viernes, 19 de diciembre de 2014

ÁNGEL LÓPEZ SANTIZO [14.271] Poeta de Guatemala



Ángel López Santizo 

Nace en la ciudad de Antigua Guatemala en el año 1.976, desde el ´94 incursiona en la poesía, como posteriormente lo haría en la narrativa, en octubre de 2.002 publica el libro Secuencias Para Un Sueño Oxidado , poesía, en la extinta Editorial X, ha publicado en diversos diarios y revistas tanto literarias como de música Rock de México, El Salvador, Colombia, Argentina y España, país este último donde en Noviembre de 2.002 ganó el premio Relato Subjetivo de la revista Cáñamo




 
 
ESTÁTICO

como la aves
que se pierden al fondo del vaso,
como la mirada
que se pierde más allá de la luz apagada,
como el periódico
que transcurrido su día
jamás se leerá,
fui relegando con cada vez
mis palabras inusuales

se acumularon
hasta ser incontables,
hasta menguar considerablemente
lo que hasta ahora
había sido nuestro lenguaje,
guardé el silencio
y prendí la radio,
cualquier cosa, a veces,
es mejor que el silencio,
repetirnos que no
y deambular
por las cosas efímeras,
nos conforma lo que sea

como las aves
que se alejaron por correo,
como la mirada
que naufragó en una botella,
como yo y como nada,
las palabras anónimas,
las palabras inusuales,
se esconden
tras nuestras diarias fatigas

lo que cansa
debe partir,
lo que hastía
debe partir,
cuando cansamos y hastiamos
debemos partir
aun de las palabras
que antaño con tanto sigilo
supimos compartir,
pero sólo atraviesa la línea
quien de antemano
estuvo al otro lado

con la llegada de este día
supe una vez más
que soy de esos,
de los que nunca
estuvieron al otro lado,
de los que nunca
cruzaremos la línea,
que nos aferramos, neciamente quizá,
a lo que sea,
incluso a lo que ya se fue

y como las palabras
terminaremos por relegarnos
aun a nosotros mismos,
a pesar de cansar,
a pesar de hastiar,
nunca nos alejamos demasiado
del insolvente oficio de escribir
lo que a nadie importa,
siempre terminamos
por reincidir sin una justificación plena,
para muchos una palabra
es tan sólo un enser,
para mi en cambio
es una razón

VII.II.MMV






Reapertura

cuelgo mis contradicciones
en un delgado lazo,
hoy las abandonaré
a los escasos vínculos
entre lo ya lejano
y lo por alejarse,
luego, haré lo mismo
con todas mis certezas,
más tarde lo haré
con lo que no me es
ni certeza ni contradicción

hay una estación
en que cada ser,
como un anacoreta
común y corriente,
debe saber que es tiempo
de desprenderse
de todo cuanto fue,
abandonar las propias ruinas,
olvidar las propias esperanzas
y dejarse a la deriva
de lo desconocido

para qué reandar
lo antes andado,
para qué justificar
lo que se fue
y ya no se es,
para qué conservar el boleto
del viaje que nunca se realizó

recorro las paginas del diario,
de una de sus ilustraciones
se fugan inusuales aves celestes
que saben refugiarse
al este de mis estanterías,
las escucho susurrar
confesiones que no comprendo,
además no me interesa
que nadie se confiese
y me veo una vez más
solo como siempre,
pensando en todo
cuanto se debe abandonar,
en reabrir
las infranqueables cerraduras
de lo que no he visto,
en que todos debemos dejarlo todo,
es tan fácil,
tan simple
y tan lógico
como hacer que las horas
caminen el reloj
a contracorriente

pero persisto impasiblemente
en la misma vieja silla,
en el mismo enmohecido patio,
bajo el mismo sucio cielo,
incapaz de claudicar
la persistente ansiedad
por rehabitar espacios
que no existen más

vuelvo a descolgar
mis contradicciones,
mis certezas
y todo lo que no me es
ni una ni otra,
las guardo pacientemente
bajo mi silla,
busco en mis papeles
el viejo boleto,
aliviado descubro
que aún está,
continuo siendo
el extraño artilugio
que siempre fui…





una tarde + lejos de tus ojos

a Daniela Suárez Naranjo


cómo los fragmentos de la tarde
van cayendo
sobre nuestros hombros
agotados de esperar,
cómo el último espacio de luz
va desvaneciéndose
tras el quebrado florero,
que refleja tan sólo
lo que hemos dicho ser,
ocultando
entre secas hojas y falsa escarcha
lo que aún
no nos hemos podido decir

como esta, las demás tardes
irán muriendo,
dejando entre nuestras manos
tan sólo el quedo rasguño
de lo que no tocaron
con su paso,
sobre la mesa iremos
recolectando el elixir
de todas esas tardes
perdidas, marchitas,
que no fueron nuestras,
porque estuvimos lejos
el uno del otro

en algún instante
del porvenir
iremos clavando en cada espina,
que posee esa muerta corona
que es el pasado,
cada brebaje de tarde
que vivimos separados,
construyendo con ellos
el sortilegio que propiciará
esa tarde en que nos encontraremos

hoy estamos tan lejos,
creo que eso no importa,
pues bajo tu almohada y la mía
hemos guardado
con sibilina paciencia
tantos fragmentos
de atardecer,
dormiremos separados
con la certeza de nuestros conjuros,
con la certeza de nuestro encuentro
que está inscrita con sangre hirviente
en las líneas de nuestras manos
mucho antes de nacer

XVII.VIII.MMVI






funeral

a una araña que desterré de mi boca
y la vendí disfrazada de poema clásico

una araña se suicida
en el tejado de un delgado rascacielos
invertebrado por el pasar de la tormenta,
el mundo, indiferente, continúa su marcha,
sus últimas palabras fueron:
“el problema no es
cuanto tiempo la vida nos dé,
sino cuanto tiempo
nosotros la soportemos a ella…”

una mosca fue la única
que veló sus lúgubres escombros,
vestida de funeral
la sepultó públicamente
en el Père Lachaise
frío como viento muerto,
rodeada de escritores,
rockeros, borrachos y prostitutas
sobre la marchita tumba
un símbolo de anarquía
a falta de una cruz convencional

la mosca emitió su discurso:
“efímera como el viento
a veces fábula y destiempo
otras embriaguez y pensamiento,
misántropa del universo
proscrita de las pestañas
de una sociedad famélica
despreciadora de su poesía,
desterradora de su fealdad
delito aun mayor que la estupidez
(en una sociedad como ésta)
pero quizá en el fondo
su alma no era
tan horrible como su rostro”

XXV.III.MMI



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