José Miguel Méndez Crespo
Nace en Barquisimeto estado Lara, Venezuela (1987). Miembro del Colectivo Literario “El Cuarto de los Duendes” y vicepresidente de esta misma Asociación Civil. Co-fundador y vicepresidente adjunto de la Revista literato-cultural “La Lucerna”. Coordinador del Cenáculo de Investigación Cultural y Literaria UPEL-ESTE. Miembro y vocero principal de Eventos y Certámenes de la Red de Escritores Socialistas Capítulo Lara. Ha participado en el Festival de las Juventudes Artísticas “Romerías de Mayo” Holguín, Cuba (2010). Ha sido miembro jurado de la III Bienal de literatura “Rafael Rodríguez Boquillón” (2012). Actualmente es estudiante del 9no semestre en Educación Especial mención Retardo Mental UPEL. Ha publicado artículos de investigación literaria en diversos diarios de la ciudad de Barquisimeto. Ganador del concurso literario “461 ciudad de Barquisimeto”, mención poesía, con el poemario Agilidad del pozo (2013). Posee varios poemarios inéditos.
Historieta de los ciegos
El criterio de los astrólogos de Egipto
no divisaron la caída de sus reyes
ni el oro de las pirámides
desaparecía para ellos.
¿Qué importuna decencia hay de tus esquemas de la vida?
¿no imaginaría al imperio de Roma aún en éstas ruinas?
¿y dónde estaba Aristófanes?
acaso embriagado con sus máscaras de comedia
y creer también que los ojos donde se inspiró el poeta
no puede caer dentro
de la antigua memoria femenina
que va sin cariño viviendo
la alucinería
antes de su amargo aletear por la diablosa pradera.
La amargura dejaría la decencia de llorar en su guión de historieta
fatiga de tu cuerpo, ya no quieres la baja destreza de los laberintos.
¡Qué improbable ciencia, acaso ni cuenta se darían
que la biblioteca está sola y afuera hablan de amor!
¿Hasta dónde se refrescaban los niños que besaron a Ana Soto?
Crees que es objeto de puros científicos, de paraíso de fórmulas toda la magia
¿y la caída de los reyes y su incesante astrología?
por qué cálida ternura para el descifre
los corales no han tenido tiempo para los peces
y todavía investigan su importancia
cuando nada más somos seres de infatigable duda
dándole vuelta al lápiz,
al papel
y los escombros.
La casa literaria
La puerta: Se llama al ciclo de naufragios donde rostros y perfumes llegan como verbo buscando la lluvia.
El jardín: Se lo dejo a mi abuela.
Pasillos: Caminos de pensamientos, ideas, imágenes que algunas veces se escriben.
Los cuartos: Biblioteca para el cuerpo, allí también se archivan lágrimas y sonrisas a solas que se escapan.
La sala: Dícese la parte del calendario en que no observas la fecha, y es el día de la contemplación.
Cocina: Jugar con Lezama Lima a discurrir limones y mieles sin fastidio al mediodía.
Patio: Mi abuela dice que ese lugar no es solamente para pájaros.
La batea: Un río antiguo donde se cuelga el frescor de una falda campestre y liviana.
La cama: El punto del ciclo donde se recomienza a abrir la otra puerta, seguramente otro mundo.
Niña sin claveles
(A mi hija Abril)
Abrigaría a sus hijos con alguna tormenta sin perdón
y a la vez los cristales violetas
definirían sus ojos
y el silencio renunciaría su adjetivo...
Viene mi amor, una clara niña, con un salvaje carmín
que yo solo adivinaré su llanto y su ternura.
Trae mi adiós en una frágil estructura de pétalos japonés
y renueva un alma más cercana
que los espejos.
Mi niña sin claveles, necia de almíbares
inteligencia y bendición
Tengo en mis manos una Venezuela del siglo XV
para que al pasar la cascada abras tus ojos
Si la vida es sin árbol y sin gritería
igual tu refugio tendrá su renacimiento
en un calendario
y una niña
Abril
con más corazones cada día
entre una mirada
más
todas las noches.
Diálogo de plaza
Me dijeron:
- tu amada bebía
todos los continentes
con una rara rosa profunda
sobre la noche
y todos los siglos de pájaros
intensificando una grieta
de mármol en su boca.
Respondí:
- no la conozco.
Es serio el laberinto
Vivía de ti, con una angustiosa sabiduría
confundida vivía y el jardín de Barquisimeto
prometía otra fantástica fidelidad con la plaza Altagracia
vivía y vivía de agua dulce, de candidez ardiendo
en cada minuto con el viento, ayer guardé un humor
nunca revelé el motivo, pero en el puente y la estatua
aun vivía sin querer y el cielo era un escandaloso festín
no lograría soportar una falda con geometría en mí cuerpo
quiero sueño, vivía distraída y si alguien sabe tener la razón
aíslese de la poesía; la enciclopedia es para rendirse en la tierra
si alguien defiende la razón.
Vivía con tu rostro, con mi amargura temporal
que soltaba una risa al picar melones y naranjas
yo sola vivía, sentía la distancia, un dolor espontáneo
si la ventana enciende a Europa y una cascada de África
aquí no existiría el secreto;
una luna, un salón de buenaventura
una peinadora en mi cuarto para colgar toda la historia
si Barquisimeto muele la raíz femenina en las palmas
si el ciclo de la vida es una pequeña acentuación al contemplar
así pasan los días con incorrecta lluvia
con la conciencia de la muerte
y la rápida eternidad.
Del poemario Agilidad del pozo
No hay comentarios:
Publicar un comentario