sábado, 15 de enero de 2011

2835.- JUAN JOSÉ TÉLLEZ


Juan José Téllez Rubio
Escritor y periodista español nacido en Algeciras en 1958. Colaborador en distintos medios de comunicación (prensa, radio y televisión). Fundador de varias revistas y colectivos contraculturales, ha recibido distintos premios periodísticos y literarios. Fue director del diario Europa Sur y en la actualidad ejerce como periodista independiente para varios medios. En paralelo, prosigue su carrera literaria como poeta, narrador y ensayista, al tiempo que ha firmado los libretos de varios espectáculos musicales relacionados en mayor o menor medida con el flamenco y la música étnica. También ha firmado guiones para numerosos documentales.

Poesía:
Historias del desarrollo (1978)
Crónicas urbanas (premio Bahía, 1979)
Medina y otras memorias (1981)
Bambú (1985)
Daiquiri (1986)
Trasatlántico (2000)
Las causas perdidas (2005)
Sonados (2008), en colaboración con Tito Muñoz.
Sus seis primeros libros de poemas han sido recopilados bajo el título de "Ciudadelas y sextantes", en 2006.
Las grandes superficies.(2010)

Narrativa:
Amor negro (1989)
Territorio estrecho (1991)
El loro pálido (1999)
Main Street (2002)
Señora Melancolía (2007)

Ensayos:
Paco de Lucía, retrato de familia con guitarra (1994)
Marejada, historia de un grupo literario (1996), en colaboración con Juan José Lanz
Carlos Cano, una historia musical andaluza (1998, ed. ampliada en 2000)
Moros en la costa (2001)
Chano Lobato, memorias de Cádiz (2003), en colaboración con Juan Manuel Marqués
Paco de Lucía en vivo (2003)
Carlos Cano, una vida de coplas (2004), en colaboración con Antonio Ramos Espejo.
Gibraltar en el tiempo de los espías (2005)
Teoría y praxis del gadita (2008)
Participa en numerosos libros colectivos como los textos que acompañan a la edición fácsimil de "Sonetos de la Bahía", de José Luis Cano, en 1987, o la serie "Crónica de un sueño", en torno a la transición democrática en Andalucía.
Figura al mismo tiempo en numerosas antologías y algunos de sus textos han sido traducidos al inglés, al francés y al árabe.



CONFLICTO DE PERSONALIDAD

Si un doble mío penetrara en su cuarto
y lamiéndole el cuerpo con el mimo
sumiso del esclavo, le sacara
de algunas de sus frecuentes pesadillas.
Si le invitase entonces a un viaje secreto
por muslos y por labios, laberintos
de piel que una mano diestra
registre en la noche, suavemente.
Si entre usted y yo, a estas alturas,
hubiera saliva o rumor de matorrales,
la íntima humedad con que el rocío del gozo
va untando a aquellos que no duermen.
Si fuésemos reptiles, si transfigurásemos
el río de las horas en un burdel de gestos
y el alba sólo fuera un relámpago importuno.
Si mi sosias penetrase por su hendidura estrecha
y el vello nos sumiera en un deleite súbito.
Si tensáramos sus músculos como el hilo de un arco
que habrá de dispararse contra la carne contraria.
Quizá-quizá, si todo esto ocurriera
y yo la encuentre mañana en los grandes almacenes,
mirándome a los ojos distraída diría
su cara, caballero, no sé, me suena mucho.

(Extraído del librito Las causas perdidas,

VI Premio Aljabibe de Poesía; publicado por Endymion.)







La poesía

sale de los ríos.
Habla de mujeres
vulgares, de
mujeres que no huelen
a alcanfor,
La poesía,
gestos larguísimos
y dulces
de desangrar las venas
del silencio,
de abrirse de brazos
al murmullo y mirar
la poesía
que queda en los hospitales,
en el hombre que carga
la recámara del miedo,
en las paredes
del grito
y en las azucenas.
La poesía
es una gota de aire
para el cuerpo inmóvil
bajo tierra, bajo el yugo,
bajo la inánime soledad
más sola.

(De Crónicas urbanas)






El cuerpo tu soledad herida
y sola aletargado. Las manos se deslizan
por la piel que aguarda, por los labios
que laten con pulso más alto, por el río
de rabia que salta entre nosotros.
Ni en los libros que huyen
por la alfombra, derrumbados a partir
de una mirada, ni en el mapa
en que no estamos porque nadie ignora
el lugar del miedo. No vamos a encontrar
el perfil del abrazo, sólo en nuestros
poros que se besan con la pequeña
inquietud de gente que camina
creyendo que el amor es un verso de Bécquer
o un crisantemo
o aquella película de Sofía Loren
con Alberto Sordi. Entonces, sobre
el suelo, siempre sobre el suelo,
con la penumbra suficiente para no dar
marcha atrás, ante todo aquello que invenmtamos
sin sueño, descolgamos
la constante ceremonia de la lengua.

(De Crónicas urbanas)





Playa nudista

Abandona el cuerpo a la pereza del Austro,
la vulva abierta al sol que cicatriza.
Hasta el crepúsculo, hundida en la tumbona.
En pies descalzos, dedos humedecidos
por el mar que ronda como aquel que acecha
en la penumbra, el miembro yerto. Acaricia
suave colina, caderas podersosas, la calle
del amor donde ha llovido. Que el Aquilón
no llegue a entorpecer el reposo de la reina
dulce que el placer gobierna, rectora
de la dicha, soberana de senorígido, sobre
trono de arena, descanssa como una tabla de viento
que ha navegado, en la tarde, océanos felices.
Y rendido amantes, junto a su vela erecta.

(De Ciudad sumergida)

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