martes, 7 de diciembre de 2010

2352.- ANTONIO GARCÍA VARGAS


Antonio García Vargas

fauno100@gmail.com

Nacido en Almería, España, en 1942. Profesor de F.V. Diplomado en Psicología. Fiscal Internacional de Derechos Humanos de la Infancia. Miembro Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Miembro de la Sociedad Internacional de Poetas Escritores y Artistas (California). Miembro de la Asociación Canadiense de Hispanistas. Miembro de WAAC – WCP (Academia Mundial de Artes y Cultura). Miembro del Departamento de Creatividad de Dreamworks, USA. Presidente de la Comunidad Internacional Poetas por la Paz. Sus trabajos figuran en el Archivo Mundial de Poesía de UNESCO y en Instituciones y Universidades de todo el mundo.

Premio “Formas fractales en la poesía” Brasil 2003. Premio “Boa Pessoa” Brasil 2004.
Premio Asociación Literaria Juan Uceda, España 2005. 2º Premio BBC World de relato, abril 2005. Premio I Certamen de Haiku RENFE, España 2006. Premio de Poesía Congreso Mundial de Poetas 2008 en Acapulco, concedido por WAAC (Academia Mundial de Artes y Cultura). Primer Premio Internacional de Poesía Hispanoamericana, CUPHI 2010, Tijuana, Baja California, México. Otros premios y distinciones.

Últimos libros personales publicados en letra impresa: INTIMÍSSIMO; Y TÚ COMO SI NADA; JARDÍN ANDALUSÍ; CARPE DIEM; YO SÉ; SALIVAS BAJO LLAVE; SONETOS DE SHAKESPEARE EN HEXÁMETROS (I); ALMERÍA TEMPRANA; 90 GRADOS; PUNTOS SUSPENSIVOS; EFECTO MARIPOSA.
(Todos bajo el sello editorial de Bubok Publishing, S.L.)

Página web desde Canadá:
http://poetaandaluz.blogspot.com




Poemas seleccionados por Antonio García Vargas

para esta Antología





Squaw

Palpable tierno pecho adolescente
cintura cautelosa
extrema convergencia
asoma entre la nalga caminante
hay un toque de queda entre la carne
y junto al lodazal una promesa
apenas dibujada.

Asomado al pretil de los descuidos
fulge una brisa extraña
y una herramienta negra entre sus piernas
reptante madreselva serpentaria
squaw desenfrenada.

La tarde es una tigra efervescente
reflujo galopante, pubis laso.

Hay un ombligo alerta entre las ramas
y un pecho amamantante
gritándote.

El sexo, mano alzada, palpitante
pide las prebendas de lo oscuro
y se acicala, pinta en rosa el labio
superior, en la cima, en el costado.

Jardín de veleidades
comienza el primer acto
la luna es un burdel
concepto imperturbable
ella mortal pecado
mortal, muy.





Entré en el cerco mágico

Entré en un cerco mágico trazado entre las llamas
penetrando en la alquimia del modo
y de la causa.

En un fugaz momento copulé en la secuencia,
fui nexo y circunstancia en el abril de mi cuerpo
y desde lo profundo me derramé en el sepulcro
de la memoria cómplice.

Y me supe pasado, futuro y esencia de Nada,
la grácil estructura de un teorema jamás configurado,
el Arts Magna de Cardano, sirena de Ulises,
esa eterna centuria que repite su ascenso al Calvario,
la imposible hipotenusa de tus senos,
Sócrates con-venciendo a la cicuta,
feroz acometida de metáfora asesina
que araña la piel cual loba desde mi último verso
y eterno ¡al fin!, viajero cautivo deletreado
en la rugosa piel del viejo pentagrama.






Todo se escribe lento

Hay un minuto mágico que te aguarda impaciente…

Todo se escribe lento alrededor del cuerpo
cuando la mano escapa
y se torna ligera.

Viene a ser cual crepúsculo que anuncia sus colores
por medio de la lágrima
otrora derramada.

Partículas del aire, incesto y movimiento,
se dan cita en la tarde cuando la luz del día
agoniza. Un espasmo
dibuja a las vestales
y en su canción nocturna pletórica de negros
con pálidos azules, de lunas viste al mundo.

El reino de la noche
del orgasmo y del grillo
sacude nuestro infierno en un grito de andróginos
que pugnan por fumarse el magma refulgente
de la cándida estrella.






Zoo con figuras

¡Ay, Erasmo! Vivir no es nada fácil
en este extraño zoo con figuras
lleno de borricadas y ternuras
alternando lo bestia con lo grácil.

Quisiera sostener mi propio hilo
algunas noches más, algunos días.
No ser sólo perfil de greguerías
ni sentir de la espada el mero filo.

Ya los pasos de cebra me aprisionan
me persiguen semáforos danzantes
muchachas que decoran con sus guantes
mi fértil cara, chico. No razonan.

El amor tiene nombre y no se nombra:
claridad de principio, después sombra.








Suite lunar

Toda ventana guarda en el alféizar
grabada en el ombligo de las Eras
una palabra oscura
que en tiempos fue memoria
de una historia de amor.

Bajo la parda luna todo es diferente
la carne exige carne, la sangre
bebe de las ubres de otras féminas
las ansias derramadas.

Hay una nota indigna en la apertura
de la mujer casada, una injuria
un flujo de pecado, algún suicidio
que el morbo disimula.

Ella me abrió su puerta hacia la nada
y le mordí el oído
aquella oscura noche sin versos
desnudos ambos dos
mientras enormes perros colorados
reptaban por la espalda
del viejo campanario.







Los silencios a veces

Los silencios a veces no son sino cadáveres
de palabras hermosas que no se pronunciaron
trozos de sentimiento
residuo en la placenta que nunca superó
el avatar del parto.

Los silencios son ecos que cual almas en pena
pugnan por ser nombrados.

En la gran biblioteca que guarda los silencios
debe estar el “te amo” que no dije aquel día
y la torpe mirada con que dije “hasta luego”
aquel anochecer.

La vida se compone, amada mía, de voces
que no se despegaron del tronco primigenio
de la pura inconsciencia.

La palabra es la esencia del Todo y de la Nada
y si no se pronuncia nos sume en el obscuro
infierno original del vinagre y la flor
podándonos el alma
haciendo del adentro apenas leve número
seguido de algún cero
y apenas… nada más.







Soy el imperturbable amigo

Soy el imperturbable amigo de la noche
la tiniebla y el grito
una sombra de gris que pasea las ansias
por la oscura avenida donde muere el anhelo
un mutis de silencios persiguiendo tu fuga
describiendo tu paso.

Cuando te vas de noche se abren los infiernos
y aparece lo obscuro, entonces soy licántropo
sediento de otras sangres que fluyen del abismo
y muerdo la alambrada que separa tu cuerpo
del olor de otros cuerpos.

Después me hago metáfora; la imagen caminante
de un signo evanescente. Y soy noche rimada
donde tú haces la noche. Incandescente llama
que se apaga y se enciende versificando el plástico
de mi entorno canalla.






Y…

Y veo caer la hoja zigzagueando hasta el suelo
hasta, muy blandamente,
formar parte de un Todo.

Pienso que así es la muerte.
Pienso que así es la vida.

Me recojo al completo en la propia mirada.
Y veo caer los años.
Y soy hoja que cae.
Y arabesco en el aire.
Y suelo que en mi abrazo
de agua verde y tierra
me recibo.








Y miro tu hermosura

Y miro tu hermosura mi querida princesa
de suave terciopelo.
Me acerco y te desnudo, parece que deshojo
la flor de la canela.
Noto que te diluyes, que escapas de mis manos.
Te quito los zapatos y te quedas en cueros.
No hueles a canela ni a lirio ni a limón.
¡Ya no hueles a nada!
En la mesa el champán. Descorcho la botella.
Bebo en el diminuto zapato de cristal.
¡Brindemos princesita!, quizá en otro momento
volvamos a encontrarnos en este loco mundo
de pura fantasía.







Calvario

Resbalara mi mano ante el frío
de sus hielos si el ojo
descubriera su boca devorando
otra boca,
sus dientes degustando falos
antropóginos
y racimos de uvas al calor
de la hoguera.

Enloqueciera
si en su pubis de arena
cupiera
otra lengua y la rosa
de Jericó; —la fresa
palpitante—, al orgasmo
sucumbiera.

Aceptárate Padre por ella, de nuevo,
esta cruz pero nunca, jamás,
te perdonara.








Dime mi amor qué haremos

Dime mi amor qué haremos
una vez dibujados los orgasmos
cuando el cuerpo agotado se sumerja
de nuevo en el astral olvido.

Dime si en el calor del lecho, amada,
encontraste que el fuego es sentimiento
o sólo era lascivia pasajera
ahogada en el lenguaje de mis pechos.

Dímelo cuando vuelvas y si acaso
te alejas sin hallar una respuesta,
sigue y sin mirar atrás
olvídate de mí.
¡No vuelvas!








Preñado ha de estar el verso
—A Gracián—

Preñado ha de estar el verso, que no hinchado ni inflado...

debe significarse por medio de palabras
que devuelvan la magia.
Han de ser versos hondos, ligeros como el viento,
profundos como el mar,
celestes como el celo que alborota los cuerpos
y engolfa los silencios.
El verso es descubrir más allá del misterio,
abrir de par en par las puertas de la vida
bordando un nuevo acento en la palabra,
en algún que otro olvido de esos de andar por casa
y en otras efemérides
casi sin importancia.







Puede que la poesía

Puede que la poesía
sea tan sólo una broma
un breve tic silábico
incierta resonancia
de un requiebro celeste
algún rítmico signo
rimado en un porqué
que dota de sentido
la curva incandescente
que lleva hasta tu cuerpo.







Amapola

Te vi al pasar
escribiéndote lenta alrededor del tallo
destello de una luz que se emborracha
apócope del aire en movimiento.
Tremendamente sola
con esa soledad que sabe a lágrima
y a espasmos virginales
inventando el sabor de la mañana
bordando polifónicos olores.
Estabas allí, quieta, silenciosa.
Te miré y te vi tan bella…
Compuse mentalmente la palabra “te amo”,
¿recuerdas? Tú me miraste
sonreíste en el color inabarcable del espectro
bordándote en un grácil pentagrama.
Sentí el profundo choque de la entrega
cuando tu suave pétalo posó en mi labio
su dulcísima nota en rojo intenso
tiñéndolo de gracia.
Después, lejos de física estructura
abandonamos cuerpo y circunstancia
mezclando en el orgasmo de las Eras
tu savia con mi sangre; alborozados.








Tempus fugit

Tiempo que fluye y se va caminando en la estela de un sueño.

Cada momento es un único paso
que acerca y que aleja,
irrepetible secuencia del día
que pasa y que queda
vivo en la imagen que el ojo recoge;
textura sin velo,
último abrazo de un soplo que huye,
que escapa hacia sí.

Mínimo intento de un beso que besa
la boca de ayer,
ríos que fluyen y siempre regresan
buscando el origen,
cero absoluto de cuerpos danzantes
que moran y vibran
entre las masas de piedra, de carne;
espíritu inquieto,
tiempo ilusión que nos muestra el fugaz recorrido del cuerpo.

Puede que el tiempo no exista, que sean ilusiones, quimeras,
antiintuitiva metáfora cíclica; huella profana,
antología de mácula inmácula; el Todo y la Nada
que nos define y moldea rescatándonos. ¡Puro misterio!

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