Kofi Anyidoho
Kofi Anyidoho (Nacido en 1947) es un poeta ghanés y académico que viene de una tradición familiar de poetas y artistas orales. En la actualidad es profesor de Literatura en la Universidad de Ghana.
Ha recibido numerosos premios por su poesía, entre ellos: Valco Fund Literary Award, the Langston Hughes Prize, the BBC Arts and Africa Poetry Award, the Fania Kruger Fellowship for Poetry of Social Vision, Poet of the Year (Ghana), and the Ghana Book Award.
Anyidoho fue educado en Ghana y los EE.UU., y tiene una licenciatura con honores en Inglés y Lingüística de la Universidad de Ghana, Legon-, un MA en Folclore de la Universidad de Indiana-Bloomington y obtuvo su doctorado en Literatura Comparada en la Universidad de Texas en Austin.
Después de haber ejercido como profesor en Accra Training College y en el Teacher Training College Avanzada-Winneba, fue profesor de la escuela primaria, media y secundaria, antes de incorporarse a la Universidad de Ghana, Legon. Actualmente es profesor de Literatura en el Departamento de Inglés, también ha sido Director del Programa de Humanidades Instituto CODESRIA africana, Director en funciones de la Escuela de Artes Escénicas y Jefe del Departamento de Inglés.
POESÍA:
Elegy for the Revolution (1978)
A Harvest of Our Dreams (1985), Heinemann (paperback 1998), ISBN 0-435-90261-X
Earthchild (1985), Woeli Publishing, ISBN 9964-970-72-2
Ancestral Logic and Caribbean Blues (1992), Africa World Press, ISBN 0-86543-265-1
Praise Song for the Land: Poems of Hope & Love & Care (2002)
The Place We Call Home and Other Poems (2011)
OTROS ESCRITOS:
Anyidoho's academic writing includes:
The Pan African Ideal in Literatures of the Black World , Accra: Ghana Universities Press, 1989
Transcending Boundaries: the diaspora experience in African heritage literatures , Evanston: Northwestern University, 1995
The Word Behind Bars and the Paradox of Exile , Northwestern University Press (1997), ISBN 0-8101-1393-7
Kofi Anyidoho and James Gibbs (ed.), Fontomfrom. Contemporary Ghanaian Literature, Theatre and Film , Editions Rodopi BV (2000), ISBN 90-420-1273-0
Las noticias de casa
No he llegado tan lejos
sólo para sentarme a la orilla del camino
y estallar en llanto
podría haber llorado en casa
sin una jornada de tantas espinas
No he extendido mis alas
tan ancho sólo para verme hacinado en las esquinas
ante la mera mención de tormentas
A aquellos que escuchan sobre golpes militares
y rumores de contienda civil
incendios de breñas y malas cosechas en casa
y vienen a mí buscando temores y lágrimas
Debiera decir que estoy cansado
muy cansado
cansado de toda devoción a la muerte y al moribundo
Yo también he escuchado acerca de
todos los incendios de breñas
las súbitas muertes
y violentos discursos
He escuchado acerca de
todos los puestos vacíos del mercado
la hoyas de cocina todas llenas de recuerdos y ceniza
Y estoy cansado de
todos esos ruidos de
condolencias de aquellos que
aman desdeñar la rabia del hambre
inclinan su cabeza y dan vuelta a casa
preocupándose y por siempre preocupándose
por el sobrepeso y la dieta especial para perros y gatos.
Como un huérfano encallado
en los estercoleros de los propietarios de la tierra
Guardaré mis penas para mi mismo
doblándolas con infinito cuidado
punta por punta
tomando los plegados dolores dibujos en círculo
en rededor de ocultos espacios donde quietas
echan raíces nuestras esperanzas aún
en esta hora de finito caos
Aquellos que enviaron sus trajes funerarios
al lavandero
aguardando a los de las pompas fúnebres
cargando nuestro cadáver con gran despliegue
Déjalos que esperen a la próxima y a la próxima
estación para mirar cuan bien crecen los niños nativos
crecen los frutos e incluso las flores
de la podredumbre más matinal de los sueños
En tanto
estoy cansado
cansado de todas las condolencias de cocodrilos. agosto 1 de 1983
Mi canción
Aquí
en
esta
Plaza
Pública
me
paro
vendo mi canción a aquellos con oídos para comprar
es a un árbol que un toro está atado
Tú no desvías las ramas de las palmas
para extraer su vino
Las cosas que tengo que decir
Yo las digo ahora
Que me pararé aparte
de aquellos que temen
aclarar sus gargantas y
visten con mentiras su vergüenza
Cuando encuentres un vecino pobremente vestido
en una gran corte
tú no escupas en el suelo
y deja rodar tus ojos por los cielos
La sombrilla que compré
La hurtaste tú de mis habitaciones al amanecer
Ahora camino entre la temprana lluvia matinal
Tú me señalas a nuestras jóvenes criadas
Y ellas se te unen en la risa
Piensa
Mi pueblo
Piensa
Piensa bien antes de reírte de aquellos que caminan en la lluvia.
Los presentes que se confieren al nacer
Algunos tienen algunas cosas espléndidas
¿Cuál fue la mía?
Yo canto. Ellos ríen.
Todavía vendo Mi Canción
Para aquellos con oídos para comprar
Mi vestido está roto, yo sé
Pero aprenderé a llevarlo dignamente
Mi voz es bronca, yo sé
Pero aprenderé a llevarla dignamente. (*Este poema es parte de una signatura melódica, una invitación a "Mi Canción". Es en parte una traducción de, y en parte una elaboración basada en, una canción Ewe de uno de los poetas-cantores del Tambor Haikotu de mi lugar natal, Wheta)
El Himno de la Hiena
Para Obiba Ellos vendrán por este camino algún día
estos semidioses de rotas promesas
a recoger la cosecha de nuestros sueños
Ellos vendrán buscando senderos solitarios
a través de nuestros famélicos sueños
hasta la casa de los dioses exilados
Compondré música con aullidos de perros
me apropiaré de los chillidos de brujas
los chirridos de danzantes monos
compondré música con aullidos de perros
Cuando Cristo se extravió
en nuestro poblado un alba amortajada al Oriente
nuestra gente lo tomó por un fantasma
pero no era su culpa: Él estaba
parado sobre la tumba de un jefe despojado
el jefe que hurtó la bolsa oracular del adivino
y hurtó la escudilla de sopa de sus hijos
y empeñó sus juramentos por una breve estación de gracia.
Él tuvo un niño monstruo que falleció antes de salir.
Así que cuando el pastor entró danzando
seguido por discípulos vendiendo hosannas
Nuestro pueblo se paró ante las puertas del cementerio
recordando a sus dioses proteger las almas de sus niños
contra estos mensajeros de la muerte.
Penetré en la sede de nuestro parlamento
pidiendo audiencia con el Portavoz.
Me dijeron que yo debía justo haber llegado de la granja:
El Parlamento había hecho una inesperada pausa
previa a la disolución.
Me extraviaron hasta nuestro Castillo
donde me dieron formas para llenar
estando todavía de pie ante las puertas.
Dije que tuve un sueño
para poner delante de las botas del gobernador
militar -
Yo soy un visionario, ¿saben?
hasta ahora mis visiones han sido
sobre cosas que no hicimos cosas que debimos haber hecho -
Dijeron que todos los hombres de nuestro Castillo estaban alelados
creando grandes visiones con sueños de caídos dioses
y de cualquier forma yo no estaba vestido de forma apropiada
y mi nombre no pudo ser hallado
en el registro de concejales enjaulados
extraje mi tarjeta con el lugar de origen
Dijeron que no tenía la firma oficial
juro que mi papá y mi mamá me tuvieron
mucho antes mucho de que nacieran ellos; comisionados
electorales;
Ellos rieron. Sí, esos hijos de gamberros y rameras
Ellos se rieron y preguntaron si
yo apetecía una bola de llamas al mediodía
Contestaron que podía darle mis sueños
a los perros de nuestro lugar de origen o verterlas en el estercolero
En ausencia de un Administrador de Justicia
archivo mi alegato en la baja corte de la Memoria
porque soy ignorado porque
porque estoy abandonado a mis sueños
yazgo emboscado entre mi alma
pluguiendo acerca de dudas prenatales
nostalgias de mi mundo roto
y si
ellos vinieran por este camino algún día
aquellos semi-canes con promesas rotas
a cosechar nuestros sueños
si por alguna blasfemia hubieran
ellos de venir buscando aquellos senderos solitarios entre nuestros
famélicos sueños
compondré música con aullidos de perros
abrazo con risa sus quejas desde nuestras heridas
fluyen sus tumbas con los huracanes de nuestros liquidados goces.
me apropiaré de los chillidos de brujas
los chirridos de danzantes monos
compondré música con aullidos de perros.
Traducciones de Rafael Patiño.
Festival poesía de Medellín
Revista Prometeo
The Last Dinner
I am the helpless fish
Frying in your bowl of cooking oil
You lean against the kitchen wall
Smiling with the thoughts of coming feasts
But nature in time will call
You’ll render account squatting on your heels
Your hunger returns with new demands
And I will not be there to
Feed the needs of
Recurrent appetite
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