Poeta peruano nacido en 1960 que lleva más de 30 años viviendo en París.
Estudió filosofía en la Universidad de París VIII y literatura comparada en la de París III. Ha publicado los poemarios “Transmigración”, traducido y con prefacio de Claude Couffon, París (1992), “Parution de Nazca”, traducido y con prefacio de C. Couffon, París (1994), “A través de la penumbra” traducido por C. Couffon e introducción del crítico literario peruano, Américo Ferrari, París (1996), “Pestañeo de la nada”, traducido por C. Couffon, introducción de A. Ferrari, frontispicio de Alberto Guzmán, París (2000), recopilación de los libros anteriores. Hay que decir que al hispanista, traductor y también poeta Claude Couffon, ya jubilado como catedrático de literatura española e hispanoamericana en la Sorbona, se le rindió un merecido homenaje el 21 de mayo de 2008 en la Casa de América de Madrid.
CENTELLA
Acelero la extinción. Consigo
fijar velas en tus quejidos;
algunos se suceden como ecos,
otros son balsas que transbordan
escamas de las estrellas. Hago
que sin fintas veas los procesos,
y si las uvas urden aliviarte,
ágil multiplico las pepas y
tiño el orín. Así logro reducirte
al tic que, si no estalla,
fusiono a mi velo vil.
Aceleras la fantasía. Evasivo
abres mis cortinas de humo
y te alejas por la escalera azul.
Sencillamente careces de fin,
y el otoño te erige como hoja
o te recuerda como centella.
ENIGMA
Sabías que tuviste que evitar el
prisma de ceniza que el cuerpo
cultivaba. A mis derrumbes de
greda te escabullías por la espiral
breve hasta el filtro sutil;
cuando la encía en llamas hizo
del espíritu oxigeno calcinado
hiciste de ti un enigma sin hilos,
al cual no alcanzo ni lamo.
El delfín sabe cómo despegaste.
Vivirás en silencio en una piedra
o en la paloma del nabo puro;
no te horquilla el lente del
recuerdo. Carbón son mis costados.
De los peldaños del molino fluyes
al cometa que revela lo efímero
de la existencia, y con fibra
de lino lo ligas a tu estatua.
TIEMPO
La proyección de su vértice
alcanzó tu vigilia móvil;
súbitamente una pepa de vidrio
saltó de los labios, vaciándote
de tu esencia. Recinto de
sed, ansia y quebranto
quedaste hasta erguirte
en fantasma fértil de osadía.
En la carona de los segundos
corres sin cesar tras el cristal
que raptó la élite del tiempo
desde donde capta el radio
de sus semillas. Si sus
ondas exageran el movimiento
y su flujo desborda el espacio,
pierdes los modales y el estribo.
Mas la prisa imaginaria y
la sequía en tus venas evocan
su dispar ironía: a un lado de
la albarda eres ruda, y en el otro,
audaz pintas de blanco la muerte.
AVES
Oscuro salí del cuerpo. Momentos te
tuve en el arco que te hubiese expulsado
a las aves que en sueños llevarse
quieren tus ojos. Familiares te son
sus garras que tallan constelaciones.
Supiste despertar cuando su pico
te hubiera hecho mendigo sin remedio.
Hice canales que llené con sangre gris
de mis cabellos, sangre que al encuentro
con la tuya, algunas veces producía
un eclipse, o sino un arco iris; ambos
le constan al horizonte; ambos hicieron
serpentina de tu cuerpo. Enloquecías.
Tus pestañas están despiertas por temor
a las aves. Nunca dormirás tranquilo.
MEMORIA DEL OLVIDO
Algunas veces ser viejo es ser la sombra
Vicente Aleixandre
Wifredo LAM
Sonidos canijos carcomen el atalón
de ficciones del Caribe, en su afán,
grafismo de aire es secuencia
de individuación, entre estandartes
de almizcle del discreto río Amarillo,
son esquirlas y brillos de cáñamo
de levadizo miliciano. Al margen
de la metáfora en pampas del Ebro,
donde oscureció su sombra y su retoño,
aprendió que la felicidad era plana,
y que una sola fuerza se rompe
en los herbazales, y no restituye
lo que se disipa en ralos vitrales
de las plantas. Sacudido en su soledad,
breve fulguración, pulsando la brisa,
en obtuso azul socorre verduzco lodo
de luz. Su inmersión en helechos,
troncos y tonos ocres, agrieta la energía
errante, escurridiza en la grisura
del presagio; y en fina hamaca
de luciérnagas, irisada por símbolos
de caoba, su movimiento pendular,
en el trapecio de lianas, perfila
facial fisonomía con sonidos canijos.
Paris, 20 Mars 2014
Alberto GUZMÁN
Cae la hoja blanca de las ondas fervientes
del desierto, distante el follaje de algarrobos,
el equilibrio puro plasmará su huella transparente.
Vástago en la cáscara del eclipse de su madre,
confinado a esa corteza de greda, juega
con la paja visual de promesas de regalo;
sus dedos describen elipses al cielo,
como quien intenta modelar el vacío,
amplificado por la flauta de pastores de cabras.
Mata de agua de ese primer abismo,
en su zanja de ruego, pistilos color incendio
borronean el radio de la circunferencia
con su lectura orientada a su polo.
En la aguada del monte, su escudo tupido
de cantos de grillos, esgrime mástil
equidistante a los ángulos de las estrellas.
Vigor de la cima que es cascada de viento.
Porque lo humano desborda,
la luz es lenta en el mármol,
y desdobla la nervadura de la mariposa blanca.
Paris, 25 Août 2013
Claude COUFFON
En la oscura rama de la noche,
lejano ya a las lenguas de Occidente,
pasas con soltura de una nube
a otra, con el ceño sombrío
de generosa parra. Verde el marco
de la nostalgia, la luz en ángulo
en tus codos, suspende tu presencia
transitoria, bruñida de palabras
en los reflectores; y en chorro
que desgarra lo espectral, los neones
de tu anecdotario, empastan con rubor
el volumen. Adverso a la fanfarronada
y lo deslumbrante, la injuria
de los astros remotos, hará trizas
la coraza del recuerdo; mas
tu versión, atoldada en la inmensidad,
vencerá a la epístola ramosa
de granizo. Cultivaba sutil ceniza
su relumbre azul, fuente de su conmoción
aguda, destilada en incesante sensualidad,
en la rama oscura de la noche.
Paris, 9 Janvier 2014
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