sábado, 27 de diciembre de 2014

CARLOS ACOSTA GUERRERO [14.336] Poeta de México


Carlos Acosta Guerrero

Poeta y narrador.

Nació el 5 de mayo de 1954 en Antiguo Morelos, Tamaulipas; México. 

Autor de  los poemarios Sucede a Diario (CECAT, 1996), El Suburbio de los Sueños (Círculo Literario Manuel F. Rodríguez Brayda, 1997), Escarbar (UAT, 1996), Espiral de Luz (ITCA, 2003), Campanas en la Niebla (Ediciones Colectivo 3, 2004), Marotas  (Ediciones Colectivo 3, 2006), En Memoria de estos años (Consejo Municipal de Cultura de Ciudad Mante, 2007), Décimas  (Ediciones Colectivo 3, 2011),  El zarzo de los Pemoles (ITCA, 2012), Espiral de Luz/Spiral of light (ALJA Ediciones, 2013). Ha publicado también narrativa para niños.

Obtuvo el Premio Estatal de Poesía “Celia Esperanza” convocado por el Círculo Literario Manuel F. Rodríguez Brayda, y el Premio Estatal de poesía “Juan B. Tijerina” 2002, otorgado por el Gobierno del Estado de Tamaulipas.





ESPIRAL DE LUZ 

1

Aurora que despunta en otro sueño
Este amanecer es el final de un día
Somos animales cíclicos
Vamos y volvemos al origen de lo eterno
Un destello marca lo más alto del monte
Y ahí comienza el descenso hacia el abismo
Cuando el pecho queda vacío de turbulencias
Es señal de que ya se engendran otras
Cerrar una puerta es entrar a otra luz
Nunca seremos un lago de aguas quietas


3

Alguna vez    en el albor de un sueño
Un rayo de alegría nos escinde el alma
Somos animales lúdicos
Renace en nosotros el habla de un niño
Corremos al filo de una risa limpia
Y no caemos a ningún abismo
Nos canta la sangre en su ir y volver
Y su canto amoroso nos mantiene vivos
No hay sitio donde pongamos los ojos
Que no tenga el brillo de nuestras palabras


9

Nos reímos de la vida y su drama
Sabemos que detrás está la farsa
Somos animales cínicos
No de otra manera seríamos felices
Si para vernos y para encontrarnos
Hace falta una buena dosis de descaro
Nuestras mentiras nos devastarían
Si no fuésemos malditos disfrazados
Veneramos los espejos       su vacío
Sólo para llorar      Sólo para reírnos



***





1

El Sol de mediodía quema por las calles
El pueblo rebosa de silencio
Se pueden escuchar el silbo del pijuy
y el vuelo del viento entre las hojas de los eucaliptos
Desde una loma cercana
como el murmullo de los días perdidos
nos llega un bullicio de fiesta
Un grupo de hombres
quizá una veintena
bailan al tiempo que caminan
animados por un violín y una guitarra
que entrelazan los sonidos de sus cuerdas
Vienen alegres
mas no cantan
Y traen la cara cubierta


2

Los antifaces son de vil cartón
Cualquier caja de zapatos o cervezas
es útil para la confección de las máscaras
No hay colorido en ellas
Ningún barro sagrado milenario
es el material moldeado
No hay dios ni fetiche
que sugiera estigmas o creencias
Nada las adorna
que para esconderse da lo mismo
un pedazo de cartón
que una máscara de plata


3

Dos hombres de piel curtida y ojos ladinos
pegados al pecho llevan violín y guitarra
El sombrero de paja     circular y amplio
es otra máscara que los esconde del Sol
y del polvo
y de la muerte si pudiera
Cantan una canción antigua
aprendida entre las faldas de la madre
repetida en el tiempo del barbecho
en el andar sobre el surco detrás del arado
Renacida a lomos de una yegua
en las noches sólo rotas
por el amor de los grillos
y la brasa del cigarro


4

Son monstruos disfrazados de nada
Ropas viejas    descoloridas    recubren los cuerpos
Bajo una tela roja esconden cara y cabeza
Y sobrepuesta     la máscara
Las medias son de un blanco percudido
y las faldas
porque todas las marotas son hembras
de color verde y con grandes flores moradas
La blusa es de manga larga
y los pechos y las nalgas de estas damas     son grandes
muy grandes
y se mueven al compás del baile
con un ritmo que ya quisieran las bailarinas exóticas

De Marotas (2006)








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