Sobre el autor: Se dice que nació en el siglo XX, frente al puerto de la ciudad de Buenos Aires, en la ya desaparecido Hospital Ferroviario. Se cree que aún vive. En relación a su obra se dice mucho más.
Sobre la polifacética obra literaria El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales I - II - III - IV y V de Sergio Abaldi (Poeta, escritor, fotógrafo, dramaturgia y actuación)
Una poética crítica:
Hablamos de una poética crítica en Abaldi por varias razones. En principio, el término poética refiere a “poiesis” y es un vano intento por aglutinar en una palabra los géneros que cual uomo universale este artista entrecruza: aforística, relatos breves, poemas, fotografía artística además de llevar también su obra a escenarios locales y del exterior (incluidos colegios y universidades) para ser representada como performance teatral de poesía.
Toda su literatura es considerada como una prosa poética de neto corte filosófico pues está signada por lo que él dio en llamar “la voluntad del decir”.
Por su parte, el adjetivo “crítica” refiere a la mordacidad con la que escribe de la cual no se salva ni siquiera él mismo:
“Cómo podría tener el tupé de creerme escritor en esta época de apuradas definiciones en la que cualquiera, a cualquiera premia, inundándolo todo con rótulos importantes...
Dejo el trámite de esa distinción al tiempo. Yo, o el que dentro mío está, sólo escribe porque considera esa, su mejor manera de ausentarse del mundo habitado.” S.A.
Nota: Lucas Misseri, revista Prometheus N°29, Universidad Nacional de Mar del Plata, Bs. As. Argentina.
Su bibliografía consta de dos antologías y cinco libros personales publicados los cuales proponen una interacción literaria y fotográfica:
•Argentina y sus escritores - Antología Nuevos Poetas - Ed. Nuevo Ser 2003 - ISBN: 978-987-20401-3-0 (Agotado)
•El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales I - Ed. Nuevo Ser 2004 - ISBN: 978-987-21190-2-7 (Agotado)
•El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales II - Ed. Centro Cultural Borges 2007 - ISBN: 978-987-23374-0-7 (Agotado)
•El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales III - Ed. Centro Cultural Borges 2011 - ISBN: 978-987-23374-1-4 (Disponible)
•El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales IV - Ed. Centro Cultural Borges 2013 - ISBN: 978-987-23374-2-1 - edición multilingüe: castellano, alemán, francés, inglés, ruso (Disponible)
•43 Poetas por Ayotzinapa - Antología - Ed. México 2015 - ISBN: 678-143-27401277 (Disponible)
•El eterno grito de la existencia - Sentencias Viscerales V - Ed. Centro Cultural Borges 2016 - ISBN: 978-987-23374-3-9 (Disponible)
Dichos libros se han constituido como material de estudio en universidades de diferentes países tales como:
• Argentina:
- Seminario “La actualidad de lo bello” Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires.
- Cátedras de Teorías Literarias, Instituto Superior de Formación Docente Simón Bolívar, Ministerio de Cultura y Educación de Córdoba.
• Bélgica:
- Cátedra Superior de Traducción Literaria, Lessius Hogeschool, Universidad de Lovaina.
• Cuba:
- Cátedra de filosofía, Licenciatura de Tecnología y Salud, Universidad de La Habana.
• Francia:
- Cátedras de Castellano, Sciences PO. Instituto de Estudios Políticos de París.
• Venezuela:
- Cátedra de Estudios Psicológicos, Hospital Carlos Arvelo, Ministerio de Salud.
Paralelamente sus obras fueron adquiridas y catalogadas por las siguientes bibliotecas:
• Bibliotecas de la Universidades de Chicago, Harvard, Miami, Nueva York, Nuevo México, Princeton, Stanford, Texas, Yale, Duke, Rice, Tulane.
• Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, del Instituto de Arte de Chicago, del Instituto Getty de Los Angeles, Digital Hathi Trust y Pública de Nueva York
Las mismas también cuentan con el auspicio de:
• Biblioteca Nacional de la República Argentina
• Ministerio de Cultura de la Nación
• Centro Cultural Borges
• Embajada de Francia en Argentina
• Embajada de Bélgica en Argentina
N. del A.: Consta cada ítem ut supra mencionado con la pertinente certificación expedida por el responsable a cargo de la entidad referida.
S. A.
Del libro: El Eterno grito de la existencia -
Sentencias Viscerales I
Sentencias Viscerales I
1
Asomó de su letargo un sueño vago,
revuelto y tan lejano
que parecía no haber pertenecido a ser alguno.
Antagónico es que el hombre sea su protagonista
ya que nunca pudo afirmarse como tal,
dado que su conducta es la negación constante de “sí mismo”.
En consecuencia,
la convicción que tiene frente a lo que concibe como su realidad
carece de sustento,
pues aquello que habita en el hombre...
¡jamás es el hombre!
2
Del fuego consumido en la hoguera del pensamiento,
se desprendieron las cenizas inquietas,
que desencadenadas viajan en la noche,
para posarse en la falsa pluma
que ensaya el alivio de las emociones.
Ahogado manotazo que intenta disimular
el eterno desgarro que habita en el hombre.
Así se presentó la escena fantasmal
que se atrevió a inundar su vida,
convirtiéndose en la perpetua tarea
de cada uno de sus instantes.
Proceso ordinario que adolece de misterio
y obtuvo del devenir humano,
y para su comodidad,
un conocimiento organizado...
... sólo, esa triste colección de fenómenos psicológicos,
que hoy, es el hombre.
3
El hombre y la evolución cangrejo…
... y la apatía fue el primer gran defecto
del pensante huérfano animal.
Defecto que lo precipitó a que arroje sus ideas al viento…
y desde ese solemne acto,
un ilustre tecno-show con su artilugio
amasa el porvenir.
Una retórica industrial sostiene esa conducta,
disfraza al instinto,
actúa de humano
pero todas las mañanas desayuna con cicuta…
Un “sol” al que inevitablemente siempre le llega un eclipse.
Por eso, si animamos los ojos a desvelar la mirada,
caeremos en la cuenta de que todo retorna a su inicio…
y el inicio fue un mundo sin el hombre en él incluido.
¡Esto! muy a pesar de aquellos quienes prometan,
que vuestra sonrisa
será incluida,
en la estampita del futuro.
Del libro: El Eterno grito de la existencia -
Sentencias Viscerales II
Sentencias Viscerales II
4
Dividir la mente,
dividir el cuerpo,
las formas,
los sentimientos.
Dividir las razas,
dividir los versos,
el tiempo y las obligaciones,
hasta lo dividido ¡dividirlo!
Capturados en esa disección ¡siempre!
… sólo para multiplicarnos en nada.
5
Jugar a jugarlo todo…
morir la vida jugando.
Jugar tanto a la rayuela
aunque no haya cielos a los que llegar
como a la ruleta rusa
para alcanzarlos a todos…
¡Jugar! pero eso sí,
siempre como un niño…
Del libro: El Eterno grito de la existencia -
Sentencias Viscerales III
Sentencias Viscerales III
6
¡Repetir, repetir y repetir!
Que todo sujeto se busque a “sí mismo” repitiéndose.
Repitiéndose de ida
y repitiéndose de vuelta
hasta percibir eso aquello que trastorne su organización.
Que su voluntad se pierda en un cuerpo sin fuerzas…
Que parezca un tartamudo.
Que repita y se descubra
en cierta sensación de conciencia que tenga algo que decir.
Que la transforme,
que la exprese…
aunque sólo sea el retazo de algún universo paralelo rozando la locura.
Pero eso, a la vez,
debe sembrar en los otros,
otras sensaciones, otras emociones…
La yuxtaposición de sentires
provenientes de enigmáticas nebulosas,
bajo análisis de espectral armonía,
serán la retina del hombre nuevo…
La creación en extremo reinando en lo humano
eslabonando seres inquietos, plurales y de amplio mirar.
7
Por más que el sol
se derroche en auroras,
quien no haya comprendido
cómo transitar sus noches
¡jamás amanece!
8
No te ausentes…
por favor, no te ausentes…
no conozco quién acepte navegar en mi misma dirección,
es decir a la deriva…
tampoco quién sepa hundir sus sensaciones en las profundidades,
purificarlas y volver a la superficie…
menos aún conozco aquel que quiera atravesar los bosques,
llegar a las cumbres y compartir el silencio...
por eso, por favor no te ausentes soledad mía…
Pero si fuera esta otra de mis equivocaciones,
otro de mis estados alterados
y tampoco tú quisieras cobijarme,
sólo bastaría el bullicio de vuestra indiferencia
como señal para que desaparezca…
después, la condena de actuar y enredarme entre mis semejantes…
9
Diálogo con alguien que nunca estuvo
Debo confesar que inmediatamente después de invitarte,
había yo descartado toda posibilidad
de que fueras a presentarte a la cita.
Pero mis inventos son sumamente emprendedores
y fue precisamente mi invento de vos el que se las arregló,
para que de todas formas,
estuviera esperándote en el lugar convenido.
Habrá sido que presente me hice
porque ya casi ni siquiera me importaba tu ausencia
y sí en cambio tu presencia en mi invento de vos…
Habrá sido porque en mis inventos
viven fieles la traición y la lealtad…
habrá sido porque allí ellas se traducen tan transparentes
que fracturan todo engaño…
O simplemente habrá sido porque en mis inventos
las sombras inexorablemente asisten para conversar conmigo…
Y a lo mejor, también por todo eso,
habrá sido que después del café compartido con mi invento de vos,
sucedió aquello que a menudo suele sucederme,
comencé a querer a mi invento de vos,
mucho, pero mucho más que a vos.
… Será que deba comprender que cada vez necesito menos cosas,
que ese idilio con la soledad fue mi único y genuino romance.
Así que, si por un acaso decidieras revertir tu decisión,
por favor te ruego desconsiderarlo,
pues de venir, sólo harías que mi invento de vos,
encalle en el mismo olvido,
en el que de alguna manera
y sin el más mínimo reproche,
yo, hube de ubicarte a vos.
Del libro: El Eterno grito de la existencia -
Sentencias Viscerales IV
Sentencias Viscerales IV
10
Encadenamos imágenes y palabras.
Esparcimos sus aromas
por toda la superficie terrestre.
¿Pero cuántas cosas habrá que están
y no las significamos?
Que pertenecen al paisaje de lo no hecho,
al parque de lo invisible
merced a nuestra incapacidad.
Al menos todos intuimos una.
¡Mas sólo a intuir llegamos!
Algo se debe de haber quebrado…
alguien al inicio del camino
nos vendó los ojos
y nos soltó la mano.
11
Tal vez haya que invertir la coreografía de la vida…
No plantar árboles,
no escribir libros,
tampoco hijos tener
y demás apéndices de lo táctico cotidiano.
Tal vez haya que aprender a aprender
que debe el hombre quedarse sin el hombre,
a soltarse de sí…
En definitiva es a lo único
que realmente estamos agarrados.
Alguna vez tiene que llegar el instante
en el que en esta eternidad,
el hombre descanse del hombre.
12
Adentro del hombre lo vacuo.
Afuera de él también.
Un concierto de incertidumbres
en el abecedario de la desesperación,
donde el que hacia adentro va a buscar
de seguro no regresará.
Quien hacia afuera lo intente
tampoco ha de retornar.
Y aquél que inmóvil se quede
padecerá el mismo final.
La diferencia en el escollo está
en que el primero es desesperado por propia voluntad.
El otro por necesidad de esa irritación negar.
El tercero por ignorante de este grito
que en cada humano anida con gran intensidad.
En definitiva: en este “hospital”,
médicos, enfermos y enfermeras
sufren todos la misma enfermedad.
Del libro: El Eterno grito de la existencia -
Sentencias Viscerales V
Sentencias Viscerales V
13
En todas y cada una de sus aristas
trunco, abreviado…
La representación en exacto
del híbrido en una especie.
¡Es tiempo de purificar esto!
Quizás deba nacer otro estilo de hombre.
Un atrevido que sepulte
al vigente que actúa “para sí”
y en fértil pradera ejerza “en sí”
Alguien que tenga una vida
perpendicular a esta vida,
sin odios, rencores o alegrías.
Sin otros sentires opuestos
o de esos mismos sentires derivados.
Un hombre que trascienda
el ámbito estético de la esperanza.
No por ignorarlo,
sino por capaz ser de superar
ese consuelo vitalicio.
Uno en el que las horas, minutos y segundos
se amalgamen en su manos
para que se diluya
la usual concepción del tiempo.
Un ser que desvertebre el lenguaje
hasta perderse en balbuceo.
Que tenga la habilidad de inventarse
en libre caída hacia el fondo de un pozo.
Que posea la gimnasia para abolir
cualquier aplicación del cerebro
que disponga que ese hombre
no es nada más que ese hombre
en el fondo de ese pozo.
Que perciba que ese fondo
es el inicio de una nueva caída
hacia otro fondo de ese pozo…
y que asuma que así es de continuo,
que así será de cotidiano.
En síntesis:
Que sencillamente comience
por ser cierto siendo hombre ahí,
en ese fondo de ese pozo.
Porque en el abajo
se fecundan las raíces.
Porque para el hombre
arriba no hay raíces.
Sólo hay arriba.
Por lo tanto,
por esto y por lo anterior,
si abajo a concebirse aprende
con sello de trovador,
que primero se nutra
del viento súbito de la voluntad.
Y luego, si en esencia pretende germinar,
qué no dude, qué lo haga,
pero que sea
desde el último sótano de su entidad.
Puesto que con esta versión actual,
ausente de sí mismo,
así no sirve continuar.
14
Este es el penoso manifiesto
del que fuera un hombre común,
que vivió y murió…
pero que no lo hizo
como un hombre cualquiera.
¡Imbéciles!
¡Sí, imbéciles!
Cómo pueden creer que sigo atendiendo vuestras plegarias.
Durante centurias mis oídos guardaron todos sus ruegos.
Mis ojos sangraron por cada una de sus lágrimas de agua.
Imposible concebir sus deseos mecánicos y perezosos,
sus movimientos confusos y calculadores,
sus sentires matemáticos sedientos de codicia.
Milenios rigiéndose
por lo que dicta el mejor libro de temor
que vez alguna se haya redactado.
Débiles de espíritu
invocan el nombre de mi padre o el mío
en pos de purificar carencias.
Ejercen métodos de pensamientos neutros.
Sus técnicas dan pena,
han fallado.
Todas sus ideas carecen de primaveras…
¡Vidas intempereas sólo cobijadas
por formas, estructuras y obligaciones!
Jamás supieron ponerse en mis zapatos.
Sus formas agreden sistemáticamente mi alma.
¡Mírense un poco!
Fíjense lo que han hecho del reino humano.
Son una infracción a la existencia.
Lamento decirles:
Dios presentó quiebra y abandonó el negocio.
Y yo, como el león de montaña, he de proteger mi soledad.
No quiero conmigo la gloria del fracaso de su creación.
A esta altura mi tristeza es el prólogo de la melancolía…
Ah sí ¿mi regreso?
mi regreso quedará pendiente.
Sólo un masoquista vuelve a sufrir
por egoísmos ajenos.
15
Puede que esté aquí,
entre nosotros,
merced a la voluntad originaria.
Pero la voluntad originaria
reposa en una sustancia de la cual nada sabemos.
Por eso, puede que aquello que aquí esté,
entre nosotros,
nada más sea un boceto de mí…
un yo que no conozco.
Si es así, entonces sí
vale creer que esté aquí,
entre nosotros,
aunque en verdad nunca me traje.
Me dejé allá lejos,
fuera de todo presente o posible futuro imaginado.
Me hice y deshice en los límites
de pertenecer a un solo y único instante…
(Me sucedí entre paréntesis)
Como algo que crece a la sombra
fui tiznado por una oscuridad
que como toda oscuridad
se guarda y en sí permanece,
agazapada, con la certeza latente de saber
cuándo, cómo y dónde
se debe amanecer.
Tuve que inventar mi vida en silencio,
al costado de los guiños cotidianos
y en escenarios carentes de escenografías
anidar siempre el esfuerzo inconmensurable
para edificarme en algo que me interese.
Bajo la luz de la noche eterna
hube de domar el miedo,
cabalgar el dolor
y cuando puede acariciar la angustia
supe que el hecho de actuar aquí,
entre nosotros,
competía en diluirse con el resto
o del resto distinguirse.
Yo no elegí ser llevado a los extremos.
Yo no tuve la culpa
que el Caos me apadrine al nacer,
que en los abismos me hiciera mirar…
me hiciese ver.
Cada hombre es una isla,
un inhóspito lugar.
Son pocos los que se atreven allí a rena-ser,
a destinarse en soledad morar.
Ya no acarreo dudas,
comprendí que el boceto
de ese mi en este yo
se forjó en un camino puro.
Sí, del lado del mundo ilusorio
pero en paralelo, por debajo,
a fuerza de sin compañías…
Por el borde no se camina de a pares.
-
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