domingo, 21 de noviembre de 2010

VICTORIA GUERRERO PEIRANO [2.027]



Victoria Guerrero Peirano

(Lima, Perú 1971) estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ha publicado los poemarios De este reino (Los Olivos, Lima, 1993), Cisnes estrangulados (Cuernoempanza editores, Lima, 1996), El mar, ese oscuro porvenir (Santo Oficio, Lima, 2002) y Ya nadie incendia el mundo (Estruendomudo, Lima, 2005). Ha sido seleccionada en El turno y la transición (Siglo XXI, México, 1997), Poetas mirando al sur (Torremozas, Madrid, 2004), Antología de poetas peruanos (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2004) y Los relojes se han roto (Ediciones Arlequín, Guadalajara, 2005). Es fundadora y directora de la revista de política y cultura Intermezzo Tropical. Tri/bulaciones del sujeto des/centrado latinoamericano. Obtuvo el segundo puesto en la categoría Poesía de los Juegos Florales de la PUCP en 1992. Vive actualmente en Boston (Estados Unidos) donde escribe su tesis doctoral.





Juan y el Mar


Otra vez camino hacia el mar, Juan. Al parecer el mar no me deja, mucho menos su nostalgia.

Veo tu figura desgarbada frente al Báltico. Estás tirado entre las plantas que crecen salvajemente al pie de las arenas, hundido, atrapado como un animal acuático que se ahoga bajo el sol de los desiertos del Perú.

Y, sin embargo, hemos encontrado esplendor en aquellos cerros tomados, repletos de muchachos y muchachas que hablan el nuevo castellano aprendido a fuerza de escuela.

Juan
¿Dónde yaces hoy?
¿En qué cantina te ocultas?
¿Qué calle te recibe en su hirviente cemento quemándote la espalda?

Tú no me conoces. Pero más de una vez he andado a través de tus poemas como extraviada por una impúdica alegría. Y he sonreído y he llorado en mis noches de lectura febril en las que el único mundo posible se abraza a la poesía, y he recordado tus continuas migraciones de Chiclayo a Lima de Lima a Chiclayo, y mis continuas dudas de Lima a Boston de Boston a Lima.


Finalmente todos los caminos son semejantes, dijiste.

Finalmente algún día habremos de encontrarnos.

Ese, mi deseo





Juan, hoy desaparecido


No te encuentran en ningún lugar del norte
A donde vayan dicen que no te han visto
Y los que te han visto
Ya no saben dónde andarás
En estas tierras
En estos desiertos del Perú
Tu paso se hace cada vez más frágil

Te buscan y te busco (porque te he buscado hace ya más de un año)
Y nadie da razón de ti

Hoy los diarios publican una noticia
loca sobre tu paradero
La noticia más triste del mundo que hace sollozar a tus amigos

Juan Ramírez Ruiz
fundador y líder del movimiento poético Hora Zero
Yace muerto y enterrado bajo el alias de
NN

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo





OH NAVEGADORA

hermana ¿no me oyes? este mar es un laberinto
un río del que manan arroyuelos de sangre
tú dices bebe
bebe para terminar de una vez con esta luz que nos enceguece

inmendiatamente me despierto
otra vez soy yo la que está en la otra orilla
la que agita la cola en señal de hartazgo
y se alimenta de este pan sobresaltada

ésta es la trampa del bárbaro
tu rondas y me señalas
tu saliva me llega como una bendición
sobre la herida escamosa
y otra vez respiro y me atraganto de silencio
y otra vez espero bajo las aguas

hermana
oh navegadora
todos los barcos han partido hoy
para alcanzar el gran naufragio




HOSPITAL DEL EMPLEADO

desnuda en una camilla de hospital
mi madre e tiende al lado opuesto del seno cercenado
un anillo de matrimonio es lo único que lleva sobre su cuerpo
igual que yo

yo sigo caminando
voy hacia el centro del centro
-eso fue lo que me dijeron
-eso fue lo que quise creer
también

lejos a miles de kilómetros de mi propio centro
sobre el seno que chorrea leche
blanquísima
no queda sino un vacío una cicatriz para acariciar con nostalgia
y los labios de una recién nacida que succionan un pezón sin piedad
una enfermera me despierta entre sueños y me pone una bata
semi-blanca
ESTOY MUERTA ENTONCES
pero todavía siento el crujido de autobuses siguiendo un camino de sangre
el dolor que nutre la herida abierta de mi madre
es el centro que todavía me alimenta

veinte días en un cuarto compartido de hospital
el enorme ventanal ilumina el débil brazo derecho y la oscura
Lima se abisma sobre mi cabeza todas las mañanas extranjeras
la gente se levanta a trabajar
yo intento regresar subiendo a un autobús
cuyo paradero
desconozco
quiero llegar a casa y cerrar los ojos y
hundirme salvajemente bajo el vientre de mi madre
hasta perderme
hasta enterrarme en él
yo me interno en su costra
me hundo
me hundo
me hundo
me pierdo en la enfermedad como en un sueño
rasgo su materia negruzca
hasta ver mi sangre correr

tal vez siempre haya estado muerta
observando cuán bella era la noche negra iluminada por EL MIEDO
o cuan dulce era existir a través de un poli exigiéndote papeles

las enfermeras me desnudan
bañan a mi madre sobre una cama sudorosa
la bata amaneces sucia por una infección nocturna

yo me despierto y la casa está vacía
(todos están en el hospital)
y yo estoy cada vez más lejos del centro y del porvenir
-del que me hablaron

madre
pertenezco a una GENERACIÓN MUERTA
que todavía sueña con el festín del amanecer
e
b
r
i
a

bajo tu hermoso pezón ardiente





1-02

Hoy le corté el pelo a mi hermana
Su cabello caía como grandes lágrimas sobre el zócalo frío
Lo barrí y lo tiré a la basura
Tanto pelo muerto cubría mis sueños
Soñé un día con el pelo muerto Otra vez unía sus hebras 
Cada una se juntaba y me demandaba respuestas a mi triste hazaña
Yo permanecía muda-quieta 
El pelo muerto insistía: ¿Estás allí? ¿Por qué me mutilaste?
Recogía el cabello y el rostro de mi hermana aparecía flotando a la distancia
¿Por qué arrojaste mis cabellos a la bolsa de basura?

La cabellera me exigía alimento también agua abundante agua

Pero mis manos estaban cosidas No podía dar de beber
Mis piernas no daban un brinco No podía buscar
Y mis senos estaban secos No podía dar de lactar
Yo estaba más tiesa que aquel pelo muerto que corté 
O yo estaba más muerta o quizá ya había muerto y no lo sabía

Mi hermana sintió piedad de mí de mi silencio 
Calmó a la cabellera 
Le habló con voz dulce como si fuera una hija pequeña
Le exigió que descansara que durmiera en mi sueño
En suma que no jodiera
Después de todo qué es una madre si no dice estas cosas

Yo he de aprender por ella lo que hace una madre
Yo he de imitar a mi hermana para poder ser su madre

¿Soy la madre o imito a la madre?
Quizá solo ejerzo la maternidad como un remedo casi un chiste
Pues no tengo ningún hijo que legitime mi condición de parturienta

¿Qué hacer?
Todo lo que escribo se reduce a dos o tres palabras
Madre Hija Hermana
Es una trilogía no prevista por el Psicoanálisis

Mi hermana-hija
Mi hija-hermana
Aparece en mis sueños 
Es real y me mira con ojos lastimeros: 

¿Por qué botaste mis cabellos al tacho de basura? 

De: Cuadernos de Quimioterapia (Contra la poesía) 





El CICLISTA

para el que sueña
para los ciclistas de corazón

Para el que cierra los ojos a través de la mañana
Solo un sueño una magnífica luz
ha sido dispuesta para él el soñador el juntaalmas
Aquel que se sumerge en la locura bienhechora y se eleva pedaleando 
en su hermosa bicicleta
roja

Yo soy una ciclista mediocre
–he de reconocerlo–
Me angustia pensar en la soledad de los traseúntes 
En el oblicuo resplandor de la mañana
Y en los miles de automóviles que apenas rozan el pavimento

Ah mi vieja bicicleta roja
comprada un domingo en la Feria del Mauer Park
Hace más de quince años podría haber pedaleado
por uno u otro lado del Muro
y mi sueño se soñaría distinto

Para mi guía berlinés soy un permanente fastidio
Él va siempre delante mío como un Príncipe indiferente 
manejando su enorme bicicleta azul 
–azul como los ojos de mi abuela–
No puede entender mi extraña ensoñación ni mi angustia
Ha adquirido la confianza del que lleva kilómetros de pedaleo constante

Hoy que voy montada en bicicleta
Recuerdo el color de sus ojos
Su ingreso en la locura Su permanente exilio

Cierro los ojos como cuando era niña
Suelto el timón Lo dejo a la deriva 
Caer a tierra es siempre una posibilidad del ridículo o la Muerte
Quizá cierta locura materna
me humaniza entre tanto cadáver que junté en mi adolescencia

Mi centro: La pequeña Lu se ríe de mí
Sabe que tengo miedo 
Y goza y hace fiesta cuando ve la fotografía
“Es una bicicleta para niños”—dice

Y nos reímos juntas
Y berlín ya no es más Berlin ni sus perfectas ciclovías
Ni sus cientos de museos en honor a la Muerte
Hoy es Lima y en Lima no se montan bicicletas tan seguido
porque te las roban o te atropellan en cualquier esquina
Y no existen museos para honrar a los cadáveres 
de mis diez, de mis quince, de mis veinte años

Mas este poema lo escribí para el que todavía sueña
Para el que atraviesa las fronteras feliz e indocumentado
Para todo aquel que se rebela contra los asesinos del mundo
Para el ciclista que escribe un poema en cada vuelta de pedal





BAILE

El fuma
Ella hace rodar sus anillos
Gottfried Benn

Viendo mi cadáver Este cadáver peruano
flotando río abajo
arrastrado 
hacia sucios mares del desierto del Perú 
recordé a mi abuela loca
y su extraño canto 
el eco atravesado de su voz en paredes de adobe
ojos azules que me miran observan el corazón de una fruta descarnada

Sáenz Peña 450 Allí nació mi desatinado baile

En medio de una fiesta gótica chispeante de tonos chicha
Alumbrada por una iglesia limeña de mediana alcurnia
se celebraron las bodas de la Locura

Un anillo se hundió en el otro para pactar la nueva Alianza
Esposos & Esposas
recitaron el viejo poema del manicomio

un disco de vinilo siguió a otro
como mi madre siguió a la suya y yo a ella

He ahí el origen de este cadáver desplazado de su sucia tierra natal

Entonces Esposo
dame dos anillos viejos para entendernos

Ahora que conoces el pasado 
Es tu turno de agitar el futuro

Los dados al centro de la mesa mugen su balada:
6 6
Lo dicho:

Un golpe de dados nunca abolirá el azar







Hace tres años que llevo de la mano a mi hijo no nacido 
Medio estúpido el pequeño caminaba tembloroso 
aturdido por la piratería
estereofónica de 
Galerías Brasil

Si estuviese medio vivo tendría un corazón de sapo como su madre
que no sabe hacia donde más saltar 
y se hincharía como un enorme zeppelín
para luego arrojarse 

100km/h
(río abajo)
hasta quedar hecho trizas
con más suerte quizá logre caer en este mar contaminado
con el que he intentado hacer todo este tiempo 
un poema
la triste balada del porvenir
que tanto le gusta a Jerónimo

Esposo (o ya Ex)
repito otra vez
¿Es este el hijo que quieres para ti?
¿Un cursi al que hay que enseñarle a chapotear en los océanos?

Pero Cuidado
también es fuerte mi hijo
mucho más fuerte que la ola arenosa de un mar embravecido
Y cuando se enoja 
No quisieras verlo 
No te gustaría (Ni yo misma lo puedo mirar a los ojos sin cegarme ante su belleza)

Se eleva como un Sol rojísimo
Y pasa quemando el horizonte
A duras penas podrías verle el rostro

Ah el condenado cómo chilla y hace pataleta desde lo más profundo
Tanto que los punks postpunks y indies han subido el volumen 
de sus equipos de sonido
para opacar su grito de cadáver peruano tibiecito

No Nadie nos ha querido oír
Ni siquiera tú 

Aquí el poeta Ramírez Ruiz explica más claramente:

Tú clase pujante /Yo burguesa de medio pelo
Tú miembro de la cofradía del Niñito/ Yo poemas cursis
Tú Tarkowsky Jodorosky y todos los que le siguen/Yo operación anual y aparatos de
tortura

Tú mitología libros de historia tu madre exigiendo
dinero llantos de tu amante en Boston / Yo mi madre mi abuela loca la terapia un amante en prisión etcétera

Yo pateando puertas rompiendo ventanas/ Tú haciendo maletas entrando solo a un viejo cine 

Y sin embargo, hubo que colocar entre tú y yo 748 kilómetros
una música estridente y este hijo
sí este hijo

De: Berlin, 2011




contemplación

el ojo de una rata me observa
su único ojo rojo me mira 
y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo
por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever
otros mares de arena otras orillas
como la primera orilla de la que partí:
en el ojo de fuego de mi madre
entonces todo volvería a arder
el agua el ojo el fuego
y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin
pero esa oquedad no existe
sólo mi miedo y el ojo solitario de la rata
que ejerce su dominio sobre mis ojos
que son dos ojos pequeños y miopes
por los cuales ella me observa:
reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo

ahora el viento es suave
y las hojas suben al cielo
desde donde una pequeña ave de rapiña 
desafía al sol
y nos contempla

De: El mar, ese oscuro porvenir(Santo oficio, 2002)












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