuerpo, en el lomo del viento.
Tose.
Allá va, miente, nunca aprendió a pisar, firme firmeza,
desnuda, acostada, la siempremuerta.
No hubo semillas en su árbol genealógico.
Nació entre cuatro paredes, donde el hombre cubría su miembro
con vísceras de gato y usaba a los vientres hasta reventarlos,
sellando con incansable gozo su infertilidad.
Apenas mira el rostro que lo ama.
La hierba nació donde la sangre animal y la menstrual se vaciaban
en el mismo vaso, y el semen era desordenadas sílabas
gritando revueltas en la boca de la hembra.
Como el moho en el rincón inmundo,
así la nunca pegada ni adherida nació entre el vientre de él y el de ella, a golpes,
sin el rito que bendice el amor, hurtada al jadeo, robada al llanto, irreverente
humo sacrificial sin ofrenda, sacado con el carbón ardiente
y la ausencia de El Cordero o de El Hijo.
El cuchillo la encontró sin tocar la carne.
Es brote de puñal, vástago de la boca entreabierta por la que entra
o sale el suspirar agitado, rasposo y anómalo de la noche.
Atrás de ella sólo se escucha la bala,
de mosquete, la espuela raspar la losa.
Un grito pidiendo misericordia.
Ella es la ruidosa respiración de un cuerpo que se pierde en el laberinto a voluntad
para que lo devore el mitad animal, mitad ángel y hombre que ahí reina,
llamado con las letras del incrédulo,
que besa como si comiera y hablara a un tiempo,
en besos de verbo,
el encajando-encajado,
el ladrón-hurtado, -
el esclavo-tirano,
el perro amo,
el hacha, galletita, caramelo, guillotina, horca y abrazo,
el desconcierto,
el veneno adictivo,
el rayo de luz asesina,
el todo párpado (cierras, abres),
el lumbre,
el hielo,
el dolor.
“Sombra, iluminación, doble, inconfiable.
Ciego, visible, duda, negación, vista:
Entierras mil veces el cuerpo sobre el que insistes en acostarte,
lápida móvil que repites incansable el enterramiento, sepultas con tu forma,
revestido de lo que llamas con tres sonidos forasteros emulando al amor.
Manto de suave fibra.
Ráfaga, rayo,
descanso, vuelo.
Caes mientras te habla el ciervo que has cazado, vencedor vencido,
cazador apresado,
gángster de la metralla despojando al corazón del cálido pecho.
Pum-pum (hace él ahora, a solas, canto del gallo huérfano del amanecer,
colorado músculo, manco, si n0 sería tuerto: desearía ahorcarse
con sus leales venas).
¿No Podrías dejar la garra y la pezuña, acceder a la tentación del labio
que cuatro veces repetido en un solo cuerpo, más sus dobleces,
te habla, pide, te suplica, lo reconcilies con el término Amor?
¿Terminar la ceguera?
¿Traer al gozo la dicha, la paz, la risa?
¿Restaurar la gramática?
¿Arrebatarle la lengua al insensato mico que no comprende la selva?
¿Dar a la hierba un trecho de tierra que habitar junto al pozo?
¿Provocar la llegada de la lluvia?
Una frase más del beso hablante.
Desnudo vistes la manta sin la que hoy muero de frío, al Sur, en la tierra del calor.”
Allá va la hierba de que hablaba.
Apareció cerca de las sábanas que aceptaron la caligrafía de tinta sangre, dejando que la borrara para siempre el tonto jabón y el agua,
sin suspirar una de las cien merecidas veces por la pérdida del dibujo
del amor que trazaron con tanto empeño los torsos.
Ahí apareció, la hierba. El viento la adoptó viéndola sin dónde sostenerse, y yo la nombro,
leal a su paso.
Salió entre tu piel y la mía,
entre mi vagina y el esqueleto de acero del edificio donde habita el amor.
Nació robándome el alma. La encarna en clorofila y fibras,
alma sin cuerpo volando en la frágil ráfaga.
LA MEMORIA VACÍA
1. Trato de oscurecer con mi sombra la tierra del exilio, mi
tierra, ocultarme a la memoria vacía.
No tengo origen.
Formo con mis hermanas un muro inabordable.
Nos cegamos a la tierra que alarga el día de luminoso júbilo,
a sus ojos brillantes donde brotan ciruelas jugosas
y dulces, los animales cálidos y huidizos;
al día de paredes traslúcidas, de corrales abiertos y campos
poseídos por el secreto que han murmurado las semillas al abrirse
He llegado al término de mi sombra: el día tiene abiertos los
muslos y se entrega al gozo insaciable de los hombres.
2. En medio de este estruendo,
del golpeteo de las alas locas del viento sobre el llano,
del silbido deslumbrante con el que el río corteja a las plácidas nubes,
los hombres recuestan su cuerpo amoroso sobre el torso del día,
hacen de la mañana al ritmo de su cuerpo.
Y nosotras,
hechas de un material que se resiste al cortejo del tiempo,
templadas en el silencio firme,
tratamos de permanecer
aunque no tenemos casa,
aunque estamos desprovistas frente al cauce ajeno.
Nos trenzamos entre nosotras los labios con los labios:
ésta es la palabra de las tres: nuestra palabra.
(Oigo un crepitar en el fuego: los pechos de las mujeres se desprenden
del deseo como frutos maduros. Los pechos de las mujeres:
panes recién cocidos.)
SER EL ESCLAVO QUE PERDIÓ SU CUERPO
El fuego,
otra vez fuego,
el fuego junto a la lumbre,
en el piso,
subiendo por los sillones,
cruzando las ventanas,
y tras él el fuego,
solamente el fuego.
El fuego otra vez,
¿No lo ven?
¡No lo ven! Es el fuego.
Les parezco una mujer sentada.
Quiero vestirme.
La ropa interior que yo traía puesta, abrió sus tejidos,
los venció el calor,
la blusa abrió sus tejidos,
vencida también,
la falda cedió sus hilos,
ardiendo los dejó caer…
Quiero vestirme.
El fuego. No tengo más que el fuego:
Soy la desnuda, la que no tiene encantos.
Quiero vestirme.
Quemo mis vestidos.
Mil cabellos están vencidos también por el calor,
mis pestañas, mis ojos;
mi saliva, un día intacta,
también te espera rendida, vencida, humillada,
doblada, hincada,
herida como el vapor,
como el vapor aislada,
ahogada en tu espera.
Quiero vestirme.
No hay animal con el que pueda compararme,
desnuda estoy como el ganso o el lirio,
no hay planta con la que pueda compararme,
quemada estoy, quemándome,
impaciente,
interminablemente.
¡Que me ayuden los asnos!
¡Que acudan a mi ayuda
los cerdos o las garzas,
los ruiseñores o las cañas de azúcar!
¡Nada puede ayudarme!
¡Vencida estoy por ti,
por ti fui por mí abandonada!
TU CUERPO PULSADO POR SÍ MISMO…
Tu cuerpo pulsado por sí mismo
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido límpido del cobre y del aliento:
eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose cierva:
porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:
porque tú eres el viento
y eres también la boca virgen
que muchos metros ocultan.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario