domingo, 30 de enero de 2011

2952.- CÉSAR SILVA


César Silva Márquez. Nació en Ciudad Juárez, Chihuahua (México) en 1974.
Textos suyos y traducciones, español-inglés, inglés-español, han aparecido en revista nacionales e internacionales. En tres ocasiones ha obtenido la beca David Alfaro Siqueiros que otorga el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Chihuahua. Textos suyos han sido incluidos en diversas antologías tales como El manantial latente (Tierra Adentro, 2003), Árbol de variada luz (Universidad de Colima, 2002) y Generación 2000 (Tierra Adentro, 2000). Ha publicado los libros: La mujer en la puerta (Editora gob. Edo. Veracruz, 2007), Abcdario (Tierra Adentro, 2006 y 2000), Si fueras en mi sangre un baile de botellas (Ediciones sin nombre / Nod, 2005), Par/ten al alimón con Edgar Rincón Luna (Solar, 2000), ha aparecido en el colectivo El silencio de lo que cae (El ala del tigre, UNAM, 2000). Ganador del premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras, 2005 con la novela Los cuervos (Tierra Adentro, 2006).



eloísa

los aleros y el agua quemados a las 11 del día
bordan la sombra de mi mujer

ella me dice
que un ángel se le junta en los dedos
que otro más se le va ahogando en los ojos
que su abuelo, trapecista del tiempo
murió a los 100 años

algún murmullo que nace
del polvo la distrae y me pregunta
¿qué se escucha?
¿qué es eso
que se escucha en las puntas
del día?

tu nombre, digo
tu nombre escrito sobre el aire
todas las letras que en ti convergen
la piedra húmeda en tu voz y tu nombre
que las calles festejan,
una cascada potente que pide más agua
esta misma calma de ti del temblor nacido
en la constelación de tu nombre y también
el romper de los grillos en las ramas del día

y toda la pólvora del eco
y todas las alas del mundo agitándose
marcan nuestros pasos

(la mujer en la puerta, editora de gobierno, Veracruz, 2007)











hotel lois

el puerto era una flor cortada en nuestras manos
j. c. becerra



salgo a la noche y entro en la playa
las arenas reciben mis pies
el fresco viento arrastra
olas y hambre
voces sobre todo la voz que acaricia
la moneda que es la mar

aquí estuve en 1993
el hotel lois era azul y la ciudad
se construía alrededor

la vida era una pelea constante
pero entonces qué es la vida
cuando con cerveza
cruzas la mitad del país en auto:
a media mañana te despides
del pacífico
y una noche después el golfo
de méxico pesa como una perla

no te percatas
que este puerto es tuyo
una flor como dijo el poeta
una puerta que cierra
para que el sol caliente los huesos
y el aire nos despeine
y enumere olas y pájaros
el brillo en el ojo de la cerveza

en un bar el arpa desgaja notas
parte en dos la música
y la fiesta es el anzuelo
donde el mar devora
una flor de barcos

tampoco sabía que mis amigos
se destrozarían poco a poco
yo que viví el naufragio dulce
cómo lo iba a saber
si las ciudades se arremolinaban
en el licor
y la vida era libros
que pensaba escribir
el júbilo estaba a mis pies
y la pasajera edad
tomaba el sol a sus anchas

en 1993 tenía 19 años
ahora el lois esplendoroso me llama
el bar abre tantas cervezas para arroparme









superhéroe

la calma es
polvo verde y costura que domina
porque no se trata de esconder

huracán ante la disculpa
del rostro que duda
¿puede bajar el volumen?¿me da permiso?

en los dientes la voz deja sombras

meditar es entonces sacudir
la arruga en el atuendo
la delgadez de un cuerpo lleno de hambre
cuerpo calígula, muerte que abarranca
y no sucede

avanza por la sacudida ciudad el monstruo
como aire a 300 km/hr

golpeas porque odias lo que te odia
igual que a un hermano en las sienes

abres la puerta y recorres pasillos de ojos
abres, como quien abre la ira, la pólvora
suburbios sutiles de sangre
en la vena de la mujer débil
que tú y el otro aman

él mismo en una cámara de proyectiles
mismo temperamento, bomba que respira
lacio como las hojas lacias, lacio
¿y la puerta en los ojos?¿y la llave de puños?

un terremoto humano cruza las calles
vidrio hacia arriba sin fuego ni máscara
bostezo tan fuerte de quien huye

somos testigos
del polvorín que tiembla en tus manos

sabrán de ti las calles
pasos más allá que derrumban






CARNE ASADA

cada mañana del último sábado del mes
avanza como iceberg en medio de gente
sin tocar ni ser tocado
con un cesto blanco entre los corredores del súper

lleva 2 kilogramos de carne
lleva sal de roca y cerveza

en abril compró entraña y vacío que coció
a fuego directo en su jardín
lejos de los autos
y las horas colgadas en alambres telefónicos

hoy lleva costilla y lomo y piensa
en la necesaria blancura del carbón

su mente está lejos de la catástrofe
lejos de la habana donde se hacen largas filas para comer un helado
lejos de asaltantes y fuegos menos generosos

ya se imagina el jugo ligero de costilla, el sabor del hueso
la grasa delgada que atraviesa el lomo

es fin de mes y el hambre nos toca
la sal penetra la costilla lentamente
ya escuchamos el asado entre banderas de llama

una mano sujeta una cerveza
la carne huele a siglos de sangre y cacería

(2005)






SUPERMERCADO

el carnicero tiene sangre en los brazos
escribe mi orden y despacha hipnóticamente

es carnicero desde hace 20 años
y conoce el precio de los amores
como la forma de sus cuchillos y el filo de la carne
y de vez en cuando bebe alcohol en las fiestas largas
con sus hermanos abogados y policías

este carnicero pudo haber sido mi pariente
escribe la orden
mientras taja preciso
entre la carne roja
y los huesos helados de historias como la suya

sobre la sangre luces cuelgan
escurriendo sus vidas

(2005)

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