sábado, 24 de diciembre de 2011

5534.- GUIDO ARROYO

Guido Arroyo González, poeta y editor chileno, nace en Valdivia el 15 de mayo de 1986. Actualmente, se desempeña como editor de Revista Grifo y director de Alquimia Ediciones.


Publicaciones
“Entre el olvido y la memoria”, 2004.
Antología "Catorce-Quince" del Foro de Escritores (FDE), 2007.
Como editor, publica las antologías “5x5” y “Santa Rosa 57” (Alquimia Ediciones), ésta última, antología poética del mismo taller donde participa.


Reconocimientos
2006. Doble mención honrosa, géneros novela y poesía, concurso “Roberto Bolaño”.
2006. Segundo lugar, género cuento, concurso literario “Grifo.
2007. Mención Honrosa (género cuento)concurso “Roberto Bolaño”
2008. Es becado por la Fundación Pablo Neruda.










De Puede Ser 


Me preguntaste con tu acento extranjero
cuál es la identidad del país de dónde vienes.


Pensé en qué contestar
un momento
ante tal
difícil pregunta.


Un baño, un baño dije
pulcramente emblanquecido pero sin papel higiénico.












Sangre chorrea por los bordes de Duchamp


Recordé que mi padre orinó una vez sangre
cuando estábamos en Lima, en un paupérrimo baño público
yo lo abracé como quien abraza a un amigo, a su manera
lo agradeció con sutil gesto parecido en el fondo
a la mueca que hizo mi madre cuando le conté
que un tal Duchamp había situado un urinario en un Museo
de allí para adelante el arte no sería lo mismo
-sería un arenal con un poco de oro y mierda-,
qué tontera ociosa dijo, el silencio
parecía un abrir y cerrar de puertas oxidadas
pero dime cuán sucio estaba preguntó alguien
cuyo nombre olvido justo ahora


cuando sangro -por primera vez- en el baño del Bellas Artes.










Naturaleza Muerta II


"Llanterío
No es por cadáver exquisito que
me restriego los ojos
ni por la mejor filosofía que asisto
a los cenáculos de los quitapenas"
Elvira Hernández.




Ingreso premunido de esperanzas
como alumno de primer año de arquitectura
o la puta de falda cuadrillé que frisa los sesenta
o el poeta de sombrero alón que todos fuimos algún día
al antro que alumbra una calle sin paz.


Veo a Li-Po abrazando una botella
redonda
o amarilla


era verdad que no ha muerto
equilibra sus codos sobre una mesa coja.


Intento retratarlo pero no doy lápiz con vida ajena.


Procuro abolir el vacío
de este blanco intangible, un trazo rosa
una ciruela estallando entre los labios,
pero no hay rama que sostenga al fruto
porque de mi pantalla emana un hedor a primavera
un aroma una lágrima un poema por cada cuota.


Toda naturaleza muerta debería recordarnos
nuestro fracaso
-rozar tal vez el brote, percibir a lo lejos poesía-.




Dibujo entonces
una fotografía del Quitapenas
para recordar que una botella se empolva
bajo mi mesa.










Para A. C


{Entiende los gestos ocultos bajo la ropa, esa tela roída 
de polvo que se empoza en la mano de una abuela que 
acomoda el artificio de Velázquez}




DETRÁS
-se mira hacia atrás para entender lo de adelante-


son tus ojos el punto medio de la paleta
esa falsa modestia que se deforma en el espejo
donde te esparces como onda de río tras la piedra
aunque puedes
afirmar que tu vida no es todo desastre
que aún está viva la flor que situaste en un comienzo
en su oreja o lo que sea que te oye disgregar la tarde
aunque la banca de mármol siga vacía y nadie mire
el fondo de un cuadro difuso que adorna
el escenario circular por donde vagamos, son las cosas
que te obligan a pintar sin decoro el destino


un pastizal en llamas interrumpiendo el silencio:


un triángulo rojo montando un cuadrado azul.














Atril apolillado que se empolva en la alcoba.


Que fotografíen el paisaje
pinten la siembra
olvidando a los indígenas
no tiene gracia subir al árbol esta tarde
en teoría
deberas estudiar al lenguaje como objeto
desechable
Sin ideas pasan vidas
el vecino te pregunta por qué tienes
tantos libros
por qué aspiras
poca plata


desenroscas la cerveza intentando
seguir las líneas pero olvidas la impresión
primer llanto bajo lluvia sobre el trigo
se escapa
el pensamiento
que no alcanza para alimentar a los autóctonos
verbos tenues donde aferras la ampolleta
que se triza el estudio no es probable


Mañana por la mañana cerrarás los libros
-las ojeras-
y escribirán con mayúscula
reprobado.










(Del poemario Puede Ser )
Borroso autorretrato de bolsillo


LA LIBRETA LO AGUANTA TODO


El recuerdo tal vez intimide / camino por Vergara en busca de una pieza de pensión / el espejo es una sombra empolvada que se triza / pensé que en ésta ciudad triangular no habrían calles de adoquines / como todos he venido a la capital para entender que la lluvia caída sobre adoquines, es igual en todas partes / he venido a vaciar el bulto que contiene a la memoria / En Villavicencio he visto lluvias torrenciales que inundan la ciudad pero a los pocos minutos todo queda seco / esa es en realidad una locación realmaravillosa / en la Habana la lluvia torrencial inunda la ciudad pero ni los meses ni las firmas ni los gestos (que te pierdes cuando escuchas una plástica opereta) podrían devolver a su cauce esas olas que estallan candorosas / ellas forman el paisaje que fue y que será, una difusa foto postal de techos rotos y oxidados / El padre de mi padre trabajaba en una mina / si hubiese muerto por accidental derrumbe quizá aun tendría una vela para imaginar que existo, en el medioevo y escribo anónimamente las memorias de algún héroe / el verdadero sueño es creer que la vida podría serlo / Aquí se llega temprano, aquí se paga por adelantado, aquí vive gente de bien, me dice la dueña de la casa donde creo masticar aire sentado en la ventana / los pájaros que pasan en las tardes de domingo son distintos a los del viernes por la noche / la física cuántica permite afirmar que es muy poco probable que un hombre salte un edificio / si la música viene de los cables éste poema no es más que un código binario indescifrable e invisible / El padre de mi madre fue un prospero feriano, tenía siete puestos y cuatro amantes / si mi abuela no lo hubiere perdonado todo yo podría comer más frutas y verduras, y mi madre podría mirar a los ojos a mi abuela sin sentir ese algo que se siente cuando miras y no hay tiempo ni ganas para dar explicaciones / Sartre estaba equivocado, jamás un texto podrá detener una bomba de Napalm / es un alivio que ya no se usen esas bombas, aunque cientos de niños mueran bombardeados día a día / cuando pequeño me sorprendía que los gatos cayeran siempre parados / hoy me sorprende que limpien su pelaje con un poco de saliva / a veces recuerdo que mis primeros versos fueron: El universo que soy es tan complejo, que presenta una nebulosa desconfianza, los tuve que escribir en el colegio como tarea para la casa / para mi era más importante jugar futbol / a veces pienso en los versos de Teiller ni me conmueve estas líneas que escribo / he encontrado la nada en flippers y museos. A ratos pienso en algunos versos del arte poética de MacLeish Un poema no debe significar / Sino ser / O en algunos de Borges Saber que nos perdemos como el río / y que los rostros pasan como el agua / y que los rostros pasan como el agua / quizá mi último verso será Sólo el sonido de las fuentes me hace sentir vivo / quizá deba atreverme a habitar un barco con rumbo incierto / una tirada de dados es más que el gesto de creer en el azar o el último libro de Mallarme / ha terminado mi peregrinaje por Vergara / se es silencio en el silencio por que al decirlo se rompe / quizá nunca halle a alguien para compartirlo/ … / Cuando la libreta se llene podré caminar en paz (no soy yo realmente quien escribe o sangra éstas líneas), podré caminar hacia ninguna parte.












Chuang Tzu sueña que vive una tarde de puerto


Sucediste como la muerte / entre un mar de cuerpos que buscaban de la noche / algo parecido a un canto de sirenas electrónicas / Amanece / tintinean focos sepias sobre un valle trashumante de casas apiladas / la incipiente legaña se aloja en las cejas, una huella salada denuncia el paso de frágiles dedos / las caricias queman en la comisura de los labios, me decías / que viviste los meses más maravillosos de tu vida estando con los Aymará / hablabas a través de las señas y sentías a través de los ojos / eso puedo echar por tierra cientos de estudios que procuran explicar / el acto comunicativo / Puede ser horrible la belleza, como la caída incesante de una gota que esculpe la piedra o taladra un cráneo / en el mundo no hay más que diez mil cosas y nos empeñamos en hacer metáforas / Chuang Tzu no soñó que era una Underwood sino que era una frágil mariposa / demasiado estilo para tan poco tema / tan viejo y absurdo como el tiempo sería soñar en ser capullo / despertar y querer escribir un poema / abrir los ojos y cerrar un reino amurallado / lo entiendes? / En esto se nos puede ir la vida / mi estrategia es llegar tarde a todo; a ti, a la hoja, al entierro y al plato de porotos que se enfría en algún lugar sagrado / aunque aquí las grutas sean bares clandestinos y la luna un pedazo más de las botellas / Es sabido este silencio, todo lo que vendrá es una especie de memoria / que confunde vasija con barro aunque sean las rugosas palmas -y no estas- las que orquestan el libreto / largísimo ensayo de bufones moldeando el pasado con estacas de cartón / Intento vivir una tarde de puerto pero no logro anclarme a nada / mientras escribo el grito de una niña rompe el silencio / nadie podrá afirmar que hemos existido / chao, dijo / la muerte existe pero no es verdadera / es el vacío interior de la vasija lo que la hace útil / agradezcamos a los dioses el haber nacido trizados / o por lo menos en creer que las cosas son finitas.

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