domingo, 5 de septiembre de 2010

906.- JUAN LUIS CALBARRO


Biografía de Juan Luis Calbarro:
Nació en Zamora en 1966 y reside en Palma de Mallorca. Licenciado en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca, dirige una pequeña empresa de servicios. Ha publicado algunos poemarios, el último de los cuales se titula Sazón de los barrancos (Cáceres, 2006), y entre 2002 y 2004 dirigió en Fuerteventura la revista literaria Perenquén.

También coordinó el volumen de estudios Oficio de mujer. Homenaje a Josefina Pla en el centenario de su nacimiento (Puerto del Rosario, 2003). Como crítico literario e historiador ha colaborado en libros colectivos y en numerosas revistas, entre ellas Quimera, Paralelo Sur, Galerna, Turia, La Página, Hispanic Culture Review, Cuadernos del Matemático, Revista de la Universidad de Antioquia, Historia 16, Historia y Vida o Cultura Escrita & Sociedad. En la actualidad reside en Palma de Mallorca, donde ha ejercido la crítica de arte en el diario Última Hora, en publicaciones electrónicas como Amb l’Art y Luke y en catálogos de autor. Fruto de esta actividad es su último libro, La mano y la mirada (Palma, 2006). Es miembro de la Junta Directiva del Círculo de Bellas Artes de Palma.

Los artículos de asunto político de Símaco y la Victoria se editan también en Periodista Digital y en la red Balearweb: Hora de Progreso. Juan Luis Calbarro mantiene además una bitácora de crítica de arte, La mano y la mirada.



Juan Luis Calbarro /

TRES POEMAS de SAZÓN DE LOS BARRANCOS




Catilinaria


Mucho después de constatar
la dulce concavidad del fósil,
tan lejos de la adecuada variedad de roca
como de la olvidada instigación,
tu fiesta ya no es caminar infantil, sino más bien
pediatra sudoroso, no sal de minerales, sino
sustento de luminoso, falso coleóptero,
no sulfato de cal. Y el clavicordio que golpeas
(¿ansias de música?, ¿adaptación al medio?)
nada tiene que ver con la jactancia juvenil de
ese gato montés que anda acechando
la sed,
la multiplicación de tus pezones,
la solemne inscripción,
veneno de pez o golpe de verdasca
en una sola sombra,
absolutamente montés el gato.








Antiguas contradicciones (I)

No ángeles caídos, no Paul Klee, no Benjamin.
No la trampa de la metapoesía.
No el respeto a las idiosincrasias.
Sólo un sistema de paralelismos, poco más.
No la furia; la codicia de la sangre.
No la paz alambicada de los tigres.
No la industria, no el hielo, no las babas.
Tan sólo un verbo caliente como caldo.
No el juego de los significantes.








Antiguas contradicciones (y II)

Hacia el interior.
Hacia el fondo en agraz de los barrancos:
hacia el interior.
Lejos del son de las excavadoras.
Donde está la raíz
y nacen las corrientes, si es que nacen.
Hacia el rumor de nubes.
Lejos del mar del tráfico y del tráfico y
de la luz del mar: muy sin metales.
Hacia el interior.
Donde crece el cardón.
Donde la nada.
Hacia el interior:
donde volaba el guirre.
Hacia el claro misterio de las aguas.
En el justo momento
(todo momento es justo).
Sin calzado especial: hacia la vida.
Con el riesgo constante de
ser sal para siempre.
Hacia el interior:
con desnudez pisando aquella roca.
Como un presentimiento, sin nunca
haber osado.
A conciencia, con saña:
hacia el interior.
Con el mirar pequeño y
dos pulmones.
Parando en
cada mata, en
cada insecto,
con la dulce avaricia de los viejos.
Con la desesperanza de los débiles: tocando
cada brizna.
Cada roca.
Hacia el interior:
hacia el interior.


Sazón de los barrancos.
Diputación Provincial de Cáceres , Cáceres


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