sábado, 23 de julio de 2011

4232.- JACINTO SANTOS


Jacinto Santos (León, 1957, 2011)

‘Noticia y recuerdo de JACINTO SANTOS’, por ILDEFONSO RODRÍGUEZ

ISLA KOKOTERO
http://islakokotero.blogsome.com/2011/06/14/noticia-y-recuerdo-de-jacinto-santos-por-ildefonso-rodriguez/




LA PISTOLA

La pistola no murmura
La pistola no habla
Una vez enfrente de las sienes ¡Grita!
Y un aullido en forma de vapor sale de tu cuerpo
Es la FOAMSIS

¿Qué es, Jacinto, qué era la FOAMSIS?

¿Qué sería MI-EN? (Lo sabremos más adelante).

A la primera reunión de los que fundaríamos la revista ‘Cuadernos leoneses de poesía’ (1), allá por los años últimos de la década de los setenta del pasado siglo, llegó precedido por su fama Jacinto Santos, amigo de Luis, el más joven de los tres hermanos Carlón escritores: la había montado en la Facultad de Letras de Oviedo, en un happening organizado por Escilo (círculos surrealistas de León y Asturias).

No quise ver su esquela: en alguna de nuestras noches de espiritismo llegamos a pensar que la sección de las esquelas era la más surrealista del periódico) publicó poemas en los ‘Cuadernos’, pero fue ante todo un activista, un provocador nato, un gran encismador. Pisaba con desafío la linde entre lo confortable y lo peligroso: hubiera sido, o fue, un extraordinario ‘Inspector de alcantarillas’ (Giménez Caballero). Era –es su poesía- el más asimétrico de todos nosotros. Un jugador de palabras, como se vio en el número que dedicamos a los juegos surrealistas, el número gris.

Sólo conocemos de su obra un único libro, ‘Temblando de palidez’, con prólogo de Antonio Gamoneda, publicado en 1982 por la Editorial Margen (que publicó los escritos de profesor Lucio García Ortega).

(“…este bloque de poemas nos certifica sobre un creador valerosamente arrojado a su propia hoguera poética, decidido a la sinceridad sin reservas, arrastrado por su propio torrente verbal, por la vertiginosa intuición de los significantes imposibles”. Así termina el prólogo que escribió Antonio Gamoneda).

Y media docena de poemas en la antología ‘Todos de etiqueta’, que preparó en 1986 Tomás Salvador González para la Colección Barrio de Maravillas. Esos 6 poemas centran de un modo perfecto la estética de Jacinto Santos, su contribución al surrealismo. Cuando algunos libros ofrecían una versión blanda y decorativa, sus poemas daban un vuelco al corazón y la cabeza del lector.

Escribió una poesía que trasmite una especial violencia erótica, con duras o sutiles mezclas y metamorfosis de lo real, ilustrada con escenas extrañas del mundo de los cuentos infantiles (sus hadas negativas, sus animales peligrosos).

Llegó a ser costumbre el que se me apareciera por la espalda subido en sus patines, en volandas, como un surfista de la ciudad. La última vez que le vi doblaba una esquina con fuerte viento, (“y humillando este tormento todavía sopla el viento empujándome”, canta el tango ‘Garúa’), afilado, temblando ya de palidez envuelto en un abrigo inmenso, parecía una figura sacada de un verso suyo, parecía Will More en ‘Arrebato’. Pero es que de ahí venía él, de ese mundo: arrebato vital y arrebato contra la muerte.

La movida de León: Una ciudad más divertida y viva que ésta de hoy (eso es algo que puede datarse y comprobarse: es como decir, por ejemplo, que Babilonia fue más de lo que es ahora. El alcalde electo anuncia su programa: Quiero una ciudad para las familias. ¡A la mierda!, señores y señoras de la Obra Rancia: la única unidad en la democracia es el ciudadano y la ciudadana).

En unas Fiestas de San Juan y San Pedro, los de ‘Cuadernos’ fuimos invitados a participar en el llamado Recorrido Romántico. De espaldas a San Isidoro, donde le había tocado, sin volverse, dijo: “Un poema dedicado a esas piedras”. Y largó su famoso:

MI-EN

el color verde
el susto azul
la armonía de la rosa

un desierto azul marino
una arboleda violeta
mínimos rojizos

peces con personalidad
marcada en caras prismáticas
poco a poco la condición humana se hizo de noche
el bebé que pedía en la esquina de los ciegos desenfundó su espada de platino y se dirigió a la conquista de Extremadura
el mar blanco se hacía polvo de plata.

(¿Verdad que sí? “Lo imaginario es lo que tiende a ser real”, escribió André Breton. ¡Qué fuerte, qué mundo duro y hermoso! Y qué lejos de la Gran Poesía Más Muermo de Todos los Tiempos.

Item más: Qué brisa selvática contra todas las operaciones de normalización y aplanamiento –carcundia y carcamal- de la poesía.

En su poesía hay crueldad, hay pasión, hay inteligencia espontánea. Crueldad surrealista y blasfematoria, como en César Moro cuando escribe: “La mezcla de obispos triturados / y de saliva de chacal origina /el pájaro-mitra”.

Llevó a su amigo del alma a ver nacer el sol cara a cara. Como en aquella imagen de Giorgio de Chirico: “…donde los niños albinos pueden mirar fijamente el disco del sol en pleno día…”.

Él quiso ser punk, yo había sido hippie. Juntos fuimos flaneurs por el Barrio Húmedo, nos inspiraban sus escaparates, auténticas instalaciones dignas de museo, abríamos galerías imaginarias, nos reíamos. Y si había suerte, una boda y un entierro en la misma mañana.

Su fascinación por las figuras rituales en el bajorrelieve de la ciudad (el Margarito, con los ojos siempre tapados). Su amistad con poeta Luis Federico Martínez, jugoso y exacto. Amistad a veces turbulenta, que les llevó a componer una pareja del Cine Mudo de la poesía.

Como sucede en algunos sueños de repetición, el día que me enteré de su muerte estuve corrigiendo con un boli la errata cometida en un verso suyo en los cincuenta ejemplares sobrevivientes de nuestra revista, el número verde (2), y así dice el verso: “Pétalos y risas que dejaban constancia de una nueva vida vegetal, oculta en nuestro último hálito”. Me parecieron hermosas palabras para la despedida.

Todo es balanza entre ganar y perder. Cuando le tocó perder, pagó por ello. Lo de ahora ya no está medido, se sale de cualquier medida, es otra ley que nada tiene que ver con la Justicia (si fuera así, todos tenemos una lista de los que se irían antes que los queridos que se nos van: estoy dispuesto, si sirve de algo, a proclamar en público mi lista). A él le tocó demasiado pronto. Ahora está en nuestra memoria.

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(1) La revista llegó a publicar ocho números, entre los años 1977 y 1981.

(2) La noche del sábado 11 de junio, en el concierto de Jaula 13, la banda de improvisación, en la cafetería del Auditorio, leímos unos poemas suyos, se le recordó en medio de la música. A disposición del público había un montoncito de ‘Cuadernos’ que habían salido de la caja, después de tanto tiempo. Quien quiso se llevó su revista.





en el armario de la ropa blanca había un mar
al anochecer
violines de alcohol negro ensordecían un firmamento de cicatrices
bueno pues tuve un amigo que se enfadaba cada vez que le refería los tesoros que guardaba en el armario
él que mezclaba los cosméticos de señoras en un recipiente y luego les prendía fuego para a continuación bebérselos con avidez
…por un momento su cuerpo quedaba sin gestos vocalizaba con incestuosa exquisitez
…y una vez me preguntó en qué mes estamos… en el del cielo o en el del infierno
era un gran enfermo lleno de piezas enfermas quieto en medio de su enfermedad
contesté suavemente





en los raídos días del bosque llueven en
sosiego los velos de la dama
que con su látigo de seda transforma
vertiginosamente los colores del día



llueven junto a nuestros sentidos
henchidos de una orgullosa serenidad



las paredes del día
envueltas en su abrigo de rocío
exhalan tenues quejidos


el misterioso bosque
señor de lo maravilloso
dialoga con las ruinas de los seres destrozados


quien lo visita
encuentra detrás de él
como queriéndose esconder siempre de la luz solar


un menudo y travieso riachuelo poseído por una especial pericia
para sortear las rocas más jóvenes que repueblan su curso


— - — - — - —


en los bolsillos de las piedras
se encontraban imperdibles de madera

hojalata de leche expuesta al frío

suspiros de la hiena boreal
el hedor de prismas acrobáticos


os abro la valija de las olas
mientras el demente trepa por las chinchetas


asestando sus últimos golpes de yo-yo


en los hogares saltan como anginas
démonos prisa
hoy se linda
y sin más estrangulación se muere



es un cuento alargado en dorados sumandos

que a causa de un lumbago congénito ha perdido sus frenos



— - — - — - —


un gran embrujo
ha tejido sobre mí
esa dama pálida y vaporosa


camina dibujando mariposas con el movimiento frenético
de sus cabellos en rebeldía


¿qué será lo que quiere decir cuando mira?


paso tras paso
atraviesa la intimidad de mi tiempo transmitiéndome
toda su vida vegetal


llegará el día
que al amanecer
transfiera su cáustica angustia
a sus progenitores


para luego
levantar el vuelo hacia la luz negra
a través de los opacos del mundo


— - — - — - —



querido Jean:

la infancia era realmente cruel para aquel niño vegetal

las costumbres le robaban todas las noches su hígado de claveles

precioso era el muchacho
labios de mimbre
ojos de pato

rotaba en torno a las coles loco de furor y vestido de gusano

…. se murió cuando tenía por fin su vaca cruzada con el avestruz

toda su descendencia murió con él
¿por qué?

por que era sólo plancton

pobre criatura
pobre leit-motiv
pobre muchacho

(dedicado a Jean Cocteau)





— - — - — - —





romanzas de una ciudad cruda


en los aledaños del vientre bajo
en la porción que sólo humea fieltro
manchas de escudos
castas
y blasones

de guardar a los enfermos
la prima verdades se acantan

gatos nibelungos
cantan y pordiosean

néctar de abril blandiendo corsos
lobo cruje

abril ajuar de gritos blancos
luxación dominical
hilos monetarios

sobre enjendros abril se seca
piezas de un drama de cartón

abril
por lo blanco
se orilla
se atrapa
y se desciende

amaneció una máquina de coser telarañas
vendía los sonidos de su garganta
a costa de bailar en lo enrarecido del color

a quien más odiaba era sin duda
a sus interruptores


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