Tiziano Broggiato
Nació en Vicenza, ITALIA en 1953.
Sus más recientes libros de poesía son: Parca lux (Marsilio, Venecia, 2001, Premio Montale 2002 y Premio de la Unión Lectores Italianos por: un libro de poesía para la escuela 2002), Anticipo della notte (Marietti, Milán, 2006), Diez poemas («Almanacco dello Specchio» n° 3, Mondadori, Milán, 2007) y Città alla fine del mondo (Jaca Book, Milán, 2013). Ha preparado las antologías: Canti dall’universo. Dodici poeti italiani degli anni ottanta (Marcos y Marcos, Milán, 1988) y Lune gemelle (Palomar, Bari, 1998). Sus poemas han sido traducidos, para antologías y revistas, a diversas lenguas.
Presentamos, en versión de Erika Reginato, la poesía de Tiziano Broggiato (Vicenza,1953).
Casa latina
En realidad esta luz de octubre
jamás ha existido: nadie
ha golpeado nuestro vidrio para
invitarnos al rito del agua.
- Cualquier cosa podrá acontecer - promete
Por las seis horas trascurriadas en Milán
en forcejear, la joven luna
intenta en su ángulo sombrío
devorarse los frescos contornos
los pasos del regreso.
En el esfuerzo interrumpe el recorrido
se deja alcanzar por mi liquido.
- Atravesemos la estatua, lograremos
tocarnos – propone con un hilo
de voz detrás del timbre del veinte.
Más allá de la cortina, el paisaje
se prolonga seguro y con una dirección
preestablecida.
Como con un dedo apuntando y como al decir.
- Es todo. Es cada uno -
Es más, ella, obstinada, no divisa
el paisaje, el destello en la
pared de la única luz.
En las fisuras de esta tierra móvil
aún se distingue rientra surge
el enlace de las llaves
la real procedencia del sonido.
El contagio de Celan
Los trenes de la noche
son secos chasquidos de látigo
sobre los párpados de los ninos
alineados en Czernowitz.
Se difunden
en los vagones blindados
sus sollozos ininterrumpidos:
tal vez ellos saben o han intuido
la cercania de los guardias.
Dentro de poco
idénticas extraordinarias falenas
vendran introducidas en el vientre de la fiera
hacia la carrera mas breve :
hacia la luz definitiva
cuando
mutadas en extraviadas alas negras
subiràn para siempre al cielo más cálido
de otra
devastada Varsovia.
Confidencia en el Monte Berico
A veces, si lo pienso,
me parece ser un sepulturero
o alguien del pueblo del rio
que por costumbre ha aprendido
a caminar sobre el agua
o
todavía
un viajero perdido y a oscuras
que rodea indemne la vida
entre los mas jóvenes caidos
o lisiados
o extraidos de la orilla del pigmento
de los predestinados.
Tú
que una sonrisa por fin nos concedes a todos
sabes que en cambio es en aquel poco de unguento
que cada primer domingo del mes
me renuevas
el secreto que me hace estar
de la otra parte del mar.
La primera casa
La hemos visto juntos
a través de las rejillas del portón
sofocada por la hiedra,
me primera casa: los muros negros
por el musgo y por las plantas muertas
y negros los porticos carcomidos
separados como si un incendio
los tubiera envuelto y después evitado.
Hay zarzas y maleza alta
ahora
en el lugar del jardín de azaleas
y de verbenas que estaban en el frente
también se ha desplomado el cobertizo
en el cual una tarde
hice caer a mi hermana
para verificar su ductilidad
de niña gorda.
Y también he reconocido entre otras cosas
el manzano blanco donde me encaramaba
a los seis anos para convertirme
en el infalible tirador
que desde arriba apuntaba con la cerbatana
a cualquier frecuentador de la corte.
- Traspasarías la frontera ? – me pregunta ella
tomándome por sorpresa. – Hay un aire como
de pena en tu mirada –
No, pienso sin responderle,
no es ese el lugar de paz
que quisiera volver a encontrar.
Porque aquel es un mundo sólo de sombras ahora
de fantasmas afligidos
nidificados en cada fisura.
Porque los vivos que recuerdo
para mi
ya están todos muertos.
Círculo de Poesía - Revista electrónica de literatura
POEMAS DE TIZIANO BROGGIATO
Traducido por Emilio Coco
LA CASA DEL POETA
Si scendeva per una scala ripida
verso la cucina e da lì
(in pieno centro, tra i grattacieli)
al suo orgoglio: un giardinetto interno
con la tavola già apparecchiata
per la cena.
Ma il sancta sanctorum
(i libri, le carte dei lavori in corso,
la collezione di radioline...)
era di sopra, al primo piano:
giravano leggende di ingresso riservato
a davvero pochi sodali, di filtri
efficacissimi (segreterie telefoniche,
dinieghi con voci artefatte...).
LA CASA DEL POETA
Se bajaba por una escalera empinada
a la cocina y desde allá
(en pleno centro, entre los rascacielos)
a su orgullo: un jardinito interior
con la mesa ya puesta
para cenar.
Pero el sancta sanctorum
(los libros, los papeles de los trabajos en curso,
la colección de transistores…)
estaba arriba, en el primer piso:
corrían leyendas
de entrada reservada
a muy pocos amigos, de filtros
eficacísimos (contestadores automáticos,
negativas con voces manipuladas…)
SOSTA SUL PONTE MIRABEAU
È la stessa Senna silenziosa
che accolse l’urgenza delle tue ombre
nel suo pietoso grembo
quella che adesso scorre sotto di me,
sotto questa campata
legata indissolubilmente al tuo nome,
Paul Celan.
Trentaquattro anni dopo,
un equipaggio di vogatori
dalla canotta bianca
sfila veloce senza nemmeno
alzare lo sguardo.
«Sans paix» è il nome impresso
sulla prua della barca.
PARADA EN EL PUENTE MIRABEAU
Es el mismo Sena silencioso
che acogió la urgencia de tus sombras
en su piadoso regazo
el que ahora fluye debajo de mí,
bajo esta arcada
vinculada indisolublemente a tu nombre,
Paul Celan.
Treinta y cuatro años después,
una tripulación de bogadores
con camiseta de tirantes blanca
desfila veloz sin ni siquiera
levantar la mirada.
«Sans paix” es el nombre grabado
en la proa de la barca.
Mentre le stelle crescono alla finestra
e un’interminabile luna rischiara
la direzione,
lei, di fuori, scruta attentamente
le orme fresche impresse nella neve.
Inquietanti, così prossime alla casa.
Nel pieno novero della zona morta.
«Chi è passato che noi non sappiamo?»
Mientras las estrellas crecen en la ventana
y una luna interminable aclara
la dirección,
ella, fuera, escruta atentamente
las huellas frescas estampadas en la nieve.
Inquietantes, tan cerca de la casa.
En plena zona muerta.
«¿Quién pasó que nosotros no sabemos?»
VERSI PER LA BUONA TERRA
Eppure ti ho amato come una nutrice
e in ogni mio viaggio ho raccolto
lembi delle tue fratture.
Si dice che stai per soffocare
e ti ribelli ai soprusi subiti
con invereconda ira.
Io non credo che l’umana pochezza
arrechi tanto danno al tuo immenso
vorticare.
Sorniona, tu invece sai
che è il ciclo femminile
ad alterarti i battiti
con estreme polluzioni.
Così, in fondo, si tratterà
di attenderne la fine
per ritrovare le tue arcuate stagioni,
per riconoscerci nella crudeltà
delle loro veloci migrazioni.
VERSOS PARA LA BUENA TIERRA
Sin embargo te he amado como a una nodriza
y en cada viaje mío he recogido
bordes de tus fracturas.
Se dice que estás a punto de ahogarte
y te rebelas contra los atropellos sufridos
con inverecunda ira.
Yo no creo que la humana pequeñez
acarree tantos daños a tu inmenso
remolinear.
Socarrona, tu sabes en cambio
que es el ciclo femenino
que te altera los latidos
con extremas poluciones.
Así, en el fondo, se tratará
de esperar su fin
para encontrar tus arqueadas estaciones,
para reconocernos en la crueldad
de sus veloces migraciones.
Mi vengono incontro come ombre,
come figure di un ordine sospeso
tra la nebbia spessa
di questa vigilia di Natale,
passanti solo a me visibili,
sagome che sembrano uscite dai cancelli
del breve interregno.
È sera di commiati questa,
e l’odore dei fuochi invernali
ravviva l’ultimo rammarico
per un’altra stagione dissipata
e spergiura.
Viale Eretenio, forse
(ma non ha importanza):
qui aspettiamo che ci liberi
il coro degli uccelli a mezzanotte.
Vienen a mi encuentro como sombras,
como figuras de un orden suspendido
entre la niebla espesa
de esta Nochebuena,
transeúntes sólo a mí visibles,
siluetas que parecen salidas de las verjas
del breve interregno.
Esta es una tarde de despedidas,
y el olor de los fuegos invernales
aviva la última pena
por otra estación disipada
y perjura.
Avenida Eretenio, quizá
(pero no importa):
aquí esperamos que nos libere
el coro de los pájaros a medianoche.
È un uomo sconfitto
quello che a capo scoperto,
nonostante la pioggia battente,
si è fermato sul ponte
a fissare invaghito
la piena del fiume.
Gli rimugina da giorni
quell’idea: che il diluvio
può accadere così rapido
da perderci la testa.
Così si ritrova a contare
i secondi che scandiscono il buio,
a chiedersi se esiste
(se è mai esistita)
una tregua tra ciò che è passato
e la vita, se è vita il futuro.
Es un hombre derrotado
el que con la cabeza descubierta,
a pesar del repiqueteo de la lluvia,
se ha parado en el puente
mirando embelesado
la crecida del río.
Desde hace días una idea
da vueltas en su cabeza: que el diluvio
puede ocurrir tan rápido
como para volverse loco.
Así vuelve a contar
los segundos que marcan la oscuridad,
preguntándose si existe
(si nunca existió)
una tregua entre lo que es pasado
y la vida, si es vida el futuro.
SALA D’ASPETTO
In tutti gli occhi vedo
nostalgia o speranza.
La vera forca, a questo punto,
è l’inconsistenza del presente.
Così il tempo, in apnea,
si riappropria di se stesso.
SALA DE ESPERA
En todos los ojos veo
nostalgia o esperanza.
La verdadera horca, a estas alturas,
es la inconsistencia del presente.
Así el tiempo, en apnea,
vuelve a apropiarse de sí mismo.
È quando riesce a vedere un sole bianco
anche attraverso basse nubi
e avvertire che aumentano le acque
mentre la luce riposa
che uno capisce che il suo luogo
è quello. Per sempre.
Es cuando consigue ver un sol blanco
incluso a través de nubes bajas
y advertir que aumentan las aguas
mientras la luz descansa
que uno comprende que su lugar
es aquél. Para siempre.
Hai detto «seguilo,
prendigli le misure ora,
mentre si muove a tentoni
in questa luce che non aspetta».
Nella luce delle sei del mattino,
a Dicembre, quando solo il battito
della pioggia ha una cadenza
di passi.
E poi «non rimandare
non permettere che le sue dita acerbe
spostino i doni. Prevarrà una ragione,
infine, per spiegare la sua assenza».
Ma a un folle che pesca tutta la notte
senza prendere nulla,
chi potrà mai chiedere conto
della sua pazienza?
Dijiste: «síguelo,
tómale las medidas ahora,
mientras se mueve a ciegas
en esta luz que no espera».
En la luz de las seis de la mañana,
en Diciembre, cuando sólo el golpeteo
de la lluvia tiene una cadencia
de pasos.
Y luego: «No postergues,
no permitas que sus dedos inmaduros
desplacen los regalos. Prevalecerá la razón,
al final, para explicar su ausencia».
Pero a un loco que pesca toda la noche
sin tomar nada,
¿quién podrá pedirle cuentas
de su paciencia?
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