miércoles, 10 de diciembre de 2014

MIGUEL GONZÁLEZ AVELAR [14.228]


Miguel González Avelar

José Miguel González Avelar (Victoria de Durango, Durango; 19 de marzo de 1937 - 22 de noviembre de 2011, México) fue un escritor, abogado y político mexicano, miembro del Partido Revolucionario Institucional, que fue senador y secretario de Educación Pública.

Fue electo Diputado Federal y senador por el estado de Durango, y durante este cargo, de 1982 a 1985, fue presidente del Senado de México. En 1985, el presidente Miguel de la Madrid lo nombró titular de la Secretaría de Educación Pública, y en 1987 fue uno de los seis distinguidos priistas, como se denominó a los seis presuntos aspirantes del Partido Revolucionario Institucional a la presidencia de la República, junto con Ramón Aguirre Velázquez, Manuel Bartlett Díaz, Alfredo del Mazo González, Sergio García Ramírez y Carlos Salinas de Gortari, quien finalmente sería el candidato.

Obras publicadas

Varona. 1971
México en el umbral de la reforma. 1972
La Constitución de Apatzingán. 1973
La muerte de Adelita. 1973
Palíndromas. 1984
La Suprema Corte y la política. 1994
Clipperton, isla mexicana. 1997
La educación del entusiasmo". 1999
Versos hospitalarios". 2004




Halterofilia

De un paralelogramo de músculos y coraje sobresalen dos poderosos brazos. He aquí lo que se llama un hombre bien aplomado.
       
El levantamiento de las pesas contradice todo lo que persigue el salto. En éste el objetivo es separarse de la tierra cuanto sea posible, en tanto que el pesista, si pudiera, querría echarse la tierra sobre la cabeza. Allí está la representación del Hércules antiguo que lo consiguió. ¿No podría ocurrir cualquier día de éstos algo parecido?
    
El verdadero riesgo del pesista es hundirse en el terreno con todo y su impedimenta; perforar el suelo yquedar colgado de las pesas adentro de ese agujero. Entonces se convertiría en un alado gimnasta de la barra fija, aunque sólo pudieran disfrutarlo los gusanos. Por cierto, ¿no acaba pasándonos a todos tan indeseable accidente? -



PALINDROMIA


Poner al descubierto recovecos del idioma castellano
Interesantes y reveladores juegos de palabras
No es ociosidad, todo requiere de una cuota de ingenio
Palíndromos, verdaderas gemas

Por Cuauhtémoc Morgan



Tuve el privilegio de tener en mis manos, al menos temporalmente, una edición agotada del libro de Miguel González Avelar titulado “Palindromia”, donde aplicando una gran cuota de ingenio, el autor nos entrega maravillosas frases y palabras que pueden ser leídas en un sentido u otro, esto es, al derecho y al revés.
    
Estas frases se conocen como palíndromos, que según describe el Diccionario Enciclopédico de Selecciones del Reader’s Digest, “se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda”, por ejemplo anilina o más amplio aún: dábale arroz a la zorra el abad.

Y poner al descubierto estos recovecos del idioma castellano requiere de mucha observación. Al respecto, Miguel González Avelar, ex secretario de Educación Pública en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, dice que para armar un palíndromo: “se toma una expresión, se le da vuelta, se calibra, y hay un gozo especial cuando advertimos que toda,  o parte de ella, nos entrega graciosamente un doble significado”.

En la lengua inglesa también existen obras donde esmerados poetas han descubierto palíndromos. En el idioma castellano, destacados hombres como Juan José Arreola y Ulalume González de León han observado en esa rendija donde se descubren los misterios del lenguaje.

Pero veamos algunos de los ejemplos del destacado libro de Miguel González Avelar, que nos da prueba de su ingenio en este interesante diálogo:

—Adán: ¿sómos o no somos nada?

—Ave somos Eva.

—¿Sólo? —Sí, y solos.

—Adán y Eva, ave y nada…

—¿Amor, broma?

—Amor al aroma…


Hay decenas de palíndromos que nos entrega el autor, unos cortos, otros que son frases enteras que, parecen que fueron descubiertas con una “visión de rayos X”. Veamos:


Allí, rama amarilla.

Oso de seda, jade sedoso.

Soy de mero remedios.

Luz Azul.

¿La tela? ¿Letal?

¡Esa gorda, drógase!

Aires y mala miseria.

Soy romano con amoríos.

¡A remar ramera!



González Avelar escribe en la presentación de este libro, que sobre esta afición a los palíndromos un médico le dijo que tenía un aire de esquizofrenia… “Esta advertencia me hizo aplazar por mucho tiempo el llamado de las palabras circulares, y hasta considerar su manejo como un feo vicio del alma.

Sin embargo, en una opinión muy personal, que posiblemente compartan las personas que a diferencia mía se precien de ser amantes de la lectura y constructores de poemas, por su rareza consideraría a los palíndromos como verdaderas gemas del idioma castellano, o si no es así, observen las siguientes frases:

—Amo la paloma.

—Se va la vida. ¿La vez? Se va la diva. ¿La ves?

—Sé ver; la naca oyó Coyoacán al revés…

—¿Yo soy?

—Eso no se…


Alta cuota de ingenio, profundo sentido de la observación, amor a la lectura, capacidad para concentrarse y gran creatividad, son parte de las cualidades que se requieren para crear palíndromos. Quien esto escribe nada de eso tiene. Sólo como despedida diría: Ni fin… ni fin… ni fin…

PALINDROMIA
Miguel González Avelar
Ed. Grijalbo - 1984






Miguel González Avelar (1937-2011) In memoriam

Por Gilberto Prado Galán 



Miguel

Debo a Miguel González Avelar mis primeros pasos en el terreno ludoverbalista. Su libro Palindromía fue motivación y acicate. Allí descubrí perlas que pensé (pensamos) que eran de mi autoría. El ejemplo más nítido fue “La ruta natural”. Creíamos Julián Ríos y yo ser los autores paralelos, simultáneos. Envié un correo a Ríos y me dijo que en Larva aparecía ese palíndromo, pero la novela del gallego se publicó después que el libro de González Avelar. Los palíndromos breves admiten coautoría; los largos hacen o tornan imposible la coincidencia. Nadie pudo haber inventado el palíndromo 1969 de Georges Perec. Por lo demás, “la ruta natural” admite elongaciones o variantes: “La ruta no natural” (Adán Rubalcava) o “Adán: o la ruta natural o nada” o “La ruta nos aportó otro paso natural” (Víctor Carbajo). Aquí van diez muestras de quien, además, escribió una obra de teatro troquelada con palíndromos. González Avelar dice: “se toma una expresión, se la da vuelta, se calibra, y hay un gozo especial cuando advertimos que toda, o parte de ella, nos entrega graciosamente un doble significado”.


1. Allí ves Sevilla.
2. Aman a Panamá.
3. Aries se irá.
4. Dícele Cid.
5. La ruta natural.
6. ¿La tela? ¿Letal?
7. No erró Torreón.
8. No repara Perón.
9. ¿Oír Aída diario?
10. Oso de seda, jade sedoso.
11. Salta Atlas.
12. Seda de comodino sonido: Mocedades.
13. Soy de mero remedios.
14. Soy romano con amoríos.

Miguel González Avelar fue palindromista y palindrólogo: reflexionó sobre el ingenioso quehacer de quienes escriben frases que se pueden leer a contracorriente. Su libro Palindromía fue, a un tiempo, pionero y vanguardia del arte de los janos retóricos en nuestro país. González Avelar fue uno de los más avispados palindromistas del idioma español. Algunas de las muestras aquí incluidas poseen una belleza incontestable: “Adán: ¿somos o no somos nada?”, “La ruta natural” o “Soy romano con amoríos”. Por eso cuando me enteré de su muerte mi espíritu se lleno de sombras. Y desconcertado pregunté: ¿Oí rumor o murió? Descanse en paz el gran palindromista mexicano.


Gilberto Prado Galán. Escritor. Su más reciente libro es A la gorda drógala (el mundo de los palíndromos).

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