domingo, 5 de diciembre de 2010

2316.- LORENZO PEIRANO


Lorenzo Peirano nació en Santiago, Chile en mayo de 1962.
Entre 1984 y 1985, editó la hoja de poesía “El Bastardo”,
en la que fueron publicadas traducciones de Jorge Teillier, así
como poemas de Rolando Cárdenas, Juan Cameron y Aristóteles
España, entre otros.
Ha colaborado en “Pluma y Pincel”, “Artes y Letras”
de “El Mercurio”, www.letras.s5com y “Periódico Literario Carajo”.
Ha sido incluido en las siguientes muestras y antologías:
SECH-PRED: "Muestra de Literatura Chilena", La Nación,1992;
"Poetryfrom Chile: 26 New Voices", Juan Hernández (editor).
The Traslators Worshop, USA,1993; "Muestra Generación 1960",
revista Simpson 7 , segundo semestre de 1999;
“Poesía Chilena Desclasificada (1973-1990)”, Editorial Étnika ,
2006. “Poéticas de Chile/Chilean Poets on the Arto of Poetry”,
Editorial Étnika, 2007 y “El Lugar de la Memoria”, Editorial
Ayún, 2007. Actualmente reside en Machalí.
Libros publicados
“Respirando Callejones” (1990)
“El Solitario de mis Naipes” (1995)



YO SOY EL HIJO DE KAFKA

A Mauricio Ramírez Pino

Yo soy el hijo de Kafka
que sigue presente
en cada ciudad de hierro y azufre
en cada estridencia de papeles terribles
Yo soy el niño judío
similar a un tormento
descrito y borrado
borrado y descrito
que apenas conversa
que apenas recuerda
Yo soy el hijo de Kafka
muerto a los siete años de edad

(Pude haber sido el muchacho de Auschwitz)








A CESARE PAVESE

.Per tutti la morte ha uno sguardo"..
".Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.....
C. P.


La muerte tuvo tus ojos
y los gatos lo supieron;
la muerte tuvo tus ojos,
pero no tus versos.
La estrella de puntas retorcidas
ha querido conocerte,
el hombre que se amarga
ha querido conocerte,
el que se muere
ha querido conocerte.
Yo no te describo,
tú lo entiendes:
los que andan inconclusos
no describen.
A la intemperie está tu amor,
tu gran fracaso,
junto a las colinas
y al suicidio
hecho de gritos,
de ti,
de la sofocante soledad
o de nosotros,
los que no logramos nada.






EL LUTO

El luto es la tinta con que debemos escribir,
el luto de los inservibles,
de las mujerzuelas,
del perdido que recibe niebla
cuando deja el bar más insignificante de Santiago.
El luto es la tinta con que debemos escribir
porque en las hueseras tenemos un espacio
y entregamos al Hijo del Hombre
con obscenas risotadas.
Si nos desentendemos de los gritos
un grito enorme nos remece,
si nos desentendemos del dolor
un dolor oscuro nos perfora.
El luto llega con torrenciales argumentos,
rompe la paciencia,
asoma aullidos y toma su lugar.
El luto es la tinta con que debemos escribir,
y si lo olvidamos,
hay cementerios que nos recuerdan el mandato.







DE ESTE TIEMPO

De este tiempo nada he visto.
He caminado sin ojos por la calle.
Dicen que hay hombres con harapos y melenas,
mujeres que van cabeza abajo,
incompletas, con alambres en la boca.
Yo he aplastado mi mirada.
En un campo de estiércol y tragedias,
con adobes he crecido,
no sé con qué razón, no sé con qué paciencia.
De este tiempo nada he visto.
He caminado sin ojos por la calle.
Dicen que hay mujeres con llagas despreciables,
hombres que rompen sus gargantas,
sometidos, con vidrios en la carne.
Y yo aún aplasto mi mirada,
para no reconocer,
para no reconocerme









YA NO DEDICARÉ MIS POEMAS

Ya no dedicaré mis poemas,
así como la noche no dedica sus tormentas.
He lamentado lo que escribo
y de espaldas a mí mismo
he tachado las ventanas.
Muy poco he conseguido,
aleteos me golpean el cerebro,
y respirando callejones
escapo de grietas que saben donde estoy.
No, ya no dedicaré mis poemas,
así como las piedras no dedican su abandono,
así como los muertos no dedican su tristeza.








CUANDO EL HOOKAH

A Empédocles

Cuando el hookah
se ha consumido
en tres volteretas increíbles,
y alguien muestra la membrana
de su libro,
las cartaes,
el umbilici,
descubrimos que las palabras
son el poeta
que se arroja
al cráter de un volcán.








GOLPEAS UN CUERPO

Golpeas un cuerpo que no vive,
con delirios encuentras tu figura,
tus libros de bandadas y deshielos.
Golpeas un cuerpo que no entiende,
un dominio que te aflige,
un sudario que te invade.
En el hincapié de agosto
ya no consultas la llovizna,
ni hablas de tu pulso
desgastado en la ciudad.
Pero repites motivos y padeces
tras un cuerpo
que se aleja










El que es hijo de locos
siempre está solo o preguntando.
Su doble es una pequeña criatura
y sus parientes lo ven
como a uno que no entiende.
El que es hijo de locos
escucha música extranjera
en tanto lo traiciona la traición.









"è una tempesta anche la tua dolcezza,
turbina e non appare"
Eugenio Montale

Este es el caso de un hombre
que necesita escribir sobre Dora
resucitado de golpe
vacío y repleto
una rueda de molino, un viejo tronco
una lluvia ligur
que no impide la pesca
esa lucha cristiana.
Escribir sobre Dora
también escribir sobre lo que perdemos
cuando terminan un siglo
y alguien lastima sus manos.
Ella puede volver
Ellas podrían volver
Junio entristece
y decirlo
no cambia las cosas










Calor de diciembre
en esta ausencia,
en esta inquietud de huesos
y tristeza.
No he vuelto; no volveré
como era a esta construcción
donde ha muerto mi madre
en primavera.












A Juan Alberto Lecaros Urzúa

En el poniente
de una ciudad de miedo
escuchas
.la conversación que cae . .. .. .. ..
Madrugada: ruedas de pobres
y pesados carretones.
No ha muerto, para ti,
el tiempo de escribir.












A don Giuseppe Gandolfo

Lluvia de abril.
El campo
es otro ahora.
Algunos esperan
buenas noticias,
fiestas en la noche,
fogones encendidos…
¿Qué esperan
mis amados muertos?












LA MANDA

A Álvaro Ruiz

El largo de su cabello gris,
la barba crecida. Este hombre
se arrastra a voluntad,
entre dolores, entre cuerpo
y alma. Se arrastra a voluntad.
Expulsó de su boca
el trozo de corazón asesinado.
Ya olvidó la noche dionisíaca,
el mal de ojo. Lejos se encuentra
el manto de la luna.
Entre los arbustos
yacen otros días. Este hombre
se arrastra a voluntad. No sé
su nombre. Y nadie tiene
la respuesta

No puedo hablarle. Deja
un rastro allá en las hojas,
en las piedras de la tierra…









(Para el final)

Lo doy por cierto,
en El Sotobosque
descansan mis amigos.
Dedicados a sus cosas
ahora pueden leer sus libros,
o contemplar el sol enrojecido
(lo que llora o ríe
antes de la noche).
Cuánto sufrieron
al vivir entre monedas,
entre canallas repetidos:
años y palabras
de amarga lucidez.
Lo doy por cierto,
en El Sotobosque
descansan (se alimentan) mis amigos.
Porque allí se reunieron
con muchachas indulgentes:
criaturas del musgo,
hermanitas expulsadas
(pelo negro, ojos intensos y rasgados).




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