domingo, 28 de diciembre de 2014

SÁNDOR CSOÓRI [14.350] Poeta de Hungría


Sándor Csoóri

Sándor Csoóri

Nacido 03 de febrero 1930 Zámoly, Hungría - Falleció el 12 de Septiembre de 2016, poeta húngaro, ensayista, escritor y político.

Premios:

Attila József Prize (1954, 1970)
Herder Prize (1981)
Istvan Bibo Prize (1984)
The Book of the Year Award (1985, 1995, 2004)
Tibor Déry Prize (1987)
Joseph Fitz Award (1989)
Kossuth Prize (1990)
Sower Nívódíja Publishing (1990)
Radnóti Biennial Poetry prize (1990)
Eeva Joenpelto Award (1995)
Károli Gaspar Award (1997)
Hungarian Heritage Award (1997, 2005)
Order of Merit of the Republic of Hungary , Commander's Crosses with Star, civilian ( hu:A Magyar Köztársasági Érdemrend középkeresztje a csillaggal , 2000)
Hungarian Art Prize (2004)
Balint Balassi Memorial Sword Award (2006)
Prima Primissima Award , 2008

Obra, escribe en inglés:

"Letter to the American Poet, Gregory Corso", AGNI
"A Hidden Self-Portrait"; "A Wind-Crown on My Head"; "Devastation", "I Hunt Yellow Bird", The Drunken Boat
The Selected Poems of Sándor Csoóri . Port Townsend: Copper Canyon Press. 1992. ISBN 978-1-55659-047-4 .
Sándor Csoóri (2004). Before and After the Fall: New Poems . Rochester: BOA Editions, Ltd. ISBN 978-1-929918-46-1 .


MIS AMOS

¿Dónde, dónde están mis amos?
En el pasado aparecían sin siquiera ser llamados.
Venían antes del primer repique de las campanas,
a través de yermos parajes: locos, poetas,
santos alcohólicos; venían desde los pantanos de la noche,
Sosteniendo la peonía rota de Hungría en sus manos.

Uno de ellos veía con una inundación,
otro de entre repiqueteantes huellas,
otro rengueando, con la blanca escarcha de Bakony en su
                                                                             [espalda.

Y yo siempre leía las palabras 
en sus inmóviles labios.
¿Dónde andarán merodeando ahora?
¿Dónde pueden tenerlos esperando?
¿Con quién comparten sus muertes,
así como los prisioneros de guerra comparten una solitaria
                                                                                    [papa?
Como si estuviesen avergonzados 
de este nauseabundo paisaje que se hundió en sí mismo,
y de su obscena misión.


UNA FINA, NEGRA VENDA

Desde que no despierto con ella,
desde que no me siento a la mesa para cenar con ella,
desde que la muerte fluyó en mi boca riente
y quedé atrapado entre las lluvias,
como entre los listones de un cerco de hierro de los días de
                                                                          [mi infancia:
puedo ver una fina, negra venda temblando largo rato
ante mis ojos.
Se acerca, esfuma, otra vez surge,
como si la vena sanguinolenta meciéndose en un ojo
me hipnotizara de la mañana a la noche.

Puedo verla, también, entre las columnas masivas del museo
en el sesgado, declinante brillo del sol,
ante las bocas-de-nieve de las estatuas de Enero,
y cerca de las caras de las mujeres en el mercado, en la calle,
paradas en las escaleras del subterráneo.
América se destiñe dentro mío, la luz de los Grandes Lagos,
como cuando se apaga una lámpara.
Asombrado, miro a mi alrededor, y con vacilante paso
empiezo a creer que los muertos, también, son veleidosos,
y no detendrán su juego secreto
una vez que, mientras vivían, lo han iniciado.

El viento gira, gira entre los esbeltos muelles,
toca apenas sombreros y techos,
lanza el anzuelo desde el medio del Danubio en el aire,
la brincante tromba,
atrae a mis ojos, los tienta con su cebo,
como una hebra de pelo negro que no puede ser atrapada.



HISTORIA DE TODOS LOS DÍAS

Levantarse
y encender el fuego de la estufa,
en el cerebro después del aspar del humo,
en los ductos de los huesos fríos de insomnio,
y buscar el camino a la mano,
desde la mano al vaso de bebida,
los remanentes de las cenizas de ayer en los vacíos de la cara,
tal vez una tormenta de viento empujada por los pájaros
pueda revivirlos todavía,
y vagar 
de un cuerpo a otro,
y como reyes nómades: buscar el terruño cotidiano,
y, habiéndolo encontrado
o no, 
pasar la noche en la carpa de una única sonrisa,
y caminar en la Creación como un extraño,
para respirar en el amanecer
veneno de los árboles,
el polvo de hierro de los pueblos,
para ir a todas las guerras.
para usar las hojas de lilas alrededor del cuello
como un collar de perro
y, entendiéndolo todo
y entendiendo nada, separarme de lo que amo
y enardecerme por lo que he amado,
descaradamente, como el hombre alquilado
de mi propia vida.



MEMORIA DE LA NIEVE

A veces el invierno cambia de idea
y comiena a caer la nieve,
en copos gruesos, desesperadamente,
como si asustada de que no verá el mañana.
Es mejor descolgar el teléfono,
desconectar el timbre de calle,
hervir a fuego lento vino con clavos de olor,
hojear entre cartas del pasado
y mirar mi vida pasada
como si no hubiese ocurrido.
Como si ningún cañón me hubiese mirado en los ojos,
ni unos ojos lascivos,
ni ninguna mano gastada se extendiera nunca hacia mis
                                                                            [manos
y todo lo que fuese política, amor
y el clamor de las campanas
me esperasen como a través de la distancia de un océano.
Es mejor imaginar
que yo podría llorar sobre mi cabeza perdida;
el viento sopla los brotes de lilas sobre camas,
torsos y desordenadas almohadas.
Y yo podría pararme ante el juicio final
junto a buenos amigos, con una camisa finita, un saco li-
                                                                                [viano,
más allá del humo, las tabernas. Cementerios.
Miraría a un país 
que está envileciéndose fuertemente.
En mi cabeza el recuerdo de la nieve;
nieve, nieve-
el yeso de una catedral
pelándose silenciosamente.


EN CASA, DE NOCHE

La luna está llena esta noche
y no puedo dormir.
Me escapo a Zamoli sobre suelas 
hechas de grandes hojas de bardana.
Un bicho me pasa zumbando 
y un perro ladra.

Nuestro abrevadero está lleno de agua rancia,
está lleno de mi sombra.
Y el granero está abierto de par en par
como un desvalijado mausoleo.

¿Quién va a cuidar las cosas de noche?
¿Quién va a cubrir el aljibe con la cubierta de madera
antes de irse a dormir?
Padre se consume bajo un acolchado de plumas,
madre en el cementerio.
Cerca su cabeza en el bosque
con toda la quietud de mi vida.

Me quedo ahí largo rato, insonoros sondeos
bajo la luz de la luna.
Tal vez su muerte fue un descuido
y ella está volviendo para trillar
los negros porotos de Agosto.

Pero sólo un ganso grita en su sueño
con una voz lastimera.
Sólo un murciélago de las celdas de la muerte
hace rodar la lata vacía
del aljibe.


 "Desde el comienzo ha estado presente en mi trabajo, en cualesquiera de los géneros, un sentido general de inquietud acerca de cómo mantener la existencia de la personalidad humana más allá de las grandes campañas de despersonalización."
 "La desesperanza es auto-defensa, la fuente de la calma final. Y sin eso, ¿cómo podría cualquiera obrar? En otras palabras, el Europeo del Este no sólo está condenado a la existencia, sino también al existencialismo, ya que sólo puede preservar su salud mental y su honestidad a través del proyecto conciente o instintivo, o tal vez hasta la religión, de la acción desesperanzada."
Este es, básicamente, el pensamiento de Sandor Csoori y su posición ético-estética de la escritura en la Hungría stalinista de la posguerra.

FUENTES
J.D. McClatchy. The Vintage Book of Contemporary World
                           Poetry. Vintage Books, 1996.
Nicholas Kolumban. Turmoil in Hungary. An Anthology of
                           Twentieth Century Hungarian Poetry. Publicado por Robert Rivas  http://inutilesmisterios.blogspot.com.es/



MEMÓRIA DA NEVE

Às vezes o Inverno muda de parecer
e começa a nevar,
neva espessamente, em desespero, como se temesse
não viver até o dia de amanhã.
Nestes casos é melhor desligar o telefone, a campaínha da porta,
pôr vinho a ferver em cima do fogão,
folhear cartas antigas
e olhar para trás, também, para a minha vida,
como se ela não tivesse acontecido.
Como se não me tivesse olhado o canhão, nem olhos lascivos,
como mão surradas, não se tivessem alongado pela minha mão;
e tudo que fosse polkítica, amor, dobre de sinos,
me esperasse de novo num horizonte de oceano.
Nestes casos o melhor é imaginar
que ainda posso chorar pela minha cabeça perdida,
o vento atrai os lilases para cima
de camas, meios-corpos e almofadas desgrenhadas,
e no juízo final terrestre
posso estar de pé ao lado de bons companheiros
em camisa macia e casaco leve
além de fumo, tascas, cemitérios,
fixando o olhar nos olhos dum país a perverter-se
sublimemente,
na minha cabeça há memória de neve,
neve, neve como se o reboco duma catedral
tombasse silenciosamente.


NO BAGO DE UVA DEIXADA CAIR NO PASSEIO

Neste ano também houve um Outono magnífico, um Novembro ensolarado
mas por toda a parte só velhos deambulavam de um lado
para o outro, interminavelmente,
mexiam-se com lentidão na forte luz solar
como punhos a debulhar milho.
Eu andava entre eles, cabeça baixa, no parque, nas avenidas.
Não queria que vissem: a morte lembra-me apenas
o teu corpo que sempre se torna de novo primaveril.
Foi isso que procurei no bago de uva caída no passeio:
ver se nele descobria a presença na rua
do teu dinamismo doce,
o teu sorriso a condizer com o céu
rodeado de folhas que borboleteiam espessamente, amarelas de morte.


POEMA A DUAS MULHERES AO MESMO TEMPO

Vocês vêm, tocam a campaínha,
passando a maçaneta rapidamente de uma para a outra.
Tu, loira, enlutada, de preto,
ela em saia azul de jeans, poída,
como quem após semanas molhadas até aos ossos
estivesse a enxugar-se no Maio inteiro num topo de colina.
Contigo vem também o bosque, também o cemitério,
países, com uma sensualidade oculta,
o mel,
a imprecação;
a anarquia reprimida do álcool
e enxames de moscas loucas
que dançam loucamente sobre a tua cabeça.
E não há Inverno, se vires, não há Verão,
há só febre dentro das costelas, imenso azul
e palavras a despirem-se na boca.
Ela chega sempre de improviso, apenas como quem traz
uma boa nova, como se trouxesse notícias de si própria.
A sua pestana: caniço preto,
em redor das suas ancas de uma vez duas Primaveras
e a sua boca abre-se para sorrir: como se um
comboio branco
passasse silenciosamente.

Vocês vêm, tocam a campainha, rindo uma para a outra
não suspeitando quem é que é a outra:
se amiga, companheira?
se amiga, amante?
mulher de limpeza dos sonhos?
pois as vossas caras só eu as enfrento, egoisticamente,
e brinco, ocultamente, com as vossas mãos também
na mesma cama,
ao mesmo tempo,
na mesma ausência -
das covas secas do mundo
ponho-me a rir, separadamente, por vosso gosto
e não me entristece ser isso uma condenação:
na minha morte serei,
sem falta, indivisível.

The Time Has Come 

The time has come, my Lord, for me to sit out here before
          you on the hilltop.
I can see the sky's already clouding over above your church.
And in the garden growing Octobery,
my dog, too, bites your fattest roses in two,
     like cock-heads tossed on a dung heap.
            Decay organizes itself, my Lord, against us,
       it would be a mistake to deny it.
I, who wanted to survive your light in my eyes,
can see continents loaded with garbage gliding into each other
                                                  daily,
and indifferent empires spitting into the sea.
Smoke, smoke, poisoned dust and the gang
     of poisoned words roam among our quiet hours.
What, my Lord, will become of your waterdrops? What will
                                become of your snowdew?
What will become of your psalmy bees fallen into a swoon?

Poem is by Sandor Csoori, translated by Len Roberts











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