domingo, 31 de octubre de 2010

1672.- ANDRÉS GONZÁLEZ CASTRO

Andrés González Castro nació en l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) en 1974. Es licenciado en Filología Hispánica e imparte clases de catalán para adultos. Ha corregido libros para diversas editoriales y ha traducido al castellano el poemario de Ferran Anell Contra els poetes (L’Esguard, 2003). Ha ostentado diversos cargos en la editorial La Garúa y colabora con revistas de cultura como El Ciervo o Girándula.


-POESÍA
Currículum vítae (2002).
Obra nueva (2004).
Retablo de Nueva York (2005).
Obra nueva precedido de Currículum vítae (2005).
Epigrames del Mas d’en Gall (2007).
Maniobras diversivas (2008).






LLAMADA AL ORDEN

Impongo un nombre a cada cosa:
el que nunca tendría
si yo no lo posara, como un beso,
en su parte más íntima.

Aspiro no al oficio: al beneficio
constante de la duda.

Escribo:
cambio el desorden
de sitio.

(De Obra nueva)






UTILIDAD DE UNA ESTATUA

Cherubino, alla vittoria!
Alla gloria militar!
Cherubino, alla vittoria!
Alla gloria militar!
Lorenzo Da Ponte

Antañones, los vemos a caballo
chorreados del óxido del bronce,
con un sable en la mano,
al frente de unas tropas
generalmente victoriosas.
Tan ejemplarizantes que arremeten
al enemigo moro,
a los franchutes o a las tropas pérfidas
de la pérfida Albión -según los tiempos.

Pero yo me pregunto
¿para qué sirven hoy los generales,
generalmente victoriosos,
con pecheras cargadas de medallas
cuando en la primavera
florece la amapola
y la lluvia refresca a goterones
el estertor de mayo?

Para que se guarezcan las palomas
bajo el ruido de sables.

(De Maniobras diversivas)





SPANGLISH

¿Pero qué es esta nueva algarabía,
this real mess de lenguas abrazadas,
unidas in just one, tan enlazadas
you don't believe it si tú no lo hear?

Sí, ya tú sabes que pasó last year.
That's the problem, you know, las temporadas
he doesn´t work, que son muy fastidiadas.
OK. Te dejo. Bye. Take care, María.

Ellas no saben de academicismos.
Para hollar con su paso el día a día
han trenzado en el alma dos abismos

dos caos que conjuntan su armonía,
que se atraen, se repelen, se desean.
That's just the way it is. Pasen y lean.





JUKE BOX

La sirena aturdida entre sus luces
y el percutor que tiembla en el asfalto
como un galgo ahorcado que agoniza
descienden a murmullo tras el vidrio.

El ruido sí, pero también la música
de un saxofón que tiende su arco iris
hacia la Estatua de la Libertad,
esa barbie Miss Liberty que dice:
Give me your huddled masses.
Dame tus masas y una monedita:
su sonido alimenta también mi corazón.

En el Battery Park mojan sus pies
las notas en la curva partitura
multicolor del arco iris.
El chapoteo musical invita
a bañarse en el Hudson vespertino
y una ardilla enigmática
atenaza la luz como una brasa.
Nada que ver -no busking-
con el metro y su tedio obligatorio,
de día laboral.

El taxista empezó la incongruencia
con música de cámara
tarareada en el atasco
en vez de la sonata de injurias en A minor,
mientras los tubos de neón torcían
los recodos de todo el laberinto.

La siguió aquel ensayo al aire libre
de música naíf, panes y peces
multiplicados para la merienda
con escamas brillantes en el Fulton.

Después nos llevó el hilo musical
a alimentarnos de palabra adonde
Ariadna, traje azul, pamela enorme,
recogía algodón o atravesaba
la orilla de un Atlántico domingo
rumbo a África en un espiritual.

La tanta luz se convirtió en el tísico
hilo de una bombilla
que brillaba a través de la dulzura
de aquel sirope cantarín de Broadway.
Que nos mojó las alas en melaza,
nos empapó las alas en lo inane.

Nos acabó salvando aquel enjambre
frenético de jazz: un clarinete
escapado de un club, claro clarín
clavado en la diana de melaza.
El síncope. La sístole. La diástole.
Un clarinete. Woody, tócala.
Un solo de neurosis
antisentimental, espídico, vibrante.
Jazz en un tubo estrecho de bebida
por el que descendemos
a la altura del View.

Cipreses soñolientos,
pirámides de cieno,
columbarios de acero vespertino.
Cipreses soñolientos
que acongojan al cielo con su lanza,
pirámides de cieno
que ascienden la soberbia
luminosa de un rayo,
columbarios de acero vespertino
que custodian cien negros
con sus cien alabardas que desbordan
la bragueta y el marco
de una foto de Mapplethorpe.
Columbarios, pirámides, cipreses
que derraman su música interrupta,
su luz descuartizada.

Pero ahora volvamos a la hierba
donde espera la ardilla
con el lomo arqueado
en la tranquilidad de aquel atardecer,
en el Battery Park de Nueva York.

Tiene manchas de otoño prematuro
el saxofón dorado del verano.
Un saxofón como un túnel de luz
que lleva a la ciudad del arco iris.






WORLD WIDE WAY OF LIFE

Se quieren. Sincronizan
bostezos en el centro comercial.
Se quieren. Se reprochan
agravios inventados.

Degluten hamburguesas con ketchup y mostaza,
palomitas con pepsi es lo de hoy,
nubes y regaliz y gominolas.
Nubes con ketchup y mostaza,
hamburguesas con pepsi es lo de hoy,
regaliz, palomitas, gominolas.

Se quieren. Se dedican
berridos y caricias por igual.
Se quieren con sus lípidos.
Se quieren por sus lípidos.

Ven cine made in Hollywood, of course,
se entretienen en los recreativos,
deambulan por tiendas y más tiendas.

Se quieren. No les busques
en cámaras secretas, claroscuros,
el laberinto de la ambigüedad.
Claridad de los tubos fluorescentes.
Bostezan. Se acarician. Se desean.


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