jueves, 19 de abril de 2012

6558.- RUY BELO


Ruy Belo
Ruy de Moura Belo (*São João da Ribeira, Rio Maior, Portugal, 27 de febrero de 1933 — +Queluz, 8 de agosto de 1978) fue un poeta portugués.
En 1951 ingresó en la Universidad de Coímbra como alumno de Derecho y se hizo miembro del Opus Dei. Concluyó el curso de Derecho en Lisboa en 1956, año en que partió para Roma, doctorándose en Derecho Canónico por la Universidad Santo Tomás de Aquino dos años después.
De vuelta en Portugal trabajó en el campo editorial y en 1961 entró en la Facultad de Letras de Lisboa, recibiendo una beca de la Fundación Calouste Gulbenkian para investigación, abandonó el Opus Dei y trabajó como lector de portugués en Madrid entre 1971 y 1977.
En 2001 se publicó póstumamente Todos os poemas.

Obras poéticas
Aquele Grande Rio Eufrates (1961)
O Problema da Habitação (1962)
Boca Bilingüe (1966)
Homem de Palavra(s) (1969)
Transporte no Tempo (1973)
País Possível (1973)
A Margem da Alegria (1974)
Toda a Terra (1976)
Despeço-me da Terra da Alegria (1978).

En español
Problema de la habitación. Algunos aspectos. Ediciones Sequitur, Madrid, 2009



DE COSAS QUE COMPETEN A LOS POETAS

En tierras donde las campanas andan por las calles
hay horas sordas, solas y desamparadas
hay mar condicionado al posible verano
y se venden mañanas y madres por tres ideas
En tierras donde la música es fuego de artificio
la camioneta dobla la carga bajo los plátanos
y a la sombra de coches lacrimógenos
el gato dormita la enredadera sube
o baja grita nunca nadie sabe
la hierba crece y los niños fallecen
El mar acepta suelo de manos del sol
Qué plural deplorable el de la magna agencia caoba
Y en los tilos hay trazos de vestidos
de retintas muchachas
y el diente resistente número cuarenta
apesta a pepsodent

[de País Posível]

Traducción del portugués de Pedro S. Sanz




Soneto superdesarrollado

Es tan suave tener buenos sentimientos
consuela tanto el alma de quien los tiene
que las buenas acciones son inolvidables momentos
y el bien hacer es un placer

Por eso si en el verano se llega a una esplanada
sabe mejor dar limosna que beber una naranjada
Consuela más vivir así en medio de muchos pobres
que convivir com gente a quien no les falta nada

Y al final de tantos años de dar lo que es suyo
Independientemente de la manera como se alcanzó
de paso se tiene un lugar garantizado en el cielo
sumándose gozo a lo mucho que se gozó

Sería éste el sentido (sino fuese otro dado)
de haber nacido en un pais subdesarrollado



Soneto superdesenvolvido

É tão suave ter bons sentimentos
consola tanto a alma de quem os tem
que as boas acções são inesquecíveis momentos
e é um prazer fazer bem

Por isso se no verão se chega a uma esplanada
sabe melhor dar esmola que beber a laranjada
Consola mais viver assim no meio de muitos pobres
que conviver com gente a quem não falta nada

E ao fim de tantos anos a dar do que é seu
independentemente da maneira como se alcançou
ainda por sima se tem lugar garantido no ceu
gozo acrescido ao muito que se gozou

Teria este (se não tivesse outro sentido)
ser natural de um país subdesenvolvido

(Homen de palavra[s])




Oh as casas as casas as casas

Oh as casas as casas as casas
as casas nascem vivem e morrem
Enquanto vivas distinguem-se umas das outras
distinguem-se designadamente pelo cheiro
variam até de sala pra sala
As casas que eu fazia em pequeno
onde estarei eu hoje em pequeno?
Onde estarei aliás eu dos versos daqui a pouco?
Terei eu casa onde reter tudo isto
ou serei sempre somente esta instabilidade?
As casas essas parecem estáveis
mas são tão frágeis as pobres casas
Oh as casas as casas as casas
mudas testemunhas da vida
elas morrem não só ao ser demolidas
Elas morrem com a morte das pessoas
As casas de fora olham-nos pelas janelas
Não sabem nada de casas os construtores
os senhorios os procuradores
Os ricos vivem nos seus palácios
mas a casa dos pobres é todo o mundo
os pobres sim têm o conhecimento das casas
os pobres esses conhecem tudo
Eu amei as casas os recantos das casas
Visitei casas apalpei casas
Só as casas explicam que exista
uma palavra como intimidade
Sem casas não haveria ruas
as ruas onde passamos pelos outros
mas passamos principalmente por nós
Na casa nasci e hei-de morrer
na casa sofri convivi amei
na casa atravessei as estações
Respirei – ó vida simples problema de respiração
Oh as casas as casas as casas

Todos os Poemas
Lisboa, Assírio & Alvim, 2000




P O V O A M E N T O

No teu amor por mim há uma rua que começa
Nem árvores nem casas existiam
antes que tu tivesses palavras
e todo eu fosse um coração para elas
Invento-te e o céu azula-se sobre esta
triste condição de ter de receber
dos choupos onde cantam
os impossíveis pássaros
a nova primavera
Tocam sinos e levantam voo
todos os cuidados
Ó meu amor nem minha mãe
tinha assim um regaço
como este dia tem
E eu chego e sento-me ao lado
da primavera

Aquele Grande Rio Eufrates
Lisboa, Editorial Presença, 1996 (5ª ed.)




A mão no arado

Feliz aquele que administra sabiamente
a tristeza e aprende a reparti-la pelos dias
Podem passar os meses e os anos nunca lhe faltará.

Oh! como é triste envelhecer à porta
entretecer nas mãos um coração tardio
Oh! como é triste arriscar em humanos regressos
o equilíbrio azul das extremas manhã do verão
ao longo do mar transbordante de nós
no demorado adeus da nossa condição
É triste no jardim a solidão do sol
vê-lo desde or umor e as casas da cidade
até uma vaga promessa de rio
e a pequenina vida que se condece às unhas
Mais triste é termos de nascer e morrer
e haver árvores ao fim da rua

É triste ir pela vida como quem
regressa e entrar humildemente por engano pela morte dentro
É triste no outono concluir
que era o verão a única estação
Passou o solidário vento e não o conhecemos
e não soubemos ir até ao fundo da verdura
como rios que sabem onde encontrar o mar
e com que pontes com que ruas com que gentes com que montes conviver
através de palavras de uma água para sempre dita
Mas o mais triste é recordar os gestos de amanhã

Triste é comprar castanhas despois da tourada
entre o fumo e o domingo na tarde de novembro
e ter como futuro o asfalto e muita gente
e atrás a vida sem nenhuma infância
revendo tudo isto algum tempo depois
A tarde morre pelos dias fora
É muito triste andar per entre Deus ausente

Mas, ó poeta, administra a tristeza sabiamente.






La (des)habitación poética de Ruy Belo


Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré
Génesis, 26, 3

Wer jetzt kein Haus hat, baut sich keines mehr
[Quien ahora no tenga casa, ya no la construirá]
Rainer Maria Rilke

O problema da habitação. Alguns aspectos (1962). El problema de la habitación. Algunos aspectos (2009). 47 años separan el poemario del portugués Ruy Belo de su reciente traducción al español. Da que pensar, sobre todo teniendo en cuenta el tremendo peso poético que tuvieron sus versos en Portugal durante las décadas de los 60 y 70, y que hoy, transcurrido mucho tiempo desde su muerte, continúan teniendo.

Es difícil asimilar un clásico de la poesía de nuestro país vecino como si de un poeta novel y desconocido se tratase. Da que pensar: en las fronteras, en las limitaciones lingüísticas, en esa peligrosa e imperceptible distancia que produce siempre la proximidad. En todo esto hay una reflexión no sólo editorial, sino también cultural, donde la poesía se margina casi hasta el olvido. Precisamente esta demora en la traducción es también, como manifiesta el título del poemario, un claro ejemplo de problema de habitación: los largos poemas de Belo se rehacen en lengua española para, al final, hacerse hueco y tener un nuevo lugar que frecuentar en la poesía escrita en español. De alguna manera, Ruy Belo se localiza de nuevo: Ediciones sequitur, Madrid 2009. Y en ese sentido trashumante en el que se lee el verso-a-verso de estos poemas, podemos reivindicar su necesaria traducción: el sentido de la poesía es siempre un sentido por hacer (Jean-Luc Nancy), idea que Belo, -junto a otros poetas portugueses sí traducidos como Herberto Helder, Luzia Neto Jorge o Carlos de Oliveira-, expresa mediante una alta labor estética, la de conocer distintamente una realidad que se agota. Ahora, en español, se leen sus poemas como en 1962: con aquella misma insatisfacción y esa batalla contra la permanencia bajo la soledad de lo habitual. Pero –qué duda (ontológica) cabe- con una resistencia mayúscula por seguir existiendo, en este caso bilingüemente. Al igual que en la cita que encabeza el libro (É obrigatória a inscrição no registro civil dos factos essenciais relativos ao individuo… nomeadamente dos nascimentos, casamentos e óbitos. Art.º 2.º do decreto-lei de 18/2/1911), doy cuenta de su nuevo registro poético para que así conste a efectos legales: ISBN 978-84-95363-50-3.

Una especie de celebración: Y la alegría es una casa demolida. Comienza, de nuevo, El problema de la habitación para Ruy Belo.

De muy lejos venida, inviable recuerdo
indeciso en las manos o consentido
por alguna imposible infancia
Y la alegría es una casa recién-construida.

.
La mudanza, en el aspecto inmobiliario, es una rara mezcla de trabajo tonto y de alegre cansancio. En el ámbito poético, la habitación es, paradójicamente, un trasiego entre verso y verso, entre espacios y lugares, entre tiempo y otros tiempos. Y las sensaciones se hacen efectivamente variables: la alegría hace las veces de tristeza, el trabajo es la ceremonia del día a día. El poeta se sabe nómada, aunque nunca lo reconoce: allá donde la vida multiplica el paisaje / y la naturaleza acepta humanos movimientos. Ruy Belo se da origen no en un lugar, sino en cada uno de los lugares por los que transita su voz. Por eso, el lugar del poeta portugués es la totalidad del poema mismo que, a través de unos versos de largo recorrido, deja en entredicho a la patria poética enunciada por Heidegger respecto a Hölderlin en sus famosas Aclaraciones a la poesía de Hölderlin. El entredicho, según las ideas de Eduardo Milán, es donde el poeta reside, un medio que en este poemario se muestra en tanto que ciudad cotidianamente en construcción (o en estaciones de transición: otoño y primavera, con habitantes, con turistas y ruidos de fondo). El deseo de una habitación para el poeta se ve abocado a una convivencia donde depositamos en los vecinos cimientos, por lo que este entredicho es, de alguna manera, un mediar palabras y un compartir gestos. El yo cimentado en el otro. La soledad andamiada por la sociedad. Belo no busca, pues, una tierra original que habitar ni acercarse a la esencia divina (de la que habla siempre, aunque desde una religiosidad des-medida: la distancia insalvable entre cielo y tierra, que es la misma que separa la altura de los árboles de los ojos del poeta y estos del poema que se escribe en una hoja); su tragedia –si se entiende en términos de resistencia sobre el vacío- es en Belo recreativa: frente a la estancia, per-vivencia; ante la soledad, la reflexión (de las sensaciones íntimas) y escritura (de los espacios sociales). Intentar formas de habitar y ser habitado:

[…] o cómo convertir a Dios a nuestra inmaculada vida?
Casi tan agradable como en el invierno meter los pies
fríos en la cama
u oír por la mañana resoplar a la excavadora número seis
y despertar a los funcionarios del sindicato de enfrente
Tan modestos subsidios para una rudimentaria teoría del
envenenamiento

En un ensayo titulado “O correr dos dias”, el poeta portugués inventa esta teoría del envenenamiento como refutación de su escritura poética: «[…] escrever é para mim morrer um pouco, anticipar o regresso definitivo à terra. Escrevo como vivo, como amo, destruindo-me. Suicido-me nas palavras. Violento-me. Altero uma ordem, uma harmonia […] Ao escriver mato-me e mato. A poesia é um acto de insubordinação a todos os níveis, desde o nível da limguagem como instrumento de comunicação, até ao nível do conformismo, da conivência com a ordem, qualquer ordem establecida». En ese sentido, el problema de la habitación de Belo alcanza fuertes posiciones críticas -léase políticas- respecto a la sociedad aburguesada y católica en la que se encuentra instalado, donde De las casa de las mejores familias de la ciudad / sube al caer de la tarde el complejo perfume / de las oraciones transpiraciones defecaciones. Por otro lado, el planteamiento de este problema toca techo en valores metafísicos con el binomio vida-muerte (y el mundo transitado de por medio: Nacemos y morimos y está el mismo sol ahí fuera), claro correlato de otro binomio, creación-destrucción: la alegría es una casa recién-construida // la alegría es una casa demolida // No hay ya más hoja o casa o alegría en donde habitar. Es decir, la muerte (también en metáforas otoñales), como la vida (el renacer de la vida en la primavera de los árboles), es un estado en transición, un eterno ir y volver que sincroniza tiempo y espacio en el (tópico e inefable) instante.

.
A través estas tres dimensiones (política, metafísica y estética), el poeta portugués erige un estado de incertidumbre/esperanza que nunca progresa, si no es en forma de una melancolía tácita que bien resume versos como llegamos tarde y la poesía es vieja o Todos los males nos vinieron contigo, poesía, confirmación de una tradicional labor poética por la que el propio Belo pasa una y otra vez en la construcción-deconstrucción de sus propios poemas: cuantiosas referencias a versículos bíblicos en latín y de la Eneida de Virgilio, así como nombres de ciudades históricas o míticas tales como Patmos, Troya, Roma, Babilonia, etc. Acción ésta, como antes se apuntó, re-creativa, una intertextualidad que abre pasajes comunicativos entre la tradición literaria latina y los poemas de Belo bien referenciados, sobre todo, en sus títulos. Aquí la tradición es un lugar de paso, un lugar donde habitar trans-versalmente.

Feliz aquel que administra sabiamente
la tristeza y aprende a repartirla entre los días
Pueden pasar los meses y los años y nunca le faltará
[…] Pero, poeta, administra la tristeza con sabiduría

Belo bien podría haberse hecho la misma pregunta de Heidegger de ¿para qué poetas en tiempos de penuria?, aunque él, asumida esa penuria (por no decir saudade), sencillamente la reduce: Y yo ¿qué canto?, a lo que él mismo responde con su escritura, con unos versos finales: quizás cantar sea el último recurso y, en otro poema, […] tal vez el fin (o el principio) de los hombres y de los seres.

Maneras de habitar sobre la marcha.

ANTONIO J. ALÍAS.




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