lunes, 16 de abril de 2012

6513.- XAVIER RODRÍGUEZ BAIXERAS

Xavier Rodríguez Baixeras
Francisco Xavier Rodríguez Baixeras (Tarragona, 1945) es un poeta y traductor de Galicia, España.
Nació en Tarragona, donde estaba destinado como militar su abuelo paterno, originario de Nois, una parroquia del concejo de Foz. Su padre, secretario de administración local, ejercía en la Puebla del Caramiñal; su madre era catalana. La familia marchó después a Ribadeo donde Francisco Xavier realizó los estudios primarios. En 1957 se trasladaron a Segovia al ser nombrado el padre secretario de la Diputación provincial. Allí estudió el bachillerato. Se formó en la Universidad de Valladolid, y después en la de Madrid, donde se licenció en Filología románica.
En Madrid retomó el contacto con Galicia a través de las clases que en la delegación de la Unesco dirigía Xosé Ramón Fernández-Oxea. También conoció a Raimundo Patiño Mancebo. En 1970 se trasladó nuevamente con la familia, esta vez a La Coruña, donde comenzó a impartir clases en el instituto Ramón Puga. Al aprobar las oposiciones obtuvo plaza en Palma de Mallorca, donde vivió tres años. En 1977 se trasladó a Vigo, donde entró en contacto con escritores y gente de la cultura, y comenzó a escribir libros en gallego y a desarrollar su actividad como traductor.

Obra

Poesía
Fentos no mar (1981).
Lembranza do areal (1985).
Anos de viaxe (1987, Premio de la Crítica de poesía gallega, que incluye su obra anterior, más Os celestes faiados y A gándara da noite.
Visitantes (1991, Premio Miguel González Garcés).
Sonetos do irmán (1991).
Nadador (1995, Premios de la Crítica de Galicia
Beira Norte (1997, Premio de la Crítica de poesía gallega.
Eclipse (2001).
Visitantes (2002).
Francesca (2003).
O pan da tarde (2006).

Ensayo
Trece poetas cataláns (1996).
Rafael Baixeras, 1947-1989 (2001).
Diario de comidas (2004).












SIEMPRE BROTARÁ LA NIEBLA EN ESTA REGIÓN, SIEMPRE
voces oscuras y remotas. Siempre
rayo de luz furtivo que devuelve
alas desvanecidas.


La larva de la humedad alentando en la piedra,
la corteza del tronco devorada
por tijeras de insectos verdecidos,
los agujeros que nadie recuerda.


Ceguera que acaricio donde la voz se aloja,
desterrada, huésped de lo que fue.








SEMPRE A DE BROTAR A NÉBOA NESTA REXIÓN E SEMPRE
voces escuras e remotas. Sempre
fuxidía raiola que devolve
unhas ás esvaídas.


A larva da humidade alentando na pedra,
a cortiza dos troncos devorada
por tesoiras de insectos verdecidos,
os furardos que non lembra ninguén.


Cegueira que acaricio onde se aloxa la voz,
desterrada, hóspede do que foi.


DE su libro O pan da tarde /
El pan de la tarde, publicado por KRK Ediciones, Oviedo, 2008.










Espero la ceniza, el fango, que te acabes,
abrir el puño de perderse la vida,
de acabar aquí, en la despedida
a unos ojos huecos que acariciaron aves,


En las horas de partir descubro las claves
donde voy a colgar la luz vencida
por un fondo en que vas y vienes perdida,
ciega entre las algas, palpando las naves.


Quiero verte acabar cuando revive
el tubérculo, alguna flor mezquina,
y florece el hongo como leche viejo.


Abrir la vida, ver como perece,
y hallar, sin voz, de espaldas a la
atardecida, ceniza tuya en las manos








¡Espero a cinza, a lama, que te acabes,
abrir o puño de perderse a vida,
de acabares aquí, na despedida
a uns ollos ocos que afagaron aves.


Nas horas de partir descubro as trabes
onde vou pendurar a luz vencida
por un fondo en que vas e ves perdida,
cega entre as algas, apalpando as naves.


Quero verte acabar cando avivece
o tubérculo, algunha flor mesquiña,
e agroma o fungo como un leite vello.


Abrir a vida, ver como perece,
e achar, sen voz, de costas á tardiña,
cinza túa nas maos. Ou nun espello.









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