sábado, 22 de marzo de 2014

JUAN NICOLÁS TINEO [11.324]


Juan Nicolás Tineo

Nació en Mao, República Dominicana en 1965 y en 1992 emigró a Estados Unidos. Es maestro en el sistema de escuelas públicas en New York. Lic. en Filosofía y Letras por la UASD, cursó una maestría en Pedagogía y Letras en Queens College; cofundador y director del Centro Cultural Hispano/Latino de New York, también organiza la Feria del Libro que lleva el mismo nombre de la organización.

En el campo de la literatura se ha destacado con la publicación de cuatro libros: Pinitos (2000;2006), Versos en cautiverio (2006), Perros sueltos (2006) y Temporario (2008). Otros textos suyos han sido difundidos en publicaciones tales como Revisions, Letralia, Puente y en el libro La narrativa de Avelino Stanley (2006). Juan Nicolás Tineo refleja a través de su obra una preocupación dual: la sencillez que revela el mensaje instantáneamente y la conciencia literaria que busca en el arte expresado el pensamiento concreto.





Del poemario Atrapado en la noche

I
La luna un pez
yo, nocturno en el anzuelo


II

Recorriendo sus vericuetos
encuentro el castigo 
distancia inevitable


III

1. El río de niño quedó lejos
2. Se asoma el cuchillo de sus pesadillas
                          apuntalado a la garganta
3. La muerte del padre
                         como buen hijo las responsabilidades asumidas
4. La escuela dificultad
5. La partida abandono del lar natal
6. El joven a cargo de una noche caribeña que extraña


IV

Noche 
acompáñeme tu viento
demos sirenas, abre los ojos
busquemos lagartos verdes 
en el abismo espalda del cuerpo en que estoy

V

Telaraña que al centro de este mapa
me acompaña, si aun lo descifro
seguiré la otra hora 
hacia la ciudad dormida
sólo en ese momento
distingo el huir de las sirenas 


VI

La noche 
vuelve la patria
encuentra Empire State trescientas, cuarenta casas 
En el centro perdido del arrozal Bogaert







Un dedazo señala
Rumbo “territorios extraños”
“se fue la luz” y como apagón interno
imaginó la civilización que lo llevaría a los
“nuevayores”.


En el desplazamiento






Se debaten teorías diaspóricas
el poeta cuestiona al intelectual
en las calles de la ciudad más vieja del Nuevo
Mundo, entre sueños
que no logran alcanzar el tren
El teórico desmiente:
La noche convierte sus ideas una pesadilla







Con Eurípides en el bolsillo
da Baco al cíclope
lo abrazan las cordilleras,
contento en su suelo las llama por su nombre
Ulises mete en la brasa el ojo al cíclope…
el subway llega a la próxima estación

Un cacicazgo pasea otros “territorios extraños”
el mendigo sigue extendiendo las manos
comenta y solo él podía escuchar
espejos comunes de la inducción.







Unos amigos se reúnen, a escondidas
del otro lado los llaman mulatos,
a tientas entre una y otra ruina
a la renuncia golpea distancia
puerta que nunca cerró la salida

Los mangos soplan vainas de habichuela
las naranjas prescriben su rechín
y en la hora de viento, por esa brecha
la naturaleza contra mi noche







Silencio aturdecedor
como moneda enclavada
perdida por el tiempo
medio a medio en el arrozal creciente de su pecho
zumbando como recuerdos verdes
como bomba lacrimógena
mudamente, verticalmente
habla a los pies, a los muebles
a las orillas de las camas

Con los bejucos enredados entre los pies
calcetines mojados por el rocío libertador
un día de niño, temeroso
gritó frente al Cristo que lo persiguió con la mirada
encorvó sus dedos en los ojos
violentó el sacro lugar despojándolo de la corona







Buscó, encontró la mirada arriba
sudada por el tráfico agotador
que la noche vertía en la furia del mar Caribe


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