martes, 12 de julio de 2011

SELVA ALMADA [4.155]


Selva Almada

Selva Almada (Entre Ríos, Argentina 5 de abril de 1973) es escritora y ha incursionado en poesía, cuento y novela. Irrumpió en la no ficción en 2014, con un libro de crónicas, Chicas muertas.

Estudió Comunicación Social en Paraná, aunque abandonó la carrera para iniciar el Profesorado de Literatura en el Instituto de Enseñanza Superior (Paraná), al tiempo que daba forma a sus primeras producciones, algunas de ellas elaboradas a partir del Taller que Maria Elena Lothringer ofrecía en la Facultad de Comunicación.

Sus primeros relatos fueron publicados en el semanario Análisis, de Paraná. En esta ciudad dirigió entre 1997 y 1998 un breve proyecto literario cultural autogestionado denominado CAelum Blue.

Su formación como narradora se afianzó en buena medida en Buenos Aires en el espacio creativo del taller literario de Alberto Laiseca.

Su producción literaria cobró particular prestigio y elogios de la crítica en 2012 con la publicación de su primera novela El viento que arrasa, la que cuenta con varias reediciones, fue publicada en el exterior y traducida al francés, portugués, holandés y alemán.

En 2012 la Revista Ñ destacó El viento que arrasa como "la novela del año". En 2016 se estrenó una ópera de Beatriz Catani y Luis Menacho basada en esta novela.

Con su crónica de no ficción Chicas muertas, Almada visibilizó tres femicidios ocurridos en distintas provincias argentinas en los años 80 y se proyectó como escritora feminista.

Su autoridad como escritora ha sido confirmada públicamente por referentes del campo de las Letras tales como la periodista, escritora y ensayista Beatriz Sarlo.

Sus relatos han integrado diversas antologías editadas por las editoriales Norma, Mondadori y Ediciones del Dock, entre otras.

Selva Almada dicta talleres literarios, escribe y participa en guiones cinematográficos.

Vida personal

Nació en Villa Elisa, en la provincia de Entre Ríos y vivió allí hasta los 17 años. En 1991 se trasladó a Paraná para estudiar, primero comunicación social, luego Literatura, y residió en esa ciudad hasta 1999.

Desde el 2000 reside en la ciudad de Buenos Aires.

Realizó con frecuencia viajes a Chaco, lo que motivó -sumado a su experiencia rural de infancia y juventud transcurridas en el Litoral argentino- varios de los ambientes y de los temas de sus libros.

Obras

2003 Mal de muñecas. Editorial Carne Argentina. Poesía
2005 Niños. Editorial de la Universidad de La Plata. Nouvelle
2007 Una chica de provincia. Editorial Gárgola. Cuentos
2012 El viento que arrasa. Mardulce Editora. Novela.
2012 Intemec. Editorial Los Proyectos. Relato (e-book)
2013 Ladrilleros. Mardulce Editora. Novela.
2014 Chicas muertas. Literatura Random House. Crónica.
2015 El desapego es una manera de querernos. Literatura Random House. Cuentos (compilación)

Premios

2010. Beca Fondo Nacional de las Artes.
2015 (seleccionada finalista) Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón por Chicas Muertas.



Poemas:

Estos poemas pertenecen al libro Mal de muñecas.


1.

Pamela es la reina
pelo rosa y piel morena.
Sebastián y los otros
la aman.
Ella y su desdén
adentro del vestidito blanco
en el segundo estante
muestran
las piernas abiertas
sin agujero.
Sentados todos a la mesa
Pamela sirve té de mentira
en tacitas de plástico
y conduce la charla
como una dama.


2.

La brasa de un cigarrillo
cae
en un descuido de mamá
quema
el pie derecho de la Flaca.
Yo lloro las otras se ríen
la Flaca llora mamá se aflige
le echa la culpa al gin tonic y
promete tejerle unos zapatitos
al crochet.
Todos sabemos que no hay solución:
sólo yo querré a la Flaca renga
perderá la corona de princesa
con que Niño Valor la ungiera
dos meses atrás
su carrera de top model
en ascenso
se trunca
sus sueños de bailarina de tap
se rompen como espejitos.
Mamá le habla a la Flaca:
no es tan tremendo, dice,
una amiga suya, cuenta,
perdió el útero y los ovarios,
a su cuñada
le extirparon un pecho
y sigue enumerando
mutilaciones varias
que asustan a la Flaca
y también a mí
que agradezco que nunca traiga
sus conocidas a casa.


3.

Sebastián tiene
ojos turquesa y pelo dibujado.
Es un bebé
pero a veces le pongo ropa de hombre
y hacemos que es mi novio.
Cenamos
frente a platitos vacíos
a la luz de las velitas
que robo en los cumpleaños.
Hablamos poco
él nunca menciona su trabajo.
Le cuento que el Panzón
se fue a vivir a Nueva York
y que escribe seguido,
que Sabrina se fue con mi hermana
de vacaciones a Pinamar.
De postre le sirvo
una rodajita de limón
que nunca toca
y que termino comiendo yo.
Si ponemos música
me subo a la mesa
y bailo para él.
Nos reímos bajito
para que mamá no se despierte.
Antes de irme
lo beso en la boca
y él enreda su mano en mi cabello.




MATEMOS A LAS BARBIES

No me gustan las Barbies 
con sus tetitas paradas 
y las nalgas 
como dos gajitos de mandarina 
que les salen por detrás. 
No me gusta su pelo platinado 
ni su deportivo rosa 
ni el estirado de Ken. 
con su aire de la prepa
a lo beverly noventa dos diez.
Las Barbies son tontas muñequitas
de pussy afeitada
que persiguen en rollers
a muñecos seriados
hijos bastardos de David Husselthorf
y sueñan casarse con ellos
en un mediodía radiante
y poder por fin ser legalmente
adúlteras
trincadas de pie
por un latin lover alquilado
y gritar
ai camin
ai camin
ai camin
con vocecita quebrada de soprano.
Tampoco me engañan las Barbies
que viven en casitas
estilo Hooper color pastel
y cuando la tarde cae
beben té helado junto a un Ken
de camisa leñadora y jean ajustado
sentados en un columpio
con un lassie a los pies.

(...)

Ellas se ríen
no muerden el anzuelo.
Del brazo siguen paseando su histeria
conocen la regla:
hay que llegar virgen a la cama de Ken.
Terminan la noche
solas en sus cuartos
fumando cigarrillos importados
escribiendo en sus diarios
que un boy hispano
las hizo pecar
de raras cosquillitas ahí abajo.

(...)

Las Barbies se avergüenzan de la idea progre de la fábrica
de echarles al mundo
una hermana paralítica y un cuñado gay.
Por suerte
primó el consumo sensato
del american way
y los borraron del mercado.

(...)

En Barbilandia todo es... 
como tú sabes  
y no hay sitio para esas tontas movidas  
llámense Bosnia, bloqueo o HIV.  
Con tantos problemas 
como acucian a los de Melrose Place 
ellas no pueden con todo: 
entiéndanlo... 
Ya es bastante 
enseñar a sus dueñas a ser muñecas 
a entender 
que por el mundo siempre es mejor  
andar munidas de un buen par de tetas  
a ser infelices puertas adentro 
y a abrir las piernas 
sólo llegado el momento.






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