jueves, 24 de marzo de 2011

3634.- ESTÍBALIZ SOLÍS


ESTÍBALIZ SOLÍS. Costa Rica
Filóloga clásica y actriz, con especial inclinación hacia la dirección escénica y la dramaturgia. En estas áreas, escribió y dirigió “La pequeña y la verdadera” (2007) y “Vicente” (2009). Publicó Los taxis nunca vendrán vacíos con Editorial Perro Azul (2009).





ME MIRA DE lejos
Por debajo de los lentes

El sudor es un escaparate

Las miradas lamen las flores
del vestido, pegadas a la piel

No me queda una gota
Nada me sobrevive

Tuve un perro sin nombre
Dejó de ladrar, se le cayó el pelo.
El pez también murió y
la niña blanca que fui
en mi primera comunión.

El se acerca y pregunta;

Nada me sobrevive, insisto
Acabo de olvidar mi nombre







TAXI A LISBOA

Estuve entre los taxis, reconciliándome con la casualidad. Amarrándome los zapatos para aprender el camino desde el piso a vos. No escapé de mí misma. Soy una mala fotografía que sonríe por costumbre, en el mismo lugar donde se le cayó a alguien. Es decir: soy la suela en el polvo, el cordón mordido por los perros, la parodia del escapista. Me fugué del lugar al que me fugué. Un día alguien va a recoger la fotografía. Un día va a pasar un taxi, exhibiendo sus pasajeros. Nos va a pasar por encima cobrando haberlo buscado sólo en tiempos de necesidad. Entonces le diré que soy una escapista que no se encuentra. Entonces se reirá pensando en la fotografía que le dejé en el piso, como si fuéramos buenos amigos. Entonces vos me juzgarás por escribir sobre taxis que no llegan, por repetir las mismas palabras en todos los textos. Entonces me levantaré, por encima de vos y de cualquier cosa invencible. Terminé de amarrarme los zapatos.









PAOLO Y SELVAGGIA

a Artaud

Paolo se mira los pies todas las mañanas, siempre del mismo tamaño. Selvaggia amanece a menudo enredada entre sus pies. El vaho los revuelca. Algunas veces realmente se desean. Selvaggia tiende la cama con Paolo adentro, adentro de ella. La cama es un abismo que también los revuelca. Antier creyeron tener el mismo sueño, pero Selvaggia amaneció en otra cama. Las camas a veces se multiplican, como los pares de pies revolcados por el vaho. Paolo le teme a la multiplicación, por eso a veces no la toca. Ayer Selvaggia le dijo que se iba y Paolo masticó los años mientras le recorría la espalda. “Paolo Uccello no tiene nada en sus ropas, sólo un puente en lugar de corazón”.

(Poemas tomados del libro Los taxis nunca vendrán vacíos, Ediciones Perro Azul, 2009.)

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