jueves, 30 de diciembre de 2010

2728.- MARÍA SANGÜESA




María Sangüesa


Nacida en Alhucemas, Marruecos, pasó parte de su infancia y juventud en Valencia. Actualmente reside en Madrid.
Publicidad y Arte y Decoración, Escuelas Oficiales de Madrid y Valencia. Licenciada en Historia de España por la UNED. Biblioteconomía y Documentación, IMED. Cursos de Literatura en el Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid y en la Fundación Universitaria Española.
Colaboraciones con varias revistas: Arte en Valencia, ALGA Alkaid, Atticus, Álora, etc.  Numerosas antologías de poesía de diversas editoriales; las últimas: Enésima hoja, y Atlas de poetas viajeras, de Cuadernos del Laberinto, 2012 y 2013. Coordinadora de la tertulia semanal Pensamiento Marginal, del Ateneo de Madrid; fundadora y coordinadora de las tertulias del Grupo Abierto de Amigos del Arte. Vicepresidenta de la Sección Pensamiento Marginal del Ateneo de Madrid Forma parte de: Poética en Gredos, Escritores en Red, y NetWriters. Libros publicados: Del Más Allá, cuentos de fantasmas, 2007. Poemarios: La Piel del Viento, 2009,  Ed.A.T; Juegos de Sirena, 2012, Huerga y Fierro Ed.; Casi luego, casi tarde, Huerga y Fierro Ed, 2013. Canciones para Javier Calle: algunas editadas en 2010, y el conjunto de letras y poemas para su nuevo disco, Rockesía, editado en 2013.




ÁRBOLES DE SILENCIO

No, no es que callen los árboles
es que su voz se enreda sobre el aire
para vivir meciéndose en su seno,
y exhalar la muerte en cada hoja.

Ritual de vida,
resurrección de ciclos que se cierran
en savias dormidas, y esconden
un despertar de Lázaro en sus vetas…

Resurgir concéntrico
de floraciones anilladas
entre breves agonías de madera.

No, no es que callen los árboles
es que su voz encubre los misterios
que va olvidando el viento en cada soplo.






DESDE EL TIEMPO

Perderse en el tiempo, este tiempo que derrama su cansancio sobre ti, este tiempo del que has emergido desde tan atrás, como un nadador -o un náufrago- empapado de vida, impregnado del salitre que dejaron los años sobre tus cabellos. Perderse en ti, en el acerbo arco de tus labios, amarga cimbra que impide que me alcancen tus palabras. Sólo ellos, tus labios, me hipnotizan… se curvan, se cierran, se abren dejando escapar sonidos que no comprendo. Sonidos que se diluyen en el aire, mientras miro tu boca, la de entonces, la de ahora. Perderme en tu boca, capturar las palabras con mi lengua, apresándolas, para que no se deshagan en el aire, sus letras firmes como tus dientes, húmedas como peces de saliva.
Y esta luz que me atrapa, surgida desde un grito que se adentra en mis pupilas, es la voz de tus ojos. Ellos me llaman con nombres que no conozco, con extraños nombres de agua, que me envuelven como olas, nombres de arena que me cubren de cuarzo, multitud de partículas como tamo de astros, residuos de un pasado inasible, lejano, lejano…
Y te miro y me pierdo en el tiempo, ignoro tu nombre, y los nombres se agolpan como gotas de agua. Al filo de mi boca se agita un vuelo de vocales, se agarran a mis labios, las consonantes permanecen en la sombra.  Estás ante mí, náufrago del tiempo, nadador del espacio. No sé quién eres, sólo sé que te amo. Que tu cuerpo me arrastra. Y que esto es un sueño.





JUEGOS DE SIRENA

Si te acercas a ella, si la contemplas,
tan sólo verás- tendida- a una mujer
entre arenas que duermen, y sin tiempo.

Como la mar parece hoy tan serena…
Mas lleva oculto un submarino mundo
palpitante de vida en sus arterias.

Tiene insondables simas de misterios
bajo hondos arrecifes de corales,
entre cálidos bosques azulados
o en fondos de tinieblas abisales.

Esta mujer a la mar pertenece,
de la mar viene.
Si detienes sus pasos, si sujetas sus huellas…

Desatarás galernas y tornados.
Huirá lejos de ti. Y en lo más profundo
se perderá entre juegos de sirena.






HOY DE CADA DÍA

Sólo puede darte el hoy de cada día,
un hoy cambiante y de sabor a brea
en giro de veletas- fresca brisa-.
Y un campo de arena cercado de aire,
 en ramo de sueños pintados de luna.

No le pidas más, te da cuanto tiene,
su voz y su cuerpo, el beso y la risa,
un lecho de estrellas, un techo de humo.

Serán siempre tuyos poemas y versos
-cuando ya no esté también serán tuyos-.
Te ofrece su hoy, te da cuanto tiene,
su palabra escrita en instante eterno,
de imposible olvido en sangre de tinta.







TE CONTARÁ

Te contará que el aire huele a azahares
y los astros espejean en la mar,
que hay suaves ondas en la noche
y las barcas encienden sus fanales
bajo el calmo silencio de la luna.

Te contará, quizá, de las arenas
que sustentan sus pasos en la orilla,
mientras la mar suspira entre murmullos
de coralinas brisas y de espumas
que vienen a morir bajo sus plantas.

Se callará ese nudo de amargura
mientras contempla un muerto cormorán
en yertas posidonias, fríos taludes
que aún retienen un pálpito de vuelo
en las lánguidas plumas de sus alas.






SEDALES

(La mar, como la vida…)

Miras desde la orilla unos sedales
sobre fulgentes, calmas aguas,
que apenas si se ondulan en las rocas.

Concéntricos círculos van marcando
el punto en que vida o muerte aguardan
la inocente ignorancia de los peces.

Han de morder- hambrientos- los anzuelos…
Un temblor de escamas y de aletas
agita el fondo marino de tu alma.

Hay que escapar, huir, nadar tan lejos
que no haya hilos, ni garfios que sujeten
este libre discurrir de sinos,
de vida silenciosa y sumergida,
en esta mar de sombras y misterios.

Nadar, quizá hambrientos de paz y libres.
Libres de encauzar sentir y vida
hacia lugares cristalinos y vacíos
de redes, de nasas, de cordajes…
Lugares sin señuelos en sus aguas.





DADOS

Apuesto a que no ganas en el juego
con esos falsos dados de tu vida.
Lleva su estirpe sangre de sirenas
que atrae los marineros al abismo.

Escucharás su canto entre tu sueño,
desde la orilla larga de su ausencia.
Despierto vivirás en el silencio
de una historia lejana de secretos.

Y tenderás tus redes, tus sedales,
para encontrar en ellos sus recuerdos,
junto a un rastro de escamas nacaradas
que colmarán tus ojos de luceros.

Y tenderás tus manos hacia el viento
para tirar los dados a las olas,
sin ases y sin sotas, ni caballos,
que te den la victoria en este juego.  





SIRENAS DE HIELO

Hay sirenas de hielo entre las algas
de fondos abismales,
atrapan el tiempo con sus manos,
deshojan los sueños que se pierden
pintándolos de luces
que roban a la noche
cuando llueven luceros sobre el agua.

Hay marineros de humo sobre barcas
que perdieron su rumbo
entre rachas de oscuros temporales.
Quebrados remos
en sus pálidas manos sin retorno.
Velas rasgadas por el aire
esperan que algún viento las impulse.

A veces, hay auroras sumergidas,
rasgaduras de luz entre las aguas
tenebrosas, honduras insondables
que se rompen en burbujas de sueños
trenzados por el tiempo: fuegos fatuos.

Son escamas de hielo destinadas
a fundirse en la nada con el humo,
ilusorias hogueras, cicatrices
de estrellas atrapadas
en fondos de tinieblas abisales.





AMAR

Amar no es tejerse y destejerse en las palabras,
ni plasmar una rúbrica en promesas
que sólo son papeles en dos pliegos.

Amar es saberse hondamente vivo,
sentir que la vida no acaba con la muerte
y que no es preciso estremecerse en un abrazo
pues te alcanza el abrazo con el aire.

Amar no es calcinarse en una llama
que arde fugaz para engendrar cenizas
que la brisa deshace por la tarde.

Amar es ser como un sagrado fuego:
Ara que abrasa en lo abismal del alma.
Candente sajadura en las tinieblas,
causa de luz y al mismo tiempo antorcha.

Amar no es enfilar las letras como perlas
para anudar collares a tu amante
y deshacer sus cuentas en la nada.

Amar es entregarse y redimirse,
vencido y vencedor de duras luchas
y agavillarlas todas como ofrenda
en un acto de fe, sin inmolarse. 






SIGO TU SOMBRA

                              Conmigo cabalgando seguí por la sombra del tiempo 
                                                                  y me hice paisaje lejos de mi visión
                                                                                                       (Julia de Burgos)

Sigo tu sombra en las frondosas ramas,
por bosques de esperanzas y de penas…
Arracimados sueños que en las flores
cierran sus pétalos al viento.

Olvidados estambres,
Infecundo miedo, cautivo polen,
castrados vuelos de sedoso tacto
oscura celda con temblor de muerte.

Huye la luz de los ramajes,
danzan evocaciones locas
-abejas de aguijones ponzoñosos-
con su zumbar de laboriosas alas.

Sigo la noche hasta alcanzar tu sombra
en las boscosas ramas. Y el silencio
ciñe de oscuridades sus contornos
para enterrar mis sueños en tus flores.






UTOPÍA

Hoy amanece,
sabernos vivos, recordar los sueños
y asumirlos
libres del peso de la noche y de la duda,
es tan hermoso…

Y es tan duro
darle materia y cuerpo a esas quimeras
envueltas de ideales
que vuelan como fantasías,
hermosas utopías que celan
su dura consistencia en justa ira.

Es tan difícil
distinguir dónde afrontar la certera
ruta para alcanzar la cima del camino
que ya llevamos florecido
y dónde comienza a ser grieta,
resquebrajado impulso de violencia
que arrasa y quema lo logrado.

Es imperioso
tener altas las voces,
y libres las altas manos.
La verdad empuñada como lanza,
fuerte cristal armado
de extenso espejo.
Y no caleidoscopio que refleje
la efímera belleza
de unos cuantos cristales fragmentados.

Hoy, más que nunca,
son necesarias
la paz y la palabra como escudo,
ante tanta violencia desplegada.

Amanece un sueño de utopía…
Despertemos unidos.
Hay que dar consistencia a la esperanza.







TIEMPO DE UVAS

Bajo el sol, verdes uvas
van madurando su ácida existencia
de promesas de vidrio.

Discurren entre las cepas procesiones lentas,
sucesión de días como hormigas
de oscuro caminar en blancas hojas.

Horas arracimadas
en redondas cuentas de zumo.
Paganos rosarios en busca
de algún rito que redima su morir
en bocas de anónima sonrisa.

Caerá el verano, serán los blancos calendarios
puñados de rastrojos y pavesas
de risas en los campos.

Bayas que habrán tornado su acre jugo
en dulce contenido, oscuras cuentas
de augurios de ebriedad tras la vendimia.

Y tu risa y la mía, en racimos
de apresados cristales y bodegas de estirpe,
mostrarán denominación de origen
debidamente etiquetada…
Viñedos de quimeras e incumplidos destinos.






SENCILLAS COSAS

Para mi hija Marina que lloraba al decirme:
Mamá, no sabes coser, sólo escribes.

Con las cosas sencillas tejo versos
en la rueca constante de la vida.
Son fibras de humo las que dejan penas,
tizones las que asumen amarguras.

Vibrantes de color anudo risas,
y añiles de ilusión vuelan los hilos
que enlazo con palabras y recuerdos
mientras voy devanando el hoy –día tras día-.

Me cede la esperanza un glauco cabo
para anudar los sueños a mis libros.
Ovillos granas llueven de sus hojas,
si la palabra amor se me hace esquiva…

Y así  prosigo hilando esta madeja
-algo especial y un tanto enmarañada-
con las sencillas hebras que me ofrece
el huso imprevisible de la vida.





MUDANZAS

Hoy tocan los redobles de la lluvia
ritmo de cambio, allegro de mudanzas.
Presagios de vuelo entre los árboles
de adormecidas savias
-ramas desnudas de equipaje-.

Los dígitos oscuros se desprenden
con un compás de swing desde almanaques,
baile del tiempo entre papeles grises
que envuelven el pasado en sus dobleces.

Hay riesgo de sellar entre precintos
un discurrir de vida entre cuadernos
ocultos en paquetes y cartones,
como recuerdos de frágiles aristas.

Llueven viejas sonrisas de las fotos,
se esconden en los libros unos besos…
Habrá que utilizar doble embalaje,
no sea que se me quiebren al abrirlos.




PAISAJES

Hay paisajes, perdidos en el tiempo,
nos habitan la memoria
en vívidas estampas de recuerdos.
Guardamos en los arcos de la mente
sus aromas de vida.
Aún nos deslumbra
la luz que nos dejaron en los pasos,
y nos arrastra
el agua que borraba nuestras huellas
o el viento que incendiaba sus sonidos.

Hay paisajes, perdidos en el tiempo,
traen lluvias de palabras
y van tallando letras sobre estrofas
para esculpir los versos
olvidados en alguna breña del camino
o en la silente duna de una playa.
Nos brotan manantiales de las manos,
arroyos de tinta sobre hojas,
resurgida memoria en vivas líneas.
Resurrección- en poemas- de horizontes
que ofrendan su recuerdo en cada trazo.






DETRÁS DE CADA NOMBRE

Hay nombres como gotas de agua
en la pared del tiempo.
Van calando los muros de la Historia
y trazan surcos en aristas
sobre las grises piedras de los siglos,
huellas de vida que tejieron
aquello que llamamos el pasado.

Hay nombres como gotas de agua
entre las rocas.
Van tallando cauces de anchos ríos
y ahondan en la corriente de la Historia
para dejar constancia de su paso
con temblores de sangre entre sus ecos
y redobles de guerra al pronunciarlos.

Hay nombres como gotas de agua
en viejas grutas.
Van formando cascadas y soportes
de sólida belleza entre las sombras
del discurrir del tiempo de la Historia.
Transcienden la esencia de su agua
al sumar la hermosura de las horas
con indeleble arquitectura.

Detrás de cada nombre hay una historia
colgada en la pared del tiempo,
entre las rocas,
o en la oquedad oscura de las grutas…






LILITH

Hoy he de alzarme, encorajada y brava,
modelaré la arcilla de mi cuerpo
rota aquí, en mil fragmentos de quebranto,
y seré de nuevo hembra, aún en la sombra.

Negado el soplo divino de mi alma,
construiré arquitecturas con mi aliento
que sustenten un alma conseguida
en el duro discurrir de cada día.

Negado el Paraíso, de allí arrojada
por no querer ser alguien doblegado
e izar mi voz al viento y al destino...

He de ir tallando a golpes cada senda
por la oscura espesura de lo oculto...
El fuego que me impulsa me ilumina.






UN DÍA CUALQUIERA

                                                                      …que no nos deje ningún día
                                                                           llevar sin nadie la mirada.
                                                                                           (Dora Castellanos)

Amaneció un día diez, un día cualquiera,
no delataba nada el almanaque
sobre su semblante de papel
entintado por dígitos solemnes:
La soledad del uno,
en compañía del cero
inexorable de la nada…

Un día cualquiera en el cómputo final
del tiempo que nos mide la existencia.
No se dieron presagios de temblores
en el aire, ni llovieron luceros
desde el cielo, ni las estrellas
mostraron sus fulgores más hermosos.

No hubo nada, tan sólo nuestros pasos
entre las piedras marcadas por la historia,
los focos programados, la arboleda,
y dos miradas enlazadas
hasta fundirse entre los labios.

No hubo nada, tan sólo un beso.
Y la evidencia de que aquel día diez
ya nunca sería un día cualquiera.





DESPEDIDA

                                                                                 Sobre la calle una llovizna breve
                                                                            y aquí en mi corazón, cómo diluvia...
                                                                                                                    (Julia Prilutzky)


Corbata de seda y chaqueta cara,
palabras y planes mojados
por lluvias de urbanos descensos
entre charcos de asfalto y excusas
inciertas que tiemblan de miedo.

Por fin has llegado, eso es todo.
Y no es nada esta charla
pasada por agua en aceras
perplejas, con dudas que saltan
como viejas ranas entre chapoteos.

Presente y pasado enhebran tu lengua,
no hay luna esta noche y te enredas
en frases hiladas con nubes,
sobre indecisiones pintadas
de llantos en bordillos grises.

Me despido de ti, eso es todo,
perdedor de jugadas sin rumbo.
Eres hoy campeón de un adiós
sin esperas, ni ausencias.
Y —sobre tu corbata—
enlazo el silencio en nudo de seda.





FRIVOLIDADES

                                                                               Hay días malos, días que crecen
                                                                                            en un charco de lágrimas.
                                                                                                                 (Blas de Otero)

Podría nombrarte presidente,
ministro plenipotenciario
de un reino de tristezas.
Eres causa de llantina,
de suspiros que me ahogan
y no alivian —ni un poquito— este mosqueo
que oprime mis entrañas.
Podría nombrarte, si estuvieras…

Adónde mando tanto enojo
si no te das por enterado,
como esos diputados incapaces
—enfermos de avaricia—
posesos de congénita sordera,
cegados por su sombra:
única estrella en el Congreso.

Hoy, entre trasiegos y binomios
de vida complicada y de dilemas.
podrías sentirte, como ellos,
nefasto dirigente
de un amplio reino de tristezas.

Has levantado piedra sobre piedra
murallas de dolor donde me atrapas
sin ganas ya, sin fuerzas y sin voz.
Como ellos consiguieron con nosotros:
me tienes indignada.

Ahora te investiría presidente
de este amplio territorio de aflicción,
aunque ojalá no llegues a enterarte;
opinarías que son frivolidades
entrar a comparar nuestras desdichas
con las de estar regidos por felones…

Hoy siento la amargura
de tener que sufrir —sin más remedio—
el lastre de vivir tanta injusticia
en medio de tu apática sordera,
y en un pueblo asqueado de traiciones.





LLUEVE

                                                                                                Siempre fue la tristeza
                                                                                  un dócil animal de compañía
                                                               con el que yo he jugado algunas tardes.
                                                                                                          (Vicente Gallego)

Llueve.
Ha despuntado una mañana opaca,
de grises de aluminio desplomándose
a mis pies
con alguna certeza atada a los tobillos,
dóciles perras
en busca del refugio de un sofá.

Sombras de soledades
que van haciendo nido entre mis muros,
mascotas que se enroscan en cojines
con su pelaje gris de lluvia
y piden la caricia de unas horas.

Mil gotas de recuerdos
calan alfombras de melancolía,
entre pelusas de ausencia.
Se derraman mutismos de los libros,
arraigan los silencios
sobre los cables de telefonía.

Estás lejos, junto a oceánicas voces,
cantos de salitre y olvidos de urbe.
Estoy cerca, sobre el agua que miras…
Sigilosa memoria del tiempo,
entre las páginas añiles
del último suspiro de la tarde.






MARRULLEOS

                                                                           El gato negro ensaya por séptima vez
                                                                                                                       el salto al vacío.
                                                                                                                    (Amalia Iglesias)

Marrullas, hombre gato, en busca de cobijo,
reposo de maullidos, ronroneos,
proclives a caricias de lomos arqueados.

Dulces huellas ocultan
en blandas almohadillas
las zarpas afiladas…

Tu voz encubre un celo de tejados
y de golfos gemidos.
Ya has apurado cuatro o cinco vidas
de las siete felinas que te atañen.

Y dejas en mi halda dos o tres,
para que elija la mejor de todas
a ver si la engarzamos con la mía.

Olvidas, hombre gato, mi cánida existencia:
soy fiera pero fiel.
No entiendo de traiciones
y me has hecho sufrir como a una perra.




ES POSIBLE

                                                                                                                   El telón,
                                                                                          territorio fronterizo
                                                                  que viene desvelando un mundo
                                                                                                                     a solas,
                                                                                                  se alza de nuevo.
                                                                                            (Mª Teresa Espasa)

Es posible, quizá sea ambiciosa,
deshecho apariencias y ropajes,
meros disfraces de comedia
sobre una vida de escenarios.
Atrezzos que travisten las verdades
en proscenios creados en salones
—tras unas bambalinas—
entre juegos de luces programadas
que alumbran los rincones convenientes,
para ocultar las taras y defectos
con raros subterfugios
estribados en complicadas sombras…

Es posible, quizá sea ambiciosa,
me salto los guiones sin leerlos:
Ahora toca reír, luego llorar,
hablar, callar, andar, parar,
hacer, al fin, el mutis por el foro
sin olvidar el gesto que cautive
no sea que la clac se nos mosquee
y tornen en pateos los aplausos.
Quizá por eso interpreto soliloquios
en un tono de voz tan susurrante
que me cuesta entender lo que me digo.

Es posible, quizá sea ambiciosa,
yo también quiero ser protagonista
—sin máscaras, ni bailes—
no te llames a engaño con disfraces,
no quiero ser estrella de tus roles.
No, no te llames a engaño,
que no es tu piel desnuda lo que ansío;
tu desnudez  de sombras
es cuanto busco en ti.
Sólo tu luz —tu luz en cueros vivos—
vertida sobre mí.
Ya sabes lo que ansío:
tan sólo ser la única heroína
en esta historia extraña que vivimos.





POR SI ACASO

                                                                      No sé cómo encajar mi soledad
                                                                 en el difícil puzle de esta historia. 
                                                                                                        (Ana Montojo)

Eres aún tan hermoso cuando miras
con candidez de niño,
el gesto trasnochado —y algo golfo—
teñido por un aire a lo James Dean
y torcida sonrisa, como Bogart.

Supones un peligro en zapatillas
desde que te olvidaste aquel pijama,
después de haber dejado
tu cepillo, la pasta de los dientes,
un juego de cuchillas y una espuma
de marca, en el estante de mi espejo.

Por si acaso —dijiste— y te quedaste
a desayunar conmigo y mis manías.
Temo que traigas la maleta
y eches a la calle
a la fiel soledad que me acompaña.

Vamos a ver qué hacemos cuando ocupes
su sitio en el sofá y la biblioteca;
ya empiezo a acostumbrarme a tu café
y a morder mi tostada ante tu silla…

Por si acaso,
tendré que hacerte un hueco en el armario
y a ver dónde ponemos
la vieja soledad de que te hablo.

Pues eres tan hermoso cuando miras
con candidez de niño un poco golfo
—a lo James Dean—
que igual mi compañera me abandona
si se cuelga de ti.

Será mejor que le vaya diciendo
que no es que no la admita,
pero las circunstancias aconsejan
que le haga un sitio
tras la puerta cerrada del despacho,
metida en mis cuadernos de la mesa.

Medidas preventivas, por si acaso.





SUEÑOS

                                                      Te amo porque amas el sueño del futuro
                                             y tiendes al espacio tu nombre como un arco.
                                                                                                        (Maruja Vieira)


Duermes conmigo y sueñas
mientras yo también sueño en mi desvelo,
es nido nuestro lecho en que reposan alas
para impulsar  la altura
de las más caras utopías…

Aunque se caiga el mundo
que tú y yo construimos con cimientos
de aparente belleza, en su estructura
carente de grilletes y cadenas…

Llegaron los de siempre
—los malvados marchantes de falacias—,
escondieron tras siglas embusteras
los más amargos tragos de veneno,
pronunciaron palabras tan hermosas
como flores crecidas
entre frutos del mal y del engaño.

Prevaricaron promesas, lealtades,
trabajos y derechos,
abanderados del embuste
nos hundieron en el caos más terrible,
rompiendo en mil añicos la esperanza.

Y el día se hizo noche,
interminable sombra tenebrosa.
Sin este y sin oeste, sur ni norte,
ni brújula que marque direcciones
bajo intensa negrura sin luceros.

Duermes conmigo y sueñas
ajeno a mi vigilia.
Quiero seguir pensando
que tu presencia es vuelo
y mi palabra es lanza
para alcanzar los sueños…

Aquellos sueños altos
de hermosas utopías,
pues nuestro lecho es nido
—reposo de dolores—
fuente de luz y amor
para alcanzar quimeras
de invulnerables alas.





AHORA

                                                                                   Ahora que ya no tengo
                                                                               tiempo de arrepentirme.
                                                                                                   (Ana Montojo)


Ahora que el tiempo se derrumba
y es espiral centrífuga la vida
en su imparable vuelco
de dunas derramadas.

Ahora que nuestras pieles son un mapa
de pasada existencia y de dolores
marcados con el grana de la sangre
sobre trayectos ya cumplidos.

Ahora que conocemos
la soledad que habita en cada pliegue
y los dos la estrechamos
como a la más constante compañera.

Ahora, que tropiezo con tus ojos,
me enredo en tus palabras,
dices mi amor y siento que a tu lado
quiero apurar las últimas partículas
de arena que aún nos restan.



5 comentarios:

  1. Que alegría enorme encontrar a Marìa en tus páginas, Fernando, desde que e que entre en contacto con sus poemas y algunos de sus libros, es una poeta que considero imprescindible. Ya me sentía muy honrado siendo parte de tus páginas junto a tantos buenos poetas y amigos, hoy ese honor se hace doble. Gracias por traerla.
    Un abrazo para ti y muchos besos para María.
    Feliz 2011.
    Leo.
    PD. Te he enviado un correo, Fernando.

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  2. Leonel, Paloma Corrales, Amando Carabías y María...Poker de ases de la poesía que sigo.

    Gracias Fernando.

    Un abrazo.

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  3. Tremenda alegría ver en este espacio la poesía de María.
    Como dicen Leo y Flamenco, compartimos el honor de estar en esta 'enciclopedia' virtual amigos.
    Se habrá visto y se habrá leído la caliad de la poesía de esta mujer, que desborda sensibilidad por cada poro de su piel.
    De María sólo se me ocurre decir que leamos sus poemas y aquí ha dejado una selección variada y hermosa. Yo destacaría su sentido del ritmo y esa especial musicalidad interna que recorren todos sus poemas.

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  4. Ya tenemos a nuestra María en su lugar. Me siento una privilegiada por compartir.
    Besos de sirena y gracias Fernando.

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  5. Gracias a todos por vuestras palabras. Y en especial a Fernando Sabido por cederme un lugar en este espacio tan interesante y tan bien trabajado por él.

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