domingo, 8 de enero de 2017

JOSÉ GREGORIO VÍLCHEZ MORÁN [19.825]


JOSÉ GREGORIO VÍLCHEZ MORÁN

José Gregorio Vílchez Morán (Maracaibo, 1965. Venezuela) es Licenciado en Letras y Magíster en Literatura. Profesor Titular de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia. Fue Jefe del Departamento de Literatura (2002-2006) de la misma Escuela y Secretario-Coordinador del Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas (2008-09). Coordinador de la Cátedra Libre Poesía de LUZ (2006-2010). 

Ha sido Profesor, entre otras, en las siguientes Cátedras: – -“Taller de Lectura y Comentario de Textos I y II”. -“Gerencia Cultural”. -“Taller de Lengua”. -“Teoría Literaria”. – “Semiología “ y Psicocrítica” (Metodologías de la Investigación Literaria I y II) – “Práctica Profesional I, II y III” – “Literatura y Erotismo” -“Seminario de Reflexión y Creación Poética” -“Literatura y Religión” -“Literatura Zuliana” -“Literatura No Occidental” -“Literatura Venezolana Contemporánea”. -“Taller de Expresión Literaria I”. También ha sido Coordinador de la Cátedra libre Poesía de LUZ. 

Su trayectoria en el ámbito de la escritura literaria le ha hecho merecedor de numerosos reconocimientos en Concursos de Literatura a nivel regional (Universidad del Zulia, Colegio de Licenciados en Educación, Colegio de Abogados, Corpozulia) y nacional ( Premio Certamen Mayor de las Artes y las Letras 2004 Concurso Literario “Cada Día un libro”, convocado por el Despacho del Vice-ministro de Estado para la Cultura y la División General de Literatura del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) obteniendo el Premio correspondiente a la Región Occidental (Estados Zulia, Falcón, Lara y Yaracuy), cuyo Jurado estuvo integrado por los escritores: Ana Enriqueta Terán, Luís Alberto Crespo y Celsa Acosta Seco); así como su participación como Jurado en diversos certámenes literarios (Universidad del Zulia, Universidad Rafael Belloso Chacín, Gobernación del Estado Zulia). 

Continuo colaborador de publicaciones y revistas (“Dominios”, “De palabra”, “Revista de Literatura Hispanoamericana”) así como Ponente en numerosos eventos En el  año 2009, recibió el Diploma de Reconocimiento a la labor extensionista de la Universidad del Zulia por su gestión 2004-2008. 

Su obra poética publicada comprende hasta el momento los títulos: Escribir sobre la púrpura (Ediciones Astro Data, 1994), Oscura Fotosíntesis del Día (EDILUZ, 1994), Hombre de cielo intenso (Coedición Gobernación del Edo. Zulia-Dirección de Cultura de L.U.Z., 1995), Rosas de Magdala (Ediciones Astro Data, 1998), Los Espejos Plurales (Antología poética estudiantil de la Escuela de Letras de L.U.Z.; Dirección de Cultura de L.U.Z., 2000), Crismas en el piano (Ediciones Astro Data, 2003) ; De inagotable secreto (El Perro y la Rana, Ediciones del Ministerio de la Cultura, 2006); Las Urdimbres Sonoras (Ensayos) (EDILUZ, 2007) y El Apacible (Poemas para leer bajo el nublado)(IILL-LUZ, 2011) . 

Posee asimismo varias obras inéditas en los géneros poético y ensayístico. Ha sido incluido en las siguientes antologías: -1994: En “El Lago de los poetas” de Jesús Ángel Parra y Carlos Ildemar Pérez. Secretaría de Cultura. Maracaibo. -2006: En “Las Voces de la Hidra” (Poesía Venezolana de los noventa), de Miguel Marcotrigiano. Ediciones Mucuglifo. Mérida. -2008: “En Obra”( Antología de la Poesía Venezolana 1983-2008) de Gina Saraceni. Editorial Equinoccio. Universidad Simón Bolívar. Caracas. -2011:”De este mundo y otros reinos”(Antología en ascenso) de Milka García, editora y compiladora. Ediciones Pro-Lectura y LUZ (Instituto de Investigaciones literarias y lingüísticas). Textos suyos han sido publicados recientemente en las Revistas Virtuales: Letralia, País Portátil y Las Malas Juntas. Ha dictado Talleres para la Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello” en 2013 y 2014.  En junio de 2015 asistió como Invitado Especial a la XII Edición del Festival Mundial de Poesía de Venezuela, en el Teatro Teresa Carreño de la ciudad de Caracas.


De: Oscura Fotosíntesis del Día (1994)


MIGRACIÓN


¿Se puede vivir sin poesía?
Tal vez.
Tal vez haya quienes siempre aprisionen
 a sus pájaros.
Mas yo no puedo evitar que los míos
vayan buscando por la vida y por la muerte
los puertos amarillos de Neruda



ENTRE LO DICHO Y LO NO DICHO

Uno como que inventa los días,
cuenta con ellos sin contarlos;
los imagina en fila india tras la puerta
siempre fieles a cualquier convocatoria.

Pero sucede que a veces
los días también juegan con uno,
lo cuentan, 
lo imaginan,
lo extienden y destienden
sobre la soledad como a los pájaros
y uno no sabe por qué rayos
el viernes comienza a ser domingo, 
el domingo desierto,
el desierto cansancio,
hasta que irremediablemente,
entre lo dicho y lo no dicho, 
uno descubre que ha caído lejos del remanso,
que precisa de la poesía más cercana,
que tiene sed del corazón de Sonia.




De: Escribir sobre la Púrpura (1994)


Las aguas
dejan algo en el espíritu
-polen o sueño-
huellas antiguas de profetas
génesis y éxodos
cercanos al resurgimiento
de otras pieles y generaciones
con las manos abiertas al cielo
buscando en la inmensidad
la pandereta
de una luna propicia
de un himno a ser cantado
con la invisible cítara del SER.



Uno recorre vidas y caminos
siempre antiguos
siempre nuevos
y puede en cualquier cruce de piedra
o sentimiento
desembocar en la Calle de la Amargura
allí donde ese cuerpo
nos sale al encuentro
inevitable
muro de lamentos
donde sangrar 
claridades imposibles.




De: Antología El lago de los poetas (1994) de Jesús A. Parra y Carlos Ildemar Pérez 


DESVELO

De tanto pesarle la cortedad del día
él, que no tiene alas para seguir al sol y detenerlo,
duerme con desgano algunas noches y se sueña todo aire.

Entonces vuela,
vuela incansablemente sobre las vastas extensiones 
aledañas
sin saber que su brillo me cerca
que me agobian sus preguntas furtivas
que su trémulo verdor encuentra en mí reflejo
que su aliento logra disiparme.
Me levanto y cierro las ventanas
no quiero escuchar su honda queja
no puedo responderle
no sabe que tampoco tengo alas
que también me desangro por dentro
que no puedo sacar al sol de su escondrijo
que lo alto me resulta indescifrable
que yo también duermo y me sueño todo líquido
durmiendo boca arriba sobre un lecho de algas
movedizas.

Pero es testarudo este Lago.
Cuando despierto en altas madrugadas
sigue allí rondando, invisible, exhausto,
puro monte de tanto volar al ras sobre guayabos
y oréganos
lloviendo sin cesar en la ventana.




De:  Hombre de Cielo Intenso (1995)


A LO MÁS APARTADO

Cuántos amores
nubes
como gentes idas.
Nada es definitivo
ni siquiera el alba
que despunta
en gerundios.

Duele la falsedad
aún aquí
     entre hierbas.

Las reses
estamparon sus huellas
   en el barro
pero nada regresa.

El día ha sido un saco
descosido.

Nuestras manos
cal.

Cuántas nubes idas
   amores de una gente
de cardo y chubasco
en cuyo desaparecimiento
nada se ha devuelto,
ni siquiera las espinas.



El Druida desde aquí

Responder verde
aducir con estaciones tropicales
a senda en casi páramo
y allí Dios
       niebla de llama que llama
crea un consuelo forestal
itinerarios
ríos de agua escrita
en temporales sin tiempo
en la lenta ascensión de otros peregrinos
cuando sobreviene la caverna
y aún no cesa nuestra búsqueda
el ala de saberse cuerpo
por siempre intrincado
por siempre cercano
                  tepuy y vuelo.




De: Rosas de Magdala (1998)


todo el eros del sueño
trajo a ti memorias de sedas y cejas besadas
en estaciones impropias
destiempos del alma
donde una porción de adolescencia ajena a los meses
renace en otro tacto
en una extraña manera de fidelidad
incomprensible para quien no haya visitado este jardín
este oasis revuelto y resguardado en gavetas de sábanas
más allá de las dunas y las quejas
hacia el relámpago deseado en la pupila que te sigue
en la extrema rosadez de un mar de nubes



De: Crismas en el piano (2003)


Anunciación

Sonora urdimbre: La voz
cada símil, hipérboles,
hiperbatones,
silenciosidad a ser bordada en amorosa rueca,
hilaje de los trópicos,
seda de Madagascar.

Urdimbre sonora el calor de su manto, 
el sudor feliz que provoca
tuyo y purpúreo
sobre tu ángel aterido en la planicie
desde su afer ventus,
su meditación.



¿Qué?

Qué interpretación daría a estos símbolos,
qué serían para mí los carruseles,
las montañas rusas del pensamiento,
los laberintos borgeanos de la suspicacia,
la cábala de mi similitud con lo morible.

Qué sería de mi fe,
sino te hubiese oído así de dócil
en la extrema delicadeza de la ternura,
alimentando protozoarios y organismos,
que te han llamado ingeniero de quasares
y en años-luz hablaste poesía.




De: De inagotable secreto (2006)


Sea of smiles

Re-querido
de aquel contactar volvíase de un sueño surreal,
desvariando entre la lucidez de la eyaculación,
la consternación incólume ante tanta sensitividad
para verter asimismo lágrimas que ella aprendió a redimir y a lamer.

Ni el semen ni los flujos ni el mar.

La saladez era del alma
que de morir nadaba rediviva.




Manifiesto Gregoriano 

Cómo hacer entender
a los posdoctorados inquisidores del limbo,
a los apóstatas de la Arcadia y traficantes del unicornio azul,
que este Belén que pienso y poseo
no es Hamelin ni Liliput.
Que es verdad para mí supraconstatada,
como que otro de mis nombres es Alonso Quijano Vílchez,
y he llevado mis dedos incrédulos a la fisura de la tinta;
que no me sirven ni seducen todos esos himnos huecos tan tarjetahabientes
ni me intimidan sus conjuros fatuos que increpan:
¡Atrévete a más¡.......¿Vas a arrugar?,
que mi religión va mucho más allá de la insolvencia y la insolencia
que no voy a seguir a las turbas y su caceroleo flautista
que voy a quedarme en esta casa de la página con mi estrella innubilable,
que me sabe a mierda el evangelio de sus males
-perdón, quise decir malls-
que en mi ciudad amada no se habla de reyes que quitar o poner
que jamás ni nunca podrán departamentalizarme el alma
ni de la poesía hacerme saltar la talanquera.



De: El Apacible (2011)


I DE REYES 19:12.

En aquel segundo del trueno más puro
después del temblor
y el fuego contra las rocas de ser,
allí como viéndose,
como golpe de bello vacío,
su sonido:
APACIBLE
en el cruce fugaz de vida y éter
donde alguna vez
pudimos ser tan claros
y, al unísono,
Elías.




VIVIR EN LAS NUBES

Entre estas proporciones y porciones,
definitiva y premeditadamente, no soy un hombre de hoy,
ni pretendo serlo; 
a pesar que estos calendarios huecos 
señalen el séquito que sígueme desde mis gentilicios sesentas.

Mas prosigo aquí, 
pegados mis zapatos a este planeta que  imanta en plena lucidez
y ando derechito a mis moradas moradas,
al núcleo musical de mi espacio (tan supersónico aún)
donde anido
a siete mil millas de trueno,
parado sobre siete mil kilogramos de relámpago, 
caminando tan crísticamente como puedo
sobre siete mil palabras de aguaceros sin cuenta de ceros;
y encima de esto,
arando mis propias explanadas de común y privada propiedad,
de impagable e inapagable regocijo.

Sí, les digo,
les refiero,  refuto,  admito;
tal vez  debería como algunos de ustedes no paladear este cielo, 
estos densos nubarrones
como un altar blanquísimo de merengue y helado para mi festín.

Pero así, soy:
atemporal,
irregular, 
morible y desafiante como las nubes, 
importándome un bledo la revisión del panorama acostumbrado:
Fulanota de tal ganó el  miss universo
El salario ya no aguanta la inflación
Hay indicios de vida y fraude electoral en Marte
El cáncer aceleró y el SIDA secundó,
El Nasdaq bajó y el Dow Jones subió, 
Bill Gates donó setenta mil ositos de peluche a Disneyworld
y dos países y actrices rompieron relaciones.

Definitiva y agradecidamente, no.
No soy un hombre de hoy ni de anteayer ni postmañana.
Siempre tendré la displicencia de no besar los calendarios.

Quédome aquí,
quizás en lo más solo,
en la totalidad de mi albedrío,
entre las mismas proporciones y porciones del poeta.



Río Momboy

El umbral
adviene junto al descenso de las aguas,
la elevación de la niebla abrupta
sobre la sensación beatífica del musgo,
piedras y labios en el cortejo
de aquello besado por la tierra
del paisaje que dentro en su posada
el cuerpo guarda y aguarda
como una gran verdad,
como un rezado silencio
que en las montañas corónase alboreado.




Con-cavidad

La región más bella que aún respira
duerme y amanece en uno
exactamente
donde ventea el sur sus clavicordios
rodeado de tepuyes
al centro de la trémula estrechez
de la galaxia.




Absoluto

¡Qué ironía!
que entre tantos edificios y umbrales
nadie perciba
lo que el chubasco vino a decir
tan dentro de septiembre.

En las paradas de tráfico
la gente protesta contra el aroma herbal del firmamento,
mientras los taxis huyen despavoridos
y hay locales que apresuran a cerrar.

¡Qué ironía!
¡Tantos habitantes deshojados,
tan pocos corazones y sentidos
se ofrecen a lo grisáceo reluciente
a despuntar!




Post adviento

El cielo desagua
                   dejándonos la vastedad doliente
donde antes algo tejíase
de sentido concernido.

Ahora
                   mar adentro en uno
nada queda, salvo,
                   algunos cirros anclados
y esta sensación
que a veces padecemos
cuando hemos ido quitando
                   —no sin duda—
los adornos de navidad.




Sin fertilizantes

En la calibrada observación de la estructura
de algunos musicales instrumentos
cavilé y escudriñé las causas y magias
del por qué
esas flores que a ninguno parecieran perfumar
y esas nubes que no aparecerán
                —en ninguna foto satelital o familiar—
se ofrecen a la lasciva ternura en vaciedad de la bóveda celeste,
al silencio expectante que nos arroja al vilo y a la espera
de la tormenta en la inminencia de una luz
más líquida que el mismo aire naciente.

a José Francisco Ortiz




Fe debida

A color y olores;
el universo articula el compás,
su canción oblicua sobre los instrumentos circulares y las borgeanas ruinas.

No obstante,
esa no ha sido la retórica
con la cual nos instruían desde abecedarios ilustrados
con frutas y casitas.

Nadie mencionó estas fechas tan resbaladizas,
esta cascada de tiempo que obnubila pretendiendo delinear apariciones,
elementos que parecieran precipitarse desde el Niágara del cuerpo
hacia el pensamiento calcinado de tanto cotidiano ardor.

Definitivamente, no.
No estuvieron nunca estos adioses y décadas
dentro de las piñatas
y las alcancías con forma de cerditos.

Por eso, el poema,
ante estas evidencias se prolonga,
constriñe,
aun más cáliz,
más patente
arca de irrefutable fidelidad.







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