sábado, 25 de septiembre de 2010

1275.- ALESSANDRA MOLINA


Alessandra Molina nació en La Habana en 1968. Poeta y editora. Ha publicado As de triunfo, 2000, en la Colección Manjuarí de la UNEAC.







As de triunfo

Je reviendrai avec des membres de fer, la
peau sombre, I´ oeil furieux: sur mon
masque, on me jugera d´une race forte.
J´aurai de I´or.
Rimbaud

No vas a decir una palabra inteligible
o vas a decirla
de modo que se retorcerá la antigua serpiente
que busca y lame su cola con deseos insaciables.
Ni álgebra ni filosofía
calmarán las palpitaciones de tu corazón;
opio ni barcos aliviarán la premura
por hacerte una persona confiable.
Nada. Todo será inútil.

El barco acogerá tus manos
pero serán devueltas tus lánguidas
que no podrán sostener unas monedas.
Robarás a los desconocidos
cuando hayas robado lo más fácil,
los hurtos a la madre.
Adentro te tragará la hiedra de los muros,
lejos tropezarás con la flora silvestre,
y aún, ni álgebra ni filosofía
calmarán las palpitaciones de tu corazón.

¡Historias increíbles, los sintagmas tiranos!
Confesarás con un instrumentos de pasión
y lástima
ante la pupila más vigilante,
envilecida para siempre.
Fingirás el suicidio. La cólera y la alegría
porque tendrás suicidios, cóleras y alegrías.
Al mediodía dormirás la noche
y durante la noche te preguntarás quién soy,
quién soy.
Cuál nombre darás a tus trabajos
si habrás llegado a ellos por la expulsión del arte
y del arte no gozarás una figura
más que la serpiente
cuando se haya tragado
su muchas veces retorcida cola.

El alga y la fiebre,
la vigilia y la tierra,
la danza virtual y el contrabando...
Vagarás
por una belleza sin palabras
pero nada habrá calmado las palpitaciones
de tu corazón.
Lo digo yo,
Sentada sobre un contén ante el vano de una
puerta
en una calle donde los autos modernos
se ensamblan milagrosamente a la arquitectura
corroída
demasiado estrecha.
¡A tal punto ha llegado la previsión científica
del comercio!

Las piernas inmóviles por el comercio,
yo, nombrada la idiota, casi siempre ignorada,
que cuento una, dos, tres,
cuatro mil bolsas de nailon transparente
sin reliquias ni souvenirs,
llenas del aire llena de cada una entre las otras.
Vientre de nailon que soy
y que ha parido al buscador de triunfos.






Teatralidad

Recuerdo de esa historia la vieja cabeza de un hombre que era miedo y teatralidad. Sesgó y no por eso su cabeza obtuvo un palmo de altitud. Se hizo agua de lluvia, terminado el campo comenzó el temporal. Como un intruso sin pasión que decir, se acercó a la ventana y sobre el cristal su aliento hizo el rosetón de una concha desprendida. Más allá los caballos se hundían lentamente, negaban su habilidad, la salvación de alguien. El cuerpo de un joven hincaba en los mejores caballos de la región, casi invisible, un fantasma alborotando al animal. Volví a ver la mancha salina de la concha más blanca y cortante que nunca: aquel rostro me hablaba del cuerpo joven que iría hacia el dolor. Dejó de llover, adentro seguía la risa y el canto, la hoguera y el alimento. Volveré a ser la esposa enferma del intruso.







En la calle Real. Nueva Orleáns

Sería la pipa de algún rey,
de un príncipe de tribu.
Podía guardar el tabaco más húmedo, quemarlo lentamente.
Casi un dedal de yerba, con él se aromaba los enlaces,
duraba un holocausto. Dejaba conjurar.
Frágil, como un ombligo seco, al roce de las uñas sus pliegues de corteza
tenían lo duro del diamante, sus ángulos, su mapa
y el imposible trazo de los rostros,
las caretas de líneas.
Sería más que un lujo
y el trayecto sinuoso, la miserable pieza de un alivio
ensamblada en sus partes por anillos dorados.
Para que la aprendieran los jerarcas
en su forma de joya se ocultaba una ley:
ser madera de pipa, que no es heno,
que endurece, se pule, que se ahonda
contra un nudo volátil de pasiones,
las pasiones del hombre.
Ser madera de pipa, que resiste
y hace que el fuego vuelva siempre al fuego.

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