jueves, 12 de enero de 2012

5635.- CARMEN NARANJO



Carmen Naranjo
Carmen Naranjo Coto (Cartago, Costa Rica, 30 de enero de 1928 - 04 de enero de 2012)1 , era una reconocida autora costarricense.
Estudió primaria en su ciudad natal en la Escuela República de Perú y secundaria en el Colegio Superior de Señoritas. Recibió su licenciatura en Filología en la Universidad de Costa Rica y cursó estudios de post-grado en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y en la Universidad de Iowa.
Carmen Naranjo trabajó en la Caja Costarricense del Seguro Social y el ICE. Fue embajadora de Costa Rica en Israel, Ministra de Cultura, Juventud y Deportes, Vicepresidenta de la Asociación Mundial de Escritores y Periodistas, Directora del museo de Arte Costarricense y directora de la Editorial universitaria EDUCA.

Reconocimientos
Entre los numerosos premios que le han sido reconocidos, destaca la Orden de Alfonso X el Sabio concedido por España en 19772 y la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral concedida por el Gobierno de Chile en 1996. También, obtuvo el Premio Nacional de Cultura Magón en 1986, considerado el más alto honor concedido al artista costarricense.
Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua desde 1988.

Bibliografía
Canción de la ternura, 1962
Misa a oscuras, 1964
Hacia tu isla, 1966
Los perros no ladraron, 1966
Memorias de un hombre palabra, 1968
Diario de una multitud, 1974
Cinco temas en busca de un pensador, 1977
El caso 117.720, 1987
En partes, 1994
Más allá del Parismina, 2001
En esta tierra redonda y plana, 2001
Marina Jiménez de Bolandi: recordándola, 2002
El Truco Florido,






Decime si la prisa... (¿Decime si la prisa...)


¿Decime
si la prisa es grito
que mata pájaros
con péndulos?
¿Decime
si la angustia es agobio
que acerca muertes
con taladros?
¿Decime
si el miedo es oruga
que envuelve músculos
con tornillos?
¿Decime
si el amor es amargo
por el rato que retiene
y la vida que se lleva?
¿Decime
si podés decirme
dónde crece la luz
que sólo noche noche
me amanece en el alma?










Desde Donde Nace La Voz (I) 


Desde donde nace la voz,
la voz plena, sin ortografía ni sintaxis;
la voz plena, sin los etcéteras de la impotencia;
la voz plena, sin los énfasis angustiosos;
la voz plena, desnuda de síes y noes;
la voz plena, que sembramos sobre nuestras camas
cuando somos un solo ser solitario
y no cabría en el universo
nuestra conciencia enorme
de ser vivo y despierto.
Desde esa voz y con esa voz
quiero hablarte para siempre,
simplemente hablarte.
No puedo darle la novedad luminosa
de los telones amanecientes.
No puedo caer en los ríos
para describir en piedra
este taloneo de amargos afanes.
No puedo quedarme en las cosas eternas
porque tengo sangre, tengo pies,
tengo adioses en el pelo
y olvidos en los ojos.
Hay dentro de mí un llamado de caminos.
En cada paso que doy, voy dejando pañuelos mudos.
A mi ausencia en tu ausencia,
¡qué inmenso himno de desconsuelo
empiezo a recordar entre un ayer y un mañana
(no vivido!;
pretendo dejar algo de mi voz,
esa voz plena que tú conoces
cuando a orillas de la noche
olvidamos la cadena de hormigas,
las llaves que resbalan en los pavimentos,
las hojas verdes que mueren a diario
en las calles y en los archivos.
Cuando frente a las estrellas
juntos oponemos,
desde distintas ramas,
un desafío de ser brillante.
Cuando sobre las camas,
desfiguradas por el cansancio
en nubes terrosas que peregrinan,
todo lo vemos y lo sentimos
con la agudeza de almas castradas,
intoxicadas de una ternura sin puerta.
Hermano,
desde donde nace la voz plena,
recíbeme con esta dádiva impotente.
Y en la larga mudez de mi ausencia,
recuerda el desvelo de mi lucha con la palabra.












Desde Donde Nace La Voz (II)


Contra los párpados cerrados,
¡qué dulces sueños abren su retablo!
Si pájaros fuéramos,
si tuvieran alas nuestras tristezas
y emigraran a la esperanza de una caricia!
Si una vez apenas
fuéramos un sueño:
el sueño manso que anida el grito,
el sueño tímido que el acomodo sacrifica.


En los espejos mirando a lo eterno
hay siempre muertos
muriendo una muerte exigente,
muriendo de sed de volver.
¿Los has mirado?
En los párpados hay siempre sueños,
que despiertan sobresaltados
como el desvelo de gatos aullando en las tejas
una noche negra sin tope de ángeles,
que siguen empolvados en los ojos abiertos,
que pretenden miopía de entraña profunda
para seguir mirando las máquinas sin sueño,
que se abren con hambre y pereza
y aprisionan en cuartos lejanos y oscuros
la voz plena, cautiva en la sangre,
que vuelve a dormir su apetito
de acariciar la punta de los árboles
y de ser papelote con hilos de fiebre tierna
en un cielo que no pregone misterio y angustia.










En Esta Tierra Redonda Y Plana (XL)


Me gusta estar con vos
me está gustando
es más creo que
sin vos se angosta el espacio
y falta aire
en rincones íntimos


qué lata
me estás gustando
y ese gustar
tiene aspecto
de levantarse temprano
con ojeras y lágrimas










En Esta Tierra Redonda Y Plana (XLVII)


Ayer te busqué
en ese asiento vacío
del avión
en ese asiento vacío
del parque
en ese asiento vacío
del vestíbulo
en ese asiento vacío
del taxi
en ese asiento vacío
del comedor
en ese asiento vacío
de mi cuarto.
Hoy te seguiré buscando.










En Esta Tierra Redonda Y Plana (XXXVIII) 


Sólo las abadesas me acusaron
sólo ellas no creían
yo me encomendaba
día y noche
me encomendaba al viaje
a la rueda de la fortuna
al ruido del portazo
a la dulzura del tevayabien
a la desnudez del amor


sólo ellas
convento y rejas
rosario y corredores
eran las vigilantes
de quienes creen en amaneceres
nuevos amaneceres
con soles sonrientes
pintados por niños








Impertinente Signo 


Impertinente signo
del olvido
las llaves dónde están
la cita era antes
no después
y ese nombre
en la punta de la lengua.
Impertinente
te acordás
claro que sí
y yo con persianas
de dónde y cuándo.
Impertinente símbolo
de mejor apuntar
y apunto destino
sin saber por dónde
que inmenso es el olvido.








Me Atreví A Archivarte


Me atreví a archivarte
y te archivé
en la t de testimonio.
Época de tu época
respondona en silencios
mezquina en altitudes
valle de quehaceres
para develar tiempos
en que mejor
es no hacer nada.










Y Llegaste A Tu Soledad, Sudoroso De Engaños


Y llegaste a tu soledad, sudoroso de engaños,
para dialogar con tu conciencia,
para hablar con Dios,
para pensar y soñarnos
con la imaginación iluminada
por tu casa empozada en el mar.
Hablaste a Dios con voz sincera,
llena de sonoridad
por el peso denso de las cosas reales.
Le hablaste con palabras verticales.
¡Ah cómo te gustaron las palabras!
Las unías en una red de equívocos,
las alzabas contra los tonos cansados,
las hilabas en mentiras de haciendas gitanas.
Hay algo de mi sombra en tu sombra,
hay algo de mi sueño en tu sueño,
hay algo de mi frío en tu invierno.










Y Si Pensar Fuera Suficiente


Y si pensar fuera suficiente
Pienso
a veces lloro río
Pienso
a veces siento no siento
Pienso
a veces nazco muero
Pienso
nunca es suficiente
Pienso
apenas comienzo
Pienso
soy casi sexo
Pienso
me encanto
Pienso
me desaparezco
porque si pensar supiera
me doblaría ausente
para desaparecer pensando
que un día fui pensamiento
de alguien que pensaba
y al pensar tal vez sentía
quizás insuficiente
inicio de un canto
que pensar es acto
de movilizar ausencias.








Ya No Sentís Timbres


Ya no sentís timbres
escándalos de otras puertas
timideces de toses
tartamudeos de orgías.
Ya no sentís nada.
De silencios te has hecho
para presentir ajetreos
de porvenires duros.
Y cuando te digo
fiesta de momentos
alegrías eternas
te sumergís
en páginas de mañanas
para abrir tus ojos
tan brillantes
en este momento.





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