jueves, 8 de septiembre de 2011

ADRIÁN CAMPILLAY [4.652]


Adrián Campillay 

Nació en San Juan (Argentina), en diciembre de 1969. Murió el 22 de junio de 2017, de un infarto al corazón.

Poeta, editor y diseñador gráfico. Ha recibido premios, participado de varias antologías y publicado, desde 1995 hasta la actualidad, diez libros de poesía, entre ellos: “Poemas para después de un cigarro” (1995), “Las flores secretas” (2001), “Trovadores de piedra” (2012) y “Cuadernos insensatos y algunos poemas” (2015). Trabaja como diseñador en la Editorial de la UNSJ y codirige EL MOMO Editor –editorial artesanal cooperativa–, donde ha publicado también a autores de la región de Coquimbo. Ha sido invitado varias veces a congresos, ferias y lecturas al Norte chileno. Su obra parece, entre otras antologías: “Poesía contemporánea de Los Andes, Región de Coquimbo y Provincia de San Juan”, 2006 y “El túnel 2.0, poesía contemporánea de San Juan y Coquimbo”, 2017. 

De sus trabajos se ha publicado:

POEMAS PARA DESPUES DE UN CIGARRO
(Cuaderno Nº 3–Colección VIENTO IDIOTA), 1995.
EL AMOR Y OTROS MUNDOS, La Rosa de cobre, 1996.
EL OJO DEL BANDONEON (tango en 4 actos), La piedra en la honda, 2001.
LAS FLORES SECRETAS, La piedra en la honda, 2004.
LAS CIUDADES INTERIORES, La piedra en la honda, 2005.
POEMAS DE AMOR PARA SER MORDIDOS, La piedra en la honda, 2005.
LIBRO DE MAR, La piedra en la honda, 2005.



1.

cada paso del dolor
es un camino
sin salida en el tiempo
arruga de la tarde
en cansado rostro de los días

la pregunta sin luz en el fondo del corazón herido.


2.

sin querer el cielo nos aplasta
la tierra se abre boca de lobo
desamorada figura o montaña donde me pierdo

hacia la soledad sin sentido

es así niño que muere
voz arrancada

grita, dentro de mí.


3.

y cada espina,
es un camino.

hoyo en la figura del tiempo
soledad del barro y la piedra
juventud lunar.


4.

el dolor naufraga sin querer
no puede ser totalmente nuestro
atraviesa los puentes entre las personas.

así el agua del día lava la sed nocturna
las sábanas huelen a miel y sangre
el desayuno descansa junto a las naranjas y los panes
inútiles
se amigajan
contra pezones luminosos.

sin doblarnos tocamos el suelo
la voluntad es el oro la empresa el alma
y siendo niños
recordamos
lo que va a pasar

¿por qué es así el tiempo: río arriba?
¿y los árboles?

no pueden protegernos
sólo oyen pasos
voces
de los pasos ciegos
ánimas del amor incomprendido
entre las palabras del futuro
y la montaña hundida en el horizonte.



arte poética

voy al silencio de las horas
sin querer, sin cesar.
tiempo y tiempo.
vida y obra
abrazados en el bar

la poesía
viene
aquí
renga
a pedir
pan
o cariño
y nadie se los niega.

sin embargo
lenta noche
ignora permiso convenido

hasta las palabras se agotan
y es natural
los sueños
duerman
alguna vez
para siempre.



PATRIA

Entonces la Patria
fue también la calle donde estuviste solo
el aire de las guitarras silbando despacito
un sonido que se arrastraba

mujer que iba a dar a luz
y sólo tenía dos manos negras de clausura
dos manos ciegas
con dedos y uñas y ningún color
ninguna voz amiga
porque la Patria fue también los muertos
las tumbas sin nombres
los hijos inconclusos
de una mujer abandonada
los sueños fusilados
de una generación de pájaros
cuyo número no cabía
en la combinación de los candados

ni en el dorso de los cheques
ni en las partidas de defunción
ni en un poema.

(del libro "Acusación" 1989)



MUSA

No tengas miedo. Te cuidan las palabras.
En la isla de una luz sola encontraron escrito tu nombre,
tu dolor es de pan para los pájaros de la mañana.
Noche en la cicatriz iluminada del tiempo.

Me senté a tu lado con pies y manos
en el fuego y en la risa, en el agua común y en el vino,
y en el amargo ciempiés de la hermosura.
Ahora probablemente duermes.

No sólo la rueda preciosa de la sal.
Ni muerte ni misterio.

Palomas en la ira de la pureza,
uñas dicientes dibujan los cuerpos
que te desdibujan en el peligro.
Música en la geografía oscura de una guerra
van a cuidarte estas palabras.


espina negra

esta piedra en que vivo
es mi casa
el desierto es una espina clavada en el pie de la tierra
aquí no tenemos agua
aquí no nadamos
la lluvia es un recuerdo que el verano traga
pero el vino
hace la siesta
los volantines se precipitan en el viento caliente de los caminos
el centro de la sequedad nos hablará un día
le contaré que no canto
no cantamos
como no sea: bajo los árboles adormilados
mientras hacemos el pan
o asesinamos
mientras mojamos los pies
en las cunetas
o surfeamos las piedras
ardientes
en los baldíos
para jugar al diablo
entonces la música
es también
fuego
para nuestras mutaciones
escarabajos con cola de lagarto
duros
como la palabra sed
como el hilo de la edad
en donde sobre la montaña
se unen
nuestros
recuerdos.



niñez del agua

casi nadie pasa por aquí a esta hora
sólo el resplandor fantasmal sobre el pavimento
camino al canal cortamos uvas
nos mojamos la cabeza en acequias de barro

niños y lagartijas nos confundimos a veces
saliendo de los cañaverales
hacia los basurales baldíos
moviendo nuestras colas bajo el sol
siesta y misterio

damascos robados

camino de la sombra

por fin el agua

los barcos de nuestras sequedades
navegando en la selva amazónica
de nuestros siete años.



*


Simple sería el amor
sin nosotros,
pero el amor sin la piel sería algo extraño.

Solo se le vería caminar
entre los intentos.



septiembro

¿Por qué no miramos
cómo crece la noche
alrededor del jardín?
Ahí un bicho húmedo reposa
su pegajoso sueño contra los tréboles
—la lluviosa manera de los sapos—
una flor vieja no quiere crecer
se aferra a la negra superficie
con raíces flacas
cansancio antiguo de escarbar
hacia atrás de la luz.
De repente
nos movemos
hasta lo más hondo de la hierba
y dormimos allí: un largo sueño sin esqueletos

la lluvia se oculta
dentro de la tierra
y entonces

cuando vamos a despertar nos morimos.


*



Penetro en el dios descalzo
de los desesperados de amor

¡esas pobres almas!
pobre dios, desprotegido,
sus anchos pies
cuelgan
de varias sogas amargas

y es inútil
que una primavera
les nazca en los labios

cual fruta por morder

o cual destino

no van
más
que
a donde se desespera.



madre

Madre sabe doblar el vientre del día.
Niño dice:

Madre, ¡no nos abandones!
Estamos yo y mis muertos
con palomas en las manos
con agujeros en el dolor el dolor 
y más hondo
más hondo allá en lo feliz que somos.

Una paloma trágica
les dibuja los próximos ojos.
Madre sabe a la vez 
ser madre
hija de nuestro destino.

Madre tras de mí
con tu ungüento bendito.

Por el tanto decir
estoy muy solo en mí.
Por tanto mío de vos
¡en tu centro!
estoy llorándome porque irás
hasta donde yo muera ¡en mi centro!
delante de tu altura y más hondo 
en donde hija.

Madre sabe doblar el vientre del día
y en los próximos ojos
se le va la vida en dos pétalos tras de mi rastro.

(Poemas extraídos del libro EL AMOR Y OTROS MUNDOS,
Ed. La Rosa de Cobre / San Juan, 1996)
http://adriancampillaypoesia.zoomblog.com/



COMENTARIOS NOCTURNOS

No se trata de dinero
es la baba del tiempo
y el calor de unas piernas
lo que nos preocupa
el espacio está vacío
el lugar es enorme
la vista se nubla
el honor no importa
el cansancio de las horas
es como la madre perdida en la memoria
y hay un asunto del que quería hablar
aunque corriera sangre
y cobardemente eso sucedió
fue hace mucho tiempo
pero duele como ayer
es el permiso de las palabras
el que hace posible las respuestas
de lo que todavía no se ha vivido
aunque haya dolido
aunque haya sido triste tatuaje
en la sombra de un libro
¿acaso no escribí un libro sobre vos?
¿no fue eso insuficiente?
el día en que te hice atravesar esos páramos
que años atrás había descubierto entre nosotros
no pensaba en vos, ni en tu hermana descalza
el flaco acababa de componer esa canción 
que habla de la tribuna y la bengala
estábamos solos, vos y yo
y no nos habíamos dado cuenta
cualquier cosa era necesaria o urgente
y la vida que pensábamos tomar por atajo
se convirtió en una trampa
y ahora ya no me importa hablar 
de eso que quería hablar
ni siquiera tu recuerdo es suficiente
y ya no tengo más droga
ni destino
ni mucho que contar.


ESPERA

Te esperé
por la grieta del bar
estrabas a sombras
dibujos que tu cuerpo se quitaba
eran vestidos de la noche

con tus versos
la muerte se quería ir

-de todas las cosas-

tus recuerdos de vos
eran otros hombres
caminando lejos

llevando cada uno la parte
que le tocaba tirar al mar

la botella encendida en tu mano terca
en cada dedo una palabra para ahuyentar a la muerte.




DESIERTO EN OTOÑO

1. caída
caídas en las fronteras del yo
el beso de fuego de la tierra
su virgen puta su adentro

si no miramos a los ojos de la noche
su sueño nos traiciona
su pasión se hiela y en la cola del cine caemos fulminados

no sé, el pensamiento me confunde a veces quisiera 
confiar sólo en mi suerte]

pero qué es la suerte? sino el pensamiento y sus 
desvirtuaciones]
el pensamiento y sus fábulas
caídas en las fronteras del yo sueño y realidad
reunidos
los límites y delimites encerrados en una misma pregunta
el cuerpo como país y extranjería 

sus hilos sin pies ni sombra.

2. reunión
caminos por donde la sombra duerme después de una 
noche de sangre]

los parientes reunidos alrededor del almuerzo
el pueblo reunido en esa figura, ese espejismo.

3.  futuro
cartas a ella 
y al fondo de las cosas
los libros se apilan y así
no son sino cadáveres sin descansar.

ojalá sucediera ahora el asesinamiento y la cordura
unidos en un hilo sin lamentaciones 
sobre las ciudades que amamos
cuyo recuerdo nos lastima.

de esa manera el tiempo dejaría su pasado sin esperanzas

hacia el vecino porvenir sin mentiras.

4. horizontes luminosos
alrededor de mis hijos juego 
aunque ya he sido desterrado de la niñez
sus miradas son naves 
sobre las ciudades que abandonaré
porque ¿quién no quiere irse
y abandonar así el huevo de sombras?

sólo ese país existe en ellos para mí

y en estas palabras huecas que escribo

si volviera a nacer buscaría sus luces en la noche.

5. país dentro
lugares en las fronteras del yo
en donde es posible descansar
cada clavo es una herida abierta
y cada persona un clavo
debajo de cuya lanza la suerte
tiene dientes

y así muerde.

6. soledad fuera
nadie hay 

en este encuentro

la suma de las heridas arroja destinos implacables
hace mucho abandonaron los parajes del amor los sobrevivientes
la guerra sirvió, sin duda, para ausentarlos.

sin embargo el pulso continúa 
y aunque la fama hace prisioneros
debajo de cada cuerpo hay un alma

un alma que espera, tal vez, y eso no es mucho y 
tampoco es poca cosa.

7. contemplación vacuna
y cada poeta
cada músico
cada rey del guante

está en su casa ahora peleando con estas palabras.

de la estufa sólo emana el fuego de la costumbre.
las navidades y las fiestas del vino.
cada uno en su copa se ahoga o ve el río enorme pasar.



PUSE UNA PUERTA...

Puse una puerta 
en el poema
para que una palabra
pudiera abrirla 
y matarlo

¡no resultó!

todo en él
sigue vivo
y ahora

¡me persigue un cuchillo!




INDISCUSIÓN

Yo no discuto con la magia que hay en el horizonte
ni le despego los ojos de las alas.
Con fiebre 
la nombro
para salvar ese esplendor 
que siempre viaja.

De una celda a otra.

De un cuerpo a otro cuerpo.

De una pipa a otro mundo 
no discuto con la magia.




ACEQUIA DE LA NIÑEZ

Sentado 
y con los pies
dentro del bar
como si se tratara
de una acequia 
de la niñez,
que era mi río,
soy una gota de noche
sobre la paciencia del agua
en un desierto
también mío,
lagartija alada 
por la humedad
del deshielo
y el vino,
una puñalada 
de álamos
contra la tierra 
seca 
de 
mis 
pensamientos

hundidos.




VIERNES SANTO

Hoy es viernes santo en San Juan
las calles huelen a pescado del desierto
y en los bares
no se derrama sangre
como no sea azul 
o negra.

¡No se sabe en qué momento van a soltar al Diablo!

Por eso todos sostenemos
un encendedor invisible
y sobre él 
una cuchara 
en donde hierve 
una droga 
más invisible todavía
llamada Religión
llamada Perra 
o llamada Papa.

Es viernes santo, pasó el jueves
y esperamos un sábado de gloria.

Y mientras
se enfría la cuchara
pienso
que cuando los Santos se fumen las velas
habrá tantos 
milagros 
en el cielo 
como en el infierno
y sin embargo, certeza tan bella
no cabrá en el ojo mezquino de Dios.




JARRO Y CANTO

El jarro 
de arcilla 
que me donó el alfarero Luis Fernández
hace cantar al vino durante las mañanas de Cuyo

desde el suelo de Albardón 
ha viajado a través de sus manos
el sol entra en él y se llena de canciones
nuevas leyendas que nadie ha escuchado

pájaros de barro contra lo imposible aletean 
palabras amasadas
mares rojos
indios 
virginales
astucias
de la tierra
sexo del agua
niño del aire

para soplar el fuego      o la esperanza.




DANTE Y JUAN

A cada atento mensaje doy la hora de mi nacimiento
documento implacable el amanecer 
y la distancia
el día coagulado sobre la cicatriz de la tierra
hombres sin hombre por las calles
mujeres sin mirada
y niños que juegan a morir
y a cada brújula sin sentido 
le doy la charla de mi cuerpo
como cae la lluvia en el mar
me baño en mis propias aguas
apartando sueño de tormenta
y oyendo
sin remedio
la canción de mis hijos
me alimento

mar

de mi sangre.




SUEÑO CON POETAS

Si las calles vacías
en donde andamos
no fueran puertas
y detrás de esas puertas
no hubiera ríos
en cuyas aguas
cantan los poetas

no elegirían, ellos
la soledad
de los versos
en que viven,
las calles desiertas,
la música
de los ríos

Para espantar
a la última tempestad
no encontraron nada mejor
que el solitario canto de sus aguas

por eso
marchitas las ciudades
derribados los puentes
sueño con poetas
encerrados
en el interior
de una fonola
de agua
de noche
junto al río
que separa
con su voz
las tinieblas
de la sequedad.

Ellos, dentro de la fonola del río

oscuros peces y voces

no encuentran razón
para volver a confundirse
entre las ciudades de aceite
las babas de los perros
sus ladridos de ceniza

donde alguna vez acusaron a su época
de perdón y desvarío, de acorralar a la locura,
de violar nuestros sueños / por medio de la tortura, 
el asesinato, el catequesis y gran parte de la educación pública, 
tanto en escuelas como en almacenes de barrio,
por medio de todas las cosas que nos enseñaron
sólo para dominarnos

me gusta apoyar la oreja en el suelo, cerca de un álamo
para escuchar todavía el eco 
de sus reclamos de ternura

sueño con poetas 
encerrados en el interior 
de una fonola de agua.






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