James Kirkup nació el 23 de abril de 1918 en South Shields (England) y murió en Andorra el 10 de Mayo del 2009.
Me entero con retraso, por los periódicos ingleses, del fallecimiento el pasado 10 de mayo del escritor inglés James Kirkup. No he visto referencia alguna en diarios españoles, tal vez porque aquí era muy poco conocido.
James Kirkup había nacido el 23 de abril de 1918 en South Shields y estudiado en la universidad de Durham. En 1957 estuvo en Salamanca de lector de inglés. Como profesor visitante enseñó en Estados Unidos y en diversos países de Europa y Asia. De 1976 a 1988 fue profesor de Literatura Inglesa en la universidad de Kyoto (Japón). En los últimos años había establecido su residencia permanente en Encamp, Andorra, donde ha fallecido.
La escritura de Kirkup es extraordinariamente versátil. En sus manos cualquier tema o escenario es susceptible de convertirse en poesía, del fútbol a la música y de la bomba de Hiroshima a un urinario público. Su poema más logrado tal vez sea "A Correct Compassion" (1952), que describe una operación quirúrgica a corazón abierto -de la que fue testigo en el Hospital General de Leeds- con gran precisión y rigor formal. A lo largo de los años cincuenta y sesenta sus poemas aparecieron regularmente en la prestigiosa revista The Listener y fueron elogiados por colegas tan dispares como James Dickey o John Betjeman.
En 1977 su poema "The Love That Dares To Speak Its Name", que trata de la pulsión erótica que siente un centurión romano ante Jesucristo en la cruz, fue objeto de un juicio por libelo blasfemo, a consecuencia del cual se prohibió la impresión del poema en el Reino Unido, y el editor de la revista Gay News, en el que fue publicado, fue condenado a prisión (si bien más tarde le sería condonada la pena.) A Kirkup todo este enojoso proceso le dejó "mortificado" y reconoció que el poema no era "exitoso estéticamente".
Fue un autor prolífico. Además de unos sesenta libros de poesía, escribió novelas, relatos, libros de viajes, seis libros autobiográficos, obras de teatro, libretos de ópera, textos para la radio, traducciones (del japonés, alemán y francés) y más de trescientos obituarios para The Independent y otros periódicos. Recibió varios premios y era desde 1964 fellow de la Royal Society of Literature.
En 2004, con motivo de traducir algunos de sus poemas al castellano le escribí a su domicilio andorrano de Les Bons. A este primer contacto siguió una correspondencia en la que en todo momento mostró una generosidad y una amabilidad fuera de serie. Descanse en paz.
por JORGE ORDAZ
SANGRE NEGRA
En las profundidades de la noche
es cuando se escriben los poemas,
en la hora más negra
que no está en ningún reloj
ni en ningún calendario.
Una palabra gotea sangre
del cuerpo de un libro:
es una caligrafía
mística, y su pincel
es más ligero que el ala de un pájaro.
Apenas toca
el papel en blanco o la tensa
membrana de una hoja,
sin embargo agarra la página entera
y la estruja seca de blancura.
Cuando todos duermen
es la hora en que despiertan
las pesadillas del arte
que nunca duermen amortajadas
en las ventanas rotas del sueño
de las que surgen
gritos fantasmas de palabras sin techo
trazando sus largos séquitos
de sílabas sibilantes
manchando con borrones de sangre negra
el pergamino surcado de arrugas
en el que las palabras empiezan a arrastrarse
como insectos despistados
que han perdido su camino en
el brillante termitero del cerebro.
(Traducción: Jorge Ordaz)
Nota: esta versión de "Black Blood" apareció en La última canana de Pancho Villa (nº 470, 2005), y figuró en la exposición de publicaciones y escritos de James Kirkup, celebrada en la Central Library de South Shields, en abril-mayo de 2006)
ORACIÓN POR HIROSHIMA
Griz, de un vacío pálido,
su agonía aparece
como las cenizas que son levantados y
llevadas en la irrespirabilidad
de un viento vermellón.
Como humo sin forma,
sus siluetas son desgarradas hacia el cielo de papel
No son hermosas, sin embargo,
la belleza está en la verdad.
No hay música fácil
en sus gritos silenciosos
no hay danzas ordenadas
en las extremidades distraídas de su pesar.
Su vergüenza es la nuestra.
Nosotros también somos perseguidos por su destino.
Sus voces nos llaman
en dolor e indignación:
“¡Esto es lo que nos han hecho!”
Sus acusaciones son nuestra última esperanza.
Estén en paz.
Sí, los hemos escuchado
fantasmas de nuestra indiferencia, escuchamos tu llanto
comprendemos tus advertencias.
Nosotros, también, nos rehusamos a aceptar nuestro destino.
Persígannos con la verdad de nuestra traición
hasta que las voces unidas exclamen su rechazo
canten su paz!
Perdónennos
porque tuvimos que ver su pasión
para recordar lo que nunca debemos negar:
“¡Amémonos los unos a los otros!”
Traducida por Mar Cárdenas
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