domingo, 25 de diciembre de 2011

5551.- VILMA VARGAS ROBLES





Vilma Vargas Robles (San José de Costa Rica, 1961). Poeta. Tiene estudios en sociología, derecho y literatura en la Universidad de Costa Rica. Una de las fundadoras de la Asociación Cultural Casa de Poesía en Costa Rica.


Reconocimientos y premios
• Co-fundadora de Casa-Poesía en Costa Rica.
• Premio Centroamericano de Poesía Juan Ramón Molina
Publicaciones


Poesía:
• El fuego y la siesta, 1983. Ministerio de Cultura de Honduras, 1983. Premio Centroamericano de Poesía Juan Ramón Molina
• El ojo de la cerradura. Prologa Jorge Boccanera Hisijos. Editorial Universidad de Costa Rica. 1993
• Oro de la vida. Prologa Isacc Felipe Azofeifa. Portada Francisco Amighetti. Ediciones Macondo, Costa Rica. 1993
• Quizá el mañana. Editorial Universidad de Costa Rica. 1977
• El fuego y la siesta, Primera edición costarricense. Prologa José María Zonta Arias. Editorial Costa Rica, 2004.
• Sol de la edad. 2005
• Quizá el mañana. Su poemario más reciente publicado por la Editorial universidad de costa Rica. 2007


Otras publicaciones
Antologías:
• Voces Indómitas o Las poetas en Costa Rica. Selección, prólogo y notas Sonia Marta Mora y Flora Ovares. Editorial Mujeres, Costa Rica, 1994.
• Sostener la palabra. Antología de poesía costarricense contemporánea. Compilador Adriano Corrales Arias. Co-edición Instituto Tecnológico de Costa Rica y Editorial Arboleda, San José Costa Rica, 1977.
• Lunada Poética. Poesía costarricense actual. Compilada por Armando Rodríguez Ballesteros. Ediciones Andrómeda. Costa Rica, 2006.
Su obra ha sido publicada por diferentes revistas y páginas literarias Internacionales en Internet. Entre ellas: Artepoética, Editorialcostarica, Letras de Uruguay – Espacio latino entre otras.






Tegucigalpa


Me dueles
como si el aire entumecido de tus tejados fuera conmigo
y me dieras la fuerza en un jadeo.


Dejas piedritas en los ojos
-visibles en las noches-


Temo caer.


Balbuceo frente a un mapa.
Pienso huir y sigo buscándote,
tierra hendida donde me ahogo y broto ásperamente.




Conjuro


Mejor sonrían ojos que no ven.
Esta ciudad hecha a perder los sueños,
su hervor malogra las apariciones.


Quizás debí pagar antes el verso:
se ha vuelto una espiral
este humo de muerto
que el techo me devuelve.


Se me tiene por una extranjera,
aún así no dejo de tender
mi trampa a los demonios.


Arderá cada rincón donde estuve,
pero de mí no esperen
más que este odio imantado.




Inscripción


El amor me ha oscurecido los ojos.
Quedó como un astro la herida
y este mundo, que es triste, lo ha olvidado.


Oculto permanece
el muro en que pinté los nombres de tu boca.


Cantó desde un sesgo de tierra:
el cielo lo han quemado.




Mediodía


Duele el poema.
Hay una paloma abriéndo el pecho.
El sol salta como una llama
hasta quedar en el pavimento.
No hay regreso. Prisa es la mañana.
El perro siguió la cadena de su amo.
Hecho polvo un hueso.
Se fue la paloma desnuda
sin ser mirada.
El calor se deshace en un charco de imágenes.
El papel va sudando.




Las palabras


Las palabras no son de este mundo
sino cuando caen a tierra
semejantes a frutos o demonios.
Vivir ha sido convocarlas.
Tengo una sola almohada,
un sólo respaldar,
pero cuido mi vaso,
mi risa;
en la espesura de las hierbas inclino mi cabeza.


Y también he llorado,
pequeña,
mal agarrada a la vida.


Mirad:
la belleza de un oficio me ha encorvado.




Endecha


El cielo es ya un color mezclado.
Como único paisaje una niña se aleja.
Nos hemos mirado al pasar,
(todas las historias están en sus ojos).




Treno


Mañana nadie te borrará las lágrimas.
Corre en mis venas,
crece en mí antes de que me oculte.
"Qué es lo que fue? Lo mismo que será".
La tierra como un vaso,
vacía,
como una rosa sin destello.
Ven.
Mañana no podrás seguir mis pasos.




Días de 1979


El sol se abrió como una mueca en la almohada,
despertó a los amantes
que se besaban sin reconocerse.
El mundo chirrió
como una horca
en el momento en que esperabas
cantar sin sobresaltos.


Que no te miren de reojo los muertos,
mantén furme el instinto del abrazo,
defiende tu salud,
cuida los nombres
y hasta el vacío
como un homenaje.








Indefensos


Sin pretensión alguna
surge un trébol idiota
y sus cuatro hojas
y la vecindad
y el chiste de lo sagrado,
esa pregunta de los dioses
entre dos mortales indefensos,
atontados y mirándose
apostando la respuesta.




Jornada


Aquí quedó oscilando mi última furia.
Engullo cada mancha de la pared,
cada clavo.


Y me siento dueña de mi voz descolgándose,
palpo sus aristas y me quedo quieta,
absorbo su semilla y ya no se esparce.


Me tiendo sin una piedra o talismán.
Recorro el cuarto con los ojos abiertos:
no hay visiones,
sólo la noche que cae después del trabajo.






Si me alejara


Si me alejara,
si encontrara el modo de partir
sin tocar tu inocencia,
saldría de mí,
pero en amores poco enamorados,
y sin llevarme conmigo ni un dedal.
Empezaría a vivir inadvertida,
sin nostalgia,
y muy lenta
me iría deshaciendo.











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