PAULO CÉSAR PEÑA
(Lima, 1986). Bachiller de Literatura por la UNMSM. Llevó el Diplomado en Gestión Cultural del MALI. Integró el grupo poético Nudo de Voces. Textos suyos han sido publicados en revistas como Discursiva, Ónice y Cuadernos Literarios. Fue fundador y director de la revista de ensayos Estereograma. Actualmente, es coordinador principal de La Diosa Ambarina, colectivo que investiga, promueve y difunde la poesía peruana contemporánea.
Ha publicado: Cada ventana tiene su propio cielo (Paracaídas editores, 2014)
POEMAS:
Somos minúsculas hojas marchitas
que sólo juegan a ser aves mientras aún cuelgan
de frágiles hilos de araña
y el viento
persiste en su intento
de derrumbarlas.
Los días y las noches se suceden
casi como si el corazón
fuese tan solo
una esfera de cristal
que rueda
y rueda
atrapada
sobre el mismo tablero de ajedrez
-siempre en constante vaivén
y sin que jamás se llegue a caer.
Las migajas sobre el parquet de la sala
no son más que un remedo del inmenso universo
ante tus ojos
ante mis ojos
no son menos que el inmenso universo.
Tanta luz entre nosotros
sólo puede confundirnos
sólo llega a espantarnos
sólo nos muestra más solos.
Hay otra voz
Hay otra voz, una que no me pertenece, porque no soy yo quien la domina, pero que, sin embargo, viene de mí y dice las cosas que estoy sintiendo en ese momento. Es capaz, siquiera por unos instantes, de capturar por el lenguaje los fenómenos que asaltan bien a mi organismo, bien a mi espíritu. Por supuesto que ese lenguaje muchas veces es figurado, pero, aun así, no miente ni pervierte lo que trata de transmitir dicha otra voz.
Debo aprender a escucharla para que no se extinga a los instantes y pueda extenderse sin problemas a través de los minutos.
La ausencia de la sensación —física o metafísica— deriva en el silencio o en el artificio.
De a pocos me he ido dando cuenta que para oírla soy yo quien debe comenzar a hablar.
Hurgo en mí mismo hasta lograr que el hoyo sea una boca más acorde con lo que necesita ser expresado.
Mi cuerpo es la herramienta con la que cavo.
Mi cuerpo es la tierra donde cavo.
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