Klaus Merz nació en Aarau, Suiza, el 3 de octubre de 1945. Como profesor de escuela secundaria, se ha especializado en educación de adultos. Ha obtenido numerosos galardones, entre ellos, el afamado Hermann-Hesse-Literaturpreis (Premio de Literatura Herman Hesse) en 1997, el Gottfried Keller-Preis (Premio Gottfried Keller) en 2004 y el Werkpreis der schweizerischen Schillerstiftung (Premio otorgado por la Fundación Schiller de Suiza) en 2005. Ha escrito numerosos poemas, cuentos y novelas cortas. Actualmente vive en Unterkulm, dedicado de lleno a su obra poética y narrativa. Obra: Mit gesammelter Blindheit, 1967; Geschiebe – mein Land, 1969; Vier Vorwände ergeben kein Haus, 1972; Obligatorische Übung, 1975; Latentes Material, 1978; Der Entwurf, 1982; Landleben, 1982; Bootsvermietung, 1985; Tremolo Trümmer, 1988; Nachricht vom aufrechten Gang, 1991; Am Fuss des Kamels, 1994; Kurze Durchsage, 1995; Jakob schläft, 1997; Kommen Sie mit mir ans Meer, Fräulein?, 1998; Garn, 2000; Adams Kostüm, 2001; Das Turnier der Bleistiftritter. Achtzehn Begegnungen, 2003; Die Tiere ziehen los! Eine Entdeckungsreise in die Fluss-Auen, 2003; Löwen Löwen. Venezianische Spiegelungen, 2004; Kunos große Fahrt, 2005; Priskas Miniaturen, 2005; Der gestillte Blick, 2007.
Poemas de Klaus Merz
MUY CERCA DEL VIENTO
Nunca jugué golf y nunca
billar, nunca adiestré a un perro.
Nunca conduje una moto pesada
o navegué a la vela cerca del viento.
Y a veces me abandonó
la audacia
para persistir en una palabra
como nube y bosque.
Pero siempre veo más
a mis prójimos
hasta el fondo de sus caras
infantiles.
CAMPANA
Por la llanura de Tracia
vuelve el camino a la ciudad.
Montes Rhodope y Balances
bordean la llanura. Un acompañante
señala el monumento
a los caidos
en la batalla decisiva:
Hierbas del verano
de todos los guerrilleros orgullosos
los restos del sueño
anoto Matsuo Bashô
en la campina de Hiraizumi.
LIEBEFELD
Al pasar despacio de largo
cuento los bancos de reposo
ante la ventanilla. Avería
en la garita de senelas de Liebefeld
comunica el revisor. En el terraplén
achicorias y romeros en flor.
Y oigo el grito jubiloso de un niño
que tantea el mundo.
PINACOTECA
Nubes pasan de largo
inmóviles y ligeras
lluvia cae, cae.
Una de las mujeres vierte
leche, la otra
peina su cabello, desde
hace quinientos años:
No la vida, dijo
Malraux, las estatuas
darían testimonio de nosotros.
VERANO DEL SIGLO
A través de las persianas
observar el verano
su piel polvorienta.
(Un representante de cosmética se arregla
ante la puerta de la peluquería
nudo y corbata).
Bajo el viento de fuego se marchitan
las hierbas, negro
florece el alquitrán.
TRABAJO DE DUELO
Día tras día se arrodilla
la viuda en los arrietes
acechando a los gusanos blancos.
Los domingos coloca
para celebrar el día
un pato de porcelana en la hierba.
DESCANSO
Maíz, altura de hombre, y
cuervos en la hierba baja.
En la tierra labrada
luce la siembra de invierno.
Detras del granero se apoya
el labrador en la labradora.
VUELO
Sólo remando con los brazos
volamos noches enteras
por la región
los observatorios astronomicos
brillan.
De los tiempos del Neandertal
se ha descubierto
la sepultura de un niño
que yacía sobre el ala
de un cisne: Ese vuelo
nos pone a salvo.
ESTADO DE LAS COSAS
Al duro sonido
del ganado de porcelana que ha chocado
nos hemos despertado.
También los otros
objetos de la habitacion
jarrones, cuadros
simplemente no están
ahí ahora.
Su presencia acechante
puede en cualquier momento
convertirse en pura
violencia.
Al duro sonido
del ganado de porcelana que ha chocado
nos hemos despertado.
También los otros
objetos de la habitacion
jarrones, cuadros
simplemente no están
ahí ahora.
Su presencia acechante
puede en cualquier momento
convertirse en pura
violencia.
FELICIDAD
Esa absoluta confianza de ayer
cuando el cielo estaba azul.
Y las casas
se dejaban balancear
sobre la palma de la mano.
VIENTO CALIDO DEL SUR
De repente
esta desesperación
querida.
“¡No me toques!“
En un santiamén no se sabe
nada de nada.
Nada hay más que bancos verdes
en el horizonte
un día claro.
Y los cazadores
apuntan con sus escopetas
a caminantes.
LIQUIDACIÓN
Aún cuelgan en el balcon
las pieles invernales del año pasado
mi amarillento vestido de metáforas.
Es hora de derribarlo
antes de que caiga la primera nieve
que me llene los bolsillos viejos
otra vez de frío.
HORA PRELIMINAR
Moisés, el zorro del desierto, vive.
No ha dejado
de colocarse delante de su pueblo
incansablemente.
De hablar con sus manos
y de hablar de dios
el enojado y el justiciero.
De dios que se vuelve hombre
y del hombre que se vuelve dios.
En todas la plazas del mundo
está él y alaba
y ensalza una tierra prometida
allende la sequedad
y pataleando con los pies.
Él aboga por su pueblo
al que ama más que a sí mismo.
Moisés no ha muerto.
Ha cambiado solamente su nombre
la leyenda del junco y de los milagros.
Sus hijos siguen tocando la trompeta
y a cada hora puede suceder
que se presenten ante Jericó
y el mundo
y en el mundo la tierra prometida
se reduzca a polvo.
EN HORAS DE INTENSO MOVIMIENTO
De las ciudades las arterias de tráfico
conducen a atardeceres
que ya no desembocan en parte alguna.
Casi a diario uno no vuelve.
Sin resultado terminan las pesquisas
la hoja del acta queda en blanco.
Si se me interrogara
yo podría dar testimonio.
SOPA DE LETRAS
El alfabeto se precipito
de las palabras:
Sacamos
el caos
a cucharadas.
FUSIÓN
El que se enfrentó a los molinos
de viento
el guerrero valiente
se ha acogido a su enemigo
como amigo
se ha hecho molinero.
Traduciones de Hans Leopold Davi
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