domingo, 20 de marzo de 2011

JAMES TATE [3.571] Poeta de Estados Unidos




James Tate 


Nacido en Kansas City, EE.UU. el 8 de Diciembre 1943. Falleció el 8 de julio de 2015, en Amherst, Massachusetts, Estados Unidos.

Hijo de un piloto muerto en la segunda guerra mundial. Su primer libro The Lost Pilot (1967), se publicó en la Yale Series of Younger Poets mientras Tate estudiaba en la Universidad de Iowa. Ha publicado también The Oblivion Ha-Ha (1970); Hints to Pilgrims (1971); Absences (1972); Viper Jazz (1976); Constant Defender (1983); Distance from Loved Ones (1990); y los Selected Poems (1991), por los que recibió el Pulitzer y el William Carlos Williams Award. Otros libros posteriores: The Ghost Soldiers (Ecco Press, 2008); Return to the City of White Donkeys (2004); Memoir of the Hawk (2001); Shroud of the Gnome (1997); y Worshipful Company of Fletchers (1994), que ganó el National Book Award.



Actualmente es profesor en Amherst (universidad de Massachusetts)




POEMA

Un silencio que horada para siempre
tus ojos no a ti tú no tienes
ojos una pestaña pillada en la
jamba mira estoy llorando sé
que estás ahí dentro de una de
esas lágrimas tu cuerpo del color
del agua ebria agua arrojada
por el cohete que es la única
agua que sacia esta sed
que tu cuerpo azul eléctrico chispea
como un cielo de cenizas una galaxia
nacida de la risa el acantilado
de aroma que tu propio cuerpo fabrica
con cada suspiro ha de guiarme
lejos de aquí a través de la lluvia
un hombre diminuto del otro mundo
soy el canario que se estrangula
de gozo y tú mi viuda
que surcas flotando este espejo.

James Tate, Selected poems, Carcanet, Manchester,
1991, p. 72



De The Lost Pilot. Traducción de Emily Toder

Bajando Cleveland Avenue

Gases de todo tipo
de máquinas han ensuciado
la nieve. Te propones
pulirla, las millas
entre tu casa y dónde sea
que vayáis tú y tu lirio
de mujer. Tú
vas, cubo, cepillo
y espuma, fregando
Cleveland Avenue
hacia la Compañía de Seguros
de Vida Hartford. Nadie
estima tu
esfuerzo y un personaje
importante te llama
mandril. Pero poco
después tu querida salta
de un ascensor
y te besa y
cantas y le dices que
camine orgullosa por los prados
blancos. En un momento
hasta dejas ahí
tu abrigo, y ella, a su
vez, se quita el suyo para
ti. Y te quitas
la camisa y ella, la
blusa, y tus pantalones,
y su falda, zapatos -
se deshace de su ropa interior
color lavanda y te cuelas
en su orgullosa piel blanca.



Para la madre en el día del padre

Nunca pudiste apoyarte
en la tradición materna,
nunca te dejé. El Destino

-así lo llamas- tenía otros ojos,
pues ninguno de nosotros nunca
tuvo su contraparte en como

la tradición familiar es.
Yo era tu hermano
y tú mi infeliz

vecina. Te compadecía
de la manera en que una madre compadece
el fracaso de su hijo. Nunca

pude encontrar el adecuado
acercamiento. Te habría
prestado azúcar, Madre.



Gracia

La única cosa que sostuvo
las caras en las cuatro
esquinas de la intersección

no las juntó,
no invitó a unirse a las otras.
Los ojos internos mientras la luz

cambiaba no cambiaron,
sino que se enfocaron con loca precisión
en la única cosa hasta que

los espantó. Luego
todos fueron al cine.
Yo apenas empezaba

a entender cuando uno
que encarnaba el encogido
estado de desesperación se acercó

a mí, biseccionando la masa entera
de hormigón a triángulos,
y me dio un paquete.

Lo llevé conmigo
el resto de mi vida, sin
abrirlo nunca, diciéndolo a nadie.



La tía Edna

La Tía Edna de las colinas
baja para dar
escalofríos a sus hermanas;

incluso lleva la misma
ropa que llevaba
hace siete años,

el mismo
olor, cuenta
las mismas el-infierno-

está-aquí historias.
Odia las flores,
odia la gloria

de la iglesia que
abandonó por la
gloria

de su cueva Ozark.
Dio
sus hijos a los lobos.

http://www.eldigoras.com/09/000/09_000_09_04.html#separador1






Aquí la tercera entrega del Premio Pulitzer de Poesía que contiene una selección de poemas del libro ganador de este certamen, seleccionados y traducidos por David Ruano González y nuestra editora, Andrea Muriel. Se trata de una muestra representativa del trabajo de cada uno de los poetas que han ganado este galardón, uno de los más importantes en lengua inglesa, haciendo un recorrido cronológico de 1990 hasta nuestros días.

En esta ocasión presentamos una selección de poesía de James Tate (Kansas City, 1943), proveniente de su libro Selected poems (1991), donde junta lo más representativo de sus libros publicados de 1967 a 1986. Éste fue merecedor en 1992 del Pulitzer Prize of Poetry y del William Carlos Williams Award.



De The lost pilot (1967)


POR QUÉ NO VOY A SALIR DE LA CAMA

Mis músculos se desenredan
como carretes de cinta:
no hay una sombra
de dolor. Permaneceré
así por el resto
de la tarde,

por lo que resta
de todos los mediodías. La lluvia
está haciendo un valle
de mis rasgos débiles.
Estoy en Albania.
estoy en el Rin.
Es otoño,
huelo la lluvia,
veo niños que corren
atravesando las colombinas.
Soy miel,
soy varios vientos.

Mis nervios se disuelven,
mis miembros se marchitan-
no te amo.

No te amo.

Traducción de David Ruano González



EL PILOTO PERDIDO

para mi padre, 1922-1944

Tu cara no se pudrió
como las otras—al copiloto,
por ejemplo, lo vi
ayer. Su cara es papilla
de maíz: su esposa e hija,
aquellas pobres ignorantes, lo miran
como si fuera a componerse pronto.
Él estaba más perjudicado que Job.
Pero tu cara no se pudrió
como las otras—creció oscura
y fuerte como el ébano;
tus rasgos progresaron en su
distinción. Si pudiera persuadirte
de regresar por una tarde,
bajar de tu compulsivo

recorrer órbitas, podría tocarte,
leer tu cara como Dallas,
tu matón, ahora,
-con los ojos repletos de ampollas-, lee
sus ediciones en braile. Podría
tocar tu cara del modo en que un estudiante

desinteresado toca una página original.
A pesar de lo aterrador, podría
descubrirte y, sin embargo, no te
entregaría: no haría
que enfrentaras a tu esposa, o a Dallas,
o al copiloto, Jim. Tú
podrías regresar a tu enloquecido
recorrer órbitas, y yo no intentaría
comprender por completo

lo que eso significa para ti. Todo lo que sé
es esto: cuando te veo
como te he visto, al menos
una vez cada año de mi vida,
dar vueltas a través del salvaje cielo
como un pequeño dios africano,

me siento muerto. Me siento como si fuera
el residuo de la vida de un extraño,
siento que debería perseguirte.
Mi cabeza ladeada hacia el cielo
que no puedo despegar de la tierra,
y tú, pasando por encima de nuevo
rápido, perfecto, y con poca disposición
a decirme que lo estás haciendo
bien, o que fue un error

el que te colocó en aquel mundo,
y a mí en este; o que la mala fortuna
colocó estos mundos en nosotros.

Traducción de Andrea Muriel




RESCATE

Por primera vez la única
cosa que es probable que rompas
es todo porque
se trata de un peligroso
riesgo. El peligro invita
al rescate—yo lo llamo amar.

Tenemos algo bueno
en marcha—yo lo llamo rescate.
Es la mejor cosa que podría suceder
entre telarañas de Acero, al menos
eso esperamos. Algunas otras podrían
llegar a hacerlo, no puedo comprenderlo.

Hay mucho espacio,
ventanas limpias, encendemos nuestras

mejores máquinas, ruum-ruum.. todo parece
relevante. Yo lo llamo amar.

Traducción de Andrea Muriel




De The Oblivion Ha-Ha (1970)


CODA

El amor no vale tanto;
me arrepiento de todo.
Ahora, detrás de nosotros,
en Fayatteville, Arkansas,
las estrellas están cayendo
dentro de nuestros ojos agrietados.
Con mi brazo bueno
alcanzo el cielo,
y dejo salir el aire de la luna.
Se va zumbando
para secarse y hundirse
en el océano.
No puedes llorar;
no puedo hacer nada
de lo que alguna vez retuvo una pizca
de significado para nosotros.
Te cubro
con agujas de pino.
Cuando llegue la mañana,
construiré una catedral
alrededor de nuestros cuerpos.
Y los grillos,
que cantan con sus rodillas,
vendrán a ella
en la noche para estar tristes,
cuando no puedan cantar más.

Traducción de David Ruano González



De Absences (1972)



SI PUDIERAS DESAPARECER EN EL MAR

Si pudieras desaparecer en el mar,
si pudiera montar un caballo e ir sobre las montañas
de Chile a México…

No, no estamos en las películas.
No te puedo prometer
la roja corona funeraria de las promesas.
Dos habitaciones se ven la una a la otra.
La puerta está en todos lados pero
parentética, desagradecida;
tan cerca de casa, no hay forma de llegar ahí.
Nos abandonamos a nosotros mismos, nos volvemos
invisibles, siendo soplados sobre
los campos quemados, orgullosos
de haber terminado con
este girar defensivo
de los amateur puros.

Traducción de David Ruano González



ENSEÑANDO AL SIMIO A ESCRIBIR POEMAS

No les fue demasiado difícil
enseñarle al simio a escribir poemas:
primero lo ataron a una silla,
luego le amarraron un lápiz en la mano
(el papel ya había sido asegurado)
Después, el Dr. Bluespire se inclinó sobre su hombro
y le murmuró al oído:
“Te ves como un dios ahí sentado.
¿Por qué no intentas escribir algo?”

Traducción de Andrea Muriel




De Viper Jazz (1976)



POEMA (NO PUEDO HABLAR POR EL VIENTO)

No sé nada sobre el frío.
Estoy triste sin manos.
No puedo hablar por el viento
que se aleja de mí como un derrumbe.
Cuando desentierro una papa, solamente veo la niebla azul.
Cuando subo las escaleras mecánicas, espero que algo ortopédico suceda.
Hundiéndome en arenas movedizas soy un salvaje apalusa.
Me enfurezco al vislumbrar un autobús de dos pisos,
y quisiera comerme el camino entero hacia el Congo,
soy un agente doble que se tortura a s mismo
y aún así no va a hablar.
No sé nada sobre el frío,
Pero sé lo que me gusta me gusta la locura tropical,
me gusta agitar los cocos
y tomarle las huellas a las pytones,—
fiebres que hagan bailar a los niños.
Estoy triste sin manos,
estoy muy triste sin mangas o bolsillos.
El invierno vendrá a esta ciudad,
No puedo hablar por el viento
que se aleja de mí como un derrumbe.

Traducción de Andrea Muriel







From The lost pilot (1967)



WHY I WILL NOT GET OUT OF BED

My muscles unravel
like spools of ribbon:
there is not a shadow
of pain. I will pose
like this for the rest
of the afternoon,
for the remainder
of all noons. The rain
is making a valley

of my dim features.
I am in Albania,
I am on the Rhine.

It is autumn,
I smell the rain,
I see children running

through columbine.
I am honey,
I am several winds.
My nerves dissolve,
my limbs wither–
I don’t love you.
I don’t love you.



THE LOST PILOT

for my father, 1922-1944

Your face did not rot
like the others—the co-pilot,
for example, I saw him
yesterday. His face is corn-
mush: his wife and daughter,
the poor ignorant people, stare
as if he will compose soon.
He was more wronged than Job.
But your face did not rot

like the others–it grew dark,
and hard like ebony;
the features progressed in their

distinction. If I could cajole
you to come back for an evening,
down from your compulsive
orbiting, I would touch you,
read your face as Dallas,
your hoodlum gunner, now,
with the blistered eyes, reads
his braille editions. I would
touch your face as a disinterested

scholar touches an original page.
However frightening, I would
discover you, and I would not
turn you in; I would not make
you face your wife, or Dallas,
or the co-pilot, Jim. You
could return to your crazy
orbiting, and I would not try
to fully understand what

it means to you. All I know
is this: when I see you,
as I have seen you at least
once every year of my life,
spin across the wilds of the sky
like a tiny, African god,

I feel dead. I feel as if I were
the residue of a stranger’s life,
that I should pursue you.

My head cocked toward the sky,
I cannot get off the ground,
and, you, passing over again,
fast, perfect, and unwilling
to tell me that you are doing
well, or that it was mistake

that placed you in that world,
and me in this; or that misfortune
placed these worlds in us.



RESCUE

For the first time the only
thing you are likely to break
is everything because
it is a dangerous
venture. Danger invites
rescue—I call it loving.

We’ve got a good thing
going—I call it rescue.

Nicest thing ever to come
between Steel cobwebs, we hope
A few others should get
around to it, I can’t understand

There is plenty of room,
clean windows, we start our best
engines, a-rumm…everything is
relevant. I call it loving.



From The Oblivion Ha-Ha (1970)



CODA

Love is not worth so much;
I regret everything.
Now on our backs
in Fayetteville, Arkansas,
the stars are falling
into our cracked eyes.
With my good arm
I reach for the sky,
and let the air out of the moon.
It goes whizzing off
to shrivel and sink
in the ocean.

You cannot weep;
I cannot do anything
that once held an ounce
of meaning for us.
I cover you
with pine needles.
When the morning comes,
I will build a cathedral
around our bodies.
And the crickets,
who sing with their knees,
will come there
in the night to be sad,
when they can sing no more.



From Absences (1972)



IF YOU WOULD DISAPPEAR AT SEA

If you would disappear at sea,
if I would ride a horse over the mountains
from Chile to Mexico…
No, we are not in the movies.
I cannot promise you
the red wreaths of promise.

Two rooms watching each other.

The door is everywhere and yet
parenthetical, thankless;
so close to home, no way to get there.
We abandon ourselves, become

invisible, blowing over this

charred field, proud
that we have finished with
the pure amateur’s
defensive circling.



TEACHING THE APE TO WRITE POEMS

They didn’t have much trouble
teaching the ape to write poems:
first they strapped him into the chair,
then tied the pencil around his hand
(the paper had already been nailed down)
Then Dr. Bluespire leaned over his shoulder
and whispered into his ear:
“You look like a god sitting there.
Why don’t you try writing something?”



From Viper Jazz (1976)


POEM (I CAN’T SPEAK FOR THE WIND)

I don’t know about the cold.
I am sad without hands.
I can’t speak for the wind
which chips away at me.

When pulling a potato, I see only the blue haze.
When riding an escalator, I expect something orthopedic to happen.
Sinking in quicksand, I’m a wild appaloosa.
I fly into a rage at the sight of a double-decker bus,
I want to eat my way through the Congo,
I’m a double-agent who tortures himself
and still will not speak.
I don’t know about the cold,
But I know what I like I like a tropical madness,
I like to shake the coconuts
and fingerprint the pythons,—
fevers which make the children dance.
I am sad without hands,
I’m very sad without sleeves or pockets.
Winter is coming to this city,
I can’t speak for the wind
which chips away at me.





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