domingo, 7 de noviembre de 2010

FÉLIX MENKAR [1.766]



Félix Menkar nació en Barcelona y reside en Valencia desde 1990. Investigador de la esfera, buceador entre palabras e imágenes, recalcitrante resistente y compañero crítico, creador de nexos entre arte y poesía, entre generaciones, ideologías y estéticas. El no-arte total como objetivo, el respeto como praxis, la curiosidad como impulso, la heterodoxia como límite, la imperfección como modelo, la vida como escenario del combate.


WEBS DEL AUTOR.



SELECCIÓN DE FÉLIX MENKAR PARA ESTA ANTOLOGÍA




Línea fronteriza

Plegaria:
“Señor, líbrame del dolor físico, que del moral me ocupo yo”.
OSCAR WILDE

Hay una línea fronteriza
que brota de los espacios mentales,
un alambre en equilibrio
por donde circulan las emociones,
de donde penden los amigos y los amantes,
un filamento resbaladizo donde acaban
muchas relaciones y empiezan los malentendidos.
Quizás no deberíamos
mezclar amistad con una transitoria
relación de conveniencia.
Dicen los que saben,
que es peligroso confundir amor
con la necesidad de amar,
sexo con el necesario amor,
amistad con dependencia emocional
y las carencias afectivas con la amistad.
Pero, no andamos sobrados
ni de amigos, ni de amantes,
ni siquiera de personas cercanas
que nos escuchen, que nos emocionen,
a los que podamos contar lo que sentimos
a los que oigamos susurrar o gemir,
así pues,
haremos lo que podamos.
Si hemos de caer volveremos a levantarnos,
y así una y otra vez,
total ¿hay algo peor que la soledad?
9.11.2009






Que levante la mano el que respire

Me dicen que debemos estar agradecidos
que somos unos privilegiados
que deberíamos ser felices por estar vivos

Y se me ocurre
que para poder agradecer es preciso tener
que no me siento propietario de nada
/ si acaso, de mis fracasos
que el privilegio es para los insensatos
y tengo los pies entre arena
para hundirme lentamente.
Y creo saber
que la felicidad no está en un libro de Punset,
o en un certamen poético.
Este circo de tres pistas roza la barbarie.

Y lo de estar vivo, pues bueno,
que levante la mano el que respire.






Naufragar

Siento una fatal
atracción por el naufragio
fruto de las grietas y carencias de mi existencia,
pero no me atrae el naufragio definitivo
que me hunda irremediablemente,
que me arrastre hacia el abismo.
No, no hablo de ese,
sino de aquellos otros naufragios pequeñitos
del día a día
renuncias y fracasos cotidianos.
Uno tras otro,
una mínima caída,
un tropiezo,
una excusa para volver a levantarme,
estar entretenido,
una ducha para enjabonar el alma
de la que salgo limpio y renovado.
Porque naufragar en pequeño formato,
es lo único que hago bien.
Es tan fácil,
tan cómodo,
caer y recaer.
Y así,
caída tras caída
no necesito pensar demasiado
en lo que hice mal,
no tengo que recapitular otra vez más,
ni asumir la derrota,
ni reconducir por enésima vez
esta gran tragedia que me atrapa,
me olvido de lo injusta que es la vida y lo rápido que pasa,
me justifico en los millones de pequeños fracasos colectivos,
en todos nuestros actos inútiles y cobardes,
de todos aquellos que renuncian a cambiar el mundo
que nos hemos resignado a permanecer náufragos.

Del poemario “Escenarios para el conflicto”








El ojo antes, después el vientre

Flexible como el azar, te mueves
alucinada surcando la oscuridad.
Compañera deseada,
preciso segmento de carne,
despojada del lastre
de los designios familiares,
clamando justicia, futuro,
revelando el punto exacto de partida.
Orto y fracaso de la especie humana.

Los ojos rojos, la linterna como un globo vacío,
un sentido asociado al caos que toleramos,
al resentimiento por los siglos de los siglos,
la cruz dañina de una religión criminal
y la humillación en nombre del dios perverso.

Asco por esa cultura, por el infierno
construido a su alrededor,
poblado por una turba de cobardes,
aterrados e intolerantes,
temerosos ante la libertad,
aunque esta sea imposible.

Los ojos rojos de dolor, de certeza,
un destello y ser fuerte en los actos.
Agonía, éxtasis, el ojo antes, después el vientre,
un instante, una visión, una caricia,
el saber cómo la salvación para desengañados.
Agonía, deslealtad, ruina, y fatalismo,
banderas de un feroz destino,
de impunidad, de inocencia, de culpa
y la afirmación de que no podemos morir,
si aun no estamos vivos.

Del poemario “Escenarios para el conflicto” 1.12.2007








Rugido

(una pseudo-adaptación bajo el aura
del poema Aullido de Allen Ginsberg)

He visto a las mejores mentes de mi generación
abatidas por la apatía, vacías, estúpidas,
engalanadas de fantasía y engaño, sin futuro, sin pasado, sin nada,

asistiendo a veladas poéticas, como impávidos espectadores obcecados que pueden escuchar sin inmutarse las denuncias sobre asimetrías intolerables,
o los versos absurdos, nihilistas del poeta de turno entre cervezas y humo,

rehuyendo participar activamente en las contiendas, enalteciendo
un mal denominado respeto hacia el otro, que en ocasiones
es el manipulador y embaucador de las mentes adocenadas,

dejándose seducir al dictado de los procesadores de información, esbirros de los amos y expertos en alterar la realidad en su propio beneficio, en el de su arte, sus asuntos o sus intenciones
que no van mas allá de su ombligo,

Los he visto negándose a dirigir con sentido su vida,
renunciando a desplegar sus alas, sin lastres, ni parches, ni adicciones para poder volar a contracorriente, para dispersar las semillas del futuro, para vislumbrar como oteadores del mañana
el porvenir e intentar que sea menos sombrío.

Los he visto y no quiero seguir viéndolos adormecidos,
distraídos, atemorizados y les exijo que pasen a la acción,
que se expresen con firmeza, que dejen de lado los procedimientos del ayer para resolver los problemas del mañana,
que sean imaginativos, que se rebelen contra la inercia,
que sean en fin seres humanos, no piezas prescindibles
de un sistema, de un engranaje oxidado y vetusto,
abocado a un desplome terminal.

Del poemario “Ex - poesía (al límite)
17.2.10







Asha


Tenía 14 años, nació en un campo de refugiados
vivía en Somalia, un país donde
lo terrible siempre puede ir a peor,
Asha estaba enferma, padecía epilepsia,
la lapidaron el otro día en Kismayo,
junto a la frontera keniata
o sea la enterraron hasta la cintura,
la ataron de pies y manos y le arrojaron piedras
hasta provocarle la muerte,
mientras una turba enloquecida,
vil y miserable la insultaba,
silenciando sus gritos de inocencia,
condenándola a una agonía atroz,
a una pobre niña de 14 años.

Su delito, ir sola por la calle
la tarde del sábado, cruzarse con
tres santos varones, que
la secuestraron,
la llevaron a la playa y la violaron,
su padre decía que era muy dulce y humilde,
pero ella denunció a sus agresores,
el tribunal islámico que la juzgó decidió
que ella era la culpable
--así borraban todo rastro del crimen0 ,y
absolvió a sus violadores, creyentes de
una religión que ampara a los asesinos de niñas.
El día de la ejecución se juntaron un millar de fieles
a contemplar el espectáculo,
les dijeron que iban a lapidar a una mujer
de 34 años, bígama, prostituta, adúltera,
cuando algunos testigos vieron
que era una niña a la que ponían el capuchón
intentaron ayudarle, pero fue en vano
las milicias islámicas dispararon sus fusiles,
fabricados seguramente por alguna empresa europea
contra ellos,
resultado: un niño muerto y seis heridos.
Este es el pavoroso mundo en el que vivimos
mientras decidimos
tomando otra cerveza, si
estamos o no en crisis.

uno de noviembre de 2008
Del poemario “Ofensas y dentelladas”







Plegaria

Poeta nuestro, que estas en el cielo paradisíaco
y habitas entre nosotros y nos dejas jugar con el verbo.
Cuantificado sea el verso, catalogado, medido, violado
y glorificada la rima.
Líbranos de los coordinadores poéticos,
de los críticos y los gestores culturales.
Sálvanos de las guerrillas, las veladas, las trincheras, las vespradas y las quedadas.
Aléjanos de la palabra sin sustancia, de la poesía con mensaje,
de la confesional, la experimental o la mental,
de los filólogos, los académicos y los coleccionistas
porque te convertirán en objeto de consumo, de usar y tirar.
Preserva a la poesía de los curiosos,
de los auténticos y también de los impostores,
de aquella poesía necesaria 60 veces por minuto.
Los cantautores usaran la palabra para llenar escenarios,
Los rapsodas emularan con sus cantos de sirena los sonidos primordiales,
Hálito del dios de los poemas, excremento de los hombres
que quieren meterla hasta en la sopa de poetas.

Así pues sea este el día del juicio final de la poesía,
procederemos al sacrificio del poema.
Lo abriremos, cortaremos y repartiremos en porciones democráticas
sirviéndolo como alimento: la comunión poética.

En mi nombre, hermano poeta te ruego que vacíes tu mochila de versos,
que desaprendas lo aprendido, que desleas lo leído,
que te desnudes de palabra y acción,
que te quedes sin razones, sin argumentos
que te quites la careta…….
MALDITO POETA…
¡¡que te quedes sin voz¡¡
y se hizo el silencio.

Del poemario “Ofensas y dentelladas”
9 de junio 2009






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