martes, 25 de octubre de 2016

JOSÉ RAMO [19.372]


José Ramo

José Ramo Gómez nació el 1 de marzo de 1945 en Bañón (Teruel) - Falleció en Agosto 2014. Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Zaragoza, y afincado en Logroño desde 1977, entre ese año y 1993 trabajó como profesor de Lengua y Literatura españolas en distintos institutos de La Rioja, principalmente en la Universidad Laboral, de la que fue un tiempo director y en la que formó a varias promociones de alumnos, entre los que se cuentan los escritores Bernardo Sánchez y Andrés Pascual, el periodista Pablo García Mancha o el diseñador gráfico Jorge Elías Palacios. Profesor muy querido por quienes pasaron por sus clases, sus antiguos alumnos han evocado siempre con respeto y gratitud su figura y su ejemplo. Entre 1993 y 1999 trabajó en al Cité Scolaire Internationale de Lyon, adscrito a los servicios de Educación Exterior del Ministerio de Educación. Concluyó su carrera profesional en el Instituto Francisco Tomás y Valiente de Fuenmayor (La Rioja).

A mediados de los años ochenta dirigió en Logroño la revista Calle Mayor (1985-1989) y participó, junto a Manuel de las Rivas, Pedro Santana y otros, en la creación de la Biblioteca Riojana, dos de las más destacadas iniciativas de la cultura riojana de esos años. Como poeta y como traductor colaboró también en la mayoría de las revistas literarias riojanas (L´Anguilla, Fábula, Mangolele) y en jornadas y congresos literarios como el Primer Congreso de Escritores de las Autonomías, que tuvo lugar en Hervás (Cáceres) en mayo de 1987. Publicó un estudio sobre la pintura de Enrique Blanco Lac y traducciones de poetas como Tristan Corbière y Jules Supervielle. Fue colaborador de la revista bonaerense Hablar de poesía, dirigida por su amigo Ricardo Herrera y mantuvo una estrecha amistad con dos generaciones de poetas riojanos, que lo hemos tenido por maestro y hermano mayor.

Cinco libros –Estrategias (La Torre de los Panoramas, 1981), Aparte (AMG Editor, 1991), Arte de cámara (AMG Editor, 1995), El oro de la edad (AMG Editor, 1997) y Para cantar a solas (Ángeles Sancha Libros / Fulgencio Pimentel, 2015)–, tercamente organizados a la manera algo “ingenieril” del autor, es decir con secciones, subsecciones, series numeradas, lemas y epígrafes, son la obra toda de José Ramo, que ronda los doscientos poemas. No es improbable que entre sus papeles puedan hallarse todavía esas notas volanderas de uno, dos, cuatro o cinco versos, escritas con trazo elegante y resuelto sobre fichas blancas, que solían derivar al cabo del tiempo en sus bien perfilados textos. Puede decirse, además, que, si hacemos excepción del póstumo Para cantar a solas, José Ramo editó sus libros cuando y como quiso editarlos, materializando en cada ocasión proyectos que lo acompañaban durante un tiempo, para aparecérsenos a los amigos, una vez superado el largo proceso de maduración, con ese aire rotundo de cosa pensada y repensada que tienen sus libros.

Más allá de sus episódicas inquietudes de “hombre de letras”, José Ramo fue un poeta: intenso, riguroso, enigmático a veces. He antologado su poesía en dos ocasiones antes de ahora, y en cada caso he sentido la poderosa atracción de algunos textos que, desgajados de la estructura del libro que les da cobijo, adquieren condición de “artefactos perfectos”: poemas inolvidables donde con solemnidad casi siempre irónica el personaje poético reflexiona, invoca, se mira escribir o disecciona una figuración, con muy raras concesiones al sentimentalismo o a la melopea de los buenos propósitos y las bellas palabras. 

Texto de Alfonso Martínez Galilea


Bibliografía. Obras de José Ramo Gómez

Libros de poesía:

Estrategias. La Torre de los Panoramas. Logroño, 1981.
Aparte. AMG Editor. Cuadernos de la Selva Profunda, 4.Logroño, 1991.
Arte de cámara. Gobierno de La Rioja. Chapiteles, 5. Logroño, 1995.
El oro de la edad. AMG Editor. Cuadernos de la Selva Profunda, 17. Logroño, 1997.
Para cantar a solas (En preparación). Ángeles Sancha Libros. Logroño, 2015.

Relato:

Hasta dejarlo todo atrás. V Premio De Buena Fuente de Relato. Ayuntamiento de Logroño. Colección De Buena Fuente, 5. Logroño, 1990.
Centauro. En Relatos riojanos. 1995. La Rioja. Logroño, 1995.

Antologías:

-Poetas en La Rioja. Manuel de las Rivas, Ramón Irigoyen, Roberto Iglesias Hevia, José Ramo, Francisco Ibernia, Alfonso Martínez Galilea, Pedro Santana. Fundación Pablo Iglesias. Logroño, 1984.
-Antología de Poesía en La Rioja (1960-1986). Manuel de las Rivas, Emilio Sagasti, Ramón Irigoyen, Roberto Iglesias Hevia, José Ramo Gómez, Ángel Compairé, Luis Martínez de Mingo, Javier Pérez-Escohotado, Francisco Ibernia, Raúl Eguizábal, Miguel Fernández Cid, José Ángel Escuín, Alfonso Martínez Galilea, Pedro Santana, Juan Manuel González Zapatero, Fco. José Quintana. Gobierno de La Rioja. Logroño, 1986.
-Un día en la vida de Logroño. Edición de Alfonso Martínez Galilea. Manuel de las Rivas, Emilio Sagasti, Roberto Iglesias, José Ramo, Francisco Ibernia. Pedro Santana, José Ignacio Foronda, Juan Manuel González Zapatero, Paulino Lorenzo. Ayuntamiento de Logroño. Logroño, 1995.
-14 poetas riojanos en las Jornadas de Poesía en Español. Edición de Alfonso Martínez Galilea. Manuel de las Rivas, Roberto Iglesias, José Ramo, Luis Martínez de Mingo, Javier Pérez Escohotado, Francisco Ibernia, Raúl Eguizábal, Desiderio C. Morga, Pedro Santana, Juan Manuel González Zapatero, José Ignacio Foronda, Ángel María Fernández, Rafael Pérez Foncea, Paulino Lorenzo. Cultural Rioja. Logroño, 2008.

Ensayo:

“El escritor en las autonomías: La Rioja”. Ponencia presentada al Congreso de Escritores de las Autonomías. Hervás (Cáceres), Mayo de 1987. “Blanco Lac: la pintura como invención”. Cultural Rioja. Logroño, 1992. 2ª edición: Museo Camón Aznar. Zaragoza, 1994.
“El origen de Logroño”. En Logroño, en miles de colores. Ayuntamiento de Logroño. Logroño, 2001.

Traducción: 

“Dos versiones de Tristan Corbière”. Traducción de José Ramo. AMG Editor. Sueltos de la Selva Profunda, 6. Logroño, 1997.
“5 Poemas de Alfonso Martínez Galilea” (Traducidos al francés). En Dibujos de Tito Inchaurralde. Creator Book. Barcelona, 2004.
“Tristan Corbière: Diez poemas”. Nota y traducción de José Ramo. Hablar de Poesía. Nº 16. Buenos Aires, 2006.
El forzado inocente, de Jules Supervielle. Traducción, introducción y notas de José Ramo. Pre-Textos. La Cruz del Sur. Valencia, 2014.
Brassens, la libertad, de Joan Sfar. Traducción de José Ramo. Fulgencio Pimentel. Logroño, 2014




“Si en campos de Teruel,
en altas sierras
veis mi cuerpo tendido
bajo el sol,
quebrado
y solitario,
no lo cubráis de tierra.
Tened misericordia
de los buitres
y las hienas”.




José Ramo diez poemas
Selección de Alfonso Martínez Galilea


De Estrategias



FINAL DEL CERCO

No importa que la música
se levante desde las murallas
anunciando el final del asedio.
Cuestiones de estrategia.
Un día espadas, muros, hombres
cederán al óxido y al cardo,
definitivamente la memoria
se inclinará por las laderas
y lo que quede aquí será
un asunto de nombres
bajo el rigor de notas eruditas
y monedas.



DE LAS MÁXIMAS

De aquellos apotegmas que hicieron mi fervor
iluminando por un instante día o carne
he aprendido precarias nociones
de manual y verdades exiguas.
Cae el amor, el éxtasis altísimo.
Ni siquiera su luz fue suficiente.
El mar se fatiga en los acantilados.
Elegir algún modo de vida improcedente.





De Arte de cámara


PENSEMOS EN ULISES QUE VUELVE

Pensemos en Ulises que vuelve:
entraba con la oscuridad
quien no podrá ser conocido,
no por años
o la ausencia abolida en las telas,
sino porque hay muchas vidas en el rostro del héroe,
una múltiple concurrencia de ulises en Ulises
y un silencio que se aproxima a la verdad.



IMAGO MUNDI, IX

Fueron ciertos algunos atardeceres en campos de Teruel,
ciertas las voces que perdí,
cierto el furor de los machos en el aguadero,
y la Rambla, y la Umbría de las Acederas.
Acerco la carrera a Cosa
por la que subo y me declino
y no espero que los dioses se apiaden de mí.
En blancas tierras se confunden los huesos de las gentes que amé.
Suma de cuerpos, sombras y palabras son
los días que regresan.
No regresan.



FUNDAMOS NUESTRAS ESPERANZAS…

Fundamos nuestras esperanzas
en los días
arrebatados a la eternidad.
De un expolio arrancamos
oficios y saberes.
Pero no hemos sabido olvidar a los dioses.




De El oro de la edad


DISCURSO

Durante muchos años las estaciones fueron
semejantes a la eternidad, discurrían
inmunes al acoso del viento y la nieve
sin tregua hasta final de abril,
o al estallido de la primavera, a la luz
más terrible de agosto, al caer de la mies.

De un puro sucederse, a veces, ya en las altas horas,
la palabra que insiste incendia todavía
los antiguos pasajes que inventó la memoria.

En el orden vagamente dichoso
que requiere un sentido a la vida y las cosas
he buscado que todo terminase
con algún episodio feliz o sagaz.
Finalmente,
he aceptado una verdad más simple
y dolorosa: el tiempo
acabó con el Tiempo.




OBRA DEL TIEMPO

Desde la galería abierta al sur
avanzo por el largo pasillo
hasta los altos ventanales
que buscan la Redonda
y la costumbre de los soportales.
Palomas y cigüeñas cortan
la leve luz ecuánime
y las torres de piedra.

Alguien repetirá estos pasos
en apariencia igual que yo.

Quizá un invierno largo
haya sido su herencia
y la distancia y otra latitud.

O una suma de versos postergados,
el olor imperioso de un libro
que se ofrece y se cierra igual que una mujer.

Las armas oxidadas para aquel que regresa
y escucha, ya vencido,
los pasos que deben sucederle
desde la galería abierta al sur
hasta la luz inhóspita del norte
por el mismo pasillo.




De Para cantar a solas


EN UN OSCURO VIAJE

Una mano ominosa ciega las salidas,
rompe el Tiempo en el tiempo, y la vida
es sombra ya de un sueño que no termina nunca,
es una vasta eternidad desasistida en que las furias
nos azotan insomnes sin piedad y sin tregua
como la luz a Edipo en su ceguera.




CORTINA

Niebla densa y silente
habrá cubierto la fotografía
que te acompañó.
La que marcó las páginas de un libro y te sostuvo
en las noches de insomnio, entrado ya el invierno,
cuando todo iba de mal en peor.
Con ansiedad la seguirás buscando
entre los libros de tu biblioteca.
Tal vez algún contorno leve,
un poco más oscuro,
te permita recordar la instantánea:
el rostro en primer plano
y la luz azulenca, en el fondo,
que venía del mar o era el mar.
El tiempo habrá borrado
la fiebre que animaba una boca precisa
y esa melancolía de los ojos
que siempre parecían estar diciendo adiós.
Este es, amiga mía, el viaje a los infiernos:
la memoria abolida,
un silencio sin luz
por el que avanzas solitaria y ciega
y el regreso imposible a la carne que amaste,
al cuerpo que te amó.




VOCES CONSENTIDAS

¿Qué hicimos de las voces que una vez florecieron
-nombre y boca ofrecidos al temblor de la espera,
canto abierto incansable en el mar del oído?
¿En qué pliegue del cuerpo nos hemos refugiado
-sombras de otras hogueras-,
en la costumbre diurna de qué ciego redil?

Para que nuestras palabras se acordasen
en el plácido reino al que se entra con fe,
una cháchara fútil dispersó nuestras voces
y la risa cobarde nos alimentó.
Fuimos menos que nada en la puja final de los deseos
y dóciles nos dimos al primer impostor.

Conocimos la noche y en la carne humillada
el estigma del fuego: marca oscura del Padre
desvaneciendo un sueño de altas velas henchidas
y vientos favorables abriéndonos al mar.

¿Muere aquí lo vivido? ¿Estamos escribiendo
el final de una historia antes del fin?

Háblame todavía del común abandono
en las desvanecidas tardes de la adolescencia.
Recuérdame que entonces las voces confundidas
se abrían hacia campos de soles o azafrán,
que en las blandas arcillas de una balsa en la sierra
modelamos los labios sin culpa en un juego consentido y veraz.

Dime que aún hubo noches en que la luz temprana nos reconoció
-viajeros que han amado para siempre la boca y la semilla.

Dímelo una vez y otra vez para que en adelante no seamos
el eco de unos nombres que se desvanecen.







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