domingo, 28 de noviembre de 2010

2158.- MARLENE PASINI


Marlene Pasini
Nació en Toluca, Estado de México, México (1970). Es comunicóloga y poeta, cursó los Diplomados de Dirección de recursos humanos y Relaciones laborales en el ITAM. Ha publicado el libro “Cristal del tiempo” (2002), y los siguientes poemarios “El silencio es otra noche” (2003), “Recintos bajo el sol” (2004) perteneciente a la Colección de poemas de Cuadernos Mexiquenses. Sus poemas han sido incluidos en las antologías: “Desde el fondo de la gruta” de la Universidad Autónoma del Estado de México y “Cuando las olas se hicieron palabras” (Poetas del nuevo siglo mexiquense). También han aparecido en las revistas: “Magisterio” de la Dirección Gral. de Educ. Normal y Desarrollo en México, “Casa del Tiempo” de la Universidad Autónoma Metropolitana, “Molino de Letras”, “El búho”, Revista Norte/Sur, en “Letralia” revista de escritores hispanoamericanos en internet, “Remolinos” y arte poetica.com. En el año 2008 fue difundida su obra en el programa radiofónico “arinfo” de Argentina. Ha participado en encuentros nacionales e hispanoamericanos de poesía. Recientemente obtuvo mención honorífica por el Primer Concurso Nacional de poesía “Francisco Javier Estrada”, 2007. En el año 2002 fue entrevistada por el periódico Excelsior de México para la sección cultural. Actualmente radica en el Distrito Federal


MUTISMO

Para Alfonsina Storni
In memoriam

La boca silenciada
mutila palabras que agonizan
en la punta de la lengua.

Látigo de relámpagos:
el oculto dolor.

El cuerpo gotea su desmesura
en su fondo de pozo,
por debajo de sí
capa tras capa se desflora
hasta su centro ínfimo.


El grito desolado irrumpe
en los muelles de la calma.

Vorágine de lunas afiladas,
máscara ante una puerta de sombras,
desde el limbo
rostros de arcángeles
se desploman como guijarros de cristal.

De “EL SILENCIO ES OTRA NOCHE”







SORTILEGIO

Ondulación perdida
en la mirada,
inscripciones de lo invisible
caen al fondo del sueño.
Insignias de otro tiempo.

Alas fugaces danzan
entre las ramas,
cada movimiento
se evapora en la hoguera del instante.

Desde lejos un rumor de pájaros
asedia el estanque y su quietud de jade.

Cuarzos de luz
cruzan un esplendor de nubes,
reverberan en las aguas mudas.


Un último andar en sigilo sepulta la oscuridad.

Intacta negrura de sombras.

El profundo cielo
es un canto impasible de cuervos.

Soñar: luz que se disuelve.
Sortilegio.

De “RECINTOS BAJO EL SOL”








MUTACIONES

Se hunden relojes.

Prisión que de pronto acecha.

Espinas lapidan el fango de la memoria,
tanto rostro destejido por grises hilanderas.

Noches y días sobreviví errando desiertos
ciega en tus nervaduras invisibles.


Batalla sin tregua
invencible hasta la derrota.

¿Dónde está mi lugar entre despojos?

Mi sombra también se irá
en tu buque de fantasmas.

De “CRISTAL DEL TIEMPO”








INCIDENCIA

Desangran callejones
su gris penumbra
sobre tejados que enmohecen.

La opacidad irrumpe,
eco fúnebre en recintos de gastada materia.

Noche de perros,
jauría en boca del suicida,
sombra de moribundos cuerpos
en el sino de su abandono.

Cómo cuesta vivir
bajo la consigna
de este mundo condenado.









Lejos desde la noche

Para Taby
In memoriam

Vuelves rondando caminos invisibles,
el viento es la patria que te arrulló con sus alas de indulgencia,
arrecifes de aire para el mar que estrella su lamento
sobre la noche de tu sueño.

Gravita niebla, su resplandor contra tu rostro,
el cristal donde vislumbras el fondo del ayer,
los restos de un tiempo sin tiempo en el temblor de tus visiones.

¿Qué murallas derriba tu voz en el sigilo de la noche?

Esa distancia que cae como un telón entre el vacío y la memoria
ardiente de los días.

¿Qué emisaria luz convocas desde el jardín insomne, bajo las piedras
que resguardan el color de las eneidas?

Semejante a rumor de fábula,
creciente llama en el umbral desierto,
te miras en un espejo de humo
y eres el humo mismo que arde al otro lado del inmenso túnel;
vértigo con sabor a pálida marea,
agua muda donde anclaste el árbol de tu misteriosa sombra.

Pides al alba que desgarre su luz
donde la soledad es el rito acostumbrado
bajo el polvo de los siglos,
bebes tu copa de miedo bajo la sal de los augurios,
el aposento más oculto entre la urdimbre que maquina el destino.

Y llegaste poco a poco a fundirte en el silencio,
a ser la brizna que golpea indiferente,
un cuerpo de bruma sumergido en su Orión de seco escalofrío,
con tu mañana envuelta en burbuja inmóvil,
último eco de arena pasajera.

Pesa en ti la estación de la nostalgia,
la demencia gris de la tormenta pudriéndose en la boca oscura de la tierra.

¿A quién le clamas por este abismo?

Canto mutilado de cuervos que horadan el profundo cielo.









Obsidiana

Olor a niebla
disuelto entre mis manos.

Extraña sombra
desdoblando sus contornos.

Erosión mineral del tiempo.

Ignoro
la sucesiva escritura de la noche,
su altitud de universo disgregado.

Soy apenas murmullo
en la eternidad del vértigo.

Esta penumbra:
diluvio de obsidiana

es hiedra enraizada
hasta la recóndita
ramazón de mis huesos.










Xinantécatl

Estación de agua
sobre la copa de sauces.
En brillos derramados
pupilas de lluvia
diluyen caminos de otro tiempo.

La tarde se cierra.

Ocre resplandor envuelve
en taludes de aguanieve
la cúspide volcánica.

Tajada de tiempo,
en las alturas el silencio,
alas de águila sueñan
ser la luz del relámpago,
el imperio de los dioses.

Desde las lagunas del cráter
ascienden vahos de azufre
y antiguo copal,
mientras un dios lluvia
vigila su oro azteca,
su códice de astros.



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