jueves, 27 de octubre de 2011

JOHN UPDIKE [5.018]




John Updike


John Hoyer Updike (Reading, Pensilvania, 18 de marzo de 1932 - Beverly Farms, Massachusetts, 27 de enero de 2009) fue un importante escritor estadounidense, autor de novelas, relatos cortos, poesías, ensayos y críticas literarias, así como de un libro de memorias personales.
La obra más importante de Updike fue la serie de novelas sobre su famoso personaje Harry Conejo Angstrom (Corre, Conejo; El Regreso de Conejo, Conejo es rico, Conejo en Paz y la novela de evocaciones y remembranzas del personaje, titulada Conejo en el Recuerdo). De la famosa tetralogía, Conejo es rico y Conejo en Paz le permitieron ganar sendos Premio Pulitzer en 1982 y 1991, respectivamente. Describiendo su famoso personaje como "el protestante de clase media de un pequeño pueblo norteamericano", Updike, bien conocido por su escritura prolífica, que raya en un cuidado casi artesanal, llegó a publicar 22 novelas y más de una docena de colecciones de historias cortas, así como poesías, ensayos, críticas literarias e, incluso, libros para niños. Cientos de sus historias, reportajes y poemas han ido apareciendo regularmente en el semanario The New Yorker desde 1950. Su trabajo como escritor explora habitualmente las motivaciones humanas sobre el sexo, la fe, la razón última de la existencia, la muerte, los conflictos generacionales y las relaciones interpersonales.
Publicó su primer libro, La gallina de la carpintería, una colección de poemas, en 1958; este año también apareció su primera novela, La feria del asilo, una obra corta que fue recibida con elogios por la crítica especializada y, poco después, el libro de cuentos The same door, que tienen en común el tono de ironía y de nostalgia.

La serie de novelas que inició en 1960 con la incisiva Corre conejo comparte como protagonista a Harry Rabbit Angstrom. Este personaje le sirve al autor para expresar sus opiniones sobre los problemas de la sociedad norteamericana contemporánea, una sociedad que, según Updike, encuentra en el cine y la religión dos vías de escape.
En 1982 obtuvo el premio Pulitzer por Conejo es rico (1981) y en 1991 repitió por Conejo descansa (1990). Su obra titulada Licks of Love, Short Stories and a Sequel (2000) contiene una novela corta, Rabbit Remembered, en la que resucita a Rabbit después de su final en Rabbit en reposo (1990); los personajes que lo acompañan en esta ocasión viven la ansiedad ante el cambio de milenio y tienen relación con eventos de la actualidad, por ejemplo el caso del niño balsero cubano Elián González. Referencias que le permiten a Updike reflexionar acerca de avances tecnológicos, como el correo electrónico.
Observador minucioso de la realidad, los personajes de sus novelas son prototipos de la sociedad de su país por los que él, de alguna manera, siente compasión. Seres que no comprenden su drama individual ni el colectivo por su propia ingenuidad, que es, en este caso, la otra cara del orgullo.

Escritor prolífico, entre sus numerosos libros destacan La escuela de música (1962), selección de relatos; El centauro (1963), novela autobiográfica en la que combina realismo y mitología, por la que obtuvo el Premio Nacional del Libro para obras de narrativa; El libro de Bech (1970), colección de siete historias interrelacionadas sobre un escritor y Self-consciusness (1989), serie de escritos de carácter autobiográfico.




QUEMANDO BASURA

Por las noches —la luz apagada, el filamento
libre de su carga quemadora de átomos,
su esposa dormida, su respiración bajando
hasta tocar la fuente cenagosa—él pensaba en la muerte.
La casa encumbrada de su padre le dio tiempo
a que intuyese la nada que permanecía como una lámina
impoluta de espejo por detrás de su futuro humano.
Disponía de dos holguras que podía entrever, sólo dos.

Una era la festiva totalidad de las cosas:
piedras macizas y nubes, vainas al acecho, el suelo
ofreciendo resistencia a sus rodillas y manos.
La otra era quemar la basura de cada día.
Disfrutaba el calor, el peligro artificial,
y la manera en que, según iba arrojando noticias viejas,
cordeles, servilletas, sobres, vasos de papel,
las lenguas hipnóticas del orden intervenían.

Traducción Manuel Sosa




Burning Trash

At night—the light turned off, the filament
Unburdened of its atom-eating charge,
His wife asleep, her breathing dipping low
To touch a swampy source—he thought of death.
Her father's hilltop home allowed him time
To sense the nothing standing like a sheet
Of speckless glass behind his human future.
He had two comforts he could see, just two.

One was the cheerful fullness of most things:
Plump stones and clouds, expectant pods, the soil
Offering up pressure to his knees and hands.
The other was burning the trash each day.
He liked the heat, the imitation danger,
And the way, as he tossed in used-up news,
String, napkins, envelopes, and paper cups,
Hypnotic tongues of order intervened.

“Burning Trash” from Collected Poems 1953-1993.




VUELO AL LIMBO

La fila no avanzaba, aunque no había
mucha gente en ella. Bajo una luz mortecina
la empleada atendía paciente, en silencio, interminablemente
a una aturdida y numerosa familia compuesta
lo mismo por gemelitos en sus coches que por una vieja
en su torcida silla de ruedas. Su equipaje
estaba todo en cajas de cartón. El vuelo andaba atrasado,
se decía en la fila. Nos encogimos de hombros,
sumergidos en nuestros alicaídos sobretodos. La aviación
nunca había sido una idea muy natural.

Niños hastiados flotaban con caras lívidas.
Las muchachas de las tiendas permanecían petrificadas
entre las promesas de una hermosa vida extranjera.
Louis Armstrong se oía desde algún rincón en lo alto,
un hilo de gozo oculto.
Afuera, inmersos en la oscuridad ininteligible
que se estiraba para acoger los rubíes del centro comercial,
monstruos alados rondaban buscando las puertas
donde habrían de enterrar sus hocicos de koala
y extenuar nuestras dinamos.

Los muchachos de anchas camisetas y gorras invertidas
sonaban sus pies con ostentación
mientras los mozos de seguridad reían
y la voz de un ángel perdido graznaba melodiosamente
las regulaciones de la FAA. Mujeres vestidas con saris
y kimonos arrastraban, cual castigo, sus criaturas
sujetas a ositos de peluche occidentales,
y las patas de las sillas chirriaban en el comedor
mientras espectros mal pagados limpiaban los círculos de la noche
contra el suelo impasible.

Traducción Manuel Sosa





Flight to Limbo

(At What Used to Be Called Idlewild)

The line didn’t move, though there were not
many people in it. In a half-hearted light
the lone agent dealt patiently, noiselessly, endlessly
with a large dazed family ranging
from twin toddlers in strollers to an old lady
in a bent wheelchair. Their baggage
was all in cardboard boxes. The plane was delayed,
the rumor went through the line. We shrugged,
in our hopeless overcoats. Aviation
had never seemed a very natural idea.

Bored children floated with faces drained of blood.
The girls in the tax-free shops stood frozen
amid promises of a beautiful life abroad.
Louis Armstrong sang in some upper corner,
a trickle of ignored joy.
Outside, in an unintelligible darkness
that stretched to include the rubies of strip malls,
winged behemoths prowled looking for the gates
where they could bury their koala-bear noses
and suck our dimming dynamos dry.

Boys in floppy sweatshirts and backward hats
slapped their feet ostentatiously
while security attendants giggled
and the voice of a misplaced angel melodiously
parroted FAA regulations. Women in saris
and kimonos dragged, as their penance, behind them
toddlers clutching Occidental teddy bears,
and chair legs screeched in the food court
while ill-paid wraiths mopped circles of night
into the motionless floor.

“Flight to Limbo” from Americana and Other Poems.
http://lafincadesosa.blogspot.com/2009/01/john-updike.html






La población de Argentina.

La empresa Rand McNally;
qué poco sabe,
cuán errados están sus empleados
quienes alegres y despreocupados
consignan la población de Argentina
en catorce millones, y no más,
e incluso en algo menos.
Pues, yo puedo contar
una cifra que duplica ese número
simplemente hojeando las páginas de los diarios.

Sí, pues cada nueva edición
da cuenta de otra alma atormentada
buscando refugio de la justicia.
Huyan asesinos, huyan truhanes, evádanse
aquellos que están en libertad bajo palabra,
escapen de las duras decisiones de la patrulla anti-vicio
simplemente visitando ese vasto territorio
de los refugiados llamado Argentina.

En las Pampas, ciertamente
descansan ociosos y tranquilos Richard Halliburton,
Adolfo Hitler, Martha Raye,
el ex valet de León Trotsky,
Greta Garbo, Mildred Fletcher,
“Fingers” Pico – Sí,
te apuesto hasta mi último dólar que allí están,
inhalando buenos aires,
y también hallarás
a todas las tías de Sun Yat-sen,
las diez
tribus perdidas de Israel,
junto
a todos los príncipes balcánicos
que nunca murieron.

Rand, volvé a contar, MacNally volvé a recontar:
ha habido algún desliz en sus datos y estadísticas;
vuelvan a contar las cabezas argentinas otra vez.
Registren cada sótano,
busquen en los callejones, en cada zaguán,
y descubrirán a Axis Sally, la locutora nazi
jugando al póker con Hart Crane.

(en colaboración con T.D.E,1952)
-Versión Merceditas Lennon-.





Perfección desperdiciada

Y otra cosa deplorable acerca de la muerte
es la desaparición de tu propia marca de magia,
que te llevó toda una vida desarrollar y comercializar:
las ocurrencias, los chistes, el punto de vista
amoldado a unos pocos, aquellos seres queridos más cercanos
al escenario, sus suaves rostros blanqueados
por el resplandor de las candilejas, su risa al borde de las lágrimas,
lágrimas que se confunden con sus pendientes de diamantes,
su cálido aliento compartido al compás de los latidos de tu corazón,
su respuesta y tu actuación hermanadas.
Las bromas por teléfono. Los recuerdos
comprimidos en el archivo de acceso rápido. El acto en su totalidad.
¿Quién lo representará de nuevo? Muy sencillo: nadie;
imitadores y descendientes no son lo mismo.

John Updike (Reading, 1932-Beverly Farms, 2009), Collected Poems: 1953-1993, Alfred A. Knopf, Nueva York, 2001
Versión de Jonio González



Perfection Wasted

And another regrettable thing about death
is the ceasing of your own brand of magic,
which took a whole life to develop and market –
the quips, the witticisms, the slant
adjusted to a few, those loved ones nearest
the lip of the stage, their soft faces blanched
in the footlight glow, their laughter close to tears,
their tears confused with their diamond earrings,
their warm pooled breath in and out with your heartbeat,
their response and your performance twinned.
The jokes over the phone. The memories
packed in the rapid-access file. The whole act.
Who will do it again? That’s it: no one;
imitators and descendants aren’t the same.





Todos conocen a John Updike como novelista, o como editor del Lampoon o periodista de The New Yorker hasta que en 1957 se trasladara a Ipswich a escribir sus novelas, pero muchos menos como poeta, aventura que nunca abandonó a pesar de la reticencia de una crítica que él se tomaba con buen humor: “es posible que merezca ser olvidada”. Cuando José María Moreno Carrascal empezó a seleccionar y traducir algunos de sus poemas, Updike manifiesta su contento en ser publicado en una lengua que había dado escritores que le eran muy queridos (cita en concreto a Cervantes, Unamuno, Ortega y Gasset, Salvador de Madariaga, Neruda, Borges, Cela, García Márquez y Mario Vargas Llosa) y que había sido tan próxima a su madre, una hispanista que visitó varias veces España empeñada en escribir una novela sobre Ponce de León. En el tercero de sus viajes, John Updike, acompañado también por su hija, hizo de conductor y guía y, cuando llegaba la noche y no lograba dormir, escribía versos, como los Sonetos españoles y este que elijo hoy y que, junto a aquellos, fue publicado en 2002 por la editorial valenciana Pre-Textos. A mi me gusta y no quiero olvidarlo.


VIII

Estas islas de la Historia entre atascos de tráfico Juana la Loca en Tordesillas tocaba el clavicordio apoyada en una almena, contemplaba un río, extensos campos y un hombre solo que atrapaba una oveja descarriada; en Valladolid, Álvaro de Luna se había hincado de rodillas en la pequeña plaza, llamada del Ochavo, ahora sucia y con una placa, a la espera de ser decapitado.

Estas almas creyeron que las estrellas con ellos se agitaban. Mi vida se ha cerrado herméticamente; duermo mientras la idea de volver a ti surge como una cometa. Arden neumáticos de goma donde los mártires sangraron, la locura de la luz del sol derrite la llanura. Hay más tulipanes que verdades en mi Madrid.








A la luz del insomnio, aquellas verdades
que de día no nos parecen mal
(que estás en lo alto de una colina, que morirás, 
o que mañana tienes una cita que no puedes eludir)
se convierten en un conjunto de cuevas resbaladizas.
Hechos desnudos que al mediodía nada aclaran
poseen eco y se estremecen, aparecen y desaparecen.
Estar con vida es estar loco.

¿Puede ser? Tan sólo Goya es capaz de pintar tales cosas.
Estas últimas pinturas ocres emborronadas en Madrid
llenan una habitación con las visiones del insomnio,
en un español rápido como una maldición.
La oración es una broma, el amor una secreción; 
los torturados torturan y lo malo se vuelve peor.

"Sonetos españoles" de John Updike.
Traducción: José María Moreno Carrascal
Pre-Textos













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