María Josefa García Granados y Zavala
(Puerto de Santa María, Cádiz (España), 10 de julio de 1796 - Guatemala, 28 de julio de 1848) fue una literata y poetisa guatemalteca, de origen español, una de las mayores exponentes intelectuales de la independencia de Guatemala. Fue, también, una feminista adelantada a su tiempo que con su carácter fuerte y dominante se impuso en la sociedad guatemalteca de la época.
María Josefa García Granados provenía de una familia de alcurnia que había viajado a ese país, pero que decidió regresar al Reino de Guatemala, tras la invasión de los franceses a la Península Ibérica. Su inclinación por las letras y el periodismo la llevaron a participar en tertulias, a conocer a intelectuales y escritores y hasta publicar con ellos diferentes géneros literarios. Por otro lado, era hermana de Miguel García Granados.
Mejor conocida por sus amigos y conocidos como Pepita, se casó con Ramón Saborío de la Villa de Nicaragua, con quien compartió matrimonio hasta la muerte y con quien procreó seis hijos. Se le conocía por su fuerte carácter y autoridad. Debido a dicho carácter María Josefa García Granados creo una amistad con los hombres más influyentes de su época, aun antes de 1821 (año de la independencia de Guatemala), ella concurría a las famosas tertulias efectuadas en casa del canónigo José María Castilla nacido en Madrid, España. Su hermano también fue su yerno, pues, como se acostumbraba en esa época, entre familias de la clase alta, existían matrimonios endogámicos, así que su hermano Miguel se casó con su hija mayor, Cristina.
Ciertamente el ingenio y cultura de esta ilustre dama le valió ser reconocida como una de los referentes de la literatura guatemalteca en su época. Según Máximo Soto Hall:
Pepita era atrevida y valiente. En los tiempos en que los hombres no salían a la calle de noche, ella visitaba a sus amigos sin atender la hora.
La vida de María Josefa García Granados estaba llena de verso y pasión. Escribió el Boletín del Cólera Morbus, una obra de teatro en verso con la que criticó duramente algunos sucesos de la vida política de Guatemala durante su época. Y cuando su familia sufrió la expulsión de algunos de sus miembros durante la época de la Federación Centroamericana y la confiscación de la tercera parte de sus bienes, escribió al respecto: (…) puesto que podíamos carecer de lo indispensable para nuestro sustento diario, pudiendo decirse que en tres años habíamos pasado del lujo a la miseria.
Obras
Mujer de genio independiente, despreocupada, de mucho ingenio y travesura; con gran facilidad para versificar y mucho chiste para sus sátiras; era lo que puede llamarse un ente original, y de trato peligroso. ¡Pobre de aquel a quien le ponía la puntería! —General Miguel García Granados
El mérito de esta escritora va más allá de su poesía lírica, tan acorde con el género femenino. A ella le tocó vivir una época política bastante difícil en Guatemala: un período de atropellos que llegó con el triunfo de Francisco Morazán. Esta crisis, que afectó de cerca a su familia, templó su pluma y, a la usanza del Siglo de Oro español, su reacción literaria estuvo llena de ingenio, crítica y buen humor.
Sobre su literatura, Ana María Urruela de QuezadaNota 3 , apunta sobre lo que significa para la literatura guatemalteca: La creación literaria de la poetisa es significativa para la historia, porque en sus retratos, piezas satíricas, coplas y cartas, logró pintar, sin evasiones, ni romanticismos, personalidades y hechos vinculados con le élite cultural y política de esa época pretérita. Para García Granados la poesía era un instrumento con el cual podía dejar testimonio vital de la época. Para ella la inmediatez de la poesía la hacía abordar temas de contenido amoroso, al mismo tiempo que discutir sobre otros que tenían ciertos contenidos simbólicos.
Sátira
Según las memorias de Miguel García Granados se sabe que María Josefa padecía de histeria y de aquí posiblemente se origina su tendencia crítica y sátirica, aunque no por ello menos valiosa.
Durante el gobierno del doctor Mariano Gálvez, publico el Boletín del Cólera Morbus debido a que por aquella época Guatemala estaba siendo atacada por el "cholera morbus"; con este boletín satírico entretenía a la población.
Del Boletín del Cólera Morbus se escribió:
Anda en secreto un "boletín del cólera"- de los tiempos en que el aire mefítico del Ganges sopló fuerte y ella, como Moliére, la emprendió con los médicos- que es cosa de no dejar aquella ocurrentista y castiza solitaria un solo instante de las manos..—José Martí. Insigne poeta cubano
Poesía
Como aficionada a la lectura, María Josefa García Granados se cultivó en la poesía; asimismo, no solamente escribió sátira sino que también cantaba poéticamente. Además de "A la ceiba de Amatitlán" otras de sus composiciones son:
"Himno a la Luna"(1830)
"La Resolución"
"A una hermosa joven-desgraciadamente enlazada con un achacoso viejo-"
"A una abeja"
"Plegaria"
"Despedida"
Además tradujo algunos versos de Byron y también trabajó la oda histórica.
A la esperanza
Salve risueña Esperanza
de quien la magia divina
a la dicha presto un ala
y al dolor quieta una espina.
Periodista
En el siglo XIX la mujer se dedicaba de ordinario a las labores de su casa. Pero María Josefa García Granados rompió esquemas en su época; con el seudónimo de "Juan de las Viñas" para no ser reconocida como femina, se dice que fundo dos periódicos, los dos de carácter político y uno de ellos con tendencias literarias.
Cien veces una
En la época de Mariano Gálvez, algunos guatemaltecos liberales publicaron en El Salvador, un periódico de combare titulado Diez Veces Diez; en respuesta, García Granados y su amigo José Batres Montufar fundaron el periódico Cien Veces Una.
El primer número de Cien Veces Una fue encabezado así:
Cien Veces Una te envío
a cambio de Diez Vez Diez
ya que has hurgado otra vez
el hormiguero hijo mío.
Muerte
María García Granados y Saborío, hija del general Miguel García Granados y sobrina/nieta de María Josefa. Se enamoró de Martí cuando éste llegó a Guatemala, y su temprana muerte dio origen a la leyenda de La Niña de Guatemala.
Según lo señalan textos y críticos, García Granados realizó un pacto con su amigo José Batres Montufar: ambos estaban interesados por el espiritismo y la vida del más allá; se pusieron de acuerdo con que el primero que muriera debía regresar del más allá y demostrarle al sobreviviente que efectivamente existía el infierno. El pacto lo sellaron en el año 1844, meses antes que muriera el poeta Batres. Según se sabe, ocurrió que Batres regresó del más allá y le confirmó la existencia del infierno, diciéndole: ¡Sí hay inferno, Pepita!2 Ella dejó de escribir, se retiró de la vida social y se dedicó al recogimiento y prácticas piadosas. Cuatro años después, el 28 de septiembre de 1848, ella murió. Curiosamente fue enterrada en una tumba separada solamente por un muro de Ignacio Gómez, acérrimo enemigo de García Granados.
Información adicional
Poeta guatemalteco José Batres Montufar alumno de piano y amigo personal de María Josefa García Granados, con quien co-escribió varias obras y fundó Cien veces una.
Hermana del general Miguel García Granados, líder de la Revolución Liberal de 1871.
Fue amiga personal de Pedro Molina, José Francisco Barrundia, Dieguez, José Cecilio del Valle, Mariano Gálvez, Cordova, Aycinena, José Milla y de Rafael Carrera.
Tía de María García Granados y Savorío, a quien el insigne poeta cubano José Martí inmortalizara en su poema de 1,891: La Niña de Guatemala.2 Algunas veces es confundida con su sobrina, que aunque culta, no poseía la capacidad intelectual de María Josefa.
Sermón para el canónigo José María Castilla
(fragmentos)
“O joder o morir, ¡oh almo coño!
que un bello, tierno y virginal retoño,
vale más que la vida y que la gloria
que sólo sirven de adornar la historia”.
Así un filósofo pagano,
Octavio Augusto, emperador romano;
¡Oh vosotros, muchachos negligentes
que servís de ludibrio a los vivientes
pasando el tiempo en ocio tan profundo
cual si no hubiera coños en el mundo!
Y tú, sexo embustero y desaseado,
¿en qué empleas la flor que Dios te ha dado?
Vírgenes tontas, con vosotras hablo,
no sois ni para Dios ni para el Diablo.
Ahora, que inflamado de elocuencia
al predicar la fornicaria ciencia
más que Bossuet y Fenelón me siento,
hembras y machos, escuchad mi acento.
Mas para oír con fruto mis razones,
cada varón empuñe sus cojones
y las hembras su coño y sus dos tetas
que jalan más que doce mil carretas.
Con carajos y coños juntamente:
¡tened piedad de la afligida gente
que ha escuchado devota mis palabras,
tened piedad que se me van las cabras!
Y entre tanto que el mundo se corrige
y que el carajo al coño se dirige,
sobre las aras de tu santo templo
les voy a predicar con el ejemplo.
Pepita García Granados, la poeta irreverente
FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ
Una mujer del siglo XIX, con las características de una del XXI. Irreverente, satírica para sus escritos, con los que se ensañó contra todos aquellos que quisieron dañar a su familia; antecesora del feminismo, fundadora de un diario y autora de poemas considerados pornográficos y por los que tuvo muchísimos problemas. De ella se saben hasta historias de ultratumba.
Es difícil pensar que entre los años 1800 existiera alguna mujer que se saliera del rol tradicional y para esa época, sin embargo, con María Josefa García Granados (1796-1848) encontramos que sí fue posible. Ella rompió con las expectativas de aquellos que consideraban que la mujer debía ser sumisa, nunca beligerante, intachable en su conducta y sobre todo, que no se dedicara a escribir textos prosaicos indecentes. Por otro lado, fue protagonistas historias dignas de Cuentos de la cripta, relatados no solamente como historias fantásticas, sino, también aludidos en textos históricos y académicos.
María Josefa, conocida como La Pepita, nacida en España, provenía de una familia de alcurnia que había viajado a ese país, pero que después había decidido regresar al Reino de Guatemala, tras la invasión de los franceses a la Península.
Su inclinación por las letras y el periodismo la llevaron a participar en tertulias, a conocer a intelectuales y escritores y hasta publicar con ellos diferentes géneros literarios. Por otro lado, era hermana de Miguel García Granados, quien fungió como presidente de Guatemala entre 1871 y 1873. Su hermano, también fue su yerno, pues, como se acostumbraba en esa época, entre familias de la clase alta, existían matrimonios endogámicos, así que su hermano Miguel se casó con su hija mayor, Cristina.
Musa y literata
La vida de Pepita estaba llena de verso y pasión. Se casó con Ramón Saborío, con quien compartió matrimonio hasta la muerte. Aunque tuvo un amigo muy especial y con quien compartió coautoría de algunos textos. Se trata de José Batres Montúfar (1809-1944), autor del reconocido poema Yo pienso en ti. Con Pepe, como era conocido este poeta, fundaron el periódico Cien veces una. También escribió El Boletín del Cólera Morbus, una obra de teatro en verso con la que criticó duramente algunos sucesos de la vida política de Guatemala durante esta época. Por ejemplo, el hecho de que su familia sufrió la expulsión de algunos de sus miembros, durante la época de la Federación y también la confiscación de la tercera parte de sus bienes. Pepita escribió al respecto: …puesto que podíamos carecer de lo indispensable para nuestro sustento diario, pudiendo decirse que en tres años habíamos pasado del lujo a la miseria.
Su retrato
Muchos intelectuales, críticos y hasta familiares de Pepita la han descrito de diferentes maneras. Su propio hermano Miguel, expresó: Mujer de genio independiente, despreocupada, de mucho ingenio y travesura; con gran facilidad para versificar y mucho chiste para sus sátiras; era lo que puede llamarse un ente original, y de trato peligroso. ¡Pobre de aquel a quien le ponía la puntería!
Sobre su literatura, Ana María Urruela de Quezada, apunta sobre lo que significa para la literatura guatemalteca: La creación literaria de la poeta es significativa para la historia, porque en sus retratos, piezas satíricas, coplas y cartas, logró pintar, sin evasiones, ni romanticismos, personalidades y hechos vinculados con le élite cultural y política de esa época pretérita. Aída Toledo coincide con Urruela y agrega que: Para García Granados la poesía era un instrumento con el cual podía dejar testimonio vital de la época. Para ella la inmediatez de la poesía la hacía abordar temas de contenido amoroso, al mismo tiempo que discutir sobre otros que tenían ciertos contenidos simbólicos.
Vania Vargas va más allá de la poesía y señala de manera global el aporte de García Granados: El mérito de esta escritora va más allá de su poesía lírica, tan acorde con el género femenino. A ella le tocó vivir una época política bastante difícil en Guatemala: un período de atropellos que llegó con el triunfo de Morazán. Esta crisis, que afectó de cerca a su familia, templó su pluma y, a la usanza del Siglo de Oro español, su reacción literaria estuvo llena de ingenio, crítica y buen humor.
La leyenda
Según lo señalan textos y críticos Pepita realizó un pacto con su amigo Pepe Batres. Ambos estaban interesados por el espiritismo y la vida del más allá. Se pusieron de acuerdo con que el primero que muriera debía regresar del más allá y demostrarle al sobreviviente que efectivamente existía el infierno. El pacto lo sellaron en el año 1844, meses antes que muriera el poeta Batres. Según se sabe, ocurrió que Batres regresó del más allá y le confirmó la existencia del infierno. Ella dejó de escribir, se retiró de la vida social y se dedicó al recogimiento y prácticas piadosas. Cuatro años después, el 28 de septiembre de 1848, ella murió. Curiosamente fue enterrada en una tumba, separada solamente por un muro, de Ignacio Gómez, acérrimo enemigo de Pepita y quien la acompañó muy cerca en su último viaje. Sin lugar a dudas Pepita García Granados, un personaje histórico ideal para la ficción.
La arpía Molina
¿Veis ese rostro amarillo
con esos ojos hundidos
la boca de sepultura
con cuatro dientes podridos?
¿Veis su cuerpo que parece
momia esqueleto o espina…? ¡
Es la arpía Molina!
Sermón
Y tú, sexo embustero y desaseado,
¿en qué empleas la flor que Dios te ha dado?
Vírgenes tontas, con vosotras hablo,
no sois ni para Dios ni para el Diablo.
Ahora, que inflamado de elocuencia
al predicar la fornicaria ciencia
más que Bossuet y Fenelón me siento,
hembras y machos, escuchad mi acento.
Mas para oír con fruto mis razones,
cada varón empuñe sus cojones
y las hembras su coño y sus dos tetas
que jalan más que doce mil carretas.
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