viernes, 25 de noviembre de 2016

IRENE X [19.640]


Irene X

Irene Domingo Longares nació en Zaragoza, en mayo de 1990. Desde noviembre de 2008 alterna la prosa y la poesía en su página personal (www.mellamoirene.blogspot.com). En 2011 apareció en Twitter tras la figura de @MaggieStonem sin dejar atrás las colaboraciones en blogspot, magazines poéticos y recitales.

Libros publicados:

El sexo de la risa, (Editorial: Origami, 2014).
No me llores, (Editorial: Harpo Libros,2015).
Grecia, (Editorial: Origami, 2015).
Fe ciega  (Editorial: HARPO, 2016)



Las chicas nos cortamos el pelo una y otra vez 
porque no nos atrevemos con la cabeza.

Si julio fuese mujer se llamaría como tú.

Hace por lo menos ciento cincuenta y siete veces el mismo disco que no te escribo, Julia.  ¿Cuánto tiempo no ha pasado desde la última vez que tampoco nos llegamos a ver?  He encontrado la cuenta de los números rojos que te debo.   Y está ardiendo.  Mañana nos volveremos a mirar y no a ver, como actrices formales de serie barata, así que voy a decirte en página en blanco lo que jamás en buena persona.

¿Por qué tanto empeño en ser como te pintan?  Esa tenacidad, ¿por qué?   La gente no es como la pintan, Julia. ¿Qué no se te ha olvidado de todo esto?  Es como la dibujan, lullaby. 
El resto es material de relleno, decorado. Escenografía barata, Juli.  Lo importante es que te tracen bien. ¿A ti te trazan bien? A mí la vida me traza como quiere, la muy corta. 

El tiempo está de mi parte afectada, y yo estoy de mi lado oscuro. ¿Tú cuánto estás? ¿Qué me dejas de contar? 

Yo los segundos.

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Mira, ¿qué labios te pasa? ¿En qué coño no estás pensando? 

Mi heroína de cómic inhibida, mastúrbate en mitad de una conversación si es lo que te nace. Cúbrete el sexo de flores, límpiate en el barro, dúchate vestida y bucéame desnuda.   Este dolor sólo es fruto de hacer el amor únicamente a las personas y olvidarnos de hacerlo con cada cosa que amamos por inercia.  

Olvidar que una tirita cura, pero duele quitársela. Eso y que las heridas al aire, libre; cicatrizan mejor. 

Y aún así, por ti volvería a cruzar siete estados anímicos. 

Deja de guardarle rencor al pasado, no va a venir a buscarlo. No llores; desahógate. Sal de ese ahí donde nadas con peces gordos de cal. Y respira. Inspira, matamusas. 

Y mándame gritar, porque estos dedos siempre se enamoran del mismo enchufe. Y quiero dejar sin luz a todo el que dijo que no habría un mañana ayer. 

Somos todo lo que nos quedamos, ¿de verdad quieres que nos vayamos?

Te quiero hasta decir basta.

BASTA.

Mentía, lo sigo haciendo.

El amor es que saquen lo peor de ti. Y lo quemen, pequeña séptimo mes. 
Ya sabes que me llevo mal conmigo. Y eso que soy ligera como la pluma con la que te hubiese escrito esto, en una época anterior, en la que también me hubiese enamorado de ti.  Y eso que no hablo en los viajes largos. 

Pero arrástrame, que una huella de mi cuerpo nos indique el camino si queremos volver. Ya sabes que tengo memoria para lo que quiero, para lo que quiero con todo el alma. 

Es la hora de saludarse.

No te cuides mucho. 

Intenta estar feliz 
y ser enamorada. 

Un abrazo de lado frío de la almohada.

Te quiero, 
hasta mañana.

P.D.  Bromeaba, 
hasta el fin del mundo. 



El deshielo del círculo polar.

Necesito alguien que me dé la mano fuerte en el camino de soltársela para siempre
de momento,
lo mejor que me han dado sin tener que pedirlo es por muerta.

A veces me desarticulo como una muñeca
y me coloco los órganos en distintos sitios
para ver si alterando su funcionamiento
obtengo la respuesta a la pregunta de si hay vida
después del casi, pero no.

Casi, pero no funciona.

No funciona porque el ser no es humano y no entiende.
El ser no es estar y no está y no entiende,
que a mí me da igual que me vengan a buscar al aeropuerto,
que yo lo que quiero es que vengan corriendo detrás cuando me vaya.

No quiero saber nada de nadie porque no quiero saber todo de nadie
ni que nadie sepa una mota de polvo de las células que porto.
Mi aliento guarda el secreto de las veces que lo contuve
y nadie sabrá la causa salvo el contenedor.

De verdad,
¿Es que nadie va a darme la mano hasta que todo explote y nos vayamos a la mierda?

En este sudarme todo tantísimo los cojones me estoy ahogando
y todas las tablas que encuentro en el mar están llenas de astillas.

Así que seguiré flotando hasta que alguien encuentre mis siete diferencias
y me bese como si estas no importasen demasiado
o fuesen suficiente.

Porque después de la noche que dejé con vida al lobo
cada avión que pasa siento que es el que acabo de perder.

Seguiré viendo hipnotizada las noticias con el egoísmo de saber que algo va peor que yo.

Aparentaré normalidad,
pues es una estrategia buenísima para morir solo y tranquilo.
Ver, oír y matar demonios.

Pediré a gritos que bajen la voz para sentir que no eres la única incoherencia que cometo
porque lo que mas me duele es que a ti no.

Te deseo y desearé lo mejor,
así que entiende que me aleje.

El amor es ciego y lo nuestro a primera vista.
La irracionalidad me muerde las uñas si me despisto para mirarte.

No merezco pan caliente,
mis manos son un glaciar,
mis flores venenosas.
y lo que más me gusta de la exaltación de la amistad es cuando me comen el coño,
pero empiezas a hacerme demasiada falta para lo poco que entiendo de fútbol.

No me lo puedo dejar de permitir,
y sin embargo.

Te quiero porque me presentaste a mí misma y me caí fatal
y todavía me duele el golpe
que los otros jamás podrán perdonarme.



Mi no sé qué es tu qué sé yo.

No sé si decirte que me gustas.
Así, tan simple.
Como el olor a vainilla,
las avenidas vacías,
las sonrisas inesperadas en los rostros empapados en llanto,
los libros que no suele recomendar nadie,
la seguridad de la que carezco,
la soledad que he elegido,
las canciones que no cuento que me gustan
cuando no sé si decirle a alguien que me gusta,
asi;
pero tú.
Tengo derecho a permanecer en silencio
y se convertirá en obligación si yo,
sumado a esto,
alego que estoy triste.
Qué putada que te quieran en la carcajada y te dejen hebras de piel de espalda en la lágrima, pero.
Conservo mi derecho a no saber
si decirle a alguien que me gusta.
Como comprar flores cuando sólo bajaba a por pan
o encontrar un diente de leche cuando buscaba unos pendientes.
El resto de lo que conservo
es piel de fruta podrida y materiales tóxicos.
Pobre del que robe algo mío.
Entiende que atesore este no saber
lo he guardado donde sólo tú puedas encontrarlo,
así que te confundiré para que no creas que tienes que buscar algo.
Un estudio que me he sacado de la manga
demuestra más sentimientos que yo,
pero cada vez que los expongo a la luz
se funden.
Así que unas líneas después
sé que no te diré nada
y guardaré con mi no saber,
la esperanza tonta,
de que lo sepas tú.


Si me dan a elegir, renuncio

Qué pena que cada noche tengamos un día más, porque de no amanecer y ser más viejos, seríamos inmortales.
Y digo yo; te he visto sonreír, poniendo duras hasta las copas, cuando las cosas ya se ponían por sí solas.
Y te he visto llorar ese mar que separa tu casa de la mía, cuando el corazón te latía tanto que no te cabía en este pecho, que a mí no me cabe en esta boca.
Debes saber; eres preciosa. Y si la belleza tiene que matarme, le pueden ir dando por saco a la salvación.
No te salves, joder, quédate conmigo.
Y quítamelo todo.
Empieza por la tristeza
Lame por el miedo
Estira por la lencería
Acaba por el corazón.
Eres reincidente y yo no tengo un coche para llevarte al fin del mundo, cuando la poli en forma de pasado, nos persiga por la carretera.
Agárrate fuerte que estoy cogiendo velocidad.
En la próxima curva, si no nos matamos, te lo digo.
Te quiero.
Y si me dan a elegir entre tú y la luna
me lo están poniendo muy jodido.




No me llores, (Editorial: Harpo Libros, 2015).


Soy un fruto más,
mi camuflaje es el suicidio,
pero sólo soy un fruto más de tu cosecha.
Mi lamento se traduce en cientos de lenguas muertas
y la tuya discurre mi nuca y dicta:
nadie vendrá a buscarte cuando hayas madurado.


*


La próxima vez que digas que te duele lo mismo que a mí  voy a cortarte la lengua para que sea lo último que digas. Pues si algo saco en claro del tiempo que pasé contigo es la oscuridad. Eso y que cuando me muera, por muy mala que haya sido con otros, no voy a ir a un sitio peor.

Recuerdo la primera vez que te vi. La recuerdo porque pensé que ya no me haría falta ver la aurora boreal, ni Valparaíso, ni la extinción de las avispas. Lo recuerdo porque pensé que ya había visto todos los deseos que pedí cuando me pedían en los cumpleaños que los pidiese.

Y ahora mírate,
te has convertido en ese tipo de gente que tapa un paisaje precioso en las fotos con su presencia sólo para atestiguar que ha estado allí.
Y así conmigo.
Y así con todo.

Me hiciste no querer volver a sonreír por no querer volver a sonreír por nada. Vivir en la sucesión de unos días debatidos entre querer dormir y no querer que fuese mañana.

No le digas a alguien que le sigues queriendo si no es haciéndolo.

Me hiciste inmune a la belleza. Y ser inmune a algo se parece demasiado a estar enfermo de algo.

A veces pienso que me besabas con los ojos muy cerrados sólo para no ver a quién estabas haciendo daño. Que si me encontrase espiando entre tus cosas, probablemente me hallaría en la basura. Que fui una anestesista a la que mataste sin cuenta atrás, sin anestesia.

Tú eres todos mis fantasmas. Volver a volver a volver a acostarme contigo fue lo más parecido a la necrofilia que he hecho en mi vida.

Me tenías a tus pies. Yo tardé años en darme cuenta (que es lo más lejos que se puede tener a alguien).

Tanto me doliste que tuve que hacerme daño en mil quinientos diecinueve sitios diferentes para olvidarte.

Ahora que no te recuerdo tampoco recuero la cura de los mil quinientos dieciocho.

A menudo digo que estoy en paz con mi pasado sólo por no decir que perdono lo imperdonable, pero estoy en paz con mi pasado.

Sigo viva, guardar rencor y odio es como dormir entre tarántulas. Desear sufrimiento ajeno nunca ha aliviado el propio.

No quiero saber nada más de ti, pero si algún día no sabes quién eres: ven y te lo recuerdo.

A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole a su hijo "al menos dime quién te ha hecho eso".

Pero yo nunca te delataría.


*


Ni vuestro sueño idílico de llegar a casa,
tras el trabajo,
en enero.
Ni vuestros perros pagados con billetes sucios de quinientos.
Ni la salvación
me hará olvidar a los que quisisteis ser felices a vuestra manera
y no nos dejasteis estar tristes a la nuestra.


Reseña crítica:

El poema sube y baja, se autodestruye, el poema sufre, ama y vive como hace la vida cuando se desnuda frente a otro poema, el poema se construye con una sonrisa tatuada en la eternidad.

Otro de los grandes libros de Irene X.

A diferencia de en "El sexo de la risa", en éstas páginas no he encontrado una historia completa. Si encontramos en cambio gran cantidad de poemas y textos que sacarán a la luz nuestros sentimientos más tristes y melancólicos. 

Historias de desamor, de abandonos, de aprendizajes forzados...

A mi por ejemplo me dejaba muy melancólica cada vez que lo cerraba. Como si lo único que pudiera hacer fuera meterme en la cama y dormir para no pensar. Me gusta que los libros me hagan reflexionar, y darme cuenta de muchas cosas que no sabía. Que me hagan abrir los ojos, y sin duda este libro lo hace. 

Pero como siempre tengo dicho, no hay mejor presentación y manera de conocer un libro que sus propias palabras. 


Aquí, como al final de casi todas las historias, es el lobo quien muere a manos del animal más peligroso que puedes cruzarte en un bosque: una persona. 

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Un abrazo fuerte que te levante del suelo cuando empiecen a inquietarse las cucarachas. 

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Aprenderás a explicarle a un crío un terremoto y cuando te pregunte por qué la tierra tiembla responder que porque el amor mueve el mundo.

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Pequeña tú, baila. Tus rodillas son un panal de abejas reinas discutiendo quién es la más guapa.

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Impresiónate, mátate de curiosidad. 




El primer diente de leche lo rodeé con un hilo, después até este hilo a una puerta y supe que yo jamás sería capaz de cerrarla de golpe. Soy cobarde, le di una patada a la puerta. Soy cobarde, no puedo no empujar algo que sé que caerá en cualquier momento.

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Cuando escribo tu nombre escribo la risa y las avispas me tienen miedo. 

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Mi primer carcajada se antepuso al primer llanto
y la que llora última llora mejor. 

.

Vivo en un presente en el que no sé si tengo suficiente futuro
como para contar a alguien todo mi pasado. 

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He estado tanto tiempo tan triste
que ahora la felicidad me parece una taza de café ardiendo
y no voy a saber llevarlo hasta cualquier mesa
sin arrojarla
y quemarme las manos. 

.

La felicidad era jugar con fuego
y tú ardías. 

.

Recuerdo la primera vez que te vi. La recuerdo porque pensé que ya no me haría falta ver la aurora boreal.

.

A veces pienso que me besabas con los ojos muy cerrados sólo para no ver a quién estabas haciendo daño.

.

A fin de cuentas, el amor es una madre en la puerta de un colegio diciéndole a su hijo "al menos dime quién te ha hecho eso".
Pero yo nunca te delataría.

.


Estúpida,
te pusiste de todo y te quitaste importancia. 

.

Mira tus muñecas,
cómo pretendías acabar con un dolor tan grande
desde un sitio tan pequeño,
tan trasparente.

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El amor tan simple.
Existe allí donde el que quiero lo hace como quiere.
El desamor,
en cambio,
no existe.

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El desamor es amor que ya no existe.
Sucede que me gustaría hacerte feliz,
pero no puedo
porque cuando estoy contigo no te echo de menos.
Y cuando no te echo de menos:
no te echo de menos. 

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Quiero atracar una librería contigo
para convencerte de que nuestra historia supera la de cualquier libro. 

http://la-estanteria-olvidada.blogspot.com.es/2016/06/resena-no-me-llores-irene-x.html



Grecia, (Editorial: Origami, 2015).


“Te dije que tenía razón,
Pero la he Grecia”.


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Te quiero.
Te echo de menos.
¿Por qué lo hiciste?
Vuelve.
Ya no te quiero.
Vete.

Si le estás poniendo voz a esto: estás jodido.

—Te juro que yo sí quería hacerlo.

Yo no quería enamorarme.

Yo no quise pertenecer a esa generación de vivos hirientes
que pasean sonrisa y felicidad entrelazada por la calle
que coronan Gran Vía con la mano en el bolsillo vaquero contrario
y que excitan a los taxistas cuando no pueden esperar al ascensor.

Yo no quise ser una más
en manos de alguien más
jugando algo menos por la elegancia que aporta
ese estabilidad fingida al besar siempre los mismos labios.

Yo no quise llamar cariño a la ansiedad
ni ponerle cara y nombre a unos celos que me representa sucia
a una iniciativa al cambio siempre en rostro de lo amado
como quien anda por la vida sujetando un espejo
que refleja los ojos en los que se ve reflejado.

Yo no quise llamar dependencia a unas manos
para volver a jugar a los médicos como en ese patio de recreo
en el que salvamos algunas vidas.
Y eso que ahora sólo follamos
y evitamos algunas muertes.

Yo no quise ver cómo el país se derrumbaba
y la bolsa bajaba
mientras yo subía bolsas cargadas de sueños a un décimo
sin ascensor
y con certeza de no llegar a cumplirlos.

Yo no quise que invirtiese tu tiempo en mí
yo no quise la cura.

Yo no quise ser ese tipo de persona
que se muestra superada en los conciertos
y pide agua en la barra
mientras otros la lloran.

Yo no quise y ahora que quiero tanto
me limito a pasar de puntillas a tu lado
y,
en silencio,
rezo para cometer pronto el error
del que nunca puedas perdonarme.



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“Avanzar en la vida es tan importante
como pararse a mirar lo que se tiene al lado,
paralela
que todo lo cruzas sin pedirme permiso
y en rojo músculobombeandosangre.”



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“Ha vuelto a confundir estar viva con patalear.”

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GRECIA

Esta es la típica histeria de la niña que levantó los muros de un laberinto, señalizando la salida, para hacerte saber que conocer la cura no te hará eludir la enfermedad. La misma que convirtió miedo en Oscuridad, culpa en Penitencia y pérdida en Grecia.

La que corre las estaciones señalando a los que nunca llegan, la de la tiza en la escena del crimen, el quinto cuchillo que falta en la cocina, el cuarto peldaño roto, la tercera persona, el segundo premio y la primera palmada en la espalda al morir.

Grecia es todo lo que te queda cuando no te queda nada.

Deja la mente en gris, cúbrela del polvo que levantaron las cenizas cuando bajaste la guardia en blanco y escuchaste los primeros disparos. No hablarás bien de una pérdida. No hablarás bien de lo que fue y ya no es tuyo. No hablarás bien de lo que en cualquier momento, preso de la libertad otorgada por tus manos, caerá en las de otro.

No hablarás de tu trofeo entre los sucios logros de los mediocres.

Por eso has llegado hasta aquí, puedes salir cuando quieras: pero entrarás cuando ella lo diga.

Egoísmo 16

Amar al revés es sólo el hueso de un árbol.
Y esta la prehistoria de un bosque.

Egoísmo es amor.

Claro que amor,
no deja de ser sólo una excusa
y tú otra.

Besar de puntillas 47

Redoble de rodillas
apunta la planta de mi pie izquierdo al cielo.

Cierro los ojos
porque vértigo es verte desde abajo
porque vértigo es ver la que se te viene encima

Tu boca es el libro más alto de la estantería
no tengo corazón
rómpeme los tobillos.





El sexo de la risa, (Editorial: Origami, 2014).



EL SEXO DE LA RISA

Imagina una carcajada diez segundos antes de llorar. Un abrazo por la espalda cuando no quieres volver a casa. Una mano que aparece al cruzar el pasillo a oscuras. Un aterrizaje sobre otro aterrizaje.

Imagina un pájaro en mano abierta. Y ciento sabiendo a dónde vuelan.

Imagina no tener que haber muerto para contar que has vivido. Un jardín lleno de flores como metáfora de un cementerio. Lolita excitando a Penélope. Rapunzel tirando la trenza al vacío tras cortársela.

Imagina redefinir el orgasmo
y suplicar que no paren
hasta que te rías.



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Te iba a escribir una carta. Sí, te iba a escribir una carta y te iba a poner tonterías.
Lo típico, ya sabes; "Qué vacía está la cama sin ti", "Se me cae la casa encima..." Bla, bla, bla.
Te iba a escribir una carta con ese boli de punta fina con el que escribo las novelas. Pero no lo he encontrado. Entonces he recordado que te lo llevaste en el bolsillo de esa camisa espantosa, que te ponías todos los domingos.
Así que ya no hay carta. Esta es mi primera mmm... Hoja de reclamaciones, eso es.

Primero:
Mi boli, quiero mi boli. Mi caja de música, todo el dinero que te presté, la llave de mi coche, el llavero que va con ella y cualquier tipo de estupidez que en algún desorden de consciencia se me hubiera ocurrido darte.

Segundo:
Quiero los cinco últimos años de mi vida. Devuélvemelos, ¡Ya! Déjalos bajo la puerta, y ya que te pones deja también las llaves de (mí) casa.
Quiero todos los conciertos a los que no pude ir por tus celos y tus manías, y quiero todas tus copas de más.
Devuélveme los domingos, que son míos. Y las mañanas de los lunes, que estoy muerta de sueño.
Puedes decirle a tu padre, que se meta ese puesto en su empresa por donde le quepa. Y después con más tacto que se está quedando calvo.
Cuando vengas, no olvides coger las últimas quinientas noches. No me has dejado dormir ninguna de ellas.
Déjalo todo sobre la alfombra de la entrada.
Que todas mis cosas tapen las once letras de "bienvenidos", como las taparán todos los idiotas que cruzarán de mi puerta a mi cama, de mi cama a mi puerta.

Y por último:
Respecto a mi corazón; puedes quedártelo, creo que vivo mejor sin él.





Fe ciega  (Editorial: HARPO, 2016)

Fe ciega contiene un ritmo salvaje. Un lenguaje explícito que ya no está sólo en la poesía de Irene X. En este libro sus palabras irán acompañadas con la presencia visual, provocadora y tierna de Aixa Bonilla y sus ilustraciones. Fe ciega es un libro de amor, para el amor, conocedor que no hay lugar al que regresar una vez hecho el camino: “No te vayas siempre me ha parecido una orden, una crueldad egoísta provocada por el pánico del ser humano a perder, pero no te vayas”. Fe ciega posiblemente no sea un libro, sino una hoguera en la que gritar: “El amor es ciego y el nuestro a primera vista”.

primera edición: diciembre 2016





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