MARÍA TERESA DE ARRUÉ
“Teresa Arrué”, “Teresa de Arrué” o “María Teresa Arrué viuda de Salazar”. Lamentablemente, en general hay poca información sobre esta poeta. Fue poeta, periodista, educadora y costurera.
Arrué no nació en El Salvador, como podría creerse, sino en Guatemala. No obstante, la vida y obra de esta autora estuvieron ligadas al horizonte cultural salvadoreño. Lo mismo puede decirse en el caso de Luz Arrué, hermana de Teresa, de quien hablaremos en otra ocasión. Teresa Arrué se casó con Joaquín Salazar Angulo, un empleado de aduanas. El matrimonio se divorció muy pronto. Salazar no ayudó a hacerse cargo de sus hijos, así que a ella le tocó sacarlos adelante, en medio de estrecheces económicas. Según el investigador Ricardo Roque Baldovinos, quien ha estudiado a detalle buena parte de la vida de los Salazar Arrué (por una razón que explicitaremos al final de este post), con los años Teresa llegó a tener una academia de corte y confección. Quizá debido a estas situaciones se conoce hoy poco de su trabajo literario o periodístico, que continúa disperso en publicaciones de la época.
Un último detalle, nada desdeñable, es que María Teresa Arrué fue la madre de uno de los escritores más importantes de la literatura hispano o latinoamericana: Salvador Salazar Arrué (1889-1975), mejor conocido como “Salarrué”.
Salarrué junto a su madre María Teresa Arrué
A continuación ofrecemos los poemas de Arrué en Parnaso salvadoreño.
Me felicitaran todas las generaciones
Madre Dolorosa
Del semioscuro fondo del paisaje,
se destaca la pálida figura
de la Madre de Cristo sin ventura,
que llora su dolor.
De sus divinos ojos obscurece
la luz del duelo que su pecho siente
al ver que muere de la Cruz pendiente
el Hijo de su amor.
Ella cruzó la dolorosa vía
junto al Mártir, convulsa y sollozante,
hsta llegar al pavoroso instante
en que negro capuz cubrió la faz del luminoso día,
al exhalar su aliento postrero
el Redentor del mundo en el madero
sangriento de la Cruz.
Y está del Hijo al pie, doliente y triste,
Símbolo fiel del sacrificio eterno
de que es capaz el corazón materno,
fuente inmensa de amor.
“¡Hijo del alma!” Exclama sollozante,
y cruzando las manos sobre el pecho,
al cielo mira y dice: “Ya está hecho;
¡El amor es dolor!”
"A Julio Flórez" (Improvisación). Muy probablemente va dedicado al poeta colombiano Julio Flórez Roa (1867-1923) .
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