domingo, 13 de noviembre de 2011

5160.- ACHILLE SERRAO


Achille Serrao

Traducido y presentado por EMILIO COCO


Achille Serrao nació en Roma, Italia en 1936. Su primer libro de poesía,
Coordinata polare salió en 1968. Después de publicar varios libros
en italiano, empezó a escribir en dialecto campano que a partir de
Mal'aria (1990) se volvió su lengua de escritura. A este libro
siguieron:
‘O ssupierchio (1993), ‘A canniatura (1993, traducido al inglés
por Luigi Bonaffini, Nueva York, 1995), Cecatèlla (1995), Semmenta
verde (1996), La draga le cose (antología de su obra poética publicada
hasta entonces, 1997) y Viamerica (sonetos en edición bilingüe,
dialecto campano-inglés, con Giose Rimanelli, Nueva York, 1999).

Está presente en la antología La poesia in dialetto. Storia e testi
dalle origini al Novecento de Franco Brevini (Mondadori, Milán, 1999)
y en Nuovi poeti italiani, n. 5 (Einaudi, Turín, 2004). Ha publicado
también libros de narrativa y ensayos y ha preparado la antología de
la poesía dialectal napolitana Il pane e la rosa (Cofine, Roma, 2005).
Su obra ha sido traducida al francés, inglés, holandés, serbo-croata
y español. Es director de la revista Periferie y del Centro de
Documentación de la Poesía Dialectal "V. Scarpellino".






LA LUNA

Con la cabeza alta
para que sean ligeros
los pensamientos, atrás las cosas que un tiempo
venían detrás de nosotros… así comienza el día
blanco un jirón de bandera
el bajar y el subir un olor a lluvia
llegado de quién sabe dónde. Salimos por eso
tras de las cosas con un carrito cojo
cantando con la boca cerrada como
en las canciones que hinchan de melancolía
mi padre adelante y nosotros detrás
mirando el camino y más allá
la curva del sol el rubor
del sol y el tallo
donde un moscón zumba la canción de cuna
de nadie… Fue entonces que mi padre dijo Lleguemos
hasta allí e indicó la luna.









PLANTARON - ACABADOS LOS SUEÑOS

Plantaron – acabados los sueños…
plantan morales delante de mi casa y ya no se ve
el campo – estoy criando hijos, todavía…
delante de mi casa se veía el campo
que se extiende hasta los fosos
de un mundo que se queja
donde se habla un habla dulce
en la punta de los labios nunca en la garganta y no se crían
para los ojos los hijos… Ha de acabar
el sueño…
plantan morales y esta es mi casa
con libros uno a la vista sólo él
(¿guía de mis pensamientos?)
y hojas amontonadas por debajo arriba, de sudor…
y alrededor hurga una gata, esta es mi casa
(afuera frío, una llovizna inclemente)
y sube de vez en cuando desde la calle
una voz extranjera
pero ligera, como el aire en los hombros
de quien por mala suerte no vuela…
Luego se esconde detrás de una lámpara
la gata y justo entonces se confunde,
mientras está subiendo, la voz el libro a la vista y el campo
no se ve el campo que se veía… Ha de acabar
el sueño…








HUBO UN TIEMPO

Hubo un tiempo cuando las palabras
no cambiaban el aire, en nuestros lugares
freían con el aceite
de la astucia contenidas detrás de la boca
por miedo, conveniencia, no sé,
una obsesión este silencio… Bastaba
una mirada, un apretón de manos y he allí
otra manera de hablar. Sólo cerca
de la cama del muerto se encendía
una riña de voces un empujar
como de pájaros desnudos
por algún pedazo de pan.









LA NIEVE

El tiempo se desliza
y qué ocurre atrás, tan sólo un poco
atrás como si fuera ahora…
otro día extraño
y yo con la nariz helada
delante de los cristales, blancas
tejas y una ristra de ajos ningún paseo
sino un oblicuo caminar en la calle
un ir y venir a lo largo de los muros
un poco de nieve abajo, pero un calmo furor

la nieve reluciente… y se desliza el tiempo
en este día extraño colgando
de un zurcido de nubes… pero ¿era
ayer o solamente ahora? Yo solo
por esta cuestecita de pensamientos
con la cabeza hecha un ovillo…
y la nieve se apaga.







Y LLEGÓ EL INVIERNO

Y llegó el invierno que envenena a los pájaros, también
del mal agüero, cuántos gorriones
es capaz de amargar quejumbrosos
por un puñado de semillas y la gente
pobre, ya te vas a enterar
mi gente con los pies en la nieve
hasta que dura la nieve inquieta
sobre este celemín de paciencia arañado
con los ojos desde lejos...
y allí sientes crecer
el silencio a lo sumo, un silbo
de boca
apenas un corte de aire.










MIENTRAS HABÍA TENIDO QUE PARTIR

Mientras había tenido que partir
también ella madre boca de albahaca
llena de gracia junto con sus hijos
desde el portal de casa (saludaron
con la gorra en la mano y de rodillas estos pobres cristos
buena suerte con una corteza de naranja
sobre la lengua) mientras tenía que partir
tan sólo ella, las manos trenzadas en una oración
podrida quién sabe desde cuánto
tiempo con los ojos entristecidos por la costura el zurcido
bajo la lámpara de los hombres…





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