jueves, 22 de diciembre de 2011

5512.- JOSÉ ANTONIO CÓRDOVA





José Antonio Córdova (Panamá)
Premio Miró de Poesía en 1964 con Semilla del Alba y en 1976 con su libro Con Irene y otros cuentos.
Obra poética: En 1967 publica 3 Poemas (Ed. Onda, 1967); Semilla del alba (Imprenta Nacional, Panamá, 1963); Antes que el tiempo muera (Ediciones del Poder Popular, 1977); Oficio de sobreviviente (Ediciones Centenario, Panamá, 2003), Oficio de sobreviviente (INAC, Panamá, 2003), Ciudad encima (Ediciones Expresión Popular, Chile, 2005), Sin rastro de Babilonia (Ediciones Expresión Popular, Chile, 2005)Cuentos: Con Irene y otros cuentos (Editora La Nación, Panamá, 1976). Ensayos: Inventariando la permanencia poética de Ramón Oviero (INAC, Panamá, 2003).Poesía y Cuento: 2 veces breves dos (Santiago - Chile, 2008).
Poesía: Poemas escritos en la punta de un alfiler (Panamá, 2009), Poemas rescatados (Panamá, 2010).








Babilonia – Babilu – Puerta de Dios
lugar donde el dolor
ocupa más espacio planetario
enfermaron tu morada alegre
tu civilización sigue cercada




por hienas armadas de pesares
carroñas furibundas
resuenan por los muros.




Los lamentos
tienen aire antiguo.
los asesinados
se buscan entre ellos
para no encontrarse solos
y en esos cráteres
se vuelven más cadáveres
los sorprendidos muertos.








Los niños corren decapitados
los hombres
tambalean sin sus piernas
el espacio es un grito
de sulfuro y plomo,
se les tira desperdicios
a los quejidos.








Es para gemir
que la muerte es así,
para que el dolor tenga otros significados
la muerte es así,
es para gritar
ante un Dios sordo
¡que la muerte es así!








¡Ay Babilonia Ay Babilonia!
infierno de osarios eres
tu esplendor es un cuento
que nunca ha sido escrito,
la muerte trae
la precisión de los sabios
certeza de rayo láser,
es exacta y exagerada.
Todas las sangres juntas
las de Babilonia y Panamá
las de Buchenwald y Basora
quedan todos los nombres
como regiones de terror y exterminio
mapas de holocausto,
otra vez sopla
tinieblamente el tiempo del desprecio,
la condición humana
yace calcinada,
estás bebiendo amargura
en lugar de agua,
y sudores de espanto
riegan tu huerto.








En las palmeras
con las transpiraciones
de los masacrados
cuelgan las lágrimas.








Hasta las piedras
lloran
en su precipicio
de cartílagos y muñones
y extremidades beduinas
por los aires.








“Ha caído, ha caído la gran Babilonia,
y se ha hecho habitación de demonios
y guarida de todo espíritu, inmundo,
y albergue de toda ave aborrecible”.








Las aldeas tienen
un sueño cerrado
sin escapatoria
al despertar.








Y aquellos miles
que fueron los primeros
y los últimos
en ser bombardeados
y descuartizados
sin guardianes del rocío
sean todos bendecidos.








Transparencia vital
líquido terrenal
mieles plañideras
dátiles
sembrados de esperanzas
vestimentas del alba
pastizales del cielo,
incienso y mirra
en hogares tranquilos
No tenemos.








Horribles mundos
en cada gota de arena
bóvedas turbias
en el firmamento oscuro
miradas arrasadas en llamaradas
bocinas funerales
agrias y goteantes mortajas
rayos cadavéricos
miradas podridas en los cementerios
y Sadam Satán Sadam
y el perro insaciable del “Big Stick”
buitre fúnebre que bebe petróleo
como un pulpo de odio extranjero
repartiendo agonías
sí tenemos
comiendo miedos
en vez de frutos
en los arados narcotizados.








Sunamita gacela del desierto
estrella arenosa
bailarina de huellas aromáticas
tu danza llena las colinas
y desborda el Eufrates,
tu magia de estupor
y cadencia deleitosa
ha perecido
ya no se escucha
la suavidad de tu piel
resuena ahora la tormenta
de nuevas cimitarras
iracundas de fuegos genocidas,
viento del crepúsculo
odalisca evanescente
hurí perpetua
¿Por qué Pandora
tiene que darte
tenebrosas noticias
de la guerra?
En tu pueblo
huérfano de aldeas y calles.








Y los aviones
escriben en las nubes
un tatuaje cósmico:








“Esta guerra
como todas las guerras
es para acabar
con las guerras”.








¡Ay Babilonia ! ¡Ay Babilonia!
la tragedia te desviste
tus ruinas están harapientas
ya no eres la Gran Señora
sino cosecha flagelada
la hecatombe te queda
como un trapo demasiado largo.








Caín llevará a cuestas
su propio cadáver,
la profecía sombría
es apocalipsis sangriento,
se ha cumplido
el milenario vaticinio.








“Y un Angel poderoso tomó una piedra,
como una gran piedra de molino,
y la arrojó, en el mar, diciendo:
“Con el mismo ímpetu será derribada
Babilonia, la gran ciudad, y nunca
más será hallada”.
Sin embargo
aquí estuvo
el paraíso terrenal
los oasis no soñaban
esa pesadilla de contaminación
la suavidad de las rosas
era el mismo aire.








Y estaban listas
las túnicas de la armonía
como fuente vital
de los justos ciudadanos,
pero Dios había hecho al Hombre
lo que estuvo bien,
lo desastroso y semejante al caos
serían millones
de deformadas ediciones.








(Venid a verme
como sufro
todas las cuerdas
de la muerte
patean los ritmos
con rojizos huracanes
de brumosos aullidos).








Y los profetas
dioses diabólicos
nos ponen desde antaño
cicatrices y heridas
en las palabras
sagradas y mundanas
y el llanto
sigue encielado
secando la alegría
en ese fondo carnívoro
y todo sacrificio
demuestra que la matanza
es a pleno día
para que la contemplen
con ojos de harapos
los cuatro puntos cardinales.








Ni las oraciones ni los siglos
salvaran a Nínive
olorosa heredad
en situación de quebranto
apodada Mosul
cuando respiran los morteros
estás de refugio
de residuos humanos
hay mucho odio
y olvido resucitado
que opacan tu esplendor,
la Tierra Santa
es una caverna baldía
un pozo con corazón atropellado,
allí están
los recién nacidos
con sus miradas amputadas
sus manitas desperdigadas,
difuntos de cartílagos humeantes
vértebras alucinadas
dunas y entrañas
espigas y vísceras
semblantes de coágulos magullados
y cervatillos melancólicos petrificados.








Millones de pedazos
de habitantes
son imágenes descompuestas
que pulverizan
la piedra del espanto
moribundos en su aire de gangrena.
(Venid a verme
como sufro
con la piel estrangulada
y la voz prisionera
en un hueco de espinas)








El hambre
reparte sus esqueletos
los demonios esconden el maná
la cosecha está sucia
con la pólvora de los dioses malos,
no florecerán.
los huesitos desnutridos
y la paz
usa un taparrabo cavernícola
y el amor
un río que se fuga sublevado.








El pan
continúa siendo
un fantasma inasible
y nadie es inocente
en las letras de la historia.








Los vientres maternales
son despojos infectados
gusanos por los poros
epidermis de heridos
son estampillas
de la bíblica desgracia,
los familiares de los muertos
están muertos,
todo esta desierto
en el desierto.
El viento huye
con las tripas afuera
otra vez
gritemos todos:
“¡ELOI, ELOI, LEMA SABAKTHNI!”








Porque donde mueren niños
hay exilios
de estrellas y ensueños.
Porque donde mueren niños
no hay poesía que nos salve
¿ Y es memorable
o grandioso
dominar el quehacer poético?
¿Servirá de algo
ser dueño de este oficio?








(Venid a verme
como sufro
con llagas en la escritura)




La niebla se empapa
de sangre desarmada
la tierra es una lámpara ciega
donde se apaga el niño en cada niño.








Los poetas serán distintos;
ya no frágiles porcelanas
ni embelesos de modistos
serán terribles ángeles
engendrados por enigmáticos demonios.
Traerán kilómetros de papiros
extensos y fecundos
para callar al Santo Oráculo
sembrando el árbol original
y los hijos de sus hijos
serán tribus y cantos
y apartarán la lluvia dolorosa




Sean todos
ellos considerados
como los nuevos profetas del amor










En los primeros días de la guerra, producida por la invasión yankee a IRAK, antigua Babilonia, no salía de mi asombro, en cuanto a la sifilización, digo civilización tecnológica de mostrar en vivo las distintas acciones bélicas y sus victimas civiles.




Al ver las escenas espantosas escribí en dos días aproximadamente ochocientos versos que por cansancio mostraban una debilidad hemorrágica y verbal, por lo que mi esposa Janet Andrade hizo la actual selección que hoy se presenta.






Ciudad Encima


Abre terribles fauces
la ciudad
engulle recuerdos
y memorias
de las cosas amadas;
escuelas,
árboles,
personas
y un patio silencioso.


Aquí se viola
el espejismo del aire
la fragilidad del individuo
la fantasía de los cervatillos.


Furiosos comentaristas
pregonan mas desgracias
que en horas anteriores
la sangre es la guirnalda
de un pan amargo
de cada día.


Las axilas de la ciudad
no llevan la fragancia
de un jardín de rosas
mas bien sostienen un hedor
de cloacas
y esperanzas quebradas.
Hay enfermedad
que cercena
los latidos del sueño
y los amores suspendidos
de la tarde.


Aldehuela
con pesadilla de urbe
geografía desalentada
solo piedra y cemento
en el ulular de los perros
y el aullido de las ambulancias,
insomnio del espacio amordazado
que arrincona la pausa de las estrellas.


El Olvido habla su luz en los faroles
soy mucho mas neurótico
cuando de canto


¿Por qué te me presenta
como una H vomitada?


Soy mi propio fantasma
vigilante de la vértebra
de todas las angustias
ansiosas de un saludo ciudadano
que me tiene de rodillas
como mendigo desterrado
mi respiración es más neurótica
cuando te canto.


Cadáveres de reses
y aves
en los supermercados
mugidos y aleteos
congelados
en la bruma de las moscas;
así somos
en el turbio fetichismo del “marketing”


La muchedumbre es ficticia
refleja todo el abandono
a través de sus huellas
y rostros de arcillas melancólicas.


Lo siento
no se puede traducir.
Te fundaron para matarme…


¿Será necesario
que te haga el último poema
ahora que estas
como gemido
en peligro de extinción?


Ayer decía:
“Ciudad jardín de lírica esperanza”
hoy te veo las entrañas
como un solar inhóspito
como un sol que nunca se baña
sin memorias de los árboles
vacía de todas savias y alboradas
se multiplican edificios
donde el amor
es la distancia más larga
entre dos respiraciones
ciudad sin risa azul
por eso llevas
la penumbra encielada
desmoronado sitio
que amo hasta
por los cinco costados.


Ciudad templo nauseabundo
santuario insomne
espejismo del sueño
patíbulo y prostíbulo
te habitan las cloacas
y sombras descompuestas
de “padres de la patria”.


Ciudad donde drogadictos
y legisladores
buscan sus almas
en los tinacos.


La ciudad es un luto presentido.
Un duro desatino soterrado.
Un ciego laberinto de alacranes.
Una gotera oscura que nos pasma.


La tiran por balcones y ventanas.




FINAL


(Ciudad herida
Ciudad carne podrida
Ciudad desprestigiada
llena de humo y sangre
cuando te rompen las esquinas
ciudad de mierda
en tu vientre
yace
Josè Antonio Córdova
un poeta
odió tanto la ciudad
que hasta los gusanos
olvidaron sus palabras)


Ediciones Expresión popular
Chile 2005.











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