jueves, 15 de septiembre de 2011

4707.- ESTEBAN NICOTRA


ESTEBAN NICOTRA

Nació en Villa Dolores, Córdoba, Argentina, en 1962.
Es autor de La vida que se vive (Editorial Brujas, Córdoba, 2006), La vida que se vive (1992) (en poesía) y Ser el otro -Apuntes sobre la traducción literaria y versiones de poesía italianas contemporáneas (Brujas, 2007), La realidad en la palabra -Escritores italianos del siglo XX y nuestros días (Brujas, 2005) (en ensayo). También ha publicado numerosas traducciones de escritores italianos, mencionamos, entre otras, las de Del diario (1945-47) y Empirismo herético de Pier Paolo Pasolini, Por un segundo o un siglo de Maurizio Cucchi y Gente al paso de Tiziano Rossi, todas por primera vez vertidas al castellano con ensayos introductorios. Ha cuidado y prologado la edición de la poesía completa del poeta argentino Horacio Castillo Por un poco más de luz. Obra poética (1974-2005). Profesor de la cátedra de Literatura Italiana y del Seminario de Traducción Literaria del Italiano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (1986-2010).






En memoria

Me basta este cuadrado de cielo
para entender que eres infinito.

Sin saberlo, te he dedicado mi vida,
desde aquella sombra
por el bosque de los álamos,
y el ritual del fuego
en la hojarasca.

(Los párpados cerrados presienten a los muertos,
la música los trae
y viven como formas borrosas:
estas palabras van buscando sus rostros).

Eras el temblor de los árboles,
las figuras del humo,
la luz de un gesto.









Terror del día

El terror del día
hace temblar el cuerpo
como si estuviera desnudo.
Cerrar los ojos, apretar los dientes, beber el propio aliento,
puede llegar a salvarte.
O tal vez el calor de tus recuerdos.
(Es extraño ver cómo quedan las cosas de los que se han ido.
no se hablan más que a sí mismas,
como si estuvieran ciegas).
Todo está bien mientras nada se mueva.
No hay que arriesgarse al azar de las calles;
la mañana mira por los ojos de las estatuas:
todo se refleja en su iris vacío.
Y los huesos gimen
su dolor de carne, de pequeña luz,
tan fácil de apagarse.
El cuerpo se ampara a sí mismo,
como las manos ocultan la llama
a los golpes del viento.

1975-1983









La noche azul donde los ojos duermen

La noche azul donde los ojos duermen,
la noche que llama y lame los párpados,
me ahoga como un mar inmenso:
bajo, otra vez, a la gruta más honda del alma.

Grito en el hueco del cráneo,
gemido primitivo,
paredes que responden mudas...

Los labios murmuran lentamente:
“No digo tu nombre, todavía no existes,
pero me gusta hablarte.
Este ciego corazón que sólo quiere estallar
te espera desde todas sus noches.
Espera la mañana en que bajes
como la luz de estos montes hasta el seno del valle,
tu luz alta en el mediodía,
el cielo limpio del lago,
los árboles temblando junto al río...
Bajo esta noche oscura
dejo el corazón más allá
de donde ven mis ojos.”









Ángel verdadero

Cuando entraste con tus pies descalzos,
como ranita de otro pozo,
a la pecera vidriada del bar,
yo miraba distraído encenderse las luces
de los ángeles navideños y del fast-food
prometiendo la felicidad.
Tu cara sucia,
donde las lágrimas brotaban
de dos manantiales de fondo oscuro,
me suplicó una limosna.
No mentían tus lágrimas el dolor
aunque exageraban por costumbre el gesto.
Tú misma, tal vez, no sabías
la fuente de tu angustia gimiente.
Y te fuiste, ángel verdadero,
como entraste,
renovándome la llaga
de la indefensión perpetua.








Pasan lentas las nubes

Pasan lentas las nubes
recortadas por el filo dentado
de paredes de ladrillos
y miro reflejada en el vidrio
mi vida, resquebrajada.
Pero esta tarde tiene una calma oculta.
Se plasma en el último sol de los edificios,
se mece en el lenguaje ínfimo
de unas hojas de ramas olvidadas.
La tarde me regala ese sosiego escondido:
calla corazón ardido, muerde
en las ruedas que ruedan tu amargura,
escucha ese lenguaje que murmuran
las cosas más calladas,
las huellas de una vida perdida
que perdura, estas raíces
entre las grietas del asfalto.








Noche sonámbula

Ciudad abandonada
en el aire del verano.
Irreal es tu vida,
caminando sólo caminando,
como aquel espectro de Bradbury,
bebes su secreto
en esta noche sonámbula.
Pisan mis pies las manchas del día,
velan tus nichos las luces insomnes,
alguna, roja, vuelve otoñal un follaje.
Como un sueño
pasa un soplo de tierra viva,
pero pesa el silencio en el asfalto
y un rumor de neón
vigila este desierto de nadie.
País que has conocido el crimen,
Edipo cegado, mendigo inerme,
caminas absorto aferrado a tu flauta de caña,
hasta el final de las calles,
hasta donde sopla el horizonte
la leche tibia de la madrugada.








Ellos vuelven

En la noche,
como traídos por las olas negras,
entre el sudor salobre de las sábanas,
ellos vuelven.
Llegan hasta tu cuarto a oscuras
y flotan sobre tus párpados caídos,
hasta que te levantas, insomne.
No dicen nada,
te miran con sus ojos de corderos,
sonríen, cantan su canción muda,
como tantos años atrás.
Y tu caminas y caminas,
entre las dunas,
entre las zarzas y el viento,
hasta que tus pies
pisan la arena firme de la playa,
y tu paso va recto y seguro,
hasta que te internas
en el agua helada del alba.



ALGUNAS OBRAS DE ESTEBAN NICOTRA

La vida que se vive
Esteban Nicotra.
Brujas
102 páginas.
POESÍA


La_Realidad_en_la_Palabra - sobre_autores - critica_literaria - humanidades - libros
La Realidad en la Palabra
de Esteban Nicotra
Editorial: Editorial Brujas
I.S.B.N : 987-591-014-7
Clasificación: Humanidades »Critica Literaria »Sobre Autores
Paginas:204

Del diario (1945-47)
Pier Paolo Pasolini

De Esteban Nicotra

Empirismo herético
de Pier Paolo Pasolini

De Esteban Nicotra





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