jueves, 16 de febrero de 2012

5918.- GEORGY IVANOV

GEORGY IVANOV
(1894–1958)
Hijo de una familia rica, fue educado en el Colegio Militar de San Petersburgo. Comenzó a escribir versos muy temprano; su primer libro apareció en 1912. Su interés por la poesía lo llevó a buscar la compañía de poetas y escritores. Trabó conocimiento con Alexander Blok, y éste le brindó su amistad ya en 1909, cuando Ivanov era apenas un adolescente.
Emigró de Rusia en 1922 y desde entonces vivió en París, que fue el centro de la vida literaria rusa en el extranjero después de la Revolución. Publicó en Francia la colección de sus poemas en varios libros. Escribió novelas, crítica literaria, memorias.
Al principio perteneció con Anna Ajmátova a la escuela de Nikolai Gumilev. Hoy sus poemas siguen los moldes de la poesía clásica rusa, con un leve matiz impresionista.


Selección, traducción e introducción de
Vera Vinográdova










ES INÚTIL LA SANGRE DERRAMADA


Es inútil la sangre derramada,
inútil la tristeza y la fidelidad.
Y no obstante, amor mío,
aún vale la pena de vivir.


Los árboles murmuran quedamente
y las gaviotas giran en lo alto.
Un inmenso poniente marino
abre su abanico de llamas










NO HUBO DESLEALTAD


No hubo deslealtad. Sólo silencio.
Eterna primavera, eterno amor.


Sólo el balanceo del collar celeste;
sólo el gusto salobre de un beso.


Como un ruiseñor el mar azul,
potente, hablaba sólo de mi amor.


El mar azul a tus pequeños pies,
y no hubo deslealtad: testigo, Dios.


Sólo fue ternura, ternura sin fin.
Eterna primavera, eterno amor.










SOBRE OCASOS


Sobre ocasos, y rosas, y estrellas
luce nuestra felicidad.


La felicidad de atormentar y atormentarse,
de encelarse y olvidar;
la felicidad que Dios nos envió;
la felicidad tan esperada;
la única felicidad...


Lo demás es sólo música,
reflejo, encantamiento,
armonía universal,
fría y azul, estéril e infinita.










ALGÚN DÍA


Algún día, en alguna parte,
no importa dónde,
caerán pétalos de rosa sobre el pecho
y brillará una estrella en la ventana.
Algún día...


La estrella verde
vuela a través del silencio.
La estrella verde
vuela como una golondrina
hacia la ventana de la casa feliz.


Pero allí, algún corazón se ha detenido
para siempre












ES EL TRINO


Es el trino de un lejano cascabel.
Es el ancho correr de la troika.
Es de Blok la música sombría
que cae sobre la nieve inmaculada.


¡Más allá de la vida y del mundo,
en los espacios infinitos y helados,
siempre irán los sonidos junto a mí!


Y Rusia, como una lira blanca,
sobre su destino cubierto de nieve.














EL ARCO DE LA LUNA


El arco de la luna brillará sobre las cruces de las tumbas olvidadas,
y un rayo muy delgado alumbrará los cúmulos de la desolación.
Un viento tibio musitará en la noche: “nube fui, y hierba una vez,
pero un día seré humano corazón.
Estás enamorado, te entristeces y te llenas de ansiedad
en el frescor nocturno; y llamas a tu amiga;
pero tiempo llegará en que vueles por la tierra florecida
sin echarle una mirada, sin conocer los campos.
Entonces el amor no será más que un arco iris,
o la voz del cuclillo, o una piedra, o las ramas de una encina.
Y otros amantes estarán en la ventana,
y otros labios se unirán con ternura atormentada...”


Suspira el viento tibio, los árboles murmuran allá junto al arroyo.
La luna se refleja en el espejo de la noche.
Cual si fuera una casulla, beso el borde del vestido,
y las rodillas, y los labios, y aquellos ojos verdes










NO HE LLEGADO A SER


No he llegado a ser ni mejor ni peor.
La misma sucia nieve bajo mis pies.
Tan sólo se acorta la distancia
entre mí y la armonía universal.


Espero que cuando desaparezca la distancia
y cuando todas las palabras desaparezcan,
el alma se anegará en la luz vacía
de la catástrofe o de la gloria definitiva.


(1950)














NUNCA HE CONOCIDO


Nunca he conocido amor ni compasión.
Explícame qué es aquella dicha tan famosa
de la que discuten los poetas hace siglos.
—Lo trataré, aunque sea muy difícil:
¿cómo hablar a un ciego del color de la flor,
de lo que en ella es lila, gualda o encarnado?


La dicha es un río sordo y nocturno
donde navegamos hasta ahogarnos, atraídos
por la luz engañosa de un fuego, una luciérnaga...
O bien:
todo tiene un sinónimo en la tierra.
Hay una llave para cada cerradura:
la helada y mágica palabra “dolor”.


(1950)



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